Partida Rol por web

Muerte en la Nieve

Cantar de la Gran Compañía 4: Sin Escape

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24/09/2019, 13:02
* Juglar *

Permítanme, buenas gentes, abusar de su paciencia deteniendo mi narración en este preciso instante. Sí, soy consciente de la emoción que todos deben sentir, llegados a este punto de la historia que estamos compartiendo, el famoso Cantar de la Gran Compañía. Sin embargo, flaco favor les haría este humilde juglar si no detuviera la narración de los acontecimientos de las frías montañas de Terasdur, y les llevase a muchos kilómetros de distancia, a las costas más allá de las junglas de Uskan.

Allí, una triste playa con sus tranquilas olas fue húmedo testigo de la supervivencia de dos mujeres, cuya identidad es necesaria para que todos ustedes, buenas gentes, comprendan los acontecimientos que pronto vamos a conocer. Y es que el barco en el que viajaban, el Havgudinnen, encontrándose en plena y larga travesía entre el puerto de Portamar en Viriandar, y el de Solak en el reino de Stumlad, había sufrido el más trágico destino que pueda acosar a un navío. Sorprendidos por una tormenta especialmente cruel en plena noche, sufrió la rotura del palo mayor y varios boquetes en el casco por culpa de las rocas costeras hacia las que el viento les arrastró sin remisión. La embarcación encalló primero, para terminar por hundirse, y tripulación y pasajeros se vieron forzados a luchar por sus vidas, arrojándose a las aguas en un intento de nadar en la oscuridad con destino incierto.

Fue allí, en aquella playa, donde nuestras dos nuevas protagonistas vieron el amanecer, empapadas y con las ropas llenas de sal y arena. Una de ellas, Dhorne, era marinera del Havgudinnen, una mujer experta en su oficio y dura como pocas. La otra, en cambio, no formaba parte de la tripulación, sino que había pagado por el pasaje de vuelta desde Portamar, a donde había acudido en un largo viaje por negocios, para desempeñar un encargo que requería de la máxima discreción. Se llamaba Vennya.

Dhorne era plenamente consciente de en qué territorio se encontraban. No en vano, no era la primera ocasión en que  realizaba aquella travesía, por otra parte demasiado larga y trabajosa, llena de peligros, como para hacerla a menudo o sin un buen pago que compensase el riesgo. Se encontraban en las costas más al norte de las junglas de Uskan, justo antes de alcanzar las escarpadas costas de las montañas Kehalas.

Las dos mujeres secaron sus ropas e hicieron acopio de cuanto equipo pudieron reunir, refugiándose en unas cuevas para entrar en calor alrededor de una pequeña hoguera que se encargaron de mantener siempre prendida. Sin embargo, tras un par de días de espera, si en algún momento se habían aferrado a la esperanza de que otros miembros de la tripulación hubieran sobrevivido y fueran a unirse a ellas, ésta les fue abandonando. Finalmente, tomaron la decisión inevitable, y es que no podían permanecer en aquel lugar mucho más tiempo. Sin embargo, ¿hacia dónde se dirigirían? Al norte estaban las prohibitivas Kehlas, un lugar frío e inhóspito, hogar en su día del Rey Dios que como todos sabemos asoló todo el continente con su Reino de la Sombra. A pesar de los siglos pasados desde entonces, las montañas seguían considerándose malditas y pocos eran y siguen siendo los que se aventuran en sus laderas cubiertas de nieves perennes y menos los que regresan con vida para contarlo. Ambas descartaron aquella posibilidad de plano. El sur llevaba a Shalannest, el reino de los elfos del bosque, un pueblo encerrado en sí mismo donde los humanos no eran bien recibidos. E incluso aunque pudieran contar con la piedad de los elfos, aquellas tierras estaban realmente lejos, atravesando la jungla y las montañas. Y si cruzar la jungla y las montañas era inevitable, razonó Dhorne mediante sus conocimientos geográficos, que terminó plasmando en un improvisado mapa en la arena, ¿por qué no cruzar ese territorio directamente, por la ruta más corta, y dirigirse a la ciudad de Eras-Har?

Así fue como las dos mujeres emprendieron el duro viaje, atravesando la espesa y peligrosa jungla de Uskan, donde cada paso puede suponer la perdición de un hombre o, en este caso, una mujer. Este humilde juglar podría extender hasta el infinito la odisea que supuso para nuestras dos heroínas cruzar aquellas junglas, pero se que todos, buenas gentes, están deseando conocer la parte de su historia que enlaza con la que venimos recitando las últimas noches. Baste decir que encontraron en su camino tribus de hombres salvajes, unas amistosas que les procuraron atenciones, otras más hostiles y de las que tuvieron que huir y luchar por sus vidas. También se cruzaron con los yahi, los hombres serpiente, y con innumerables bestias propias de la jungla. Créanme, buenas gentes, aquella aventura merecería una noche en exclusiva para ser contada.

Pero las sofocantes y húmedas selvas dieron paso a un clima aún más hostil, a medida que nuestras heroínas fueron acercándose a las montañas Durestes, donde la temperatura bajaba drásticamente a medida que el camino ascendía. Dhorne sabía que al cruzar aquellas montañas alcanzarían algo parecido a la civilización, los territorios al norte de las Llanuras Grises, una gran extensión de tierra llana y bosques que les llevaría hacia Stumlad si seguían su camino. Pero antes del gran reino de los hombres del norte estaba la ciudad de Eras-Har, y toda la región de Liandur. Y antes de eso, estaban aquellas montañas nevadas, un camino duro en que había que padecer el frío y el duro caminar sobre la nieve, en un territorio inhóspito.

¿O no tan inhóspito? Fue Vennya quien se dio cuenta, al alzar la vista al cielo. Humo, una hilera de humo, propio del fuego de un campamento o de la chimenea de una cabaña. ¿Habitaba alguien aquel territorio?

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24/09/2019, 14:36
* Juglar *

Correr, correr, correr... ¿Qué se puede hacer sino correr, cuando uno es consciente de que la muerte le pisa los talones? Correr sobre la nieve, entre las rocas, esquivando los árboles y saltando sobre los troncos caídos, escalando o dejándose caer por las más escarpadas pendientes. Este humilde juglar ha oído en más de una ocasión un popular refrán: "lo único que espolea a un hombre más que su voluntad, es el miedo". Y¡oh, amigos! Nuestros héroes eran espoleados por el miedo.

Pero el cuerpo de un hombre, o mujer, tiene un límite. Nuestros héroes tuvieron que detenerse, recobrar el aliento. Luelar, como buena elfa oscura, era la más veloz de los tres, pero debía aguardar por las indicaciones de Ivar, el único de los tres que conocía el territorio. Ambos se detuvieron prácticamente a la par, girándose para comprobar que Tyron, mucho más lento que ellos por la aparatosidad de su armadura, aún les seguía.

A las espaldas del caballero no se veía ni un alma, si es que aquellos muertos vivientes conservaban un alma en alguna parte de sus maltrechos cuerpos inertes. Tal vez tuvieran un respiro, al fin y al cabo.

El explorador trató de tomar referencia, observando los picos de las montañas cercanas, o al menos lo que se alcanzaba a ver aún. La noche estaba cerca, demasiado, y la oscuridad de la noche sin luna, habitual en Terasdur debido a su clima de cielo casi permanentemente encapotado, se adueñaría de las montañas. Ivar no tardó en reconocer su situación, relativamente cerca de la posada y de las cabañas de cazadores cercanas a ella.

¿Aún estarían dispuestos a acudir en ayuda de la gente refugiada en aquella posada?

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25/09/2019, 10:51
[Abandono] Vennya

Vennya miró hacia el cielo de nuevo sin dar crédito a lo que sus ojos le mostraban. Una hilera de humo marcaba algún tipo de asentamiento, ya fuese definitivo o meramente temporal para guarecerse del intenso frío y poder cocinar. Que fuese un lugar fijo se le antojaba algo extraño, pero todo era posible dado que no conocía la zona en modo alguno. Soportando el frío como mejor pudo se volvió hacia su compañera. Evitó que sus dientes chocaran unos contra otros.

—Allí —señaló la columna de humo para que su amiga pudiese verlo—. ¿Qué hacemos?

Sus gestos, como de costumbre, no parecían indicar ningún sentimiento, emoción o decisión predominante sobre ninguna otra. Un cierto estoicismo cubría su mirada, una indiferencia calculada para no tener que tomar la decisión sobre asunto alguno.

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25/09/2019, 14:13
Dhorne

 

No existe vivencia, historia oída o lección aprendida, que pudiese prepararme para un momento como este. Y es que tras el primigenio instinto de sobrevivir, de escapar de aquellas aguas tormentosas que hogar y eterna morada por igual es para quienes consagramos nuestra vida a la mar, llegaron las mudas plegarias, lás lágrimas que sin llegar a ser derramadas, se acumulan en la garganta junto a aquel grito del alma que jamás encontrará una voz que le ofrezca libertad. Fue por ello, que durante dos largos días, mi mirada se mantuvo eternizada en el azulado horizonte, albergando aquella pizca de esperanza que sin duda alguna, siempre será la herida que sangrante, jamás obtendrá una forma de cicatrizar. 

Mi navío, mi hogar se había convertido en un mero recuerdo ahora esparcido por las aguas, y mi tripulación, aquellos hombres que habían sido desde siempre mi familia, habían desaparecido bajo el intenso y furioso oleaje, algunos, quizás los más experimentados o fuertes, habrían conseguido sobrevivir, mientras que los otros, la inmensa mayoría, habrían encontrado en las gélidas y bravías aguas, el descanso que en vida, siempre se habían negado a vivir. Pero sin que existiese tiempo para que la tristeza anidase con aún más ahínco en mi interior, acompañada de Vennya, la mujer que comenzando siendo una completa desconocida, para estos momentos se había convertido en mi más grande e intima amiga, comenzamos el recorrer de aquellas siempre peligrosas tierras que, para bien o para mal, conocía a la perfección. 

No fueron pocas las travesías vividas entre ambas con el único fin de sobrevivir, de encontrar un asentamiento, un poblado o algo similar, que nos ofreciera un descanso que aunque efímero, tan necesario en estos momentos se antojaba. La humedad de la selva fue quitando de nuestros cuerpos el eternizado sabor a sal que curte la piel a base de ardientes heridas, pero sin que el calor se llegase a ser algo a lo que podernos acostumbrar, poco tardó el frío en calarnos hasta los huesos, convirtiéndose así, en otro enemigo a quien derribar. 

Pero aunque perdida me encuentro en los pensamientos más profundos que en estos momentos anidan en mi mente, orando de silente manera a todos los dioses que conocidos por nombre me son, por el bienestar de los míos, las palabras de Vennya me hacen alzar la mirada hacia aquella torre de humo que ante nosotras se alza como una efímera salvación, o como la más completa perdición a la que nos podríamos enfrentar. Detengo mi andar junto al suyo, y ahí donde mi rostro denota la contrariedad de mis pensamientos con lo que anhelo en realidad, dejo escapar de entre mis labios un pesado suspiro, antes de posar en ella mi mirada. - No tenemos opciones realmente. - Son las primeras palabras que escapan de mis labios, para después, y tras unos segundos de silencio, continuar. - No conseguimos cruzar las montañas sin algo de descanso, calor y comida, así que o continuamos andando hasta perecer bajo el frío, o nos acercamos y rogamos a todos los dioses en los que no creo para no tener que luchar por nuestras vidas. - Es lo que como toda respuesta soy capaz de ofrecer. Y es que si el hambre no nos mataba primero, poco tardaría el mismo cansancio en hacernos perecer por la hipotermia. - Creo que lo mejor es acercarnos un poco más y con sigilo, y contemplar el panorama antes de tomar una decisión en firme. - Apuntó a mi amiga, esperando su opinión.

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25/09/2019, 14:48
* Juglar *

Este humilde juglar, que gracias a la generosidad de algunas de las buenas gentes que hoy, afortunadamente, están presentes en este noble establecimiento, ha podido disfrutar de un merecido descanso y no mala compañía... No, no se rían, jaja, la compañía es importante, siempre lo es. Es algo que les quedará claro cuando oigan lo que tengo para relatarles esta noche.

Es obvio, como habrán supuesto, que nuestras heroínas no tardaron demasiado en tomar la decisión más lógica. Eran mujeres aguerridas, auténticas supervivientes, y conocían de los peligros que aguardaban en aquellas montañas. Las Durenses no sólo eran habitadas por clanes de incivilizados bárbaros y brutales gigantes azules, por orcos procedentes de las Kehalas, y de bestias como arañas o serpientes de escarcha, lobos, ogros, osos, o yetis. No, el mayor peligro de aquellas montañas era el intenso frío, la ausencia del más mínimo alimento que echarse a la boca... y la noche. Y los ojos de nuestras dos protagonistas no tardaron en percatarse de lo cerca que se encontraba la noche.

Por ello, pusieron todo lo velozmente rumbo hacia aquella columna de humo, a través de una escarpada subida moteada de árboles sin hojas, hasta que lograron ver la edificación de la que salía. Y se trataba, nada más y nada menos, que de una desvencijada posada. Había conocido tiempos mejores, in duda, aunque tampoco demasiado mejores. No tenía nada que ver con este excelso establecimiento donde nos encontramos esta noche, disfrutando de manjares sin igual y la compañía de hermosas mujeres. No, aquello era un antro, pero era EL antro. ¿Había tenido nombre alguna vez? No le hacía falta, era sólo la posada porque era la única posada, el único lugar al que ir. ¿Qué otro lugar podía mantenerse en medio de aquellos parajes inhóspitos? Por eso a nadie le importaba que su fachada estuviera compuesta por troncos y tablas mal puestas, que diera desde el exterior el aspecto de estar a punto de desmoronarse. Se había mantenido allí desde mucho antes de que su actuar regente se hiciera cargo de ella, y seguiría mucho después.

¿Cómo subsistía un negocio como aquel en una tierra tan inhóspita? Bueno, su clientela era variada, aunque no demasiado. Las colinas de Terasdur mantenían algunas comunidades de leñadores, hombres del norte que se dejaban la espalda obteniendo madera que más tarde transportar a las grandes ciudades de territorios más prósperos. La madera de Terasdur tenía una calidad bastante buena, quizás por efecto de tan duro y exigente clima, y la paga para quienes se iban a vivir durante largas temporadas a los campamentos de leñadores era suculenta. También había cazadores, dispuestos a ganarse la vida con las pieles de las bestias que habitaban aquellos parajes, subsistiendo con su carne y elaborando pequeñas obras de artesanía con sus huesos. No era una vida generosa, pero nunca faltaban quienes la preferían a otros menesteres. Por último, las colinas de Terasdur suponían una ruta alternativa a las grandes calzadas de comunicación entre los reinos. Había que cruzarlas en su parte sur para recorrer la distancia entre Eras-Har y Teshaner, y suponía una ruta de desvío discreta, a la par que peligrosa, si se querían evitar los controles. No obstante, las colinas de Terasdur también contaban con tímidas patrullas, desde luego no tan afianzadas como las que cabría esperar más al norte, a medida que se acercaban a las montañas Kehalas. Pero cruzarse con algunos caballeros de Stumlad era perfectamente posible.

Todo ello suponían posibilidades de supervivencia para las dos mujeres cuyo destino nos ocupa, y por ello se acercaron a la posada con cautela. Sigilosas, tomaron posición y observaron, descubriendo que el lugar estaba cerrado a cal y canto. ¿Aquello entrañaba una rareza? A decir verdad, si comparásemos aquella posada con ésta en que hoy disfrutamos de calor y bebidas espirituosas, seguramente sí. Pero el clima de las montañas de Terasdur era duro, inclemente, de modo que mantener cerradas las ventanas y la puerta parecía una medida sensata.

Aún así, no se oía una sola voz, ni la menor actividad...

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25/09/2019, 20:24
[Abandono] Vennya

Vennya contempló la posada abandonada en el frío paisaje como si se tratase de un paraíso en medio de toda aquella helada. Que el banco paisaje acabase con ella y con Dhorne era una mera cuestión de tiempo. Sus manos, tan preciadas para lo que su profesión podría llegar a exigir de ella, estaban permanentemente frías. Miró a su amiga de reojo. Su cabello rubio seguía brillando a pesar del tiempo que hacían que no podían lavarse como era debido. Por lo que sabía, la ruda y guapa marinera estaba más acostumbrada a las inclemencias que ella, pero los ambientes húmedos y los bosques tampoco le eran desconocidos a ella misma. El acercamiento final a la posada para intentar captar cualquier ruido que surgiese de su interior era tarea suya, como Dhorne ya había tenido ocasión de vivir a su lado. Se adelanto unos cuantos pasos con andares lentos.

Vennya alzó el brazo derecho en alto y cerró con fuerza el puño indicando a Dhorne que se detuviese al instante. No iba a permitir que su amiga, que ya había arriegado su vida por ella en más de una ocasión, corriese el menor peligro. Se giró hacia la joven rubia y le sonrió muy ligeramente, tanto como para cualquiera que la hubiese mirado a los labios se hubiese preguntado si no se trataría de una ilusión óptica. Bajó lentamente la cabeza pidiendo a Dhorne que se quedase agachada en el sitio esperando sus indicaciones para seguir avanzando. Mirando en todas dirección, continuó acercándose al destartalado lugar mientras trataba de levantar el menor ruido posible. La oscuridad se cernía sobre ellas y una de sus armas despertaría de su letargo diurno. Vennya rezó a un dios que, de haber sabido su amiga quién era, habría podido servirle de motivo de discusión... o quizá incluso de algo mucho peor.

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26/09/2019, 09:19
Director

Notas de juego

Este parece un buen momento para ir familiarizándoos con las reglas de juego. Las reglas de El Reino de la Sombra (ERdlS) utilizan una única mecánica para la resolución de acciones. Para determinar si un personaje tiene éxito en una acción debe lanzarse un dado de veinte caras (d20) y añadir al resultado los modificadores aplicables (por ejemplo la puntuación de una habilidad). La suma final se compara con un número objetivo llamado Clase de Dificultad (CD), un valor numérico que determina lo compleja que será la acción a realizar. Si el resultado modificado del dado es igual o mayor que la CD la acción tiene éxito. Si es menor, el personaje falla.

Como director, en ocasiones os pediré una tirada concreta. Otras veces podréis hacerlas vosotras directamente, sin necesidad de que yo las pida. En ambos casos, salvo que yo os indique una CD, tiraréis sin ponerla. Yo como director resolveré el resultado, salvo que os haya dado una CD previa y podáis interpretar directamente el éxito o fracaso de vuestro intento.

Vennya, si quieres puedes probar a hacer una tirada de Sigilo por acercarte a la posada sigilosamente. No pongas dificultad, solamente debes hacer la tirada de 1d20 y sumarle como Modificador tu puntuación en la habilidad de Sigilo. Además, haz también una tirada de Atención.

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26/09/2019, 17:17
[Abandono] Vennya
Sólo para el director
- Tiradas (2)
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27/09/2019, 00:00
Ivar el Cuervo

Hace mucho que imito la costumbre de un viejo compañero de viaje, enterrado hace ya tiempo. Según me contó en una ocasión, cuando realizábamos largas marchas, solía colocarse bajo la lengua una pequeña piedra, a ser posible, lo más lisa posible. Decía que de esa forma no se le secaba la boca. Puede que fuese una estupidez, pero yo jamás he dicho que fuese precisamente un genio y por tanto, es una costumbre que he tomado como propia.

Al detenernos, escupo la maldita piedra mientras echo un vistazo a los alrededores. No tardo en orientarme, bendita sea mi obsesión por conocer cada pizca de terreno que me rodea. Pues gracias a ello ahora sé cómo podemos movernos para mantenernos a distancia de aquel ejército de pesadilla.

No hemos conversado mucho durante la marcha ¿Quién iba a tener ganas de hablar después de lo que hemos sido testigos? Nuestro único pensamiento era alejarnos o en mi caso, tratar de despertar de la pesadilla que estoy viviendo. De momento la mala fortuna me sigue sonriendo, pues sigo sin despertar.

La dama elfa es rápida, sabe cómo moverse, eso se lo reconozco. Pero nuestro querido caballero está sufriendo verdaderos apuros. Su pesada armadura que tan útil es en combate, ahora es una pesada maldición.

-Tomemos unos minutos de descanso, beber algo y comer lo que podáis. No sé cuando podremos volver a detenernos. Sorbos pequeños y a ser posible, comer algo de fruta. Aunque les hemos dejado atrás, aún podrán alcanzarnos.

Hacía tiempo que no me daba un paseo como este y aunque estoy algo desentrenado, no estoy tan cansado como se podría esperar. Parece que el viejo cuervo aún dispone de un buen aguante después de todo. Aunque me pregunto si eso será suficiente como para escapar de esta.

-La posada y las casas de los cazadores no están muy lejos de aquí. Tal y como yo lo veo, solo tenemos dos opciones, seguir avanzado o ir a comprobar si los muertos han llegado hasta ellos. Si continuamos hacia adelante, es probable que logremos dejar atrás esta pesadilla. Pero si vamos a la posada, no estoy seguro de que podamos salvarlos a todos y eso, en caso de llegar a tiempo.    -Chasqueo la lengua con disgusto, lo que viene a continuación no es fácil de decir, pero es la maldita verdad.    -Si los muertos ya están allí, habremos consumido nuestras fuerzas para lanzarnos directamente a sus brazos. Escapar se volverá mucho más complicado y desde luego luchar, no será una opción. Por otro lado, si llegamos a tiempo, convencerlos de lo que hemos visto no será sencillo y menos aún organizar una evacuación. Puede que nos retrasen y que ninguno salgamos con vida de esto. En fin, lamento ser pájaro del agüero, pero solo quiero compartir con vosotros mi opinión. Sea lo que sea lo que decidáis, os acompañaré.

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27/09/2019, 09:06
Director

Notas de juego

Se me olvidó comentarlo. Respecto a si hacer las tiradas en público o en privado, salvo que yo os pida específicamente que una tirada sea Oculta, podéis tirar como queráis. En mensaje privado aparte, en mensaje público pero marcando la casilla de tirada Oculta (de forma que sólo el director vea el resultado), o totalmente en abierto. Normalmente yo sólo pido tiradas Ocultas en tiradas relacionadas con la percepción (Como Atención, Averiguar Intenciones o Buscar), o los conocimientos (Saberes y demás), y más que nada por la posibilidad de meter información engañosa si la tirada es especialmente mala.

Esperamos a Dhorne para continuar ;)

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27/09/2019, 16:29
Luelar Tyrundlin

Correr, correr y correr se había convertido en nuestro objetivo durante unos largos momentos, tratando de huir de aquello de lo que nadie podía escapar: la muerte. Algún día nos alcanzaría, de eso estaba completamente segura, pero no sería hoy.

Ni con la ayuda de sus azulados esbirros.

No, definitivamente no podía permitir aquello, y avancé hasta sentirme extenuada; aunque tenía que refrenarme al necesitar de las indicaciones de Ivar para poder continuar. Si no hubiera sido por él, probablemente habríamos acabado en algún callejón sin salida donde aquellas cosas hubieran terminado por emboscarnos.

Ambos nos detuvimos en primer lugar, girándonos a la espera de que el caballero nos diera alcance. El sonido de su aparatosa armadura nos había posibilitado saber que nos seguía, pero durante todo el trayecto se mantuvo avanzando varios metros por detrás de nosotros.

No había ni rastro de aquellas abominables criaturas, e Ivar no tardó en indicarnos que era momento de descasar un poco y reponer fuerzas, aconsejándonos cómo hacerlo. Me fijé en cómo observaba los alrededores mientras me dedicaba a recuperar el aliento, tras lo que el explorador continuó hablando.

Analizó nuestras posibilidades, habiendo dos claras opciones, dos opciones entre las que tendría claro qué escoger.

En otras circunstancias.

- Así que si seguimos huyendo, podremos salvar nuestro pellejo. De lo contrario, tendremos ínfimas posibilidades de salvar a nadie, incluidos nosotros, ¿es así? - pregunté a Ivar, sin esperar respuesta. - En ese caso, está bastante claro. - dije con fingido pesar, antes de esbozar media sonrisa. - Regresaremos a la posada. No podemos dejar a esa gente a su suerte, ¿verdad? - le dije a Tyron, recordando sus propias palabras, estaba convencida de que el caballero querría ayudar a aquellas personas. - Nadie merece acabar sus días a merced de esos seres... Debemos ayudarles. Estoy decidida a ello. - dije mostrándome absolutamente convencida de ello. - Convencer a la gente de la posada de lo que hemos visto no será difícil. Puede que a Ivar o a mi no nos crean, pero creerán a Tyron.

Aquella era una jugada arriesgada, muy arriesgada, pero si salía bien; tendría al caballero de Stumland de mi lado, y eso me facilitaría mucho alcanzar Eras Har e internarme en ella.

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27/09/2019, 18:07
Tyron Stark

Alcancé prácticamente sin aliento a mis compañeros, únicamente porque se detuvieron a descansar. Sólo en ese instante, al verles detenerse, tuve el valor de girarme y mirar a mi espalda, descubriendo aquello por lo que había estado orando silenciosamente durante toda aquella extenuante carrera. No había rastro de los muertos. Por ello pude aminorar la marcha durante el último tramo, sintiendo cómo el pecho me ardía por el esfuerzo y el doloroso contacto interior del gélido aire de la montaña. Boqueaba sin parar, al borde del desfallecimiento, mientras trataba de escuchar a mis compañeros.

De hecho, tenía la esperanza de que lo vivido no les hubiera desalentado de hacer lo correcto, aquello que tal vez estúpidamente estaba dispuesto a hacer aún a pesar de todo. ¿Era una locura? No era un absoluto devoto de Korth, pero El Salvador estaba en mis oraciones desde bien pequeño, y él pedía el servicio a los inocentes y desfavorecidos. Y era un caballero de Stumlad, había hecho un juramento, tres en realidad. Me debía a la Justicia, la Justicia con mayúsculas, más allá incluso de las leyes. Abandonar a aquella gente a su suerte era injusto. Prestarles ayuda podía ser prácticamente un suicidio, pero ¿cómo podía no intentarlo?

Descolgué mi espada bastarda de mi espalda y la clavé en la nieve ante mí, dejándome caer de rodillas mientras Ivar hablaba. Dejé caer también mi mochila y me quité el casco, sintiendo infinitos alfileres clavándose en la piel de mi rostro y del cuero cabelludo cuando el viento azotó la humedad de mi sudor. Pero necesitaba quitármelo y respirar unos instantes. Abrí mi mochila y saqué un odre de agua, dándole un buen trago. Ivar no parecía para nada convencido de acudir a la posada, pues podía ser toda una encerrona si los muertos habían llegado antes que nosotros. Parecía preferir la opción de seguir avanzando, dejando toda la distancia posible entre aquel ejército y nosotros. Aquello me llenó de desaliento, pues anticipaba lo que la elfa oscura podría opinar, y me vi absolutamente sólo en aquella tesitura.

Sin embargo, aún quedaban sorpresas para mí en aquel día, y alguna no era desagradable. Luelar se mostró inflexiblemente dispuesta a acudir en auxilio de aquella gente, para mi absoluta consternación. Ciertamente, aquella mujer de tez oscura tenía una increíble facilidad para descolocarme, pero en aquel momento me sentí bendecido por el mismo Korth al ofrecerme aquella mujer todo su apoyo, llegando incluso a confiar en que sería yo quien lograse convencer a aquellas gentes de la veracidad de cuanto habíamos presenciado.

M-me honra tu confianza, Luelar. -Afirmé poniéndome en pie. Me temblaba la voz, a medias por la falta de aliento y a medias por lo fuera de lugar que me sentía frente a tamaña confianza. No era más que un soldado menor dentro de la Orden de Stumlad, y al parecer un renegado entre los míos, aunque nadie tenía por qué saber eso en verdad. Pero era cierto, recaía sobre mí tal responsabilidad- No podemos dejarles allí, sabiendo lo que les aguarda. Sin embargo, ¿podemos hacer con ellos el trayecto hasta el templo de Korth, antes de que se nos eche la noche encima? -Pregunté a Ivar, preocupado, alzando la vista hacia los cielos cada vez más oscuros. Ni siquiera se me pasaba por la cabeza la posibilidad de que pudiéramos llegar demasiado tarde- Y si oscurece... ¿Será sensato hacer ese trayecto envueltos en la noche, sabiendo lo que ésta oculta? -Crucé una mirada alternativamente con ambos, reconociendo sus facultades. Ivar conocía aquellas tierras, y Luelar según tenía entendido poseía como todos los elfos una vista sin igual en la oscuridad. Sin embargo, era a simples hombres a los que debíamos trasladar, y la idea de realizar una trayecto de horas a través de la noche y la nieve se me antojaba una temeridad. Claro que ¿qué no lo era en aquella situación?- Tal vez... podríamos hacernos fuertes en ese edificio. -Sugerí- Apagar todo fuego innecesario para evitar luces que atraigan la atención, cerrar y reforzar puertas y ventanas, y montar guardias toda la noche. Ni siquiera sabemos si esa horda muerta pasará por allí, y en caso de que así sea yo personalmente prefiero enfrentarlos tras los muros de un refugio que en campo abierto. Podríamos ponernos en marcha al alba, con las primeras luces, y así al menos durante la marcha les veríamos venir...

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27/09/2019, 19:14
Dhorne

La necesidad pocas veces entiende de prudencia, y por ello, aunque aquella columna de humo pudiese ser el dulce llamado a los incautos para caer en la más obvia de las trampas, ambas sabíamos que el frío sería solo un problema más con el que lidiar cuando la densa oscuridad de la noche, cayese sobre nosotras. Y así, siendo el latir de mi propio corazón el ritmo estridente con el que marcar el paso para no quedarme atrás, es que una ladeada y divertida sonrisa aflora entre mis labios cuando mi azulada mirada se posa en aquella desvencijada y raída cabaña, y es que si bien en mejores lugares me había guarecido en tiempos pasados, no podía obviar que también en sitios muchos peores había pernoctado cuando el dinero escaseaba en mi bolsa y el cansancio ya era una carga insoportable con la que lidiar. 

Pero ¿Importaba siquiera su estado? Sé que no, que aquello es el menor de los problemas cuando la muerte acecha sin descanso, cuando los peligros ya no son tan latentes como la afilada hoja de una espada, y por el contrario, se vuelve tan sutil como el mero descanso que aunque necesario, tan capaz es de sumir a cualquiera en el más eterno de los sueños. Sigo entonces los pasos de Vennya desde un suave pisar que intenta no ser el estruendoso ruido que quiebre la calma, y deteniendo mi andar cuando así ella ordena, no puedo más que responder a esa efímera sonrisa que sus labios esbozan con una que, más longeva en su esbozar, termina por difuminarse ante la antelación de lo que puede o no, estar por suceder. Me mantengo agachada, atenta al entorno silente, mientras que mi mirada no pierde detalle de su hacer, aun cuando de manera intermitente observo todo lo que nos rodea. 

Saco de mi cinto entonces mi tan querida cimitarra, la misma que, si bien espero que no tener que utilizar, también sé que más vale tener presta para la batalla, que pecar de una prudencia que en tan inhóspitas tierras puede llevarte a perecer. 

- Tiradas (1)
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27/09/2019, 22:28
* Juglar *

¿Pueden siquiera imaginar, buenas gentes, la cantidad de cosas diferentes que pudieron pasar por la mente de aquellas dos aguerridas mujeres, en aquellos instantes? Como bien saben, no sería nada en comparación con todo aquello por lo que habrían de pasar, y desde luego poca cosa sería puesto en la balanza con todo lo que habían vivido a través de las selvas de Uskan. Y sin embargo, poca gente en este mundo pasa a lo largo de su existencia por una situación como aquella. Tal es la vida de los grandes héroes de Valsorth, heroínas en este caso.

Este humilde juglar no envidia el papel que le tocara a la dura Dhorne, aguardando cimitarra en mano mientras observaba a su compañera actuar. Ojo avizor a los alrededores, sólo podía asegurarse de no caer en una emboscada, y confiar en el saber hacer de Vennya. La confianza que depositaba en aquella mujer era bien fundada, y fruto de la dura experiencia. Después de todo, por mucho habían pasado juntas. Vennya había demostrado su habilidad para pasar desapercibida en el poblado de los Hijos del Sol Ardiente, en el templo del hechicero yahi que había tendido trampas en la jungla para obtener sacrificios para sus experimentos, e incluso evitando la madriguera de más de una bestia. Sí, la confianza de Dhorne en ella no se basaba en la fe, sino en el conocimiento, en la experiencia.

Y la mercenaria no defraudó. Cada paso cuidadosamente medido se hundía apenas en la nieve, sin emitir sonido perceptible alguno. Sus ropas oscuras apenas se percibían entre la escasa vegetación y las sombras del bosque, en penumbra por la llegada inminente de la noche. La mujer alcanzó los aledaños de la posada fundiéndose con la propia fachada, tan inmóvil que incluso a la propia Dhorne le costaba situarla si apartaba la mirada unos instantes.

Y entonces oyó algo, voces en el interior...

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27/09/2019, 22:38
* Juglar *

Eran voces que trataban de no elevarse demasiado, cautelosas, pero iracundas y con nervios evidentemente crispados. Una voz se alzaba sobre las demás, autoritaria y más controlada que las demás a pesar del nerviosismo.

He dicho que apagaremos todo fuego.

Pero, mi señor... -Replicaba otra voz, tímida y temerosamente- ...nos helaremos de frío, sin un fuego...

¿Es que no has oído lo que he contado? -Insistía el primero- ¡Ni un fuego, o vendrán aquí y todos moriremos, insensatos!

Señor, hay una niña... -Intervino una tercera voz, algo más decidida que la segunda- ...permita al menos el fuego de la sala inferior, un fuego pequeño...

¡Silencio! Ni la niña ni ninguno de nosotros veremos el amanecer si vienen, necios... ¡Ensartaré a todo el que trate de mantener el fuego!

La situación parecía estar caldeándose, a pesar de que aún trataban de evitar alzar la voz más de lo debido. Pero la experiencia le decía a Vennya que las cosas no iban a terminar bien allí adentro. De hecho, por su experiencia, había muchas posibilidades de que todo acabase en un baño de sangre...

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28/09/2019, 00:59
Ivar el Cuervo

En una tierra gobernada por gigantes, orcos y asesinos elfos, he cruzado mi camino con las dos únicas personas que tienen corazón. Cualquier otro elegiría huir y ponerse a salvo, pero estos dos prefieren arriesgarse con la posada incluso a sabiendas, de que puede ser su fin. ¿Serán estas tierras heladas donde reposarán mis viejos huesos o acabaré uniéndome a ese ejército sin alma?

-¡Diantres! Puede que me estéis llevando a una muerte segura, aunque dicha sea la verdad, no es que tenga mejores planes. Morir por algo o vivir por nada...¡Bien! Sea entonces como decís. Dejadme pensar unos segundos mientras recuperamos el aliento.

Nuestra única ventaja es la velocidad, en todo lo demás el ejército de la muerte nos supera con creces. Su número se cuenta por cientos, no sienten dolor y el miedo es aquello que infringen en nuestro corazones, no algo que ellos padezcan. Luchar será nuestra perdición, tan solo si los espíritus nos son favorables lograremos sobrevivir para ver un nuevo amanecer.

-¿Por qué regresaron? Los muertos quiero decir. Habían tomado todos los cuerpos del campamento para alimentar su ejército, tan solo quedaron unos pocos atrás. Eran tan solo los cuerpos de unos niños, peligrosos contra nosotros, pero apenas nada para un ejército tan grande. Ningún general habría retrocedido sobre sus pasos por unos pocos soldados más.

Si en el pasado logramos vencer en tantas batallas, fue gracias a la capacidad de nuestro líder por conocer la mentalidad de nuestros enemigos. A mí eso nunca se me dio tan bien, aunque trato de hacerlo cuando la situación lo requiere. Quizás la dama elfa pueda ayudarnos a aclarar esto.

-Luelar, debo admitir que no sé apenas nada de la magia. De hecho me pone bastante nervioso las artes que empuñas, pero tengo una duda que quizás puedas aclararme gracias a tus conocimientos. ¿Por qué crees que el ejército regresó? Mi teoría es que los niños estaban unidos de alguna forma a los seres de piel azul que empuñaban armas. Puede que puedan ver a través de sus ojos o que sientan cuando alguno de ellos es destruido. ¿Crees que puede ser posible? ¿Existe alguna forma de que puedas adivinar algo así?

La magia no me gusta lo más mínimo, nací y me crié con un grupo de hombres que en lo único en lo que confiaban era la fuerza de sus brazos y el poder de sus aceros. La magia siempre ha sido un tema tabú para nosotros, más aterradora que un bestia salvaje y hambrienta. Jamás imagine que existiese un poder capaz de alzar a los muertos, pero en cambio ahí está. Si logramos averiguar qué les motiva o cómo funciona, quizás tengamos una oportunidad.

-Si alguna de esas posibilidades es cierta, el hecho de que hayan venido a por nosotros significa que no quieren que nadie sepa que están aquí. Si comparto con vosotros estas inquietudes es debido a que tengo una idea, una mala idea más bien. Pero es mejor que nada, aunque todo depende de si los muertos conocen o no la existencia de la posada. Bueno, lo mejor será ponerse en movimiento y a medida que nos acerquemos compartiré con vosotros mis ideas. Pero lo primero de todo, es llegar a la posada y ver cual es la situación. Si la suerte nos sonríe y aún no han llegado, tendremos que apagar cualquier rastro de fuego. El humo puede verse y olfatearse desde gran distancia. No sé si los muertos pueden apreciar algo así, pero es mejor no correr riesgos.

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30/09/2019, 16:46
[Abandono] Vennya

Vennya se alejó de la casa tan sigilosamente como se había acercado, usando sus propias huellas como marcas del camino, algo que estaba muy acostumbrada a hacer. Se acercó a su amiga y le hizo un gesto con la mano dándole a entender que se acercase a ella, que tenía algo que contar. Debía tratar de interpretar lo mejor posible lo que había escuchado, aunque era posible que se equivocase al no saber la situación real del grupo en el interior de la cabaña.

—Dentro hay un grupo de personas. Bastantes —explicó con el rostro petreo, sin permitirse mover ni una ceja siquiera—. Hay gente normal secuestrados por un grupo oculto.

Miró de nuevo hacia la construcción en madera, llena de nieve y con el frío arreciando por todas partes. En cualquier caso tendrían que entrar. Las palabras «ensartaré a todo el que trate de mantener el fuego» teniendo en cuenta que había una niña pequeña entre el grupo, presagiaba que la vida humana les importaba poco. Quizá en otro momento a Vennya tampoco le hubiese importado mucho, pero las circunstancias habían cambiado mucho en poco tiempo.

—Aconsejaría que entrásemos y acabásemos con quienes nos hagan frente, Dhorne. Tú decides.

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30/09/2019, 17:15
Luelar Tyrundlin

Esbocé una tenue pero cómplice sonrisa mirando a rizos dorados cuando este dijo sentirse honrado por mi confianza en él. No sabía si quizás estaba pecando de optimista dando por hecho que el caballero no tendría dificultad alguna para convencer a quienes aún se encontraran en la posada, pero estaba prácticamente convencida de que así era. No era difícil reconocer en él las cualidades que los hombres que moraban en aquel lugar reconocerían como las de un buen hombre, aunque quizás a mí me resultaran más fácil de ver por lo contrapuestas que se encontraban a algunas de mis ideas.

Tyron estaba de acuerdo en ayudar a la gente de la posada, tal y como había previsto, pero dudaba del plan inicial; temiendo que la noche nos alcanzara antes de poder guiar a aquel grupo hasta la dichosa torre de Korth.

Aun con noche cerrada, si contábamos con algún tipo de fuente de luz podría servir de guía con la ayuda del explorador, pero con un grupo tan numeroso de gente donde la mayoría no estaba habituada a aquel tipo de trayectos... Era probable que sufriéramos más de un contratiempo, y que tardáramos más del doble en llegar.

Maldita sea...

Pensaba en alguna alternativa cuando fue el propio Tyron quien la encontró. Utilizar la misma posada como fuerte hasta el día siguiente parecía una buena opción. Si desterrábamos cualquier señal de que el lugar estaba habitado, puede que tuviéramos la suerte de no ser encontrados.

- Parece que tenemos un plan. - afirmé tras la propuesta del caballero. - Aunque no soy bien recibida en ese lugar, pasar la noche allí... Espero que no resulte peligroso. - dejé caer con rostro preocupado, si bien no era algo que me inquietara lo más mínimo, pero no podía desaprovechar la ocasión de dotar de aquel halo de sacrificio nuestra vuelta a la posada. - Supongo que después de que Tyron les cuente lo que ha pasado, estarán más preocupados por lo que está por venir que por la desagradable elfa oscura que se encuentra bajo su techo. - comenté mostrándome algo más tranquila.

Ivar mostró también su conformidad con el plan. Si que debía tener una vida aburrida aquel explorador para querer arriesgarla de ese modo. Sus motivos me traían sin cuidado, pero me alegró que accediera a ir hasta la posada, pues con su ayuda teníamos muchas más posibilidades de que todo saliera bien.

Pidió unos segundos de reflexión, tras los cuales compartió con nosotros sus elucubraciones. Ciertamente, tal y como Ivar planteaba las cosas, la cuestión resultaba un misterio; ¿pero y si las cosas no habían sido así?

Me preguntó entonces directamente a mí, como usuaria de magia, queriendo saber qué pensaba al respecto y si veía factible la teoría que elaboró a continuación; preguntándome además si tenía manera de cerciorarme de que se estuvieran actuando de ese modo.

Mientras Ivar terminaba de hablar me quité la mochila y saqué un odre de agua, echando un corto trago. El explorador decía tener una idea que compartiría con nosotros una vez volviéramos a ponernos en marcha, relacionada al parecer con que los muertos vivientes estuvieran pretendiendo que nadie advirtiera de su presencia. Quien estuviera detrás de todo aquello debía ser bastante poderoso, y seguramente tuviera un plan muy elaborado.

- Veo probable que estén tratando de impedir que hablemos, lo cual supondría un escenario nefasto, pues significaría que persiguen un objetivo mucho más jugoso. - comencé a compartir tras echar un segundo trago y guardar el agua. - Como podría ser el de llegar hasta algún lugar donde engrosar su filas aún más, mucho más. Ese podría ser un buen plan para un ser con oscuras intenciones. Sin embargo, no debemos precipitarnos, es muy poco lo que sabemos por el momento. En cuanto a que los muertos estuvieran conectados al líder de esa tropa... Creo que podría ser. Mis conocimientos mágicos no son muy avanzados, pero hay maneras de ver y oír lo que no está frente a nosotros. - hice una pausa, permaneciendo pensativa un instante. - También podrían estar conectados todos ellos, o simplemente que hubieran detectado nuestra presencia y tuvieran orden de acabar con toda forma de vida. No hemos de olvidar que los muertos han sido devueltos a la vida por medio de la magia negra, y que responden a las órdenes de un amo. Soy capaz de detectar auras mágicas, si volvemos a cruzárnoslos en nuestro camino... Quizás pueda intentar averiguar algo más.

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01/10/2019, 09:03
Director

Notas de juego

Una pequeña anotación, dada la sugerencia de Vennya (y así vamos aprovechando para familiarizarnos con el sistema):

Si decidís acercaros juntas de nuevo a la posada, tendríais que hacerlo con cuidado de no ser oídas. Como la gente que está dentro parece estar hablando y pendientes a otras cosas más que a vigilar, la CD (Clase de Dificultad) sería 10 (normal). Ahora bien, ¿os hace falta hacer la tirada?

No siempre es necesario tirar los dados. Sólo se necesita una tirada de dados cuando el resultado de la acción es importante o la situación es emocionante. Incluso así, en ocasiones un jugador puede elegir no tirar los dados y en su lugar recurrir a una de estas dos opciones:

Elegir 10: Un personaje que no se encuentre amenazado o distraído puede elegir 10 en lugar de tirar el dado. Simplemente suma 10 a la puntuación correspondiente para la acción y ese es su resultado.

Elegir 20: Un personaje que disponga de tiempo suficiente y no se encuentre distraído ni amenazado puede escoger 20 en lugar de tirar los dados, siempre que la acción no conlleve un perjuicio en caso de fallo. Esto significa que el personaje dedica a la acción todo el tiempo necesario para hacerlo lo mejor posible, invirtiendo 20 veces el tiempo normal que fuera necesario para la acción.

En este caso concreto, la acción conllevaría perjuicio en caso de fallo (ser descubiertas), por lo que la opción de Elegir 20 no estaría disponible. Sin embargo, no habiendo nada que os amenace (directamente) ni distraiga, podéis perfectamente Elegir 10. Y eligiendo 10, ambas superaríais de sobra la CD, por lo que no os es necesario hacer tirada alguna.

Luego ya, habría que ver cómo querríais actuar si siguierais el plan de Vennya. Es decir, si abrís/derribáis la puerta y atacáis a todo lo que se mueva, si entráis tranquilamente y os defendéis de quien os ataque, si llamáis a ver cómo responden, si creáis una distracción...

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01/10/2019, 10:41
Tyron Stark

Quedaba claro que a Ivar no le gustaba demasiado la idea, y sin embargo se alistó para llevarla a término sin dudar apenas un instante. No tenía muy claro de qué pasta estaba hecho aquel hombre, pero realmente me alegraba de que le tuviéramos con nosotros. Tenía la impresión de que, con él a nuestro lado, al menos teníamos una oportunidad.

De hecho, por extraño que pudiera parecer, y a fe mía que me lo hubiera parecido de haberlo sabido días atrás, me sucedía lo mismo con Luelar.

El explorador tenia dudas, muchas dudas. Todos las teníamos, incluso Luelar que parecía tener algún conocimiento más que nosotros acerca de la naturaleza de aquellos seres. Bebí un poco más de agua y guardé el odre, mientras escuchaba sus dudas acerca de los motivos por los que los muertos había regresado al campamento. Mientras pensaba en ello, observé mi espada clavada en la nieve ante mí. Parecía un símbolo religioso, propio de mi fe en Korth, pero daba la impresión de que El Salvador hubiera abandonado aquellas tierras a su suerte. Me maldije por albergar aquellos pensamientos, y negué con la cabeza en silencio, haciendo la señal de la cruz en mi pecho y poniéndome en pie tras recoger mi casco.

¿Y si sólo estaban errando, sin rumbo fijo? -Sugerí sin pensarlo- Quiero decir... -De repente, aquella idea me parecía de lo más estúpida, más aún sabiendo que la elfa oscura entendía de aquellos asuntos más que yo con diferencia. ¿Qué hacía yo sugiriendo ideas descabelladas?- Nada, da igual...

Ella, de hecho, se planteaba seriamente que sí estuvieran buscando silenciar testigos. De hecho, eso le llevaba a pensar que su amo estuviera buscando algo mucho mayor, como acudir a tierras donde poder engordar las filas de su ejército exponencialmente.

Pues, desde aquí... No se, se supone que estamos al norte de Terasdur. -Comenté, pensativo, con el ceño fruncido- Podría ir al norte, a las Kehalas, aunque veo más probable que ese sea su punto de origen. Aparte de la presencia de los asquerosos orkos, siempre se han contado historias de muertos vivientes y otros horrores en esas inhóspitas tierras. -No en vano, era en ellas donde el Rey Dios, que antaño había sido un elfo, había erigido su fortaleza oscura, y desatado sobre todo Valsorth su Reino de la Sombra- Al sur podría llegar a tierras de los elfos del bosque, pasando por el camino por Teshaner, pero es un largo viaje por las Durenses. Le sería más sencillo descender hacia el este e internarse en la jungla de Uskan, aunque allí hay más bestias que hombres. ¿Esa magia puede levantar muertos vivientes de simples bestias? -Aquella idea me resultaba espeluznante, sólo con imaginar a algunas de las grandes bestias que se decía habitaban aquellas selvas, convertidas en parte de un ejército como aquel- También podrían cruzar las montañas y acudir a Liandur. Terreno llano, un buen número de poblaciones pequeñas y grandes... si ese ejército muerto se alimentase de todo ser vivo a su paso, para cuando llegase a Eras-Har tal vez no habría ejército de los hombres capaz de hacerle frente... -Concluí con desaliento, hasta que se me ocurrió algo- Luelar, dices que los muertos se alzan por obra y orden de un amo, ¿no? ¿Qué pasaría si el amo cayese? ¿Caería el ejército con él? -Pregunté con expectación, no pudiendo dejar pasar la oportunidad de añadir otra duda- ¿El amo debe ser un hombre? Aquel ser que les comandaba parecía más muerto que vivo, más criatura que hombre. ¿Podría ser él su amo, o el verdadero amo tendría que ser otro?

Notas de juego

Luelar, puedes hacer una tirada de Saber Religión (oculta) para plantearte esas preguntas.