Partida Rol por web

Silvano se rebullía incómodo en el banco dónde estaba esperando a Crow. Odiaba tener que ser el que esperaba, su único deseo en aquellos momentos era seguir en movimiento, siguiendo cualquier dirección, con la esperanza de que hacerlo le sirviera a acercarse un poco más a la localización del grupo de Ariadna. ¿Pero servía de algo avanzar si no sabía dónde estaba su princesa?

Crow y él llevaban ya casi una semana de viaje, recorriendo las tierras de los Khanforn debido a que era el camino más rápido hasta la tierras de los Phal. Se habían parado en todas las ciudades y pueblos medianamente importantes del camino, intentando contactar al Jarad en los mismos. Cuando lo conseguían, Crow les informaba personalmente de las novedades que había descubierto y a parte, cómo favor para Silvano, les preguntaba si conocían la localización su grupo.

En algunas ciudades, aseguraban que el grupo de Silvano había pasado por allí, aunque siempre existía un margen de tiempo de una semana. Tan pronto cómo Silvano y Crow descubrían este tipo de pistas, aceleraban la marcha hasta la próxima destinación que suponían que tenía que formar parte de la ruta que había seguido el grupo. Si bien Silvano lo hacía para encontrarse con Ariadna, Crow no tenía problema en hacerlo para que así sus novedades se expandieran con más eficiencia. 

Cada vez que acertaban una localización por la que había pasado el grupo de Ariadna, el margen de tiempo entre Silvano y el mismo se reducía... Lo que hacía que Silvano no pudiera evitar estar cada vez más ansioso por reencontrarlos al fin. 

Y justo ahora era cuando Silvano estaba en su punto más álgido de nerviosismo, pues estaba esperando en un banco de la calle, en Shucelle (No muy lejos ya de la tierra de los Phal), a que Crow volviera de su reunión con la sede del Jarad de aquella ciudad. En la última ciudad la diferencia había sido sólo de un varios días, por lo que cabía la posibilidad de que Ariadna estuviera en ese mismo lugar o se hubiera acabado la marchar. Fuera cual fuese la respuesta, la espera estaba matando a Silvano... 

Y al fin, Silvano puede ver a Crow salir del edificio que estaba situado frente al banco dónde estaba senado. La calle dónde se encontraban estaba apartada de las zonas transitadas de aquella ciudad, pero aún así la prioridad era cómo siempre no llamar la atención así que Crow se sienta con naturalidad a su lado y se estira. Al rato comienza a hablar. 

- Tengo una buena noticia y una mala noticia... - Dice sonriente, aunque sin mirar a Silvano. - Creo que ninguna de las dos te va a gustar... Pero te dejaré elegir por cuál empezar. 

En el tiempo que llevaba con él, Silvano aún no se había acostumbrado del todo al carácter de Crow.

Parecía un hombre bastante despreocupado, algo creído y centrado en sus objetivos, que ignoraba los pensamientos o sentimientos de aquellos que lo acompañaban. Aunque se había implicado bastante en la búsqueda del grupo de Silvano de forma desinteresada, Silvano estaba convencido de que Crow disfrutaba viéndolo sufrir con cada fracaso. A pesar de ello, nunca le daba demasiadas vueltas al tema, y solía ser el primero en insistir en que debían seguir hacía adelante. Era cómo si aquella búsqueda se hubiera convertido en un juego en el que él no tenía nada que perder.  

-¿Ya estamos otra vez? -dice pasándose la mano por la frente para quitarse el sudor. -Empieza por la buena, así quizás pueda imaginarme cómo de mala es la mala. -suspira. -Venga, escúpelo ya, clávame el cuchillo. -insiste viendo que Crow se hacía de rogar.

Crow ensancha su sonrisa, satisfecho, y al cabo de un rato vuelve a hablar. 

- Oh vamos, Sil. - Dice Crow en un tono implorante fingido. Por algún motivo el hecho de que Crow le llamará "Sil" (Cosa que sólo hacían Ariadna, Roockie y Arc) le resultaba bastante molesto. - Sabes que yo sólo soy el intermediario, no tengo ningún control sobre los eventos. - Se encoge de hombros, y algo más serio comienza a hablar. - La buena noticia es que, tal y cómo nos temíamos, tu grupo pasó por los alrededores hace un par de días. Pero todo parece indicar que no pararon en la ciudad, sólo uno de los vigilantes del Jarad los avistó en un camino cercano a la misma. - Crow pone cara de duda, y parece que se pone a pensar en voz alta. - Pensándolo, no sabría decir si esto es realmente una buena noticia, pero sin duda lo que viene ahora es aún peor. - Mira a Silvano, esperando su reacción, y prosigue. - No se sabe nada de tu grupo desde ese día. Una cosa es segura, existen unos caminos bastante definidos para llegar hasta las tierras de los Phal desde aquí... Pero tu grupo no ha pasado por los mismos. Existen pocas posibilidades... - Las enumerado con los dedos. - O no han sin avistados... O no han pasado por caminos convencionales... O siguen en la tierra de los Khanforn, cosa que no tiene mucho sentido si vuestro objetivo era realmente llegar hasta la tierra de los Phal. 

Tal cual acaba de explicarle la situación, Silvano da un pequeño golpe con el puño en el banco. No le había gustado nada cómo había sonado aquello, ni lo que el diálogo de Crow podía estar insinuando.

-A ver... explícame qué necesidad tendrían para seguir en las tierras de los Khanforn. -dice a la defensiva. -Con la que está cayendo no creo que se expusieran a tal peligro a la primera de cambios.

Crow se encoge de hombros, no parecía especialmente preocupado. 

- Insisto en que se lo mismo que tú, Sil, sólo valoro todas la posibilidades... - Se queda unos segundos en silencio y luego continua. - Las cosas se están descontrolando en todas partes últimamente y la inmundicia que el caos deja tras su paso está atrayendo a las ratas. - Sonríe mirando a la calle, por la que en ese momento pasaba un niño semidesnudo corriendo con algo oculto bajo el brazo. Rápidamente se mete en el primer oscuro callejón que encuentra. Crow se levanta y se gira hacía Silvano. - Todo tipo de cosas pueden pasar cuando la oscuridad de los corazones sale a la luz... Algunas son incontrolables y sólo tenemos que aceptarlas. - A pesar de la seriedad y lo confuso de sus palabras, Crow parecía estar divirtiéndose diciéndolas. 

-Me estás diciendo que los altercados en Khanforn, provocados por ya sabes qué, ¿son una de las causas por las que el grupo no ha llegado a su destino? -dice Silvano apuntalando hacia el rostro de Crow. En ese instante un escalofrío recorre el cuerpo de Silvano. Se acordó del grupo de Erina Goldspark en la noche que murió Pals y pensó en lo sumamente fácil que había sido tender la emboscada a un grupo de cinco personas, una de las cuáles era mago. ¿Qué tan emboscable sería un grupo de tres? -"No, no puede ser, no con ellos al menos." -se intenta tranquilizar. El subterfugio de los asesinos no era ni de lejos equiparable a de un mago. En ese aspecto, Lancelot y Arc superaban con creces a ese maldito hijo de puta.

-Bien... -dice mientras intenta serenarse. -La cosa es fácil. O han salido de Khanforn, o no lo han hecho. Eso es así. Puede haber mil razones para ello y ninguna de ellas tiene por que ser mala.

Crow parecía distraído pensando en otra cosa cuando Silvano deja de hablar, pero al rato lo mira y se vuelve a encoger de hombros, sonriente.

- Si tú quieres pensar así, yo no voy a impedirtelo. Lo único que veo yo claro es que la tierra no puede haberselos tragado, o al menos no aún... Así que tendrás que seguir moviendote si quieres encontrarlos. - Y algo más serio. - Yo debo seguir mi camino, el mensaje que debo entregar es demasiado importante cómo para seguir dándo vueltas en estas tierras. Puedes seguir conmigo con la esperanza de que realmente ya hayan cruzado la frontera... O puedes seguir dándo vueltas por aquí sin rumbo fijo. Tú decides. 

-Eso tenía pensado... Siempre podríamos recorrer la supuesta ruta que ha seguido el grupo y tantear qué les ha podido pasar. Una vez en la zona, solo tenemos que llegar hasta la próxima ciudad y preguntar si alguien los ha visto. Allí podrías entregar tu dichoso mensaje. -dice exasperado mientras planteaba la posiblidad.

Crow pone los ojos en blanco al ver la agresividad con la que Silvano lo trata. 

- Baja esos humos, Sil. - Comenta algo más serio, casi como si fuera una advertencia, aunque seguía sonriendo. - Te recuerdo que la prioridad de mi viaje es entregarles el mensaje a los peces gordos. Ayudarte es algo que hago sólo por mi propia voluntad. - Se encoge de hombros. - En fin, tengo intención de comprar unas provisiones en el mercado de la ciudad. Si de verdad vas a seguir conmigo, no perdamos el tiempo aquí. 

Sin más dilación, ambos se ponen en marcha a pesar del humor de Silvano. Con Crow en la cabeza, no tardan mucho en llegar a la zona del mercado (Aunque tampoco era una ciudad especialmente grande). Allí la actividad es bastante escasa para lo que cabría esperar de un lugar cómo aquel. Los poca gente que se paseaba por las tiendas parecían viajeros en vez de ciudadanos, y las tiendas en sí no presentaban una gran cantidad de artículos. 

-Como quieras... -se encoge de hombros- Pongámonos en marcha.

Silvano se pasea junto a Crow por el mercado, intentando advertir cualquier cosa que se le muestre relevante. Entre los transeúntes, intenta localizar a alguno de sus compañeros por si de casualidad los reconoce. Cualquier elemento con el que pudiera relacionar a sus miembros de equipo también era bien recibido para obtener pistas, aunque ya que estaba, también intenta buscar algún puesto en el que vendan antiguallas, por ver si puede localizar un mapa.

Debido a la poca gente que se paseaba por el mercado a aquellas horas a Silvano no le cuesta mucho darle un rápido vistazo a todos. Para su desgracia, no había ni rastro de Ariadna, Arc o Lancelot por ninguna parte. Debido a ello, decide centrarse en su segundo objetivo, encontrar una tienda de antiguallas. Había pocos puestos entre los que valorar pero está vez parece tener más suerte, pues uno algo apartado en el que se vendían toda clase de artículos exóticos. No era exactamente una "tienda de antiguallas", pero parecía un lugar digno de su curiosidad. 

Dejando atrás a Crow, mientras que compra suministros, Silvano se acerca a curiosear al puesto. Había telas y prendas de todos los lugares, toda clase de bisutería, algunos libros y pergaminos e incluso una que otra arma con aspecto de ser más de exposición que para ser usada. El vendedor era un Zwerk, que estaba subido en un pequeño estrado para ser visto por los clientes, que se frotaba las manos con nerviosismo todo el tiempo. Miraba con interés a Silvano, con unos ojos brillantes. 

- ¿Ve algo de su interés, señor? - Dice con tono servicial. 

Silvano le echa una ojeada más específica a la tienda, en busca de algo que se parezca a un mapa. Pero de pronto su vista se detiene en la sección de bisutería. El corazón se le para durante unos segundos cuando ve una de las joyas expuestas ahí, un collar de esmeraldas cuyo valor parecía incalculable y llamaba la atención por encima del resto de artículos. No había duda, conocía muy bien aquel collar, no podía tratarse de otro pues era una antigua joya familiar. 

Era el collar de Ariadna. 

A Silvano se le hace un nudo en el estómago al ver el collar de Ariadna en el expositor. Sus peores temores empiezan a confirmarse y teme por la integridad física de sus compañeros, en especial, de la de Ariadna. Intenta serenarse y busca a Crow con la mirada mientras le hace una seña discreta con la mirada para que se acerque. Finalmente, opta por responder al Zwerg mientras se hace el despistado fingiendo que se interesa por el resto de artículos. 

-Tenéis un curioso ejemplar ahí. -dice mirando el collar de Ariadna. -¿Sería posible conocer su origen? Me gustaría saber de dónde lo habéis sacado. -añade fingiendo tranquilidad.

Crow frunce el ceño, extrañado, y se acerca a Silvano con naturalidad. Tras esto, el Zwerk parece alterarse ligeramente, pero en un arrebato de profesionalidad asiente energéticamente. 

- Veo que tiene buen ojo, señor. - Dice frotándose ahora las manos de forma más frenética, los ojos le brillaban con codicia. - Esa es la mejor pieza de todo el puesto, llegó hace muy poco, de una de las mejores joyerías de Goldort. ¿Ha oído hablar de Rajhbir? Si no lo conoce, debería, pues es uno de los mejores artesanos Zwerk en este campo que existen. La pieza es suya... Y tiene mi palabra de Zwerk de que es auténtica. - Su mirada se vuelve más taimada. - Si me permite mi opinión, si se la regala a su amada, la propia reina de la Alianza le tendría envidia. - Levanta un dedo, para llamar la atención sobre lo siguiente. - Y por si eso fuera poco, la estoy vendiendo a un precio por el que me encerrarían en un manicomio. Solo cincuenta monedas de oro y será suya. 

Aquella cantidad de dinero era tan grande que Silvano nunca la había visto reunida. Dudaba incluso que el hombre más rico de aquella ciudad pudiera comprar aquella joya. Pero no era cómo si aquello le importara realmente, cada vez que la mirada estaba más seguro de que era el collar de Ariadna. Lo reconocía, lo reconocía muy bien, había pensado cientos de veces como el color de las esmeraldas encajaba con los ojos de su amada... 

Crow estaba a su lado, algo molesto y confuso con la situación, intercalando la mirada entre Silvano y el vendedor, cómo si esperara alguna explicación. 

Silvano niega con la cabeza al escuchar las palabras del vendedor. -No dudo de la autenticidad de la joya. Lo que no me acaba de convencer es el resto de vuestra historia. -se saca un pequeño saquito de monedas en su interior, lo hace tintinear y se lo arroja a la mesa del Zwerg, cerrado. -Quizá esto os ayude a recordar la "VERDADERA" historia que se esconde tras esta joya. -dice mientras se recoloca la capa por delante para que le cubra los brazos, ahora cruzados bajo la tela.

El Zwerk mira la bolsa con deseo, tan pronto cómo cae encima de la mesa, pero de pronto vuelve a mirar a Silvano. Ahora parece un poco más nervioso, incluso asustado. 

- ¿L-la verdadera historia, señor? - Dice mirando a Silvano y Crow, aunque intercalada alguna que otra mirada con la bolsa de monedas. Ahora, aunque asustado, se pone un poco a la defensiva. - No se de que está hablando... ¿I-Insinúa que el hombre que me vendió está joya me mintió? ¡T-tuve que regatear durante horas con él para conseguir un buen precio! 

-Mucho me temo que le han engañado, le han dado gato por liebre. El hombre que le vendió la joya es un saqueador de caminos, un prófugo de la Justicia que se dedica a timar a los comerciantes. Pero el muy mamón es muy escurridizo y siempre huye cuando ve venir a los guardias. Por eso me han enviado a mi para que ponga fin a sus fechorías. Así que dígame, por favor, cómo obtuvo realmente la joya. -dice Silvano seriamente, intentando ser convincente y denotar autoridad.

El Zwerk parece estar en máxima tensión cuando Silvano le revela lo último. Parecía cómo si fuera a estallar en cualquier momento pero de pronto, y para sorpresa de Silvano y Crow, parece que intenta calmarse un poco. Ahora su expresión muestra una mezcla de miedo y arrepentimiento. 

- E-esta bien... Q-quizás no se lo compré al más fiable de los viajeros, pero m-me hizo una muy buena oferta por él. Pero no conocía a aquel hombre, él me contó la historia y yo... - Parecía que le costaba decir un poco esto. - Yo me la creí... Supuse que era un hombre desesperado por ganar dinero con una reliquia familiar, ahora que la guerra se acerca. Era demasiado tentador... 

-Está bien. Dígame qué es lo que le dijo, y por favor, no se deje ningún detalle. -dice Silvano con amabilidad. Entre los pliegues de su ropa y cubierto por su capa, adopta una posición defensiva alcanzando uno de sus cuchillos, solo por lo si las moscas. 

El Zwerk frunce el ceño, pero su tono de voz no varía. 

- N-no se que podría contarle sobre él, señor. Era... - Parece que piensa unos segundos. - Era un hombre bastante apuesto, pero llevaba una barba de varios días, parecía algo desesperado y su ropa estaba desgastada por el viaje. Tenía el pelo moreno bastante largo, recogido en una coleta y... Lo que me dijo... Es lo mismo que le he contado. Supe que era una mentira, pero cómo le he dicho pensé que se trataba de una reliquia familiar, y... E-evidentemente ese hombre no conocía el verdadero valor de la joya. - Ahora sonríe, pícaro. - Quiso engañarme pero yo le engañe a él... - Y de vuelta al nerviosismo, añade. - ¡P-pero si era un criminal cómo usted dice, se lo merecía! N-no se que más podría contarle... Desconozco si se hospeda en la ciudad o no.

El Zwerk tamborilea nervioso con los dedos en el mostrador. Parecía que durante unos segundos se había fijado en un punto más allá de Silvano mientras que hablaba, pero había sido apenas perceptible. 

-¿Dónde y cuándo realizaron el intercambio? Es el último dato que necesito y ya no le molesto más. -dice mientras sigue echando miradas discretas a Crow para que esté atento a todo lo que pueda suceder.