Partida Rol por web

Cocoa dio el ultimo mensaje que Radha le había pedido, las felynes bufaron un poco y se fueron apartando aunque los ojos no dejaron de miraros, solo cuando estuvo todo en calma, Cocoa se acerco a su cuerno y se lo colgó de la espalda. Mochi se acerco a Cocoa para olfatearla como si hubiera algo malo con ella por no llevarse bien con las demás felynes, pero Cocoa solo le dio una palmada en la mejilla y se subió a ella todo en practico silencio ya que aquel lugar de momento era hostil.

Hubo un gran problema, tal como se podía imaginar Radha el “nido del rayo” no era algo con lo que podrían orientarse con facilidad, era una guiá muy vaga y apenas sin sentido para poder buscar un camino y eso se tradujo en que se perdieron y se perdieron bien. Estuvieron cerca de 3 horas buscando un lugar por el que subir pero era mas fácil decirlo que hacerlo, se podía ver perfectamente el risco como subía claro pero el camino a seguir sin herramientas especializadas y también sin saber del todo era prácticamente imposible, se tendría que buscar un camino natural para poder escalar, el mismo camino natural que habían usado para llegar hasta las felynes.

No se consiguió avanzar apenas nada, en ese momento el grupo de cazadoras estaba en un sitio curioso, habían ascendido lo suficiente como para estar encima de las setas acuosas que habían visto anteriormente, tanto era así que Mochi se atrevió a subirse a una de ellas, fue curioso de ver. La parte de arriba de las setas eran solidas pero era parecido al de la gelatina, parecían tan cargadas de agua que se sentía dura y al mismo tiempo conforme Mochi se iba moviendo de un lado a otro la onda de sus pisadas se repartía por todos lados haciendo que la ardillita se sintiera juguetona y estuviera jugando a atrapar dichas ondas.

Pero por desgracia no erais las únicas en ese lugar. Se escucho un gorgoteo húmedo, parecido al de una persona intentando tragar agua pero atragantándose mientras unas pisadas firmes se escuchaban como salían de una de las esquinas, hubo el suficiente tiempo como para apartarse y medio esconderse lejos de las setas mientras el grupo podía ver a la criatura. Ya habían visto lo que era una Pukei-pukei, una criatura verde que estaba constantemente en los arboles, esta era diferente, al contrario que las escamas verdes esta tenia las escamas de colores rosados, su cola parecía mucho mas gorda que la de su semejante arbóreo. Su plumaje era de un color amarillo vistoso al igual que parte de sus alas, su lengua se movía de un lado a otro y parecía que estuviera goteando saliva constantemente.

-Que hacer? Luchar? Quizás escondernos y ella pasar sin vernos.- Comento Matcha mirando a la criatura aunque estaba con el ceño fruncido. -Nunca...nunca ver una Pukei así.

Así mismo ella no dejó de mirar a las ajenas, pues aunque no quería resultarles amenazante ni volverse agresiva, Radha deseaba dejar en claro que no la intimidarían fácilmente y que se mantendría atenta cuidando a sus compañeritas. Aun así dejó que Cocoa se acercara sola y recogiera su cuerno apenas tuvo oportunidad, al fin y al cabo una felyne debía saber más sobre los ritos sociales de la tribu que una humana como ella, o eso pensó. Ahora bien, al avanzar Mochi se preocupó de que las ajenas la malentendieran, pero ya que no hubo mayor problema la bárbara se mantuvo quieta.

Respecto al camino hacia el punto que buscaban hubo más complicaciones de las esperadas, ya que al no estar buscando a alguna criatura como antes, todos los elementos en los que se podía basar la cazadora eran bastante amplios y casi dejados a su interpretación… y ella no era buena razonando. Caminaron por donde podían, pues, a veces confiando en las felyne como guía, luego volviendo a rastrear ella eso que no sabía ni qué forma tenía. En un momento dado incluso tomó la delantera Mochi quien pronto demostró que sus prioridades eran jugar al ponerse a querer atrapar las ondas que provocaban sus pasos.

Viendo a la tobi tan emocionada, Radha no pudo evitar enternecerse y distraerse un buen tanto, queriendo ser tan ligera como ella para poder acompañarla en esa experiencia, pero como no quería terminar cayendo de manera idiota evitó las ganas de saltar a toda costa.

Más o menos por entonces fue que quedó claro el hecho de que había alguien más allí, o más bien “algo”, y eso resultó ser una especie de Pukei-pukei muy extraña, pues era más grande y vistosa que la que en su momento ella derrotó en el bosque. De hecho por los colores ajenos Radha sospechó que esta sí que podría ser una habitante del lugar, pues dependiendo de por donde pasara como que se confundía un poco con el ambiente y eso no se lograba por coincidencia, esa criatura entonces debía estar “preparada” para vivir allí… o eso pensó la humana al verla.

— Hay que escondernos. Puede que sea algo como la Diablos Negra o la Paolumu Belladona… y ellas eran demasiado fuertes — les susurró a sus compañeras en general pese a que la contestación en si era para Matcha. — No parece que esté causando problemas, es más, casi me atrevería a decir que vive aquí; avancemos con cuidado y si no se percata de nosotras, no la atacaremos — indicó mirando con seriedad a las otras cazadoras, sin embargo no lo hacía de mala manera ni para intimidarlas.

— Recuerden que tenemos una misión y si luchamos antes de encontrar el dichoso “nido de rayo” podríamos perder tiempo y energías cruciales… — indicó, pues al fin y al cabo habían gastado ya las flechas más grandes de Matcha y un par de ataques eléctricos de los que podía hacer Mochi…

-Estar bien...- Afirmo Cocoa sin dejar de mirar a la Pukei mientras el pelaje de Mochi se iba erizando con cada segundo que pasaba, era como si la Tobi estuviera a punto de salir, pero una mano en la boca por parte de Cocoa hacia que la ardillita no saliera a combatir, solo se quedara allí, gruñendo por lo bajo y con claras intenciones agresivas.

La Pukei camino tranquilamente por la superficie acuosa de la seta haciendo ondas pesadas por ella mientras iba mirando de un lado a otro, parecía distraída, no demasiado atenta y incluso un poco vaga. Fue olfateando el suelo y pasando la lasciva y mojada lengua por la superficie de la seta antes de encontrar un punto donde la seta parecía mas débil. Como el aguijón de una abeja, la Pukei levanto su cola y penetro la superficie haciendo un agujero considerable, inmediatamente la cola empezó a llenarse de agua haciendo grandes espasmos de tragar y acumulándola en la base que se iba hinchando como un globo. Cuando la Pukei acabo de “beber” agua, aparto la cola sin dañar de mas la seta y empezó a alzar el vuelo con aquel balón hinchado en la base de su cola y con la punta goteando agua, alejándose tranquilamente sin dar señal de haber visto al grupo de cazadoras.

Cuando se perdió de vista, Mochi salio de su escondite primero, bien agachadita y casi arrastrándose por el suelo para ir mirando, con las orejas caídas pero levantándolas a cada paso que daba hasta que acabo por volver a caminar encima de la seta y ir, con aspecto curioso al agujero que había hecho. La seta parecía menos hinchada, aunque la superficie seguía siendo rígida y lo suficientemente dura como para caminar por ella ya no hacia las mismas ondas, era como si le hubieran drenado gran parte del agua que tenia.

Mochi olfateo el agujero sin demasiado éxito antes de levantarse y ir llamando a las demás como para decir que ya estaban a salvo.- Kyum! Kyum kyum, kyum!

La tensión se adueñó de Radha cuando vio Mochi, pues recordó lo instintiva que podía ser la tobi especialmente cuando había estímulos tan fuertes como la presencia de la Pukei más allá;  casi pensó en agarrarla de los costados para evitar que saliera corriendo, pero eso además de ser peligroso para ella misma por la púas ajenas, podría poner de peor humor a la ardillita. Por suerte Cocoa se encargó del asunto a su manera, al fin y al cabo ella era la entrenadora oficial de Mochi.

Un poco más tranquila la bárbara aguardó junto a sus compañeras mientras veían a la criatura hacer cosas dentro de su normalidad. Quizás no tenía los sentidos muy agudos o simplemente estaba distraída, tal vez ayudó que se escondieran a tiempo. Lo importante fue que la ajena no se percató de ellas y como “bono” incluso les dio demostración de su modo de vida.

Observando a la Pukei, la humana sin duda sintió ganas de retarla y llevarla a su campamento, mas cuando estaba por romper el sigilo que tanto le costó conseguir se detuvo. Radha no era una egoísta, al fin y al cabo, así que pronto vino a su mente la cantidad de problemas que podrían tener si perdía, eso sin contar que debía recordar el hecho de que la coralina no estaba siendo precisamente agresiva o dañina con el ambiente. Incluso dejó aquella gran seta “tranquila” luego de tomar lo que necesitaba.

Apenas salió la ardillita Radha fue tras ella, aunque tomando su distancia y dividiendo la atención entre Mochi y el cielo, pues si veía volver a la pukei tendría que defender a su compañerita, pero ese no fue el caso. Cuando escuchó el llamado de la pequeña caminó hacia ella y le dio unas cuentas palmaditas en la cabeza y caricias en el rostro a modo de premio, pues había hecho su trabajo. — Eso estuvo cerca… — dijo en general tras suspirar.

Ya con el camino despejado retomaron el avance aunque de nuevo era un tanto aleatorio; básicamente Radha trataba de ir a donde no habían ido antes y para ello debía basarse más en sus corazonadas y en cómo fuera viendo el clima que en otra cosa. El objetivo era el “nido de rayo” en lo alto del lugar, así que la bárbara buscó la forma de subir allí donde pareciera juntarse la electricidad, como si quisiera encontrar el corazón de la tormenta. — Vamos — fue indicando de tanto en tanto al resto.

Mochi recibió esas palmadas con bastante ilusión, dando un par de vueltas alrededor de Radha dando pequeños saltitos antes de ir junto a Cocoa y que esta subiera a su lomo como ya era costumbre. -Que criatura...mas interesante, jamas ver una y ser curiosa.- Comento Matcha mientras tambien se destensaba un poco, había sido un momento un poco amargo y mas después de lo que habia pasado con las felynes, pero había salido bien y eso era lo que importaba.

El camino hacia la cima parecía mas difícil de encontrar que otra cosa, los corales, aunque bonitos dificultaban mucho encontrar un camino natural hacia la cima, siempre parecían pendientes abruptas con afilados corales que parecían estacas, hasta que Matcha señalo una posibilidad de escalada.

No iba a ser fácil, pero era una escalada posible, habían unas cuantas setas que habían crecido de forma lineal y unas eran mas altas que otras como si fuera una especie de escalera gigante, ademas estas setas acababan en una plataforma elevada que parecía llevar a la cima de aquel lugar por lo que no era una tontería intentarlo. -Mochi poder subir de forma natural, ella poder agarrarse con sus garras.- Empezó a decir Matcha dando a entender que la Tobi ya había conseguido hacer algo parecido cuando lucharon contra la Odogaron.- Pero no poder con tu peso, yo subir, tirar cuerda.- Señalando su gancho que usaba para combatir.- Y tu subir por ella, ser resistente no partirse pero tener cuidado de no resbalar, es delgada.

Era una forma para poder subir, hacer un poco de escalada, parecía peligrosa pero no imposible y realmente era una forma factible de conseguirlo. -Lista? Cocoa tu con Mochi.

— ¿Me pregunto qué otras criaturas así habrá por aquí? — por un momento Radha fantaseó con versiones “coralinas” de otras formas de vida, aunque no tenía bases más allá de lo que acababan de ver, y es que al fin y al cabo a la Odoragon no la podía contar porque ella pertenecía a otro ecosistema.

Al final lograron abrirse camino hasta un punto donde la arquera con su gran sentido de la vista tuvo que señalar una ruta alterna, ya que los recursos de la bárbara se acababan por momentos. — V-vale, aunque esas cosas se ven un poco… inestables — comentó la humana con algo parecido a miedo o al menos preocupación, ya que ella no tenía garras, cola, alitas y bajo ningún concepto era tan ligera como el resto de sus compañeras, además, al no haber hecho algo así antes la incertidumbre que sentía era hasta cierto punto comprensible.

Según fue explicando su compañera, sin embargo, la cazadora fue encontrando cierta determinación pues debía encontrar el dichoso lugar mentado por la felyne anónima, no solo porque se lo habían encargado en el campamento de investigadoras, sino porque de verdad quería ayudar a las gatitas que obviamente eran las más afectadas por ello, al menos entre lo que había visto.

— Estoy lista, confío en ti — finalmente dijo adquiriendo un semblante serio. Dejó entonces que las otras fueran adelante mientras que ella tomaba un poco de tierra para frotarse las manos, eso lo hacía a fin de aumentar su agarre y absorber todo sudor o sangre que pudiera haberle quedado en sus palmas. Una vez Matcha dejó caer un extremo de la cuerda, Radha asintió y se preparó.

— ¡Mierda! — decir que escalar así le resultó fácil sería mentir, pues más de una vez la humana perdió un poco de agarre o pisó donde no debía, lo que a su vez hizo que la cuerda se sacudiera y que las peores consecuencias se vieran próximas, pero por suerte su gran fuerza y resistencia física fueron elementos que le sirvieron de ayuda para compensar su falta de delicadeza, y así, con su buena parte de trabajo, Radha logró subir con el apoyo de Matcha. Eso sí, al llegar al final de la cuerda la cazadora tuvo que tumbarse por un momento para volver a sentir que estaba en el suelo…

-Arriba...- Ayudando todo lo que podía Matcha para hacer de esa escalada una escalada posible. Fue duro pero Radha consiguió subir hasta la plataforma subiendo esas setas a modo de escalera gigante. Para subir, Matcha lo tuvo muy fácil ya que uso su pequeña balista de mano para escalar con le gancho y aparecer ya en una de las zonas mas altas, bajando poco a poco para ir ayudando a Radha, en el caso de Cocoa lo tuvo aun mas fácil que Matcha ya que subida a Mochi la ardillita demostró no solo gracilidad a la hora de subir por ciertos lugares si no también fuerza para clavar sus uñas en la ropa de corales sin resbalarse ni un poquito.

-Un momento...necesitar descansar.- Apremio Cocoa mientras pasaba la mano por la barbilla de Mochi la cual tenia la lengua un poco sacada después de un gran esfuerzo mas o menos como estaba Radha. Hubo unos largos minutos de descanso que se agradecieron, el viento estando tan arriba era agradable, costaba un poquito de respirar pero eso era mas por la humedad que por la altura ya que después de todo tampoco habían subido tantísimo. Las nubes seguían grisáceas y poco a poco conforme iba pasando el día se iban volviendo negruzcas haciendo que la llovizna se estuviera convirtiendo en una lluvia leve ya notándose en las ropas que empezaban a gotear, el ambiente era entre agradable y frio.

-Quizás no estar demasiado tiempo mas fuera.- Comento Matcha mientras se frotaba un poco las manos. -Lluvia poder hacer enfermar.- Aconsejo de buena gana, no era que no pudieran estar fuera de resguardo, pero un día prolongado en la lluvia podía afectar a la salud de las cazadoras. Pero aun con todo esto la verdad era que habían llegado a la cima o al menos se habían parado antes de llegar a esta. Solo había un pequeño risco con un sinfín de hiedras que escalar, en eso no hubo problemas, Radha pudo agarrarse a ellas con firmeza para escalarlas sin problema a modo de cuerdas y eran lo suficientemente verdes como para no romperse y allí ya se encontraba finalmente el nido de rayo.

Era un lugar amplio, circular donde se podía ver como la lluvia había hecho un par de semiestanques donde había un poco de agua acumulada, se veía un poco de vegetación reunida en un punto a modo de cama mientras que el ultimo risco que solo era una punta de roca que llegaba al cielo, en la base se podían ver brillar ciertos minerales como si en algún momento aquella montaña se hubiera cortado por la mitad y hubieran rebelado los tesoros. Pero esos minerales se notaban que estaban electrificados, solo con pisar ese lugar la electricidad estática recorría los cuerpos de las cazadoras y esa electricidad no provenía del cielo propiamente dicho si no de una criatura que allí descansaba. Con cada pasada de esa electricidad vuestros cuerpos se sentían extraños.

Se encontraba tumbada pero había advertido la presencia de las cazadoras, quizás por el ruido de las hiedras o solo por las pisadas, pero había una majestuosa criatura que miraba con los ojos rojos como dos rubíes hacia el grupo. Conforme se iba levantando se podía apreciar un cuerpo esbelto de un pelaje corto blanquecino con tonalidades azuladas y unas lineas de un azul marino intenso. Su pelo tanto el de su corta cola como el de su cabeza era una buena melena blanquecina que ondeaba en el poco viento que había como si el agua no le hiciera demasiado efecto en su volumen. En su cabeza, en la parte de la frente, se ergia un cuerno de un azul celeste que brillaba con cada relámpago que se escuchaba de fondo, sus pies eran cascos de caballo, vientre plano junto con unos pechos firmes de un tamaño promedio. En su pelvis se podía ver una obertura de un miembro equino guardado en su saco junto con dos pequeños pero pesados testículos que coronaban todo el conjunto de la criatura.

Os estaba mirando, con toda calma y gracilidad, sin hacer gesto de querer atacaros, como con confianza.

Solo el haber logrado subir hasta allí y seguir en una pieza ya era considerado un logro para la bárbara, misma que no tuvo problema ante la petición de Cocoa ya que no tenía muchas más energías que Mochi. — Ah… gracias — también aprovechó para decirle a Matcha que fue quien la ayudó directamente. Estando así casi parecía que todo estaba calmado, agradable hasta cierto punto, aunque con el clima tampoco podrían quedarse sin moverse durante demasiado tiempo.

— Deberíamos movernos entonces — asintió tras lo dicho por la arquera, y es que solo entonces Radha recordó que no iban precisamente a pasear. En la nueva altura la cazadora se sentía curiosa por ver si alguna criatura estaba cerca, especialmente ya que el nombre que le dieron las felyne y el comportamiento de estas lo anticipaba. Fue entonces que resultó obvio que había más por subir, aunque por suerte no resultó tan complicado ni cansador como el tramo que acababan de pasar.

— Cuidado, creo que arriba está la verdadera cima — les comentó a sus compañeras mientras ascendían pues al menos hasta donde podía ver  no había más; mientras progresaban, Radha tragó saliva pero a la vez su rostro por reflejo iba esbozando una sonrisa; el corazón le latía a mil por hora, ¿acaso encontrarían el origen de los rayos?, ¿algo que los atraía?

Al llegar pues a la nueva superficie lo primero que la bárbara vio fue el risco, pero este ya no parecía ser necesario de subir, era más como un elemento del paisaje al igual que las plantas, el agua haciendo estanque o incluso los extraños minerales que parecían brillar. Por un momento Radha pensó que serían algo similar a lo que vio cuando terminó en la guarida de la Glavenus, sin embargo la electricidad en el ambiente pronto le sugirió que no era así…

Mientras más se veía alcanzada por aquel elemento, Radha iba sintiendo cómo todo vello en su cuerpo se erizaba por la simple estática, pero también un cierto escalofrío. — Tengan cuidado, es posible que aquí caigan rayos muy fácil — les dijo a las felyne principalmente, pues no sabía si a Mochi le afectaría igual al tener un cuerpo que producía descargas de manera natural. Fue entonces que la vieron, pues ella ya las había visto, al parecer…

En ese momento la humana se quedó inmóvil, con la boca medio abierta; lejos de tener miedo o sentir agresividad, Radha había quedado maravillada por la criatura que hasta descansando se veía majestuosa, como si se moviera en un nivel completamente distinto a lo que hubiese enfrentado antes. Su cuerpo estaba esculpido de manera peculiar, más llamativo que musculoso, pero aun así la criatura se veía lo suficientemente atlética como para advertir que podía ser muy veloz. Por el color de su pelaje parecía mayormente de cristal, aunque las líneas más oscuras de hecho evocaban a los rayos que partían el cielo de tanto en tanto; la profundidad carmesí en la mirada ajena hizo estremecer a Radha, quien solo entonces se movió pero con pasos muy lentos y medidos…

— H-hola — dijo todavía sin acercarse del todo, siendo que desde su posición logró admirar mejor la figura ajena, incluyendo esa zona entre sus piernas que a todas luces la identificaba como alfa, sin embargo lo que más llamó la atención de Radha fue el cuerno que parecía llamar a los relámpagos o al menos absorber parte de la electricidad en el ambiente. Si debía de haber una criatura relacionada con la tormenta sin duda era esa.

A esas alturas la bárbara ya habría atacado bajo circunstancias normales, empero el hecho de que la criatura no se mostrara agresiva incluso al mirar la hizo dudar. — ¿T-tú estás causando esto? — preguntó tras carraspear un poco, ello recordando que entre las que había encontrado antes había unas pocas capaces de hablar con cierta soltura, generalmente las más peligrosas. Aun así Radha estaba intentando mantener su postura firma aunque no agresiva, ello para demostrar que no era una presa. De tanto en tanto volteaba a ver a sus compañeras para sondear sus reacciones e indicarles con la mano que no se exaltaran…

Las felynes estaban con los ojos muy abiertos, muy muy abiertos y Mochi estaba como encogida, con el cuerpo casi pegado al suelo con la mirada baja intercalando entre la criatura y el suelo como si no se atreviera a mantener la mirada demasiado tiempo hacia la criatura. Solo se escucho un balbuceo y era por parte de Cocoa, la cual entre un murmullo soltó. -K-kirin...-

La criatura dio un simple paso hacia delante haciendo que sonara un poco sus cascos mientras balanceaban suavemente sus brazos, correspondiendo al adelantamiento de la barbara sin tener ningún tipo de miedo. Sus ojos empezaron a escudriñar los de Radha pero después fueron mirando por todos lados, primero sus piernas, luego sus armas, sus músculos, Radha podía sentir la mirada de la Kirin analizando lo que tenia delante con toda pausa.

Un par de rayos rompieron el cielo y impactaron con un fuerte estruendo en los minerales que rápidamente recogieron la electricidad neutralizandola en su interior, aquello llamo la atención de las felynes claro que se taparon las orejitas por el ruido pero la Kirin permaneció inmóvil, como si no le importara lo mas mínimo.

-Yo?- Pregunto la Kirin, su voz era melodiosa, suave, dulce, con un timbre curioso pero al mismo tiempo clara. -Yo no hacer nada, solo dormir, descansar....vosotras entrar en mi nido.- Conforme hablaba se podía notar la inteligencia de esa criatura, era elevada, habías visto a alguna que otra criatura, como eran las legianas hablar entre ellas, incluso la Glavenus había hablado a trompicones, pero no de una forma tan clara y nítida como la Kirin, como si a sus espaldas cargara muchos años de conocimiento de ese mundo.

-Tu...cazadora...marcharte, irte de mi nido. No quiero enfadarme.- De nuevo un nuevo relámpago y un nuevo brillo en su cuerno, indirecta o directamente no habia que ser muy lista para saber que efectivamente algo tenia que ver.

Por obvias razones no respondió a Cocoa, no obstante Radha mantendría ese nombre en su cabeza ya solo por lo imponente que se veía la criatura. Ella no podía a imitar a Mochi, sin embargo la entendía, y es que hasta en su caso costaba un tanto ver por mucho tiempo a la brillante “dueña” de aquel nido…

Apenas avanzó la ajena, la bárbara quiso retroceder, no obstante haciendo acopio de fuerza de voluntad la humana fue capaz de mantenerse donde estaba, firme. Claro que sintió la mirada ajena, pero dado que ya antes se había encontrado a criaturas que demandaban sumisión o una muestra de buena fe, Radha no iba a interrumpir el “análisis” de la contraria, además, tampoco podía saber lo que pensaba como para ponerse nerviosa o tranquilizarse, solo le quedaba ir con el flujo de la situación…

Al caer los rayos se estremeció, eso sí, pues a esa altura y en descampado se sentía intenso, pero ni eso la instó a retroceder. Apenas respondió la tal Kirin, su voz tomó todo protagonismo por lo clara y linda que era, pero también por lo que acababa de decir. Radha no pudo evitar tragar saliva, mas enseguida jaló aire para ganar firmeza. El suceso con la electricidad y el cuerno ajeno no pasó desapercibido para la humana, sin embargo pesaron más esas palabras que no estaban faltas de ese aire amenazante.

— Tienes razón, entramos en tu nido… pero solo porque veníamos buscando el origen de la tormenta — finalmente pudo hablar y así comenzó a explicar, aunque en voz calma. — Sí, somos cazadoras, pero nuestra misión no es cazarte — y hasta cierto punto decía la verdad, al fin y al cabo a la “criatura roja” ya la habían derrotado; Radha inclusive sacó su espadón pero lo puso sobre el piso con movimientos lentos, imitando lo que había hecho antes Cocoa.

— Y tampoco pretendo hacer que te enfades, nos marcharemos de tu nido y te dejaremos dormir, pero antes dime, ¿esta tormenta te sigue o nace gracias a tu poder? — preguntó — ¿Si hubiera un montón de criaturas cuyas vidas se ven amenazadas por ello considerarías detener la tormenta?, ¿Hay algo que pueda hacer por ti para que lo pienses? — acto seguido propuso con determinación. Quizás a ojos ajenos se vería patética, quizás no, pero lo cierto era que la bárbara realmente no era ajena a ese tipo de “estrategias” independientemente del poderío ajeno, el mejor ejemplo era Terra, y ya que la Kirin se había mostrado racional hasta cierto punto, incluso evitando atacarla, Radha debía corresponderle con la misma moneda, ¿no?

Aunque no por ello bajaba la tensión...

La electricidad estática continuaba en el aire y esa extraña sensación que podía sentir Radha, con cada relámpago que impactaba en los minerales, iba creciendo. Era como una corriente que iba subiendo desde los pies hasta la cabeza, al principio inofensiva, algo molesta pero sin ser mucho mas que una sensación, pero ahora que estaba recibiendo de una forma mas directa y continua dicha corriente se podía sentir extraña. De forma natural, Radha empezaba a excitarse, sentía su pulso acelerarse por segundos mientras que su miembro amenazaba con abultar sus ropas en cualquier momento, un sudor frio que recorría su nuca mientras su cuerpo empezaba a aumentar de temperatura.

Unos maullidos suaves se podían escuchar a ambos lados mientras las felynes estaban con las orejitas un poco bajadas y muy sonrojadas, maullando de forma débil y suave casi como susurros para que la criatura no las escuchara del todo bien. Incluso Mochi, la cual aun no miraba directamente a la Kirin, palmeaba un poco el suelo con su cola y entre cada una de esas palmadas, Radha podía ver como su miembro blanquecino sobresalía de su pelvis golpeando su propio vientre.

-Hacer...tu por mi?- Pregunto la Kirin la cual había seguido con toda tranquilidad los movimientos de Radha, dejando su arma en el suelo, no parecía muy preocupada por que estuviera armada o no. -Si, marcharte y dejarme dormir. La tormenta no venir por mi, yo ser la tormenta...- Alzando un poco sus brazos al aire mientras de repente, el cuerno tomo un brillo mas colorido y una cortina de agua comenzó a descargar encima de aquel nido, como si el cielo se abriera soltando largos goterones de agua mientras la Kirin movía la melena de lado a lado como si se estuviera refrescando. Era agradable a decir verdad sentir el frescor de la lluvia que contrastaba con el calor del cuerpo, aunque esa excitación no bajo en lo mas mínimo.

-Porque debería preocuparme por las demás? Soy una amenaza, pero estar en mi territorio, humana, este nido es mio. El grande se come al pequeño, si alguien mas grande comerme a mi, ellas preocuparse?

Instintivamente Radha buscó cerrar sus muslos tanto como pudiera apenas sintió esa excitación creciente, algo sin duda molesto en esa situación, pues lo último que quería la bárbara era llenarse de deseo frente a una criatura que todavía no sabía si seguiría en ese estado “neutral” o no.

Por obviedad la humana no volteó a verlas, sin embargo desde su posición escuchó los maullidos de sus compañeritas e incluso el palmeo que hacía Mochi, lo que le sugirió hasta cierto punto cómo se encontraban ellas también. Al final Radha tuvo que girarse un poco para comprobar lo que ya podía adelantar con sus oídos… solo que no esperaba que sus aliadas estuvieran hasta ese punto. ¿De verdad ella se estaba excitado naturalmente?

Para colmo cuando la Kirin le respondió no parecía en lo mínimo impresionada ni movida por sus palabras, es más, desplegó como si nada una nueva capacidad que era al mismo tiempo tan maravillosa como sorprendente, pues la afirmación sobre “ser la tormenta” resultó literal. Bajo otro contexto la humana hasta habría podido disfrutar de aquello, sin embargo en su presente tenía tantas cosas en qué pensar que apenas si podía mantener cierta tranquilidad. Las preguntar ajenas fueron como “golpes” hacia ella…

Lo que dijo la criatura al final la hizo bajar la cabeza, suspirar y sentir que perdía las fuerzas, pues la Kirin tenía razón de una manera muy difícil de rebatir, sin embargo cuando estaba por rendirse y volver por donde había llegado, los recuerdos de las humanas y las felyne volvieron a ella, dándole inesperado impulso.

— Ellas no lo sé, pero si alguien te amenazara en un nido que por derecho es tuyo, yo me preocuparía por ti — así que aseguró. Cabe decir que en ese momento la bárbara se veía tensa, pero también firme, capaz de sostenerle la mirada a la Kirin así fuera por un segundo con tal de tratar de expresarle su honestidad; — Soy una cazadora, pero mi trabajo no es matar ni atacar a las criaturas sin más, sino intervenir cuando una causa que lo natural se desestabilice; te juro que te dejaré en paz si tomas en cuenta que estás desestabilizando a muchas criaturas que no son peligro para ti solo por hacer esta tormenta. Si tan grande eres, ¿qué te cuesta pensar en las pequeñas? No te suponen una amenaza… — dijo desde el fondo de su corazón, acto seguido con cuidado se agachó para recuperar su espadón y volver a colocarlo en su espalda.

— Quizás puedas derrotarme fácil, pero si sigues así, mandarán a más y más cazadoras a por ti, y entonces te seguirán molestando, ¿de verdad prefieres lidiar con nosotras a solo estar tranquila? Se ve que eres razonable… —

El ambiente era una mezcla entre frio y caliente, la lluvia seguía golpeando las cabezas de las cazadoras haciendo que inevitablemente su pelo empezara a dejar caer gotas de agua de lo empapadas que estaban, el pelaje de la Kirin parecía estar adaptado a esas situaciones porque aunque si que es verdad que se mojaba hacia un efecto impermeable.

-Mmmmm....- Tus palabras parecían hacer reaccionar a la Kirin la cual dejo de escudriñar todo lo que rodeaba a Radha para enfrentarla mirada con mirada. La Kirin dejo tranquilamente que Radha se expresara y con cada acción parecía haber una pequeña reacción. Cuando cogió la espada la Kirin dirigió la mirada hacia el arma mientras un nuevo rayo caía encima de los minerales haciendo una nueva corriente de electricidad estática que no tardaría en recorrer los cuerpos de todas las allí presentes, menos a la Kirin que parecía ser inmune.

-Mientes?- Pregunto la Kirin mas para ella que para obtener una respuesta mientras daba un par de pasos y acabo por acortar la poca distancia que os separaba, haciendo que sus cascos sonaran por entre el coral que había en el suelo antes de quedar a poco mas de un palmo de distancia de Radha. Allí la cazadora podía ver bien como era la Kirin, no era mucho mas baja que Radha, en efecto la barbara era mas alta que la Kirin pero no por ello la criatura parecía indefensa, aunque estaban separadas Radha podía sentir el calor que emanaba el cuerpo de la Kirin como si aquello fuera una defensa natural hacia la fria lluvia. También podía ver sus pechos botando con cada bocanada de aire que aunque la Kirin permanecía tranquila era amplia como si de una yegua se tratara, ademas de la cercanía de su cuerpo.

-No, no mientes...eso te salva...no se si derrotarte fácil, quizás golpes me llevaría...pero si...pensare en ello, es lo que me has pedido verdad?- Se quedo unos instantes parada delante de Radha antes de, sin ponerse en guardia, darse la vuelta dando la espalda a la cazadora para volver hacia donde estaba, la zona mullida del nido. Si Radha lo deseaba podía dejar que volviera o quizás podía aprovechar para atacarla.

De momento Radha no pensaba mucho en la lluvia, aunque eso no quería decir que esta no la mojara. ¿Cómo la estarían pasando las pobres felynes ante esto?

El rayo que cayó justo cuando estaba recuperando su arma la hizo estremecer, pues la humana supuso que la Kirin podría haberse tomado a mal ese movimiento de su parte, pero por suerte no fue así… o al menos no directamente, ya que la electricidad provocó que la bárbara se estremeciera un tanto gracias al efecto que le inspiraba. Sin duda solo mantenerse allí ya era difícil.

Estaba por responder a aquella pregunta que la ajena hizo por lo bajo cuando, ya teniéndola más cerca, Radha quien estaba ya algo caliente no pudo evitar ruborizarse por contemplar las formas que tenía la criatura. Era atlética y bien dotada, casi humana por su estatura, y aun así poseía un porte imponente que evitaba malentendidos al considerarla indefensa; la hembra pues parecía muy confiada en sí misma y la cazadora no tenía motivos para pensar que exageraba, sin embargo Radha también estaba sorprendida de que la Kirin no la hubiera atacado todavía. La sensación cálida que se desprendía de la ajena combinada con todo lo anterior la hizo tragar saliva una vez más.

— Pues… sí, aunque no solo que lo consideres, sino que me des una respuesta sobre lo que piensas hacer — explicó — Para saber qué decir, qué hacer… — cuando la ajena dio media vuelta la usuaria de espadón suspiró un poco, pero tras dejar pasar unos instantes avanzó solo un par de pasos, los suficientes para hacerle ver a la Kirin que todavía no se podía ir pero sin querer sugerirle que intentaba invadir su nido.

— Saberlo es muy importante para mí y para quienes me enviaron aquí, por eso insisto tanto — explicó. Acto seguido volteó un poco para comprobar cómo estabas sus compañeras, y si las notaba nerviosas o ansiosas, con la misma mirada intentaría transmitirle la necesidad de calma. — Tú no vives siempre aquí, ¿verdad? — preguntó ya que por lo que sabía el problema era más o menos reciente, y entonces podría haber algo que fuera una causa indirecta, o eso pensaba…

-Persistente...- Si Radha miraba hacia sus compañeras, estas estaban bastante excitadas. Mochi estaba con la pelvis pegada al suelo y se podía ver su miembro brilloso por lo empapada que estaba por la lluvia, aun así estaba jadeando la pequeña Tobi, pero aunque estaba bastante excitada, sonrojada y hasta cierto punto algo demandante por como sacaba los colmillitos aun parecía poder controlarse.

En el caso de Cocoa y Matcha, ambas tenían un precioso rubor en las mejillas que iba en aumento, sus orejitas caídas tenían ciertos espasmos como si fueran pequeñas corrientes eléctricas mientras ambas, a su manera, soportaban la excitación en sus cuerpos. En el caso de Cocoa, que llevaba una armadura mas ligera que la armadura de cuero de Matcha, se podían notar sus pezones golpeando la tela mientras que Matcha apretaba y frotaba mas los muslos ya que su armadura tapaba pero no en exceso para facilitar su movilidad. Aun con todo eso parecía que si llegaba a un punto violento las felynes no estaban incapacitadas, solo estaban sufriendo los efectos de lo que fuera que estaba haciendo la Kirin.

-Pensare en ello.- Repitio lentamente la Kirin mientras se tumbaba en la zona acolchada, pero de tal manera que parecía que en cualquier momento se podía levantar, miro hacia el cielo durante unos largos segundos y la lluvia empezó a amainar pero no apagarse de repente, las pesadas gotas se convirtieron en una llovizna muy suave, cosa que ayudaba a concentrarse aunque ya toda las ropas estaban empapadas. -Esa es mi respuesta, no me hagas plantearme el no pensar.

-No, a veces venir aquí, a veces ir a otro lugar, me dejo llevar, no estar en un sitio siempre.

Ni ella se salvó de ese efecto peculiar, pues en su caso el miembro bajo su ropa estaba cada vez más hinchado y palpitante, sentía incluso que húmedo a pesar de que la lluvia podía confundirla. Sus pezones también se notaban bajo la excusa de ropa que llevaba y por lo tanto el bulto; mirar a sus compañeras solo aumentó en gran medida su rubor pues Radha obviamente solo relacionaba esos gestos con los momentos más íntimos que ya había compartido con las tres de una u otra forma.

Tratando de que pasara inadvertido la bárbara se mordió el labio inferior.

— E-está bien… — con una voz algo más dulce le respondió a la Kirin cuando dijo aquellas palabras que bien podrían sonar imponentes; la bárbara no quería parecer débil, pero la condición en su entrepierna la traicionaba un poco, aunque por suerte todavía no llegaba a algo extremo. Que dejara de llover, así fuera solo un poco, la ayudó a concentrarse de nuevo.

Lo que escuchó después sin duda explicaba muchas cosas que estaban pasando actualmente, como el hecho de que de pronto las condiciones cambiaran, y es que quizás podían pasar años antes de que la Kirin cambiara de lugar, o eso pensó. Estaba por externar aquello cuando el movimiento combinado con el roce de la ropa frotó de más su entrepierna y la bárbara dejó salir un leve gemido. Al parecer el veneno comenzaba a alborotarse pues estaba más sensible que antes…

-Mmmm?- Todo estaba volviéndose bastante lascivo, las felynes y Mochi iban por su lado pero parecía que el veneno de Radha también estaba haciendo sus estragos en su cuerpo. Dolorosamente el miembro estaba creciendo y haciendo que rozara en ciertas zonas que a pequeñas corrientes de placer invadía el cuerpo de Radha. Esto llamo la atención de la Kirin que volvió a ponerse de pie y ahora, acercándose un poco empezó a caminar alrededor de la barbara, en círculos.

-Mmmmm....- Sus ojos empezaron a pasar por su cuerpo, como delineando cada uno de sus musculos antes de quedar en su espalda, ladeando la cabeza antes de ya, con cierto atrevimiento, sin mostrar vergüenza alguna acercarse lo suficiente como para apoyar su cuerpo en la espalda de la barbara, con la sensación un poco opacada por la armadura y la espada pero aun así se podían sentir ciertas cosas.

La fuerte respiración de la Kirin la cual con cada bocanada de aire frotaba sus tersos pechos en parte de la espalda de la barbara mientras que sus manos, que tenían una textura como lanuda ya que todo su cuerpo estaba cubierto de pelaje, incluida sus manos, se deslizaban por el fuerte vientre de Radha hasta llegar al borde de su ropa interior, sin llegar a entrar en ella.

-Mi electricidad tiene un efecto interesante en los cuerpos...no crees?- Pregunto la Kirin la cual, no podías verlo bien, pero ilumino su cuerno de nuevo y un nuevo rayo descendió del cielo impactando el mineral haciendo que las felynes maullaran de placer detrás. -Tu ser hembra o macho?

Radha todavía se encontraba indecisa entre mirar a sus compañeras, retirarse y contenerse cuando la Kirin volvió a ponerse de pie. Obviamente esto no le pasó desapercibido a la bárbara quien por un momento creyó que era hora de pelear, sin embargo la mentada se quedó con gesto de incredulidad que casi se sobrepuso a su rubor cuando la criatura simplemente parecía estarla analizando con extraña iniciativa.

La humana se quedó inmóvil aunque no por miedo precisamente, sino porque no sabía qué hacer. Sentía el peso de la Kirin y cierta calidez, así como la respiración de esta erizándole la piel. Si no la veía era similar a estar cerca de una mujer humana debido a que como se dijo antes la electrizada no era muy grande ni voluminosa, aunque siempre estaba ese riesgo de que aquello fuera una trampa.Querría haberse movido, preguntar, pero lo cierto es que lo único que salió de la boca de Radha fue un gemido imposible de contener cuando la Kirin comenzó a tocarla así.

— ¿Q-Qué? ¿E-entonces esto es por…ti? — preguntó aunque sabía que su veneno también tenía algo de culpa, pero quizás este había reaccionado a la electricidad ajena o algo así, era difícil tener certeza sobre algo que no le era natural. No podía verla directamente, más de reojo alcanzó a notar que justo cuando las felyne gimieron detrás, el cuerno ajeno parecía haber brillado o algo así…

— Yo… s-soy hembra pero… — como si quisiera completar sus palabras el miembro falso que tenía que tenía se estremeció por efecto del mentado rayo, cada vez viéndose más voluminoso aunque preso.

— ¿Acaso puedo “hablar” contigo de esa manera también? — a pesar de todo Radha preguntó creyendo que había cierto interés ajeno. No mentiría, ella misma había notado el tentador cuerpo de la Kirin y ciertamente se sentía atraída de alguna forma por su personalidad majestuosa y altiva, más dependiendo de lo que respondiera la criatura quizás podrían llegar a entenderse mejor que con solo palabras, algo sin duda podría ayudarla en la peculiar misión…

-No gustan los machos...- Respondió la Kirin mientras sus manos iban deslizándose por el borde de la ropa de Radha, realmente era tentador pero al mismo tiempo no dejaba de ser una criatura peligrosa y mas cuando estaba tan cerca. -Pero si ser hembra, tratar como hembra.- Quizás era un juego de palabras para la Kirin la cual sin mas pudor, paso una de sus manos hacia arriba, cruzando con su brazo los pechos de Radha aunque fuera por encima de la armadura hasta posar los dedos alrededor de su cuello, pero no agarrándolo del todo, era como que estaban en una posición mas baja, sin llegar a tener la posibilidad de apretar para quitar el aliento, pero era como un gesto dominante por parte de la Kirin.

La otra mano continuaba pasando por la ropa de Radha, delineandola hasta que llego a su zona lumbar, donde aparto un poco la pelvis para dejar que su mano se deslizara hacia abajo, pasando por sus fuertes nalgas hasta que sus dedos se posaron encima de ambos labios vaginales. Parecía que la Kirin sabia lo que quería, al menos así lo demostraba con sus acciones, sus dedos estaban cubiertos de un pelaje suave parecido al que tenia Mochi en la parte de abajo de su cola pero mucho mas corto pero eso no quitaba el hecho de que fuera suave, una sensación de lo mas extraña pero no por ello desagradable, todo lo contrario.

La Kirin apoyo de nuevo la pelvis en las nalgas de Radha como haciendo presión mientras sus dedos acariciaban de abajo a arriba hasta rozar el miembro, solo un poco, haciendo que sus ojos brillaran un poco al igual que su cuerno pero simplemente lo ignoro para volver a centrarse en su vagina.

-Cuanto aguantar...- Pregunto la Kirin antes de que Radha notara como todo su pelo empezaba a erizarse. La criatura se rodeo de electricidad estática, si Radha pudiera ver bien a la Kirin podría ver que por su pelaje pasaba unas chispas eléctricas, pequeñas corrientes con una baja intensidad pero de un color azul intenso demostrando que esa era su propia electricidad, la que generaba su cuerpo gracias a la tormenta. Por como tenia colocadas las manos, la corriente paso a través del cuerpo de Radha y era muy extraña la sensación. Era una corriente cálida, no dolía pero si que daba una sensación placentera parecía a un afrodisíaco mientras la electricidad pasaba por la clavícula de Radha bajando por sus pechos hasta su vientre notando perfectamente por donde pasaba como si fuera algo vivo, mientras que los dedos en sus labios haciendo lo mismo, era increíble pero podía notar las terminaciones nerviosas de sus labios vaginales estando tan sensibles como si estuviera tocando su clítoris, una sensación que pasaba por sus labios hundiéndose por su interior hasta llegar a su útero, recorriendo todo su interior.

Debido a como hablaba la ajena, por momentos a Radha le parecía que la Kirin era más o pervertida que otras criaturas, quizás por mayor raciocinio, sin embargo no dejaba de sentir esa imponencia salvaje en la ajena, como si tuviera que cuidarse. Lo peor, en todo caso, era que la humana debía cuidarse al tiempo que todo en ella le decía que se dejara llevar, y poco a poco su juicio iba perdiendo terreno ante el deseo que ya se presentaba en forma de rubor así como de una erección clara aun con la ropa y la armadura.

— ¿Y-y eso cómo sería? — claro está que no pudo evitar preguntar mientras sentía un placentero hormigueo en sus pechos; más adelante la piel de su cuello se erizó, y aunque realmente no fue lastimada Radha comprendió más o menos lo que intentaba la ajena: a sus ojos aquello era como cuando se le muerte el cuello a los cachorros para enseñar el lugar en la jerarquía, o inclusive a las hembras de ciertas criaturas para dominarlas. Tal acción la excitó más si cabía, aunque no se mostró del todo sumisa ya que entonces buscó acariciar las amplias caderas de la Kirin con una mano. Para la humana, pues, aquello era un forcejeo en el que podía tener desventaja, pero eso no lo hacía menos disfrutable…

Conforme la ajena fue avanzando en sus caricias el resto de la piel de Radha se fue erizando tanto como la de su cuello, no obstante al llegar a la entrepierna de la bárbara, la Kirin podría sentir cálida humedad que se había generado allí gracias a esos estímulos tan suaves y tentadores que daba la criatura, casi como si fuera una humana delicada hasta cierto punto.

Sentirla así de decidida resultaba seductor para la cazadora, motivo para debilitarla casi tanto como el peculiar tacto de esos dedos inhumanos. Lo siguiente que le dijo hizo que la bárbara la mirase de reojo sin entender realmente, ¿a qué se refería? La respuesta a ello vino más pronto que tarde…

Sin poder evitarlo, pues, Radha enterró sus dedos en el firme muslo de la Kirin al tiempo que su ser se estremecía por completo, inclusive dejó salir un jadeo que no tardó en convertirse en gemido, quizás hasta en grito, pues al ser invadida por esa peculiar sensación electrizante que parecía volver erógena toda terminación nerviosa en ella, la usuaria de espadón fue incapaz de evitar correrse con su vagina y casi “sufre” un destino igual con su miembro, el cual sin embargo solo se hinchó hasta alcanzar un límite doloroso pero placentero. — ¡Hah! ¿Q-qué fue…? — intentó preguntar con hilillo de voz, mirando de soslayo a la otra con ojos vidriosos, ello mientras se esforzaba por estar de pie ya que su cuerpo parecía haberse quedado sin fuerza y sus piernas estaban temblorosas.

A pesar del peligro que representaba la criatura, Radha estaba de lo más excitada en ese momento, tan así que sentía los dedos ajenos como si estuvieran por todo su ser, y sin más, de forma instintiva, retiró su mano del muslo ajeno para junto con la otra intentar buscar el miembro que había visto reposando antes. Sabía que la ajena podía reaccionar mal, pero prefirió arriesgarse. La bárbara se mordió el labio inferior llena de deseo y hasta intentó frotar un poco la parte frontal del rostro ajeno con su cabellera; a todas luces la humana respiraba agitada, insegura hasta cierto punto pero a la vez curiosa, pues era la primera vez que tenía ese tipo de contacto con una criatura totalmente salvaje sin estar herida ni haber peleado de antemano.

— Déjame quitarme mi armadura… — aprovechó para susurrar un pedido que no reflejaba obediencia, sino más bien complicidad…