Partida Rol por web

El aparente enfado de Thorgrum desaparece tan rápido como ha venido. Intrigado por tu pregunta, se mesa la barba.

-Los Señores de los Caballos son fuertes en el sur. Empezar una guerra ahora con ellos sería arriesgado, más que con los hauf. Esos montañeses no iniciarán una campaña a gran escala contra nosotros, pero si los Baldisung se sienten agraviados... Teniendo en cuenta nuestra ancestral enemistad, es posible que echen los restos. Tenemos mejores armas y tácticas que ellos, pero la cosa estaría más igualada. Además, los saqueos serían mucho más fructíferos en sus tierras que en el Pico del Mundo.

De repente, algo parece cruzar su mente y, al sonreír, muestra todos sus dientes. Su expresión no augura nada bueno.

-O podríamos mandarlo todo al cuerno e ir a por los Yngling.

—¿Yngling? Voy a pensar que es algo personal —bromeó en tono afable con una media sonrisa. —Mi abuelo fue eskalda del clan Yngling y de quien heredé la curiosidad por las vastas tierras de Goldar y Haufmarsormen. Era un verdadero creyente, por decirlo de alguna manera. En cualquier caso —incidió, trayendo de vuelta sus pensamientos a lo importante de la conversación —Sé que las reyertas dentro de Goldar son un asunto delicado, pero me temo que sólo conozco las líneas generales del asunto. ¿Crees que una confrontación con los Señores de los Caballos podría desembocar fácilmente en un conflicto a gran escala en Goldar?

-¿Gran escala? -el comentario parece hacerle gracia-. Estamos hablando de los dos clanes más poderosos de Goldar. Sería como si dos montañas chocaran.

Y, de nuevo, ese fuego en sus ojos. Alimentado por el deseo de gloria, y no por la estrategia o la ambición.

-Si lo que te preocupan son los otros clanes, no creo que intervengan. Algunos menores, quizás, si la cosa escala lo suficiente. Los Baldisung tienen algunos deudores, y nosotros también. Pero la mayor parte de los otros clanes se mantendrán al margen.

No explica cómo sabe esto último, pero lo dice con total certeza, como si mencionara que el Verano traerá el deshielo o alguna obviedad similar.

Escuchar sus palabras le reportó algo de calma. Confiaba en su conocimiento de los clanes y tradiciones, y pensó cómo podría darle la vuelta a esa decisión para apoyar sus argumentos a la vuelta.

—En tal caso, creo que no queda mucho más que añadir. Si esa es vuestra decisión, que los dioses os miren con atención. Me aseguraré de que Sterki comprenda y respete vuestras razones y la de vuestro pueblo, y de que si deseáis ayuda, consejo o todo lo contrario, esté disponible a vuestro gusto. No veo razón por la que esto deba afectar negativamente a vuestra colaboración.

Thorgrum asiente, satisfecho, mientras se apoya en la baranda y mira al horizonte, sin perder la sonrisa.

-Queda acordado, pues. Mañana ofreceremos un banquete, y comunicaré en público mi decisión -se gira y suaviza su expresión-. Cambiando de tema. ¿Habéis visto ya la cascada de Dagmarfjellet? Es un verdadero espectáculo cuando está congelada...