Partida Rol por web

Vuelves a la puerta y golpeas la madera para llamar a Gláin, pero nadie responde. Te las ingenias para abrir el candado con tus horquillas y notas cómo este se abre, pero algo ha salido disparado de su interior, una especie de aguja se clava en tu mano, haciéndote retirarla rápidamente. Una gota de sangre sale del pinchazo, deslizándose lentamente por tu piel. Empiezas a notar cómo el veneno recorre tu cuerpo, haciendo que sientas náuseas y que las articulaciones se inflamen, doliéndote horrores. Miras incrédula la aguja. ¿Por qué no miraste primero si el candado contenía una trampa? Ahora ya era demasiado tarde.

Con la trampa activada y neutralizada, quitas del todo el candado y abres el cerrojo. Abres la puerta y te adentras unos pasos para visualizar lo que hay al otro lado. La misma luminosidad fantasmagórica luce en esta nueva sala, donde puedes ver que es muy parecida a la anterior. A ambos lados, salen sendos pasillos hacia adelante, pero enfrente solo hay una pared de roca. Las paredes están decoradas con tapices podridos que cuelgan de los muros, como un salón del trono de tiempos pasados. En las esquinas del muro por donde has entrado hay dos enormes jarrones que están decorados con escenas de festines y batallas. El suelo es un mosaico de colores apagados que describen una procesión sin fin de figuras militares que marchan alrededor del salón rectangular. El techo, a más de tres metros de altura, es liso y sin adornos. En las paredes, entre los tapices, se encuentran unos soportes para antorchas.

¡Mierda! ¿Qué ha sido eso? No me encuentro bien... debí mirar antes... pero ahora ya da igual. Tengo que encontrar a Glain antes de que sea demasiado tarde... demasiado tarde para él o demasiado tarde para mi...

Veo borroso.

El sonido del combate parece mucho más lejano. 

Avanzo hacia mi derecha para ver qué hay más allá de esa esquina. Pero ahora ya no corro. Lo hago intentando no hacer ruido y muy atenta a lo que mis maltrechos sentidos puedan revelarme sobre este misterioso y terrible lugar. 

Glain. Tengo que encontrar a Glaaaain. 

Tolman no se esperó la reacción del enemigo al comenzar con aquella retirada, pero no perdió la oportunidad de asestarle un golpe en cuanto le dio la espalda. Cayó al suelo y entonces dudó, seguirle o ayudar a sus compañeros aprovechando la confusión era las opciones que tenía. Y optó por la segunda.

Mi rival ha caído al suelo, aprovechemos para acabar con el otro todos juntos. Esto está durando demasiado.- Con estas palabras se movió de nuevo hacia sus compañeros para atacar una vez más.

Tatharina no entendía nada de lo que estaba pasando. Se había despertado en ese extraño lugar, helada y completamente desprotegida. De repente unos esqueletos monstruosos empiezan a atacarlos y a conjurar un frío sobrenatural pero, tan pronto como les atacan, se paran o salen corriendo. ¿Será que el no tener cerebro les está afectando? 

- AAAH Gritó la muchacha mientras bamboleaba el cayado torpemente. - Aprovechemos para deshacernos de este todos juntos, es nuestra oportunidad de reagruparnos. 

Avanzas unos diez metros, despacio y sigilosa por el pasillo, hasta alcanzar la esquina, que gira a la izquierda y da a una sala como las de abajo. La luz verdosa sigue iluminando todo el complejo. Los rastros de arrastre siguen hasta esta sala. Una vez aquí, pegada a la pared, ves lo que parece ser un amplio telar en el que se sienta, como si saludase, una figura esquelética de largos cabellos.

No se mueve, está quieta y no tiene esos malévolos puntos rojizos que tienen los otros dos esqueletos en las cuencas vacías de sus calaveras. Tiene la piel, o mejor dicho, los despojos, momificados. El telar es tan grande que bien puede haber hecho todos los tapices que has visto. Los restos gastados de un tapiz a medio terminar yacen entre las manos del esqueleto. Su mano derecha agarra una lanzadera de bronce.

Tolman aprovechó que Dargar se dio la vuelta y huía para asestarle un dagazo, pero no tuvo fortuna; aún así, el esqueleto terminó cayéndose unos metros delante de él. Pensó en saltarle a la chepa para herirlo, pero decidió ayudar a sus amigos, así que fue a por Scop y terminó alcanzándole con su daga. No le hizo mucho daño, pero todo contaba. Scop volvió a impactar con su maza en el cuerpo de la semielfa, pero esta aguantó bien la pequeña herida recibida. Rilwen, que seguía con una fuerza y una velocidad inauditas, propinó otra vez sendos golpes a Scop, aunque este se mantuvo en pie. Pero ahora parecía que se tambaleaba un poco, fruto de todos los golpes recibidos. Tatharina, por su parte, lanzó un bastonazo hacia el esqueleto y esta vez sí lo alcanzó en un costado, aunque no con mucha fuerza.

Dargar se levantó despacio del suelo y acabó desapareciendo por el pasillo del fondo. No sabíais por qué había abandonado el combate, pero a partir del grito que habíais escuchado, la suerte había cambiado a favor vuestra. Gallind sacó de su cinto otra semilla curativa que le proporcionaría algo de vitalidad. Poco a poco iba recuperando algo de energía. Aunque a todos os seguía afectando ese frío sobrenatural que desprendían estas criaturas.

Rilwen estaba realmente dolorida, tenía múltiples cortes y golpes, por todo su cuerpo. Y ese frío, que poco a poco se iba metiendo hasta los huesos. Además ya no notaba esa gran velocidad, el efecto había pasado. No podía comprender como Scop seguía en pie listo para volver a atacar. Pero no podía flaquear y asesto un buen golpe al esqueleto.-Vamos amigos, hemos de ser valientes y tratar de acabar con este esqueleto, cuanto antes.-Luego tendrían que coger sus cosas y buscar a Glain, para tratar de escapar de allí, antes de que volviese Dargar y la criatura del horroroso alarido.

Nai Eru varyuva len - Dijo el elfo y acariciando la espalda de su amiga dibujó una runa mágica que la dotó de una velocidad inhumana. - Eres nuestra esperanza Rilwen. - La magia brotó de la inscripción y recorrió todo el cuerpo de la valiente montaraz dotándole de nuevas y animadas energías. La magia de los elfos volvía a darle una mayor velocidad y agilidad. 

¡Idiota!- Se dijo para si mismo. Con el furor del combate y la adrenalina actuaba sin pensar, solo en el bienestar de sus compañeros. Ni consciente de la herida que seguía en su cuerpo continuaba intentado dar alcance al enemigo con su daga, aquello no era a lo que estaba acostumbrado. Usar su cuerpo como saco de carne esperando que el enemigo pierda el interés en el resto era una terrible estrategia y el era más inteligente que eso.

Se alejó varios pasos del enemigo aprovechando que no le veía a su espalda, cargó una piedra mágica en su honda y se preparó para lanzar.- Esto te va a doler maldita criatura esquelética.

Rilwen e queda muy sorprendida cuando Gallind lanza sobre ella otro hechizo de rapidez, conoce este hechizo y sabe que resta vitalidad, y el elfo esta gravemente herido. esto la preocupa bastante y le dice a su amigo, en un susurro:-Gallind, tal vez deberías haber esperado, tienes que conservar tu vitalidad, para que intentemos salir de este lugar. Y ahora mismo solo tenemos un enemigo, que tiene que estar a punto de caer destrozado.- No puede comprender como a pesar de todo el daño que ha recibido Scop continué luchando. Si este era el esqueleto más débil esta claro que lo mejor es huir, como serán los demás, demasiado para un grupo como ellos. ¿Dónde estaría el guerrero y Lily? Vieron desaparecer las botas de Glain por un pasillo, y Lily se fue por allí, tal vez allí habría más enemigos. Pero lo suyo sería buscar en cuanto que pudiesen la salida de este horrible lugar.

Al ver la impactante escena de la momia con el telar se me corta la respiración. Acabo de observar como dos esqueletos caminaban y nos atacaban. ¿Por qué no haría éste lo mismo? De solo pensar en encontrarme yo sola en esta gruta en presencia de semejante criatura se me hiela la sangre. Mi cabeza me dice que salga corriendo de aquí. Que busque refugio en mis compañeros... Pero El pobre Glain tiene que estar aquí. El rastro no me engaña. 

¿Ocultará el telar algún pasaje secreto?

Conteniendo la respiración saco mi tirachinas y coloco una piedra en él. Apoyo una rodilla en el suelo para asegurar aún más mi posición, e intento reventar el cráneo de ese esqueleto de una pedrada, mientras rezo para que no se mueva. Por favor, por favor, por favor... que se trate simplemente de un montón de huesos inertes... Y tras unos segundos para fijar perfectamente mi objetivo suelto la goma mientras me grito a mi misma en silencio. "¡Por Glain!"

Pero creo que los nervios me han jugado una mala pasada...

Sacas una piedra de tu saquillo y la pones en tu honda. Estiras la cuerda y la giras para lanzarla con fuerza hacia el esqueleto que hay justo enfrente tuya, ese esqueleto de mujer que parece tejer tapices por toda la eternidad en ese amplio telar. Apuntas y dejas salir la piedra mágica en su dirección, pero en el último suspiro, algo hace que falles el disparo. La piedra choca con el techo y desaparece al final de la sala.

Ves cómo toda la estructura, esqueleto, telar y banco, se mueven como una sola unidad. Todo forma un único bloque y gira sobre unos goznes dorados que hay en una de las esquinas. Puedes ver cómo varias cuerdas bien disimuladas van a unas poleas y bajan a unos contrapesos. El esqueleto en ningún momento hace amago de levantarse o girar la cabeza, parece que está bien muerto. Detrás de todo esto hay una pequeña entrada en la pared, que mide unos ciento veinte centímetros de ancho por ciento setenta de alto. Desde este lado, puedes ver que el telar no termina de tocar el suelo, por lo que al abrirse no lo roza.

Un frío sobrenatural que emana de esa sala oculta te deja el corazón helado, quedándote unos instantes sin respiración. Algo está saliendo de allí, despacio, hacia la sala donde te encuentras...

Teniendo a scop completamente rodeado, Tatharina se había envalentonado. Debían aportar cada uno lo poco que pudieran para derrocar al adversario y ella no iba a ser menos. Al menos parece que lo estoy distrayendo y Rilwen está aprovechandolo. 

La beórnida continuo asestando golpes amplios, sin llegar a impactar en el esqueleto pero intentando atraer toda la atención hacia ellos.

No cantes victoria todavía. - Dijo claramente dolido pero animado. - No soy un niño pequeño, ya no tienes que cuidar de mi. - Le dijo con toda la amabilidad que pudo soltar en sus palabras. Nunca olvidaría todo el cariño y la compañía que antaño le hubiese brindado Rilwen. - Estaré bien. Normalmente soy frágil como las flores en primavera pero fuerte como un roble invernal si se trata de defender a mis amigos. - Y aferrandose fuertemente a las heridas. - Este elfo tiene sus trucos amiga mía. Confía en mi. Estaré bien. - Y se mantuvo a un lado del combate manteniendo la mirada fijamente en el violento adversario contra el que todos luchaban. Sin embargo, por el rabillo del ojo, esperanzado, miraba si Lily volvía sana y salva. - ¿Dónde te habrás metido, pequeña hobbit?

-No era mi intención ofenderte, amigo Gallind. Son los nervios de esta situación en la que nos encontramos, no sabemos donde estamos ni cual pueda ser la salida, ni donde están Lily y Glain.-Y tras observar al maldito esqueleto que aún estaba en píe frente a ella.-Yo también comienzo a estar malherida, a todos los golpes que estoy recibiendo de Scop, se une este frío antinatural que me va mermando las fuerzas.-Mira un instante a su alrededor, hay dos posible caminos, si consiguen acabar con Scop, el que ha seguido Dargar, y por el que se llevaron a Glain, y posteriormente siguió Lily.-Cuando podamos, tendremos que tratar de salir de aquí, y podemos tratar de hacerlo por el camino que se llevaron a Glain, y por el que luego se fue Lily. Pero primero habrá que continuar plantándole cara a Scop.-Y continua a la espera del próximo golpe del esqueleto, con la esperanza de que falle, o que al menos no sea demasiado doloroso. No ha vuelto a escuchase aquel alarido que helaba la sangre, pero seguro que por aquel pasillo, por el que acababa de marcharse Dargar, había una amenaza terrible, mucho peor que la de los esqueletos, tenían que tratar de salir de allí cuanto antes.

¿Algo está saliendo?

¿El qué?

Maldita sea, he debido golpear en algún mecanismo oculto...

El miedo hace que recurra a mi instinto más primario. ¿Correr? No. Eso es lo que hace la gente grande cuando tiene miedo. Los hobbits nos escondemos. Retrocedo por donde he venido hasta encontrar el primer tapiz colgado de la pared y lo utilizo para hacerme invisible detrás suyo. La espalda pegada a la pared, la respiración contenida, y el cuchillo mágico que me dio Gallind agarrado con fuerza en mi mano derecha. 

Y permanezco así inmóvil y en silencio. Muy, muy atenta a lo que pueda oír o sentir en los próximos segundos.  

Espero...

El combate entraba en su punto álgido y Gallind, moribundo, logró conjurar de nuevo un hechizo para beneficiar a Rilwen. Le volvió a dotar de una velocidad y agilidad sin parangón, haciendo que sus movimientos fueran el doble de rápidos. Seguidamente, Tolman se alejó unos pasos para poder dispararle por la espalda a Scop con su honda. Había recordado de repente que Gallind le comentó que las piedras eran mágicas, por lo que tal vez harían más daño que su puñal. El disparo fue certero e impactó en su cabeza, abriéndole un gran boquete en la nuca que hizo que el esqueleto aullara de dolor. Scop, que irradiaba esa frialdad a su alrededor, volvió atacar e impactar en Rilwen espoleado por la pedrada, pero ésta se sobrepuso al golpe, tan dura como era. Rilwen atacó con furia al esqueleto, sabiendo que poco aguante le debía de quedar, y así fue. Con el último espadazo, esa maldad que eran los puntos rojizos que eran sus ojos, se apagaron, desapareciendo para siempre. La maza cayó al suelo pesadamente y Tatharina solo tuvo que darle un bastonazo para tirarlo a un lado y desparramar sus huesos por el lugar.

El silencio volvió, solo roto por vuestras pesadas respiraciones. Sabíais que había más enemigos y que dos de vuestros compañeros estaban desaparecidos. El combate había durado apenas un minuto, pero parecían horas. Los músculos os dolían de la actividad y las heridas sangraban profusamente. El esqueleto más alto, el que parecía más fuerte, se había marchado por donde se llevaron a Gláin, pero por el otro pasillo, el que estaba al lado vuestra y del montón de objetos, es por donde se había ido Lily. ¿Qué haríais ahora?

Por fin ha caído el maldito esqueleto, Rilwen ya estaba agotada y mal herida. Y eso que este era el menos fuerte, no quería ni pensar en como sería Dargar. Probablemente demasiado para ellos. Lo primero era recuperar su equipo, a ella solo le faltaban el arco y su carcaj con las flechas, ambas cosas lo suficientemente grandes y voluminosos como para poder encontrarlos con facilidad. En un susurro les digo a mis compañeros:-Rápido, no hay tiempo que perder, hay que buscar nuestras cosas en ese montón. Y de paso si vemos las cosas de Gláin, también habrá que cogerlas. Y luego tenemos que pensar en como podemos salir de aquí, ya que ahora mismo no estamos para mas combates.-Y se dirige al montón a recoger sus cosas. Mira también si esta aquí el equipo de Gláin o algo que le llame la atención. Pero rápido, no hay tiempo que perder, en cualquier momento las cosas se pueden poner muy difíciles o imposibles.

Ni lento, ni perezoso Gallind se come la última de las semillas que llevaba consigo. - No son un manjar pero que revitalizan, revitalizan. - Miró a su alrededor y se sostuvo la herida. - Buena idea Rilwen. - Se puso a observar en el montón, donde estaban sus cosas. - Será mejor que nos demos prisa. Estoy de acuerdo con ello. - Respiró un segundo. - Yo, si me preguntan, iría primero por Lily. No sea que esté escondida en un rincón detrás de un montón de piedras muerta de miedo pensando lo peor. - Y mientras se acomodaba la capa y el cayado dijo a los demás. - Agradecería cualquier ayuda. Ahora mismo estoy casi al borde de mis fuerzas. Como siga ese frío calándonos los huesos y el alma muy probable será que tendrán que cargar conmigo inconsciente o algo peor. 

Te pones nerviosa y miras a los lados para ver si ves algún sitio donde poder esconderte, pero no hay nada lo suficientemente grande como para que quepas detrás. Entonces se te ocurre esconderte tras uno de los múltiples tapices que hay en las paredes. Corres lo más rápido que puedes y en el primero que ves, lo agarras y te metes detrás. Está claro que se te van a ver las pequeñas piernas y sobre todo los peludos pies, pero era esto o nada. Con gran temor, logras ver a través de varios cortes en el tapiz qué es lo que sale de la entrada oculta que había tras el telar y el esqueleto de la mujer. El frío sobrenatural que sale de allí te hiela la sangre como nunca antes habías sentido, es como si se ralentizara todo tu cuerpo y la sangre no fluyera. Los segundos pasan despacio, pareciendo minutos y alargando la agonía. La poca luz verdosa que emana de las paredes te deja ver lo justo, así que hasta que la figura no sale al completo, no la distingues bien. Tus ojos se abren como platos por la impaciencia y agarras nerviosa el tapiz, que de tan viejo que estaba, acaba soltándose de la barra que lo sostenía y acaba cayendo al suelo con gran estrépito, dejándote de pie allí, pegada a la pared. Lo que ves te quita la respiración. ¡Es Gláin el que avanza a trompicones saliendo de la abertura! Parece herido, ya que sus movimientos son torpes. Le ves que intenta volver a colocar el telar en su sitio, pero se le ve fatigado.