Partida Rol por web

5 de enero, 2018

Luna nueva

Primera noche del Sol de la Medianoche

Noche fría, no se veía la luna, apenas se notaban las estrellas, las nubes rosáceas inundaban toda la estela oscura del manto celestial.

El viento soplaba sin cesar, la gente apenas salía de sus hogares, las chimeneas humeaban intermitentes, el óxido de las cadenas de la plaza cercana al hospital hacia chirriar a los juegos de niños que antaño fueron instalados, mas nunca mantenidos, los mismos bailoteaban en una danza infinita de vaivenes con la brisa eterna de un invierno permanente.

De pronto, toda aquella calma fue violentada con el sonar de sirenas que se dirigían en destinos distintos para cubrir escenas igual de disímiles.

Una sirena ceso al ingresar a la zona de urgencias del hospital, mientras que la otra se iba alejando sin parar una vez llegada al puerto, donde un pilar de humo se hizo visible a lo lejos.

- ¡Tenemos dos chicas, 17 a 19 años aproximadamente! – dijo exasperado un joven enfermero mientras bajaba a las chicas del rodado – una con avanzado estado de rigor mortis, otra en estado catatónico, bastante desnutrida –

- Alexis, Erika – indica un doctor mientras comienza la rutina de observación de la chica que aún se encontraba con vida, quien era trasladada en una silla de ruedas – llévenla a la sala de urgencias, inyéctenle el suero y lávenla lo más que puedan, iré junto al Dr. Janos para entregarle la occisa, ya volveré junto a ustedes –

Te encontrabas en tu despacho, ya a punto de regresar a casa cuando una serie de fuertes sonidos provenientes de afuera te alertan y un viejo colega el Dr. Wood, se acerca para hablarte.

- Tenemos un caso Janos, por favor, ven a ver – los pasillos eran fríos, pero más frio se tornó el ambiente al notar una escena horrida escondida bajo una sábana mortuoria, incluso para ti y para Mavek.

Se trataba de una muchacha, de poco menos que la veintena de edad, con la boca abierta y el estómago completamente rasgado, con los intestinos al aire y sin un trozo de su brazo izquierdo, como si hubiera sido arrancado de un tajo, ni una de las dos piernas se hallaban donde debían de estar y la brutalidad de las heridas nuevamente contaba con la misma naturaleza que la herida del brazo.

- En la puta vida he visto algo así Janos y créeme viejo amigo, he visto personas heridas por osos, pero esto ya es otro nivel… – traga saliva, se notaba agitado – …los osos comen y se van Janos, pero a esta niña, su cuerpo fue un campo de juegos para algún animal y si Janos, si lo que quieres saber, sus extremidades fueron halladas, intactas por así decirlo, es decir, no fueron masticados ni nada…Dios…se parece demasiado a Janisse… – se refiere a su hija – …pudo ser ella o mi esposa… – comienza a lagrimear, se notaba que la imagen lo había afectado demasiado – …está embarazada Janos, voy a ser papá de nuevo… – ríe nervioso – …yo, a mis 45 años viejo amigo, un niño de nuevo – sonríe en una mezcla de emociones que lo hacen lagrimear y resoplar hasta el punto de tomarse de las rodillas y con la cabeza al suelo, con fuertes exhalaciones solo se enfoca en decir – …esto es demasiado Janos, iré a ver a la otra chica – dijo mientras se dedicaba a alejarse de aquel lugar –

La chica contaba con rasgos orientales, lo que llamo la atención de ambas, no se movia casi, su mirada se mantenía fija hacia adelante y casi no parpadeaba.

El Dr. Wood llega junto a ambas y al ingresar a la habitación vuelve a mirar a la muchacha.

- Necesito que una de ustedes vaya junto al Dr. Janos, yo me encargare de ella a partir de aquí -

Selene no se dejaba ver aquella noche, y tampoco apenas las estrellas, siendo el viento quien reinaba haciendo chirriar las cadenas de los viejos columpios y tratando de helar a aquellos que se atrevían a salir a la calle.

Miraba por una ventana mientras me daba cuenta de todo aquello, habiéndome tomado un breve descanso durante el que pensaba tomarme un café, pero apenas había logrado dar un sorbo a este cuando las sirenas comenzaron a sonar. Una de ellas parecía alejarse, pero la otra se escuchaba cada vez con más fuerza, lo que dejaba claro que se aproximaba al hospital.

Posé el vaso de papel de inmediato y salí corriendo hacia la zona de urgencias, dándome cuenta al acercarse la ambulancia que una columna de humo se erigía a lo lejos, en la zona del puerto.

¿Un accidente? ¿Se trata de eso?

Un enfermero en seguida nos puso al tanto de en qué estado se encontraban aquellas dos chicas que bajó de la ambulancia. Para una de ellas era demasiado tarde, la otra sobreviviría. Tenía que sobrevivir. Entonces el Dr. Wood nos dio indicaciones a Alexis y a mí para que atendiéramos a la chica en estado catatónico, encargándose él mismo de llevar al fallecido con el Dr. Janos.

- Claro, doctor. – acepté, sujetando entonces la silla de ruedas, dispuesta a llevar a la chica a la sala de urgencias; no sin antes hacer un gesto a Alexis para que me siguiera.

Una vez trasladada a una habitación, pusimos suero a la enferma y la aseamos, esperando ambas en aquel lugar a la espera de que el Dr. Wood regresara. Mis ojos apenas se despejaban de la muchacha, de aspecto oriental, preguntándome qué habría pasado.

Al reunirse con nosotras, el doctor solicitó que una de las dos acudiera a la morgue, responsabilizándose él del cuidado de la chica.

- Disculpe, doctor, ¿podría ayudarle con la joven? – solicité, esperando que aceptara.

5 de enero, 2018

Luna nueva

Primera noche del Sol de la Medianoche

El Dr. Novak se encontraba en su despacho, algo no demasiado habitual en los últimos años. Sus visitas al Hospital no eran demasiado pródigas ya que su estado "oficial" era semi retirado. Seguía echando una mano en algunos casos difíciles a pesar de que el departamento de relaciones públicas del Hospital de Santa Bárbara se cuidaba de que no fuera él quien tuviera que tratar ciertos temas con los a menudo afectados familiares. Bien conocido era su poco tacto en esos aspectos, ya que solía hablar de la muerte y diversos estados de los cuerpos como quien da la hora y eso era algo que el Hospital atajaba siempre que podía.

Había aprendido a filtrar las impresiones psíquicas que su afilada consciencia le transmitía en un lugar tan plagado de emociones como era el Hospital de tal manera que la oleada de pesar y horror que recibió sobrepasó su filtro habitual y lo golpeó de lleno. Algo se acercaba a la puerta de Urgencias y no era nada normal.

Se encontraba en el proceso de recoger sus cosas cuando prácticamente un par de minutos después el Dr. Wood entró en su despacho visiblemente alterado. Janos cerró la puerta mientras prestaba atención a su agitado colega.

5 de enero, 2018

Luna nueva

Primera noche del Sol de la Medianoche

Tras escuchar los al principio intentos coherentes de explicación del Dr. Wood que pasaron a casi balbuceos cuando asoció a la chica muerta con su esposa, Mavet tuvo una dicotomía en su interior. Por una parte sentía que la chica había sido concienzudamente despedazada por algo grande y peligroso que lo había hecho a conciencia. ¿Un Lupino? Podría ser. Los bosques cercanos eran el refugio de algunos de esos enormes depredadores y Mavet conocía bastante la ciudad y sus alrededores para pensar en que podía haber sido uno de ellos.

Sin embargo no casaba con su manea de actuar. No solían actuar tan salvajemente, al menos contra los humanos. COntra otras criaturas de las que recelaba, no diría que no sin embargo. Mientras acompañaba aWood la otra parte de la dicotomía le hizo hablar.

- Bueno Wood, quédate tranquilo, tu mujer tiene buena salud y está a salvo en casa. Todo lo a salvo que nos mantiene una puerta cerrada y una alarma al menos, ¿no? Seguro que ella y tu vástago no nato están a salvo. -

Las palabras de Janos/Mavet no eran un consuelo en si mismas, pero al menos eran un punto de apoyo para alguien que se desmoronaba. Cuando su colega partió finalmente, Mavet dedicó su atención al cuerpo de la joven. Sus heridas no eran nada habituales y a pesar de su tinte horrible Mavet sabía que sólo era carne. El espíritu, esa chispa vital que quedaba tras que la carne se empezara a descomponer podía estar aún ahí, aleteando como un pajarillo. Y era algo que Janos iba a averiguar antes de siquiera empezar a rajar a la pobre desgraciada.

El aura de la muerte siempre me acompaña, pensé. Una noche plácida no podía ser, una donde pudiese dormir y relajarme, mi amante tenía que venir conmigo, heladora, siempre llevándose a alguien... y era mi cometido asegurarme de que no se rompía el ciclo natural. La sirena eran el canto que auguraba un posible desenlace fatal. Me levanté despacio de la silla, mientras cogía entre mis manos una moneda gastada. La lancé al aire. Cruz. fracaso. La envolví en mi puño y me dirijí a la zona de urgencias. una muchacha cuyos orígenes databan de unas tierras muy lejanas se encontraba al borde de la muerte. ¿Había llegado ya su final? ¿O los hilos del destino todavía tenían algo reservado?

Mientras mi compañera conducía la silla de ruedas, yo tomaba las constantes de la joven, el oxigeno que respiraba con aquel pequeño aparato en su dedo. Apoyé mi mano sobre la chica, sólo un momento, dejando que la moneda al tocase. Se dice que los griegos ponían dos en los ojos como pasaje a los inframundos. Yo solo ponía una, tentando al barquero, para saber su estado y si traspasaría las puertas de la muerte. Unos largos minutos hasta que volvió el adjunto. Hoy el hechizo estaba tardando. ¿Estaban las moiras deliberando su final?

Me giré hacia el doctor, a la vez mi cuerpo recibía las impresiones del estado de la mujer - Iré yo a ver al señor Janos, entonces - Era mejor, los pacientes en ocasiones se agitaban y demenciaban cuando yo estaba cerca, pero los muertos no sufrían por mi presencia.

El cuerpo, o…lo que quedaba de él fue ya colocado en la morgue para su posterior análisis, el Dr. Janos era el encargado de todo ese procedimiento y cuando se disponía a trabajar, llega una enfermera para ayudarle en la tarea.

La mujer fue contratada hace muy poco, no hacia ni una semana de ello, por lo que no fue vista por demasiadas personas.

- Ok, muchas gracias Alexis – dice el Dr. Wood mientras ella sale de la sala –

La chica, quien ya se encontraba acostada, seguía con su estado catatónico, sin hablar, sin moverse, respirando apenas.

- Hola querida, dinos, ¿cómo te llamas? – no hubo respuesta – ¿tu edad quizá? – silencio - ¿Qué te pasó princesa? – una vez más de lo mismo, el doctor suspira rendido y pasa a decir -adminístrele 5cc de Propoxifeno y dejémosla descansar, quizá más tarde pueda hablar con nosotros -

Dicho esto, el doctor se aleja también dejándote sola con la muchacha.

Solo unos pocos segundos al cerrar tras él la puerta, escuchas como grita:

- ¡Dios mío! ¡por favor que alguien me ayude con este hombre! –

Al salir de la habitación, notas como un hombre de mediana edad completamente quemado ingresa a pie al lugar.

Al rato entre ambos lo colocan en una silla de ruedas y el Dr. Wood ante la impresionante imagen no le queda ni una pregunta más inteligente que hacer que:

- ¿Pero qué demonios le ha pasado señor? -

Alexis se retiró en busca del Doctor Janos mientras yo me quedaba asistiendo al Doctor Wood. Este quiso comprobar si la chica continuaba en shock, haciéndole varias preguntas, pero como era de esperar no obtuvo respuesta.

Observaba a la muchacha casi sin pestañear, volviendo a preguntarme qué habría sucedido, cuando me sobresalté ligeramente al escuchar al doctor pedirme que medicara a la paciente.

- Ahora mismo. – acepté, retirándose entonces el doctor.

Me dirigí en busca del Propoxifeno y tomé la cantidad indicada con una jeringuilla, disponiéndome a administrársela a la paciente a través de la vía que le habíamos puesto cuando escuché al doctor gritar en el exterior.

Me apresuré en ponerle el medicamento a la chica y salí fuera con rapidez, abriéndose mis ojos como platos ante el estado en el que se encontraba aquel hombre. Ayudé al doctor a acomodarle en una silla de ruedas, momento en el que este le preguntaba sobre lo sucedido. El Doctor Wood era un buen médico, pero a veces tenía una forma de dirigirse a los pacientes un tanto… particular.

- ¿Viene del puerto? ¿Ha habido algún accidente, no? – pregunté, recordando aquella columna de humo, aunque de ser así…

¿Cómo ha logrado llegar hasta aquí?

Vuelvo con el doctor a paso rápido, aunque sin sudar. Tenía curiosidad por saber que había ocurrido en aquel incidente. La otra chica estaba básicamente traumatizada. ¿Se conocían entre ellas? La primera vez que ves a la parca te asustas y gritas. cuando es tu compañera puedes hasta sentir algo de aprecio por ella... aunque aficionarse demasiado a ella es algo malo. 

- Dr Janos, el señor Wood me ha enviado para asistirle.Dígame, ¿que necesita?- el tipo era alguien reputado. Con él cerca no me atrevía a usar la moneda mientras estuviese atento, tendría que idear otra forma para examinar el cadáver. Por suerte, había visto muchos en mi vida, con lo que entender que diantres pasaba no sería complicado

Notas una extraña esencia, una mística aproximación al Creador, era como un aura con miles de destellos que la rodeaba, pero donde el negro era el que predominaba por momentos.

Tu concentración se vio ofuscada por un momento hasta que la chica habló.

- Dr. Janos, el señor Wood me ha enviado para asistirle. Dígame, ¿qué necesita? -

Ingresas a la morgue donde el Dr. Janos ya se estaba preparando para la autopsia, generalmente estos doctores trabajan solos, asi que no estabas segura de que hace ni por qué fuiste mandada por el Dr. Wood, hasta que sientes esa extraña energía cósmica que rodeaba al hombre que estaba frente a ti.

Era una extraña sensación que nunca habías sentido, no era cainita, era…algo más antiguo aun, quizá un espíritu realmente poderoso o…un demonio.

El Doctor Janos ya estaba poniéndose el traje para realizar la respectiva autopsia, el cuerpo destrozado de la muchacha mostraba signos de mutilación extrema, desde un brazo completamente arrancado desde el codo, hasta ambas piernas destruidas.

El color de la piel indicaba que llevaba muerta hacía apenas pocos minutos, quizá una hora cuanto mucho y ni siquiera había señales de rigor mortis.

La muchacha de facciones orientales, tenía unos 17 o 19 años de edad y estaba embarazada y con señales de violación vaginal e incluso un leve desgarre anal.

Las partes desmembradas fueron traídas intactas en el sentido de que no habían señales de que hayan sido mordidas, es decir, esa muchacha fue atacada por algo con mucha fuerza, pero ese algo no lo hizo con afán de alimentarse, simplemente depredar.

Medicas a la muchacha como te fue encomendado y al acercarte notas ese fuerte aroma pútrido, un fuerte olor que no desapareció a pesar de que ya fue higienizada, aunque ese aroma no era algo normal.

Era el Wyrm, que se iba apagando lentamente en ella. La pobre chica fue quizá atacada por uno de los sirvientes de la Bestia o algo más, pero lo certero era que estuvo muy cerca de él.

Al salir, el hombre no hablo, simplemente se mantuvo ahí sin decir tampoco nada estando en la silla de ruedas y siendo dirigido para el área de urgencias medicas.

Parece que la llegada de la enfermera pasa desapercibida al Dr. Novak en un principio ya que se encontraba bastante concentrado examinando los ojos de la fallecida, pero el el momento previo a que la mujer hable el médico se incorpora algo envarado mientras se fija en la joven un par de segundo mientras parpadea con cierta expresión de sorpresa.

- Ummmm, buenas noches Enfermera... Becket. - Es evidente que el Doctor no conocía a la mujer y que había leído su nombre en el uniforme donde destacaba visiblemente. Era cierto que Janos no venía demasiado a menudo al Hospital, pero creía que se acordaría del apellido al menos, y no le sonaba la verdad.

- Ha venido muy rápido. Vaya preparando el instrumental para un examen inicial y toma de muestras, no vamos a profundizar mucho aún sin que las autoridades den el visto bueno, pero quisiera tener algo para cuando lleguen. ¿Trabaja hace mucho en el Santa Bárbara? No creo haberla visto antes. -

Janos sigue vistiéndose de manera adecuada para iniciar la exploración del cadáver mientras observa cómo se desenvuelve la mujer con el instrumental tratando de evaluar la experiencia y cómo afectaba el atroz salvajismo que se había perpetrado y cuyo resultado estaba en la mesa.

- Además estaba embarazada, no sabemos hace cuánto ha fallecido pero no parece que mucho. Prepare el equipo de ecografía y el de reanimación de infante existe la posibilidad de que el feto haya sobrevivido por algún avatar. -

Al inicio el doctor no parece percatarse de mi presencia, la gente raramente lo hace, y justo después  nuestros ojos chocan. Dicen que la mirada es la puerta del alma, y así lo parece.A mi me recorre un escalofrío. La sensación no es agradable, y menos la certeza de lo que una ha encontrado. Las palabras de Christopher ya me prevenían ...

-Yo he venido recientemente, Doctor. Se acabó mi anterior empleo, la empresa para la que trabajaba quebró, y encontré este trabajo, gracias a una amiga- era cierto lo que decía, aunque la causa de la quiebra y mi venida fuesen bien distintas, pero si él era capaz de detectar las mentiras, no iba a ser ninguna de ellas. Mis manos cogen el instrumental con pericia, he pasado años entre cadáveres, al fin y al cabo.