Partida Rol por web

Tras mi pregunta, el elfo se acomoda apoyándose con sus brazos en la barra, acercándose a mi rostro para, imagino, hablar más confidencialmente. Efectivamente es así, pero de todos modos me quedo durante unos segundos paralizada, a pesar de estar escuchando las palabras del elfo.

Tras mi pregunta, el elfo se acomoda apoyándose con sus brazos en la barra, acercándose a mi rostro para, imagino, hablar más confidencialmente. Efectivamente es así, pero de todos modos me quedo durante unos segundos paralizada, a pesar de estar escuchando las palabras del elfo.¿Cómo explicarle que a pesar de los años que hace de ello para mí es algo que anhelaría haber podido participar en su momento? He deambulado ya algunos meses por caminos y valles intentando encontrar algo que apague mi sed de ver mundo, de descubrir nuevos horizontes, nuevas aventuras. ¡El mundo ahora mismo me parece demasiado pequeño! Al menos mi mundo.

Finalmente, salgo de mi ensimismamiento y consigo responderle en el mismo tono de voz:

- Sé que lo están... deben de estarlo. Yo creo que aventuras como la que vos vivió sólo ocurren una vez en la vida y... bueno, en respuesta a vuestra pregunta... -sonrío nuevamente nerviosa- no sé qué responderos, no soy nadie en especial, sólo ... sólo busco apagar mi sed de aventuras, sin mucho éxito, la verdad. No cabe en mi cabeza que la vida sólo sea... esto. . ¡Quién pudiera vivir una aventura como la vuestra...!

Repentinamente se abre la puerta y entra un hombre de pequeña estatura, vestido de pieles...

Su presencia es extraña y llega a parecer un poco estrafalaría. Sin embargo impresiona a los presentes.

Lejos de sentirse fuera de su entorno e intentar pasar desapercibido, el hombre entra tranquilamente en la posada saludando con un gesto de cabeza a aquel con el que se cruza.

Mira la estancia lentamente y se acerca al fuego.

Al pasar junto a la posadera, le pregunta:

¿Tienes leche fermentada y algún asado para un cansado viajero?

Sin esperar la respuesta, se sienta en una mesa vacía junto al fuego y apoya un cayado acabado en una pequeña calavera en la mesa, mientras se apoya contra la pared.

Yarr, sigue observando la situación y al dispar grupo de gente que deambula por la taberna...

Entre todo el grupo, posa su vista sobre un personaje que le interesa especialmente un humano de unas dimensiones impresionantes vestido al modo de su pueblo con pieles...

Esos simbolos totemicos... ¿que significarán?.

El pequeño hombre se aproxima a la mesa donde está sentada Zalkar y saluda al modo de su pueblo...

Que tus antepasados te guien, guerrero

¿Puedo acompañarte esta noche?

Examino al hombre que se acerca a mi me saluda, es el primero que se dirige abiertamiente a mi y parace algo mas afin al lugar de donde vengo. Curioso, ¿tambien habra salido de una tribu de las estepas?

Levanto el brazo y saludo con la cabeza y correspondo a su saludo.

 Y que su fuerza nos proteja. Zalkar Deondeek no negara la compañia de nadie en una ciudad que le es extraña, mas aun si conoce o ha conocido mis costumbres.

Me quedo sentado pero firme, esperando su presentación.

Yarr, viendo la buena disposición del guerrero se sienta con su jarra en la mesa y se presenta...

Soy Yarr el viajero... vengo del remoto norte buscando el conocimiento que dicen se encuentra en la civilización.

He de decir que de momento no he encontrado más que penuria y desubicación por donde he pasado.

Interesante...

Entonces apostaria a que somos hermanos de sino. Hace meses que sali de las estepas norteñas para lo mismo. Conozco la desubicación, pues solo puedo ver a cada sitio que voy lo distinto que es todo para mi.   Puediera parecer que estas palabras salen con algo de pena, pero nada mas lejos de la realidad. Estoy orgulloso de mi patria y de mi tarea, pues ya se me dijo, que pocos podrian hacer lo que a mi se me ha encomendado.

 Pongo la mano sobre uno de mis tatuajes, concretamente el del hombro izquierdo. Una especie de Zarpa de animal.

Pero siempre persevera el fuerte, el seguro, el firme. Y la desubicación es el paso anteior para el conocimiento y la firmeza. O eso solia decir Jadú.

Cada una de las palabras salen con la firmeza y la seguridad del que no teme ser rebatido.

Tras servir la leche fermentada al recién llegado, el extraño tipo cubierto de pieles que ha acabado sentado al lado del grandullón, vuelvo a la barra y dispùesto a centrar mi atención en la semielfa, no sin antes detenerme frente al humano que me ha solicitado la habitación y que espera a que mi muchacho lo acompañe a esta.

Caballero, creo que antes me solicitó por un herrero, pues si aún está interesado, encontrará uno a dos calles de aquí. No tiene perdida, tan solo debe girar a la derecha en el segundo cruce, y en esa misma calle verá la herrería. - le explico, señalando con mi mano la dirección a seguir una vez fuera del local. Tras la explicación, retomo la palabra con la semielfa.

Si dices que no eres nadie especial, dime al menos cual es tu nombre. - le comento, en voz baja, aunque no tanto como antes.

No puedo evitar observar la llegada del hombrecillo de descuidada barba y cubierto con pieles de animales. Al verle, vienen imágenes de mi familia cazando para sobrevivir. Era una tarea que nos repartíamos entre todos y que dependía de todos... Les añoro mucho, pero no me arrepiento de mi decisión de marchar.

Doy otro trago al vaso de agua. La verdad es que no sé claramente cuánto más estaré aquí. La gente de este lugar parece que vienen a por lo mismo que yo: a ensanchar sus conocimientos y ver qué hay más allá de la espesura del horizonte. ¡Y pensar que pensaba que sería una especia de bicho raro...! Es un gran alivio, en parte, saber que hay más gente con el mismo picazón de conocimiento que yo.

El elfo atiende a uno de los hombres, el que le preguntaba por dormir en lo que me imagino un sitio claustrofóbico. Que seguro está muy bien... para los demás. Luego, se acerca nuevamente y retoma la conversación conmigo. Cuando me dice sutilmente que solamente me había preguntado el nombre, no puedo menos que sonreír de manera divertida. ¡Estaba perdiendo reflejos, había sido un día muy largo!

- Oh, disculpad... no suelo estar acostumbrada a hacerlo, de veras lo siento...  Y además jugaba con ventaja, yo ya conozco el vuestro -digo manteniendo mi sonrisa- Mi nombre es Ashanne -comento más o menos en el mismo tono de voz que la que utiliza el elfo, aunque sinceramente, me daba igual que la demás gente escuchara, yo ya estaba contenta por poder hablar con un personaje como él. Nunca lo hubiese imaginado. Si por mi dependiese, le dispararía a preguntas para saber cada detalle de la historia... pero eso sería abusar de su amabilidad. Quizás en alguna otra ocasión.

Cuando el extraño ermitaño aún pide su leche fermentada sin respuesta del elfo, un cortesano de palacio entra en el local. Su cara parece tensa, algo inquieta. Finalmente se acerca a la barra.

Un licor de endrinas, por favor Duque Taurnil. - Tras pedir su bebida se sienta inquieto, con una gran palidez en su rostro.

Cita:

Gracias. Solo una cosa más... ¿podría el chico subir mi silla de montar y mis pertenencias a la habitación?

dicho esto, dejo una moneda sobre el mostrador y me apresto a salir en busca del herrero portando mi doblada espada en la mano.

 Al salir, por poco me doy de bruces con un hombre ataviado con la casulla de palacio. Aquí todo el mundo parece tener prisa por hablar con el elfo larguirucho.

Rufnus no tarda en encontrar al herrero. Este le ofrece sus servicios para repara su arma. 50 piezas de plata.

Después debes repartir 30 puntos entre ellas, a tu antojo.

Verás, es que me he hecho la picha un lío entre os nuevos y los antiguos.

Lo tuyo era tirar para todas las habilidades, pero como vamos con un poco retraso, pues tiras una tirada por grupo. Ahora bien. Tienes 30 puntos para repartir entre las habilidades además de sumarle el modificador, que es global para todas las que estén afectadas por un grupo determinado.

Espero que haya quedado claro, sino te hago yo la ficha y ya está. No tengo ningún problema, si te es muy complicado... Aunque veo que lo llevas muy bien.