Partida Rol por web

En el rato que Zaziel se marcha, Bish y Remo discuten por lo bajo, o al menos Bish, que le estaba lanzando pullas por aún no haber encontrado esposa. A Remo no parece molestarle, o al menos no lo dice. 

Cuando aparece Zaziel viene acompañado por Alphonse Kihninstone. El mismo saluda formalmente a todos los integrantes de la sala mientras que Zaziel reparte cosas para picar en puntos estratégicos de la mesa. Tras los saludos, se mantiene sentado en silencio. Alphonse era un hombre serio, quizás demasiado serio, y parecía que nadie le caía bien. Sólo hablaba de hechos relevantes con el Consejo y era evidente que odiaba los cotilleos. 

Bish y Remo siguen con su conversación en voz aún más baja. 

El tiempo pasa, en lo que cada vez se convierte más en un silencio incómodo, hasta que por fin suenan pasos detrás de la puerta, en primer lugar entra Charles, que se queda esperando a que su hermano y su esposa entren detrás. El rey intenta aparentar dignidad mientras que pasa por al lado de los miembros del Consejo, o al menos eso piensa Erik por su teatral silencio y su forma de caminar. Por otro lado la reina desprendía elegancia por si sola, y no le hacía falta interpretar un papel. Cuando el rey y la reina están sentados, Charles ocupa también su puesto. 

- Bien, que de comienzo la reunión del Consejo. - Dice el rey, con menos ganas de las que debería, era evidente que deseaba que aquello terminará pronto. - Todos conocemos más o menos los problemas que están asolando Helltia últimamente, así que iremos directos al grano. ¿Existe algún voluntario para comenzar?

El rey siempre pedía voluntarios, era raro verlo hablar a él, y sus palabras tampoco era como si inspiraran suficiente confianza. En ocasiones era peor que hablar con Remo. 

Sin esperar otros voluntarios, comienzo a hablar.

- He comenzado a movilizar a mis hombres. Estamos fabricando una buena tanda de escorpiones, que nos ayudarán tanto con los bandidos como con los golems. En menos de dos semanas estarán listos para ser utilizados. He firmado también un contrato para comprar hierro por un precio asequible para las lanzas de los escorpiones. Suficiente para abastecer a las murallas de la ciudad durante 2 meses de asedio, o 3 semanas en una campaña contínua. Por otra parte, la recogida de los impuestos para pagar todos los materiales ha ido según lo previsto.

Dicho esto vuelvo a callarme.

Era algo típico dejar claro nuevamente que los impuestos que los Escorpión recaudaban iban destinados a ayudar al reino. Dejaba claro mi posición, mi poder y por qué estaba ahí entre ellos. Además, en la mayoría de circunstancias, me servía como seguro de vida.

- Bien hecho, Lord Erik. - Comenta Angus, quizás demasiado teatralizado, aunque era común que le hiciera la pelota a Erik. Al fin y al cabo, era a costa del dinero que él ganaba el que él se pudiera permitir sus atracones de comida. - Me alegra saber que como siempre tienes la situación bajo control antes de que alguien te lo demande y que por ello tanto las murallas como las arcas estarán seguras gracias a ti.

¿Aquello que acababa de sentir Erik era un chasquido de lengua de Bish? Lo fuera a no, Erik podría jurar que sentía emanar la ira del Zwerg desde su posición. 

De nuevo el rey volvió a buscar un voluntario, pero esta vez preguntó de forma más concreta si la investigación del comportamiento de los Golem había avanzado. 

- Envíe una patrulla hace varios días a las tierras de los Escorpión, donde se han producido la mayor parte de los ataques. - Era extraño que de pronto considerarán los de los Golems como un "ataque", se notaba que la cosa se estaba poniendo seria. - No deberían tardar en llegar y comenzar a presentar informes. 

El rey pidió algún otro dato, pero tras mucha espera, y justo cuando estaba a punto de darlo por perdido interviene Remo. Que por la prisa con la que hablaba era evidente que estaba de nuevo en los nubes. 

- Majestad, siguen llegando personas a las puertas de la capital, se quejan de que los Golems los han dejado sin hogar y están comenzando... A ocupar las calles. 

- Eso es realmente un problema. - Es lo único que comenta el rey, pero al rato añade. - Encuentra una solu... - Pero de pronto lo interrumpe Holly. 

- Angus. - Aquella mujer era la única que se dirigía al rey por su nombre de pila, muchos se habían quejado por dicha falta de respeto, pero nadie osaba ponerle un dedo encima a la Iglesia de Kihn. De todas formas, su voz resultaba casi siempre tranquilizadora. - Las Iglesias de la ciudad acogerán a los refugiados. - Dice dirigiéndose a Remo. - Pero temo que no se puedan ocupar de todos. Lord Erik. - Dice de pronto, pillando a Erik por sorpresa. - Debido a que la mayoría vienen de sus tierras, ¿Podría encargarse usted de darles cobijo mientras que intentamos arreglar la situación?

Aquello no era una pregunta, aquello era una orden, y eso era algo que no le hacía ninguna gracia a Erik. ¿Quién era esa mujer para atreverse a actuar como si fuera su rey? Pero no era de extrañar, al fin y al cabo ni el rey se atrevía a plantarle cara. Pero de todas formas, aquello cabreaba a Erik en sobremanera, aunque tenía las manos atadas. 

"Será... puta. ¿Después de ofrecer mis ingresos a la corona y mi ejército, me iban a obligar a mi a acoger a los heridos? No podía decirle eso, ni directa ni indirectamente. Maldición."

Finjo mi mejor sonrisa.

- Por supuesto mi reina. Nada más finalizar la reunión comenzaré la planificación de nuevos hogares para aquellos desafortunados que hayan perdido el suyo.

El dinero que había ganado contratando hierro de peor calidad para combatir a los golems lo perdería haciendo casas para los pobres. El universo volvía a equilibrarse. Pero no estaba nada contento.

La reina se calló, y parecía que eso indicaba que el rey había recuperado su turno para hablar. 

- Bueno, supongo que con eso podemos cerrar el tema de los Golems, por el momento, a no ser que alguien quiera añadir algo... - Dice el rey, dudoso, de nuevo se le notaba en el tono que estaba ansioso por que acabará aquella reunión.

El silencio se prolonga, por lo que el rey se aclara la voz. 

- Bien, pues pasemos al siguiente punto... Después de una campaña más que satisfactoria de Lord Erik la existencia de una de las bandas de bandidos más problemáticas, los... "Azote del Infierno"... Han sido erradicados. Lord Erik me entregó un informe sobre ello personalmente pero aún no se han podido buscar los cadáveres debido a la presencia de Gnagerit en la zona. ¿Cual es la situación en los caminos, Consejero de Cultura? 

- No... No han llegado quejas sobre ataques de bandidos baje el estandarte de los "Azote del Infierno", majestad. Aunque muchos comerciantes aún no se fían, pronto se podrán reabrir muchas rutas. - Añade Remo. 

- Bien, eso es bueno... 

- Majestad. - Interviene Charles. - Hayan caído o no los "Azote del Infierno", ahora que los caminos son seguros es cuando más necesario es reforzar las patrullas. Otras bandas podrían tomar el control del territorio perdido, o los "Azote del Infierno" podrían resurgir de pronto, desconocemos si fueron totalmente erradicados o no. 

- Cierto es. - Responde el rey, con tono preocupado. Aunque no se sabía si era porque estaba realmente preocupado por los camino o por el trabajo que protegerlos podría darle. Cómo siempre, le tira la pelota a otro. - Lord Erik, usted tiene más que suficiente experiencia con esos maleantes, ¿Que propone? 

- Propongo patrullas. En cantidades grandes. No se trata de reducirlos, si no de desalentarlos. Si saben que habrá más resistencia de la que pueden superar, no atacarán. Al cabo de poco tiempo, si son inteligentes, se disolverán y no volveremos a hablar de ellos.

"Es algo lógico... pero lo bueno está por venir."

- Aunque me temo que casi todos mis efectivos se encuentran fabricando esos escorpiones. ¿Tiene efectivos disponibles para esta tarea alguno de los presentes?

"Los tenían, lo sabía. Y era cierto que mis hombres estaban fabricando los escorpiones, era una coartada magnífica. ¿Quién se ofrecerá?"

La habitación se llena de un silencio tenso. El primero en romperlo es Charles. 

- Podríamos destinar soldados a las patrullas, pero no en gran medida. En primer lugar porque gran parte de ellos están demasiado desentrenados aún. Y en segundo lugar porque últimamente están aumentando los casos de ataques a los soldados que patrullan la ciudad, no podemos bajar la vigilancia aquí. - Medita. - Me temo que debemos contactar con los Khanforn, los Hollster y los Phal. No creo que Lord Gholas ponga problema en reforzar las patrullas, pero tendríamos que conocer la situación de las otras dos Casas. Yo podría ponerme en contacto con los Phal... ¿Podría usted ponerse en contacto con los Hollster, Lord Erik?

Desde la muerte del lord anterior, intimo amigo de Erik, él había perdido el contacto con aquella Casa. Pera era evidente que dentro del Consejo él era el más indicado, al fin y al cabo los Hollster eran sus vecinos. 

No me choca en absoluto la idea hasta que menciona a los Phal. Claro que su esposa era una Phal, pero aún así dudaba de lo bien que fuera a funcionar eso.

- Está bien, me pondré en contacto con ellos. Si el rey está de acuerdo, no creo que pongan ninguna pega. Igualmente, el grupo de mis hombres asignado a cobrar impuestos seguirá por los pueblos, tanto patrullando como haciendo su trabajo.

"Y bebiendo. Y follándose a cada ramera de taberna que encuentren por el camino. Pero ya estaba bien que armaran algo de jaleo en estos tiempos."

- Por supuesto. - Confirma el rey. - Cuando más colaboración haya mejor. 

- Yo me encargaré de hacer llegar la petición a los altos sacerdotes. - Añade de pronto Holly, para sorpresa de todos. Era evidente que la Iglesia tenía que poner cartas en el asunto si no querían hacer que pareciera que no les importaba la situación. - Estoy segura de que estarán dispuesto a colaborar.

Aunque la Iglesia se solía limpiar las manos en estos temas, así que no merecía mucho la pena confiar en que realmente enviaran tropas. 

- Perfecto. - Dice el rey satisfecho, al menos a él le convencía, aunque no era difícil convencer al rey de algo por tal de que aquello terminará pronto. - Pues supongo que con eso terminamos también con los bandidos...

- Espere, majestad. - Dice de pronto Remo. Ese día estaba colaborando más de lo común, era evidente que había hecho sus deberes, aunque su cansancio ya lo dejaba notar. - Sobre los bandidos, creo que hay otro punto a tener en cuenta y... Podría afectar a la colaboración de los Hollster. 

- Adelante Remo, informanos. - Lo anima el rey, algo molesto por las nuevas noticias. 

Remo se encarga de explicar el asunto de los "Escudo de la Justicia" y como algunas personas habían venido a quejarse de que sus vecinos colaboraban con ellos. Puntualiza en el hecho de que aún no han hecho ningún movimiento, pero que están ganando muchas influencias, como si quisieran ocupar el lugar de los "Azote del Infierno". Menciona también que se oyen rumores de ellos en las tierras de los Hollster, razón por la que Remo consideraba que estarían centrados en ocuparse de ellos y no en las patrullas de los caminos. 

- ¡Eso tendrías que haberlo mencionado antes, Remo! - Lo regaña el rey. - No podemos dejar que estos "Escudo de la Justicia" ocupen el lugar de los "Azote del Infierno", no después de lo que nos costó quitárnoslo de encima. - El rey parecía realmente nervioso, tanto que había cambiado el Lord Erik por un "nos". 

- Majestad, ¿Que debemos hacer con las denuncias de las personas que colaboran con los bandidos? - Pregunta Remo, ya algo asustado.  

- ¡Debemos darles un castigo ejemplar, no toleraremos a los enemigos del reino! - Dice el rey, enfurecido. 

- ¡Majestad! - Interviene de pronto Charles, por su tono parecía estar regañando al rey cosa poco común. Aunque parece que su grito hace que Angus se calme un poco. - Si me permite, no creo que perseguir a un enemigo invisible sea la mejor manera de proceder. Si el pueblo está colaborando con los bandidos es porque está descontento y piensa que los bandidos son la solución. Debemos encontrar la manera de hacerles ver justo lo contrario. Matando a los colaborados solo alimentaremos la ira del pueblo. 

De nuevo, un silencio tenso, pero era evidente que todos esperaban la respuesta del rey. De entre los presentes Charles era uno de los que tenía más humanidad, el resto parecía más preocupado por mantener la estabilidad de la nobleza que por el pueblo. 

- Tienes razón... - Dice el rey, arrepentido, cosa que le daba una imagen mucho más ridícula. - Debemos actuar con cautela para que las cosas no empeoren... En primer lugar las patrullas deben priorizar la búsqueda de los "Escudo de la Justicía", y en segundo lugar debemos encontrar una solución para frenar a sus colaboradores. 

- Creo que podré obtener algo de información cuando vaya a ver a Lord Hollster. Será una buena base por donde empezar. Y Remo... ¿serías tan amable de acompañarme en el viaje? Eres el que está más puesto en el tema de Escudo de la Justicia.

Espero una reacción ante esta petición, de parte de todos los presentes. Nadie en su sano juicio pediría a Remo que le acompañara en un viaje. Pero lo que sabía y sus informes me servirían para descubrir más de esos bandidos.

- ¿Y-yo? - Dice Remo, claramente sorprendido. Y el silencio del resto de la sala expresa también la sorpresa del resto. - Pero el trabajo... No puedo abandonar mi puesto, se me acumulará el papeleo. 

- Lord Erik. - Dice también el rey, algo nervioso. - ¿No piensa en otra persona? No podemos prescindir de los servicios del Consejero de Cultura en esta situación. 

O mejor dicho, "No podemos encontrar a otro idiota que se deje explotar tanta como este". 

- Si pretendo que Remo venga conmigo, es exactamente porque es su trabajo. Sus competencias no se limitan únicamente a la capital, y como consejero de cultura estará ejerciendo su trabajo en el territorio de los Hollster, como dictan estos tiempos. No pretendo que abandone su puesto, solo quiero que lo ejerza donde realmente se le necesita.

Entonces, me doy cuenta con quien hablo.

- Su majestad.

El rey no parecía contento con la respuesta de Erik, por su forma de respirar, pero parece que se retiene para no continuar con esa discusión. 

- Tiene razón. Pero alguien deberá encargarse del trabajo de ambos, así que antes de partir cada uno deberá de designar un sustituto temporal y informarle de sus tareas. ¿Alguna queja al respecto?

Remo parecía conforme, aunque de hecho era raro no verlo conforme con algo. Al fin y al cabo siempre hacían lo que le mandaban, incluso si era irse de viaje. 

- Es lo justo. Designaré a un sustituto como consejero de la moneda antes de partir. Confío en que Remo hará lo mismo.

Y tras ello espero a ver si hay alguna queja.

Con este punto zanjado la reunión derivo en otros puntos de menos interés y más leves. El rey escuchaba mientras que los diferentes Consejeros dictaban sus informes, y felicitaba el trabajo solo cuando era necesario. Por su lado, Bish se quejó de nuevo del mal estado de la flota, del puerto y de los marineros. A parte hizo un comentario lo "acojonados que estaban con leyendas de fantasmas", pero no mencionó de forma concreta al barco fantasma, por lo que nadie le prestó mucho interés a ese punto. Alphonse, como siempre, se mantuvo toda la reunión en silencio y dejó que Holly se encargara de todos los asuntos relacionados con la Iglesia, al fin y al cabo su sobrina era mucho más escuchada que él. 

- Y con esto finaliza la reunión, podéis retiraros. - Sentenció el rey. 

Charles se fue discutiendo algo con su hermano y Alphonse se fue hablando por la bajo con Holly. De nuevo quedaban en la sala los tres que estaban antes. 

- Desposado. - Dice Bish de pronto. - Sin duda es la mejor rima para "Condenado". - Se baja de su asiento y se va riendo de la sala. 

Remo también se levanta, pero este se acerca a Erik. 

- Lork Erik. Esto... Gracias por esta oportunidad. - ¿Que? Había veces en las que he era complicado seguir los hilos de pensamiento de ese hombre. - ¿Cuando piensa partir? 

- A lo largo de esta semana. Deja todos los cabos atados en menos de tres días y no habrá ningún problema. Y prepara todos los informes acerca de Escudo de Justicia. Quiero que te los lleves.

- De acuerdo, Lord Erik, lo tendré listo para entonces. 

Y dicho esto abandona la sala apresuradamente, dejando a Erik solo con Zaziel.

La hora de la comida estaba cercana, parecía mentira lo que había durado la reunión realmente. 

Esa tarde hago llamar a Anthon a mis aposentos, mientras Lucas entrena en el arte de la espada.

Zaziel abre la puerta. Hay una botella de vino sobre la mesa, dos copas y un platito con algo de carne salada para picar.

- Buenas tardes Anthon. Siéntate, por favor. Come cuanto quieras.

- Muchas gracias, mi señor. - Dice Anthon mientras que se sienta, y mastica algo, por lo que Erik supone que ya se ha servido algún trozo. - ¿De que quería hablar conmigo? - Dice una vez que se lo ha tragado. 

- Requiero de tus servicios en las tierras de los Hollster. Serás recompensado, por supuesto. Deberás dejar un encargado de tus tareas en menos de dos días. Partiremos esta semana. ¿Alguna duda?