Partida Rol por web

Me coloco de espaldas al minotauro, ahora centrado en Kraull, quien había recibido un fuerte golpe, luego lo examinaría. Saco los mitones de cuero y me los pongo con lentitud, tras el rápido movimiento de Alexander entro en acción intentando golpear con fuerza una de sus patas.

Viendo que la bola de fuego no había alcanzado todo su potencial, decidí probar con otro elemento. Si el calor no te afecta, veamos, bicho, qué tal resistes el fuego.

Mientras el resto de mis amigos seguían combatiendo cada cual a su manera, nuevamente comencé a susurrar en voz baja, otra especie de cántico. Esta vez, una forma ahusada, color blanquiceleste se materializó entre mis manos y cuando estuvo lista, salió disparada con mucha fuerza y velocidad, buscando su objetivo.

 Kraull escupe a un lado tras el golpe, habia sido fuerte, doloroso, algo de sangre sale de sus labios, pero no era nada que no pudiera lidiar. Sonrie hacia el minotauro, sabia que podia derrortarlo, sabia que no era mas fuerte que él.

-Nadie toca mi orgullo y sale bien parado, bicho!

Penso el paladin para sí, cargando de nuevo hacia el minotauro y blandiendo su mandoble con facilidad y coraje.

 Nuevamente el minotauro encaja uno a uno los golpes del grupo. Alexander aprovecha que está detrás suyo para clavarle la daga y hacerle un corte mayor y más profundo que el de la pierna, por donde sale un gran chorro de sangre. Burlat por su parte decide trabajarle la herida de la pierna a la enorme bestia, pero no es hasta que llega la saeta de hielo de Lalaith cuando el minotauro muestra síntomas de desfallecimiento. Se tambalea de un lado a otro y escupe sangre por la boca, sin ver venir su irremediable final de manos del espadón de Kraull que le pone punto y final a su vida. El guardián de la moneda cae a plomo y queda tumbado en un baño de sangre...

Me quito los mitones mientras observo el cuerpo inerte y sin vida del minotauro, lo rodea un gran charco de su sangre. Kraull, el único que había sido dañado se encontraba algo jadeante, ya que el golpe de la criatura había sido fuerte y aunque él tenía una buena armadura, no había amortiguado todo el dolor.

-Compañeros, investigad la sala, quizá tenga algún objeto de valor...

A paso lento me acerco a Kraull susurrando las palabras del hechizo de curación, entonces Lalaith lo abraza y se sonroja un poco, cuando se aparta comienzo a curarlo. Sin embargo, éste no funciona.

Contemplo las palmas de mis manos y me quedo extrañado, el hechizo no había funcionado y eso casi nunca me había pasado...

-Lo siento Kraull, no sé que me pasa, creo que necesito descansar algo la magia-le digo apartándome de él.

ja! creo que no lamento haber roto el silencio, ni sacado al monstruo de su tranquilo sueño, eso ha sido divertido, hasta vimos cómo Kraull es más duro que una muralla, dolio el golpe, grandote?- Pregunto mostrandome francamente alegre, se veía que kraull soportaba bien los golpes, mientras, me agacho a un lado del Minotauro, y tomo la moneda.

Luego, por sugerencia de Burlat, observo el derredor, buscando quién sabe qué, algo que me llame la atención.

Cuando todo acabó, inmediatamente me acerqué hasta Kraull para ver si podía hacer algo para ayudarlo. En el medio del fragor de la batalla, su herida había quedado a un lado en mi cabeza, pero una vez que la adrenalina remitió, mi preocupación fue en aumento.

-Oh Kraull, ¿te encuentras bien?- sin importarme como pudiera reaccionar lo abracé mpulsivamente, intentando no apretar demasiado donde había recibido el golpe. Luego, avergonzada, me quité del medio, para que Burlat pudiera curarlo.

 Kraull sintió el apreton de Lalaith, que aunque ella no poseyera demasiada fuerza y la complexion del paladin fuera grande,la contusion de la herida era dolorosa. Por lo que auel abrazo le dejó casi sin respiracion, haciendo que sus ojo se abrieran de par en par.

-Si...si...esoy...auch!...bien

Dijo el paladin cuando la elfa se separó de él. Agradeciendo tambien el conjuro de Burlat, y luego miraba a Alexander, y con una media sonrisa dice:

-Acaso dudabas de mi resistencia Alexander?

Un guiño dió a ver el dolor, pero tampoco se quejaba en demasiad, viendo la gravedad de la herida.

 Alexander mira a su alrededor y un destello llama su atención. Junto a la mesa que había volcado el minotauro se encontraba la llave que abre la puerta que da acceso a la siguiente sala. Por su parte Burlat intenta asistir a Kraull con su magia curativa pero ya sea por falta de concentración o cansancio el hechizo no salió.

Tras apartarme de Kraull me giro observando la habitación.

-¿Has encontrado algo de valor, Alexander?-le pregunto mirándole fijamente.

 Con la llave que ha encontrado Alexander podéis abrir la puerta que os conduce a la siguiente estancia, que vuelve a ser una pequeña y cuadriculada habitación como la primera, pero esta vez muy bien alumbrada, hasta el punto que al principio os resulta un poco molesta tanta luz.

Tras abrirse la puerta, entro el último, rezagado, andando con lentitud y parsimonia. Cierro un poco los ojos ante la leve ceguera que tengo en este momento, no me esperaba una sala tan iluminada. Cuando me acostumbro observo que en el centro de la sala hay una escultura, algo extraña.

Paro en seco y comienzo a hablar, de forma tranquila.

-Esa estatua tiene algo especial, no sé si un mecanismo o un mensaje en clave, pero tendremos que averiguarlo.-sugiero mirando a mis compañeros y acercándome unos pasos hacia aquella estatua.

Tras matar el minotauro, tan sólo nos faltaba conseguir una moneda para ser admitidos como miembros de la secta.

Llegamos a la nueva habitación, de una luminosidad tremenda, comparada con las anteriores. Tras acostumbrar mis ojos a la nueva iluminación, miré todo lo que había allí mientras escuchaba las sabias palabras de Burlat.

-Tienes razón Burlat, pero antes de acercarnos deberíamos cerciorarnos de que no hay más trampas en el camino- las habitaciones anteriores me habían enseñado que todo rastro de prudencia era poco. Me asomé un poco más, sin llegar a penetrar en la misma y decidí ver si encontraba algún rastro de magia en la habitación.

 Lalaith se concentra y enseguida siente un inconfundible rastro de magia. Un fuerte encantamiento cuyo origen era la misma estatua a la que Burlat se estaba acercando lentamente. Todos empezáis a escuchar un sollozo, un lamento que proviene de la estatua. Con una voz fria y entrecortada, que os pone la piel de gaillina, escucháis el siguiente verso:

Ella es la amante que vive de mis miedos, la princesa de mi oscuridad
Elige los trajes con telas de mis deseos y se disfraza de calma y paz
Ella es la dama que sacia mis demonios a cambio de jurarle mi lealtad
¿De quíen estoy hablando? 

Al terminar el verso todo queda en silencio.

 Kraull queda pensativo tras las palabras de la estatua, su pensamiento vacilaba ante la respuesta pero sus labios y su mento solo podian decir una palabra.

- Soledad

Es cuanto lo habia vivido, toda su vida habia sido una oscuridad constante, donde nadie le habia tendido la mano, donde solo, habia confrontado sus problemas, su unica amiga, fiel fue la soledad.

Espero un poco, y miró a sus compañeros, se encogió de hombros, como diciendo....es lo unico que se me ocurre.

Pero en lo mas profundo de su ser, podria llegar a saber que la respuesta era correcta.

 Un grito agónico contesta a la respuesta de Kraull:

Nooo... no es correcto

Tras eso, los ojos de la estatua se iluminan y escucháis un tremendo chasquido. Quedáis cegados durante un segundo, el tiempo en el que un rayo sale despedido de la estatua y se estrella contra el paladín, haciéndole daño y derribándole hacia atrás. Ahora podéis observar que al rededor de los ojos de la estatua han aparecido unas grietas y en concreto, una de ellas se extiende por buena parte de la estatua. Nuevamente vuelve a recitar el verso, pero esta vez con un tono de desesperación mayor y gritando, en vez de preguntando, en la última frase:

Ella es la amante que vive de mis miedos, la princesa de mi oscuridad
Elige los trajes con telas de mis deseos y se disfraza de calma y paz
Ella es la dama que sacia mis demonios a cambio de jurarle mi lealtad
¡¡De quíen estoy hablando!!

Al ver que la respuesta de Kraull no era correcta, me mantengo callado, aunque miro con el rabillo del ojo si ha sufrido serios daños. Dejo pasar un par de segundos antes de romper el silencio:

-La VENGANZA-digo remarcando la palabra, eran muchas las opciones que barajaba para decir, pero esta era la más clara...

 Un nuevo grito desgarrador de negación surge de la estatua encantada, de cuyos ojos vuelve a salir un rayo que impacta, esta vez, en Burlat. El monje cae de espaldas al suelo, al igual que había caído Kraull anteriormente, debido al impacto del rayo.

En esta ocasión veis perfectamente como las grietas aparecen por toda la estructura de la estatua. El verso vuelve a sonar con total desesperación.

Ella es la amante que vive de mis miedos, la princesa de mi oscuridad
Elige los trajes con telas de mis deseos y se disfraza de calma y paz
Ella es la dama que sacia mis demonios a cambio de jurarle mi lealtad
¡¡De quíen estoy hablando!! 

Aunque sabeis que solo se trata de una estatua, suena como si fuese una persona real a la que están tortuando y que ve su muerte más cerca que nunca...