Partida Rol por web

El marinero sabedor de su poca valentía previa trata de enmendarlo recogiendo la daga de su jefe, pero cae de frente tras el gran esfuerzo, mientras las galjas mutantes tratan de atacarle a él y a Ruwulf.

Tan solo una de ellas alcanza el pecho del marinero produciéndole un gran mordisco que arranca parte de su piel y carne, entre un estertor de dolor. Cayendo al suelo completamente.

Plesel oye el grito de dolor y trepa más rápido... Un grito... Eso es malo, si mueren los de abajo los bichos esos subirán a por mí... Pero se hace un lío y a punto está de caer al vacío... Mejor lento pero seguro Plesel que te juegas la vida...

Al mirar abajo Plesel ve el vacío y sus piernas se paralizan deteniendose en a la mitad de la ascensión. El infante le grita desesperado, al no poder avanzar con el comerciante parado en el medio.

¿Quiere subir de una maldita vez, maldito inútil? - La voz muestra el terror que siente de los bichos. - Mire lo que ha pasado por su maldita daga.

El marinero mientras trata de incorporarse y recoger por última vez la daga. Sin embargo sus heridas le impiden levantarse lo suficientemente rápido y decide arrastrarse hasta la escala a la protección de Ruwlf que sigue luchando como un jabato.

En ese momento el sirviente de Plesel lanza dos ataques con sus cimitarras extrañamente delgadas sobre dos de las galjas. Alza el brazo derecho para cargar con fuerza, pero éste baja sin arma apresada, la izquierda en el desconcierto silba en el aire sin ningún daño a los seres verdes.

Cuando mira atrás para saber el motivo de la falta de la cimitarra, descubre que esta está clavada en la espalda del marinero que cae inconsciente sobre el suelo.

¡Mierda! - Grita al ve lo que ha hecho por error. - Subid de una maldita vez.

Lo dice recriminando al infante a sabiendas que no es por su culpa.

Se prepara para subir a sus espaldas al marinero y subirlo.

Plesel intenta recomponerse y trepar, pero el miedo se lo impide. Es incapaz de lograr subir más de dos peldaños sin que su pie resbale peligrosamente... Esto va a llevar un tiempo! Cogisteis mi daga?

Plesel comienza avanzar a un paso lento por el vértigo que le produce y el miedo de no querer caer al suelo con tanto bicho, el infante le empuja en el culo para que se apresure, mientras Ruwulf con el marinero a hombros trata de subir a la escalerilla. Pero el cuerpo del marinero se le escurre hacia atrás.

Viendo la escena que comenzaba a forjarse a su alrededor Lord Devirius mira a Bergötaj,Sargento, ayudar a los hombres del rey es ayudar al rey. dicho esto se lanza a la ayuda de Pleser mandoble en mano.

Bergötaj espera las ordenes mirando el combate y solo apartando la vista para mirar los alrededores por si se acercan más enemigos. Al oir dirige su mirada a Devirius y asiente un escueto. Si señor. Desevaina la espada y salta de la plataforma al vacio. Sus alas se extienden para frenar la caida y se comban ante la fuerza del aire. Intenta dirigir su descenso y caer encima de algún enemigo y atacarle con la espada.

Plesel observa cómo los otros bajan a pelear con los bichos y decide hacer algo útil: dejar libre la escala para que se pueda subir al herido... Así que sigue trepando por la misma mirando de vez en cuando abajo... La daga!!! No os olvidéis de la daga!! Pero apenas logra subir un par de peldaños de cada vez debido al miedo que aún le atenaza...

Plesel va subiendo, pero no al suficiente ritmo necesario para que los demás puedan ir al suyo propio, para desesperación del infante y las miradas poco gratas de su ordenanza y guardaespaldas, aunque este no le dice nada, como es normal en él.

Mueve el culo, maldito ricachón déspota del demonio. - El infante empieza a cabrearse de veras., mientras empuja a Plesel con fuerza para ayudarle a subir. - ¡Vamos!

Mientras Ruwulf, le manda callar con una simple. - ¡Shhhhh! - Sin mucho afán.

En unos segundos todo cambió con rapidez. Aquellos seres, las galjas reencarnadas, estaban dispuestas a comerse a su socio y amigo; y eso no podía permitirlo. Automáticamente sacó su espada, que lo cierto era que llevaba un tiempo sin desenfundar. El único problema que veía era simple: no podía bajar si Plesel estaba subiendo por la escalera, o lo intentaba…

- ¡Plesel! ¡No tengas miedo, te protegeré! –aseguró mientras que con una mano instaba que subiera con diligencia- ¡Vamos! ¡No tengas miedo!

Sabía que el valor no era su fuerte, pero en cierta manera sufría por un amigo al que el miedo lo estaba paralizando.

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El dragonut consigue dirigir su caida para caer con su pesado cuerdo al tiempo que desciende la espada asestando un fuerte golpe a una de las galijas.

Mientras Plesel trata de molestar lo menos posible y seguir su ritmo las galjas tratan de alcanzar a los que ahora están en el suelo, tanto Ruwulfo como Bërgotaj, que tratan de luchar.

Una de ellas es despedazada en un solo corte de la espada del dragonut. Las otras galjas al ver el destrozo hecho por el hombre dragón, se baten en retirada inmediatamente.

Parece que todo queda tranquilo por ahora...

Leanan!! Ya que estás arriba mira a ver si por el camino por el que hemos venido ves venir a unos bichos de cuatro brazos con armadura negra!!

Mira abajo y vuelve a fijarse en su daga Mi daga, recoged mi daga que los bichos esos ya se van pero pueden venir otros!!! Y es herencia de mi abuela!!

Plesel tras decir esto sube lo más rápidamente que puede y al llegar arriba otea en dirección al camino por el que han venido... Pero no ve nada... Luego abraza a Leanan No sabes lo que he pasado para llegar hasta aquí, creí que no lo contaba... El marinero Aunque el marinero a lo mejor no lo cuenta deberíamos atender sus heridas... ...Que si muere he de pagarle la indemnización a la familia... Definitivamente he de revisar mi política de contratación...