Partida Rol por web

Mientras el grupo se encontraba buscando por más pistas y opciones para poder seguir avanzando a través de aquel descenso de pesadilla dentro de Azkaban. No tardaron en volver a escuchar aquella risa del prisionero que les estaba acompañando desde la oscuridad en la colosal sala donde se encontraban, el hombre parecía tener ataques de risa cada cierto tiempo, risa que se mezclaba con pequeños sollozos o murmuros cada tanto, como si este estuviera mezclando sus personalidades (Porqué todo apuntaba a ello ¿No?) Sin embargo, a medida que el resto del grupo iba haciendo más descubrimientos a su alrededor, el hombre parecía ser más propenso a reir como un completo loco, casi como si estuviera disfrutando de verles atrapados en aquella trampa llamada Azkaban. Esto hasta que por fin, se digno a hablar desde una de las esquinas del lugar, una donde la luz de los encantamientos Lumos no había llegado.

-¡Aaaah! Los pajarillos quieren romper su jaula, pero... ¿Eso su destino anula?- Su voz producía un eco bastante gélido dadas las dimensiones de aquella sala en la que estaban todos. Parecía que había dicho esto al momento de ver que Tiberius había realizado un descubrimiento mientras buscaba por aquella Runa de la que había hablado el bibliotecario anteriormente -¡Que divertido! Pero un pajarillo aferrado a su cometido, de su jaula nunca a salido- Parecía que el hombre no era de mucha ayuda aunque sin duda, el pobre prisionero parecía saber mucho más sobre lo que estaba ocurriendo en Azkaban de lo que aparentaba con ese aspecto. ¿Que era realmente ese hombre? Sin embargo su reacción parecía indicar que iban por el buen camino en esos instantes.

—Miren eso. —Erick señalaba una caja metálica encajada justo en el centro del techo.— No sé que sea, pero todo aquí es peligroso hasta que se pruebe lo contrario. Por las dudas que nadie pase cerca del centro del salón hasta saber qué sucede aquí. Pajarillos nos llama el loco sabio. ¿Alguien aquí sabe volar para ver más de cerca?

—Aquí hay algo —dijo Tiberius al resto cuando sus ojos se toparon con la runa.

El abogado se sorprendió de lo sencillo que había resultado encontrar aquél símbolo tallado en la pared de piedra, aunque seguramente se debía a que había tenido mucha suerte. Pero no era cosa de quejarse sobre la buena fortuna, así que se agachó para examinar la runa con más detenimiento. No parecía ser nada más que unos cuantos trazos, y Tiberius se preguntó enseguida si tendrían algún poder mágico. ¿Tal vez pudieran abrir un agujero en la pared? O quizá simplemente indicaran un punto en el que el muro fuese más débil...

Mientras reflexionaba, Erick les llamó la atención sobre algo situado en el centro de la sala. Se volvió para intentar ver lo que su compañero señalaba. Por su parte, no tenía la menor intención de acercarse a algo que no sabían qué era. Pero parecía que lo único destacable en ese sitio eran la runa de la pared y aquella caja metálica.

Entretanto, el hombre desconocido seguía hablándoles en acertijos. Tiberius se obligó a no prestarle atención, y volvió a centrarse en la runa. Dudó un momento, pero luego alargó la mano y la rozó con los dedos para ver si ocurría algo.

Michael había visto la runa que señaló Tiberius. Había sido fácil, quizá demasiado fácil, aunque la advertencia de Erick de que había una caja metálica sobre sus cabezas le hizo entender que probablemente no sería tan sencillo como aparentaba.

-Probablemente sea una jaula que caerá sobre nosotros si damos un paso en falso -dijo el bibliotecario, sabiendo que era lo más evidente-. No toquéis nada que no sea esa runa... Creo que es nuestro único billete para continuar.

Michael se aproximó a Tiberius, dirigiendo una mirada hacia la runa para comprobar si se producía algún cambio o reacción en la estancia cuando Tiberius tocase la runa.

Los pensamientos en torno a aquella caja de metal que estaba incrustada en el techo y que Erick había descubierto llevaban a la misma conclusión; tener cuidado de que cayera sobre alguno de ellos y terminara en una situación grave para cualquiera del grupo que estaba allí presente. Por el otro lado, tan pronto Michael y Tiberius se acercaron a aquella runa que se encontraba grabada en las frías paredes de concreto, pudieron ver como esta comenzaba a desprender pequeñas particular brillosas al momento en que el asistente legal rozaba con sus dedos, aunque la realidad era que no lo hacía por Tiberius y más bien, aquellas particulas eran del mismo tono y la misma intensidad que las del libro que el  bibliotecario tenía en sus manos, ahora que este último se había acercado a la runa detrás de su compañero. Tanto el libro del arlequín feliz como la runa parecían estarse llamando mutuamente.

Pronto, Michael pudo sentir como el libro desprendía tantas particulas de color verde oscuro que comenzaron a quemarle, como si se tratarán de pequeñas chispas calientes y que lograron que el hombre soltara el libro sin poder evitarlo, este mismo libro no cayó al suelo y más bien se mantuvo en el aire para asi poder acercarse por si mismo delante de la runa. Cualquiera que hubiera vivido su juventud en Hogwarts conocía los tan famosos libros que volaban de aquí para allá de la biblioteca. Sin embargo, al momento en que el libro se posicionó delante de la marca que había grabada en la pared, todos pudieron ver algo que iba más allá de una magia básica nuevamente, pues se formó una conexión que brilló con intensidad del mismo color verde de las particulas, casi como si el libro estuviera absorbiendo algo de aquella runa ¿Tal vez información?

Sin embargo, la risa de aquel pobre prisionero sonó con tal fuerza que era imposible no soltar un pequeño brinco por la sorpresa, esta risa se fue convirtiendo en gritos de horror y de pánico, mientras se escuchaba como se arrastraba dentro de la oscuridad que quedaba a lo largo de la enorme zona en la que se encontraban. No fue muy difícil adivinar el porqué de esta reacción; la caja de metal estaba cayendo... desde el techo hacía el centro de la sala, retumbando con un monstruoso sonido y removiendo el suelo con tal intensidad, que no solo les hacía perder el balance, sino que la conexión del libro y la runa se perdió también, aunque ahora que ya sabían el proposito, sería fácil volver a formar dicha conexión magica para reanudar el hechizo. Por supuesto esto no era grave, sino que aquella caja no parecía estar allí para aplastarles como habían pensado...

La pesada caja había liberado a una monstruosa criatura dentro de la sala, aquellos que hubieran estudiado el libro "criaturas mágicas y donde encontrarlas" Escrito por el famoso Scammander sin embargo, no tardarían en saber que era; Un Graphorn. ¿Como era posible que colarán una criatura asi en Azkaban? No parecía estar en malas condiciones como para pensar que cazadores furtivos fueron los responsables. El rugido del Graphorn retumbo por toda la sala, antes de mirar hacía Erick y azotar una de sus pesadas patas contra el suelo varias veces, para posteriormente empezar una embestida contra el mencionado comerciante. Parecía que la prueba real comenzaba.

¿Cómo? ¿De dónde salió esa cosa? Erick logró apartarse del camino del monstruo a tiempo refugiándose tras una columna.

—Apurense, ustedes los que saben, a resolver cómo salir de aquí. Y mientras tanto, si alguno recuerda del colegio cómo detener a la cosa esa, sería bueno si me lo comenta. Quizá no debería haberme saltado tantas clases.

Cuando aquella luminosidad unió la runa en la pared con el libro que Michael sostenía, Tiberius apartó la mano del símbolo como si se hubiera quemado. No se había imaginado que el libro reaccionaría a la proximidad de aquella runa, y menos que lo haría de esa forma. ¿Estaba de alguna manera actuando el libro? ¿Serviría para acercarles a su objetivo de escapar?

Tiberius dejó de hacerse aquellas preguntas cuando la jaula metálica descendió, y al comprobar lo que contenía sintió cómo la sangre se helaba en sus venas. ¡Un graphorn! La criatura apenas les dio tiempo para reflexionar sobre lo raro de la situación, porque no bien se vio liberada se apresuró a lanzarse contra Erick. Tiberius se irguió y preparó su varita, lanzándole un hechizo aturdidor a la bestia mientras cargaba.

—¡Desmaius!

Pudo ver que había logrado acertarle según pasaba, pero faltaba por saber si el hechizo tenía algún efecto sobre aquella mole o deberían probar otra cosa...

Michael se sorprendió ante lo sucedido. La caja de metal del techo no sólo no les encerró, sino que había liberado a una grotesca y temible criatura que el bibliotecario identificó al instante, ya que se trataba de un Graphorn. Era extraño. Aquel tipo de criatura mágica era demasiado grande y temible como para que la hubieran colado sin que los aurores se percatasen de ello, por lo que su llegada a la prisión debía haber sido posterior a su abandono. Por otra parte, aquella bestia se encontraba en buena forma, lo cual no hacía sino añadir incógnitas al respecto.

Al ver cómo el Graphorn se disponía a atacar a Erick, Michael supo que tenían que hacer su mejor esfuerzo para derrotarla. Notó que Erick esquivaba la embestida de la bestia con rapidez, mientras que Tiberius demostraba ser bastante diestro lanzando hechizos. El bibliotecario optó por un hechizo defensivo, esperando que fuese suficiente para ocultarlos de la visión de aquella criatura.

-¡Protego Totalum! -exclamó.

La enorme bestia pareció soltar un bufido al ver que Erick le lograba esquivar con buena agilidad de su parte, agitando la cabeza de un lado a otro y golpeando el frío y húmedo suelo con una de sus patas. Por un momento, el Graphorn estuvo a punto de reanudar su ataque contra el pobre comerciante del grupo, sin embargo el hechizo que le lanzó Tiberius con bastante maestría impactó de lleno contra su rostro, aunque sin mucho éxito en hacerle daño pues el mismo terminó rebotando tal como si le hubieran lanzado una piedra solamente, la piel de la bestia parecía ser suficientemente resistente ante los hechizos directos y ahora, el Graphorn estaba dispuesto a embestir a los dos hombres que se hallaban tratando de defenderse del inminente ataque, al cargar contra ellos, la criatura no logró su cometido gracias a la defensa de Michael. Por supuesto el "protego totalum" sirvió lo suficiente para que la bestia no pudiera discernir su objetivo, azotando su peso contra la pared que estaba cerca de ambos hombres, haciendo la misma retumbar peligrosamente considerando su antigüedad.

El Graphorn terminó soltando un rigudo que causó un eco enorme en toda la sala en la que estaban, parecía estar más furioso cada vez que fallaba un intento de ataque contra el grupo que estaba allí presente. Tenían que actuar más rápido en buscar una forma de superar a esa bestia, pues esta no tardó en recuperar su impulso inicial, esta vez golpeando el suelo con ambas patas frontales, haciendo un retumbar tal que todos por igual perdieran su equilibrio, causando que cualquier hechizo se esfumara rápidamente, estaba claro que este Graphorn tenía experiencia atacando magos ¿Como era esto posible? Rápidamente su mirada se clavó en Tiberius y Michael.

Mientras la enorme bestia estaba enfocada en atrapar a las pobres victimas de aquella prisión maldita, una enorme y demente carcajada se escapó de los labios del prisionero que estaba atrapado junto con ellos, escondido en alguna área oscura dentro de aquella sala, por momentos, la risa parecía cambiar a un sollozo temeroso y en especial cada vez que el Graphorn rugía o trataba de embestir a alguno de los que estaban allí presentes -¡Corran pajarillos, corran! Mientras sus ideas aun funcionan, aaah... pobres pajarillos atrapados en su jaula de ladrillos- Sus palabras una vez más no tenían sentido alguno, aunque parecía que el hombre se movía cada tanto tiempo para ver que estuvieran todos a salvo. Era sin dudas, un demente misterio ese hombre.

-El libro... el libro... ¡Usenlo malditos torpes!- Esta vez, salieron de la boca del pobre diablo estas palabras en idioma parcel, algo que muy pocos podrían entender, su tono de voz no era el de un loco como anteriormente, esta vez se trataba de algo más grave, mas demente y parecía que estaba desesperado por las acciones de todos los que estaban allí presentes. Aunque una vez más, este cambio extraño parecía ser solo tan fugaz como las estrellas en el cielo, pues procedió a reir y saltar dentro de las sombras.

Ambos hombres, quienes estaban más cerca de la runa y el libro que había caído al suelo, comenzaron a escuchar susurros tenebrosos provenientes del libro, casi como si este estuviera expulsando tétricos lamentos que, si se escuchaban lo suficiente podrían estar seguros de que llevarían a la locura a cualquiera. El libro parecía estar buscando la conexión con la runa que habían encontrado, pero era imposible reanudar el enlace teniendo al Graphorn casi a lado. La enorme bestia causaba severos temblores con cada embestida o movimiento agresivo que daba.

El protego totalum de Michael les había salvado de ser embestidos, al menos momentáneamente. Sin embargo, el Graphorn volvía a dirigir la mirada hacia ellos, por lo que el bibliotecario imaginaba que no iban a librarse de una nueva embestida. Sintió los susurros que provenían del interior del libro, sin llegar a entenderlos y dirigió una mirada a Tiberius.

-Hay que conectar el libro con la runa -teorizó, recordando cómo las pequeñas tarjetas se habían atraído antes. Quizá con el libro sucediera exactamente lo mismo-. Alguien debería intentar distraer al Graphorn... No creo que lo logremos está rondándonos...

Michael no se quedó quieto. Tomando el libro entre manos, trató de dirigirse rápidamente hacia la posición de la runa para colocar el libro frente a ellas. Sin embargo, el bibliotecario no era especialmente rápido.

-Distracción, distracción. Mala idea. No lo hagas Erick

Y sin seguir su propio consejo el comerciante salió corriendo hacia una columna del lado opuesto.

-¡Aqua! -apuntó el agua que salía de su varita al ojo de la bestia- Tú bruto, ¿por qué no te bañas? ¡Aja! a que no me atrapas

Y a los tropezones buscó refugiarse tras la columna.

Tiberius escuchó las palabras de aquél loco, y comprobó que Michael se movía para actuar. Pero el graphorn ya les tenía en su campo visual, y seguramente serían los próximos objetivos de esa bestia. Afortunadamente Erick reaccionó con rapidez y roció de agua con un conjuro a la criatura. Seguro que aquello no le sentaba muy bien. Entonces, al ver el charco de agua que rodeaba al graphorn, Tiberius tuvo una idea. Apuntó con su propia varita y se concentró.

—¡Glacius!

Quizá sus hechizos no fueran capaces de parar a esa bestia... pero sí impedir que pudiera correr con seguridad, si lograban crear una superficie de hielo a su alrededor.

Aunque el bibliotecario no fuera la persona más rápida del mundo y en esos momentos su intento por recuperar el libro que había quedado en el suelo para conectarlo con la runa había sido entorpecido por su capacidad física, Michael tuvo el tiempo suficiente para recuperar tiempo y lograr su cometido gracias a las rápidas y eficaces acciónes de sus compañeros, quienes con una combinación de agua y hielo, causo que la enorme bestia perdiera sus sentidos por unos segundos. Su rostro quedo congelado por unos instantes gracias a la punteria de Erick, logrando que asi el Graphorn se concentrara en agitar de lado a lado su cabeza hasta dar con uno de los pilares, en donde consiguió romper la capa de hielo al azotarse a si mismo contra este. Sin embargo el encantamiento "Glacius" también había logrado dejar una capa de hielo sobre el suelo, de forma que la bestia no logró embestir a Tiberius ni a Michael.

El rugido del Graphorn volvió a sonar, dejando dicho con esto que la bestia se había enfurecido mucho más con todos los que estaban allí presentes, Azkaban seguía siendo un misterio pero algo era seguro, quien fuera que los hubiera metido alli dentro, esperaba que todos sucumbieran con aquella criatura mágica, pues incluso los inferis era muy inferiores a ese Graphorn y por mucho, relentizarle era lo único que habían logrado hasta el momento.

La bestia no tardó en recuperarse de la jugada combinada entre Erick y Tiberius, concentrando su mirada ahora en el primero de los dos, quién se había ido buscando un pilar para ocultarse después de el hechizo que había conjurado, esto sin embargo no parecía importarle mucho a la criatura quién pronto, decidió ir ahora al ataque después de haber recibido ese par de hechizos, embistiendo contra Erick y la columna esta vez, al menos la distracción había parecido funcionar.

Michael no tardó en ver que el libro que ahora estaba sosteniendo se abría de par en par una vez más, comenzando a absorver o intercambiar la mágia que desprendía la runa como lo había hecho anteriormente. Una conexión verde iluminó el area en donde el bibliotecario se encontraba solo que esta vez, parecía que el hombre tenía que sostener el libro hasta que aquella conexión se completara con éxito. Algo que por supuesto seria una tarea fácil si no tuvieran a una criatura tan peligrosa respirando en sus espaldas básicamente. El Graphorn era demasiado grande y pesado que hacía retumbar el suelo a cada embestida o golpe que daba con sus patas, por lo que Michael tendría que mantener su equilibrio también si queria evitar que el enlace de mágia no se rompiera como ya había sucedido anteriormente, cuando el libro había caído al suelo por culpa del Graphorn.

Por supuesto todo esto dejaba otro problema a solucionar, el bibliotecario del grupo tendría que ser protegido por sus otros dos compañeros, de lo contrario Michael seria una presa fácil para la bestia que estaba asediandoles en ese piso de Azkaban ¿Con que proposito existía una prueba asi? ¿Acaso era una forma de tortura para los presos? O tal vez se trataba de algo que se había hecho de forma clandestina después del cierre de esta prisión tenebrosa. Sin duda había cada vez más preguntas sin respuesta por el momento, la enorme bestia era un problema más importante.

Erick mostrando una agilidad digna de un buscador de quiddich hizo que la bestia pase de largo. Siguió corriendo y mientras cruzaba por detrás de una columna se quitó la capa y la arrojó hacia adelante quedándose él mismo oculto. ¿Sería ese monstruo suficientemente tonto como para entretenerse peleando con una capa vacía?

-¡Tenéis que mantener al Graphorn entretenido! ¡Necesito tiempo! -exclamó el bibliotecario a sus compañeros, sabiendo que iba a tener que quedar totalmente expuesto a los ataques de la criatura.

Michael agarró con fuerza el libro, sosteniéndolo abierto entre sus manos mientras aguardaba que el enlace mágico no llegara a desvanecerse. Sabía que si el Graphorn se lanzaba contra él, no iba a ser difícil que le matase de un mordisco o un coletazo. Por ello, tal y como lo veía, aquella prueba consistía en hacer un trabajo en equipo. Tenía sentido para el bibliotecario, aunque en esos momentos se encontraba tan atemorizado que dudaba que todo fuera a salir bien. Y por otra parte, ¿cómo era posible que el Graphorn hubiera sobrevivido en Azkaban todo ese tiempo, con un estado saludable y encerrado en una jaula? ¿Tal vez aquella criatura ni siquiera era real? ¿O quizá ellos no eran los primeros en ser atraídos a la prisión?

Tiberius suspiró aliviado al ver que el truco del hielo había funcionado. Sin embargo, la calma no duró mucho tiempo y aquella bestia volvió a lanzarse contra ellos, en concreto contra Erick, que fue capaz de evitar la embestida.

—¡Eh! —gritó el abogado hacia donde el graphorn se encontraba—. ¡Eh, por aquí!

Dio un par de saltos, haciendo gestos con los brazos. Si lograban distraer al graphorn el tiempo suficiente para que ese maldito libro hiciera lo que se suponía que tenía que hacer, quizá salieran de aquella de una pieza. Pero más le valdría estar preparado por si sus llamadas de atención al animal mágico funcionaban...

El Graphorn, gracias a la rápida respuesta de Erick, terminó atacando la capa vacía que había quedado como señuelo, sin embargo, todos pudieron observar como tan pronto cayó en sus fauces, aquellos tentaculos pequeños que tenia alrededor de su cabeza sirvieron para que en un rápido movimiento, la capa fue reducida en pedazos. La bestia sacudió la cabeza, arrojando las telas rasgadas por toda la área y demostrando que eso mismo podía pasarle a cualquiera que terminara en una mala posición, sin duda alguna recibir una embestida parecía mucho más preferible que terminar como aquella pobre capa del comerciante, no se podían descuidar.

Por suerte, todo esto estaba ayudando para que Michael pasara desapercibido para la criatura, quién tenía aquel enlace entre el libro y la runa que habían encontrado firme y constante. La luz que emanaba entre dicho enlace comenzó a pasar de un verde oscuro intenso, a uno más claro pero mucho mas brillante también, esto indicaba que, lo que fuera que estaba sucediendo entre ese intercambio de mágia, estaba funcionando suficientemente bien.

El Graphorn por otra parte, no tardó mucho en enfocar su mirada en aquél que comenzó a llamar su atención, Tiberius. La bestia golpeo el suelo y procedió a intentar una vez más, encestar una embestida ahora contra el asistente legal, aquella criatura no parecia ceder y aunque todos seguían ilesos en esos instantes, tenían la urgencia de encontrar como salir de allí antes de que alguién saliera herido, aquel libro parecía ser la única pista y salvación que tenían.