Partida Rol por web

- ¿Después de lo que has visto hoy lo que sigamos existiendo es lo que te parece mas sorprendente? No confundas el que os hayamos salvado de morir calcinados con nuestra colaboración. Nuestro objetivo es renovar Helltia, cambiarla y salvar a la gente. Vuestra muerte solo provocaría caos. Y el caos solo lleva a la muerte. - Le miro con dureza. - No has contestado a mi pregunta. -

La postura de David pierde la fuerza de hacía sólo unos instantes, claramente intimidado por Gustav. Cuando vuelve a hablar, lo hace más nervioso. 

- Lord Erik me ha manipulado, es cierto... Pero no me ha traicionado cuando podría haberlo hecho. He cometido muchos errores y él es el único que los acepta... Además, es lo más parecido que tengo a un padre ahora mismo. Decidí seguirlo por ello... De todas formas, ya no tenía otra opción. - Mira a Gustav, suplicante. - Si de verdad va a morir... Quiero verlo al menos una última vez, por favor... 

Mi mirada es de incredulidad. - Si sobrevive te avisaré, no porque te deba nada, si no por lo patético de tu situación. Todo el poder y el dinero del mundo no te han dado la habilidad de ver la verdadera naturaleza de las personas que te rodean, te han usado personas viles, que han abusado de tus súbditos y maltratado tu pueblo. Su Lord es el que los tiene que proteger ¿Como lo ibas a hacer si no te has sabido defender a ti mismo? En fin. No te voy a dejar salir de aquí, mucho menos ver la enfermería. 

Gustav puede ver cómo David se queda en shock ante la dureza de sus palabras. Al cabo de bastante rato parece que intenta protestar, responder, hablar... Pero las palabras no salen de su boca son sólo ridículos balbuceos. Se aleja de Gustav lo más que puede, pegándose aún más a la pared y se deja caer hasta el suelo. Una vez sentado, se abraza las piernas con las manos. Mira al suelo mientras que comienza a murmurar. 

- He cometido muchos errores... Yo sólo estoy intentando remediarlos... De verdad que lo intento... Pero mi pecado es demasiado grande... Lo se... No he conseguido nada... Y no puedo hacerlo sólo... No... No... No... - Se queda en silencio durante bastante tiempo, hasta que finalmente vuelve a hablar. - Pensé que tenía una segunda oportunidad, quería agarrarme con fuerza a esa oportunidad, pero tampoco ha servido. No merezco una tercera... Tampoco serviría de nada... Estoy maldito. 

Me acerco. - ¿Tu pecado? - Se nota que estoy bastante contrariado por lo que voy a decir a continuación, me estoy volviendo blando, su padre era un enemigo. Este chico solo ha sufrido. - Tu único pecado fue confiar en la gente equivocada. La casa Hollster se vino abajo cuando murió tu padre... y sé que no le mataste. La marioneta quiero que sea juzgada por sus pecados. Tu en cambio, no tengo un juicio para ti, te ofrezco una oportunidad de aprender. Aprender y entender el mundo antes de que te obliguen  a tomar decisiones. - Me siento poniendo la espalda en la pared y concluyo. - No sé que te depara el destino, pero quizás la próxima vez que nos encontremos hayas encontrado la verdad sobre tu pasado.

- Mi padre murió por mi culpa... ¿No es ese pecado suficiente para que yo merezca el mismo destino? Tan siquiera se cómo continuo con vida. Los hombres que salieron corriendo mientras protegía a Erik... Se suponía que eran vasallos míos. ¿Acaso no parece un chiste de mal gusto? - Mira hacía adelante, parece algo más tranquilo. - No voy a negar que Erik ha cometido pecados más grandes que lo míos, pero aún así... Siento que le debo algo... O que él me debe algo a mí... Una últimas palabras, una explicación... Eso es lo único que quiero. Después ya no volveré a insistir, eso puedo prometerlo... 

- Tu padre no murió por tu culpa. - Dejo que la frase pese en el silencio, no la digo sin más. 

- Si intentas animarme con esas palabras, no lo vas a conseguir... - Responde David desganado aunque frustrado. - Hace mucho tiempo que asumí mis pecados. 

Me encojo de hombros. - Sé la verdad, sobre el día que ocurrió, sobre el escudo de la justicia. Lo sé todo. ¿Quieres expiar tus pecados? ¿Quieres la verdad? Eso va te va a costar más, mucho más. Vivir con la verdad es duro, te han mentido tanto incluida la marioneta. Te metió en todo esto y ni siquiera te ha contado el secreto por el cual salisteis de la posada para ser calcinados. Voy a empezar por mi verdad, la marioneta la salvamos y hablé con el. Le conté que fuiste calcinado junto con sus hombres mientras le protegias. Quiero alejarte de todo, veo en ti que creeiste en una Helltia mejor, no te puedo culpar por ello. Pero no puedes volver aún. La situación es demasiado delicada.

- ¿É-él piensa que estoy muerto? - Dice David, sorprendido. - Pero... ¿Por qué? ¿Acaso pretendes dejar que muera pensando eso...? - Entonces parece una luz se enciende en la turbia cabeza de David, puesto a que añade. - ¿Que es lo que me ocultó y cómo está relacionado con que nos atacaran?

- No va a morir. Al menos no pronto. Tiene un gran papel que jugar aún en la guerra aue ha traido a Helltia. Una vez terminé os podreis encontrar. Si aún quieres, me dijiste en el camino que Kihn preguntó por los golems. Lo estabamos persiguiendo para recuperar el corazón de los golems que robaron sus hombres y ha estado usando para sus planes. ¿Me mentiste a mi o me dijiste la verdad que eran solo las mentiras de la marioneta?

Al principio, David se muestra bastante confundido respecto a las primeras palabras de Gustav, pero cuando entiende de que va aquello se relaja un poco y asiente para sí (Aunque parecía apenado con el tema). A pesar de ello, cuando habla sigue pareciendo algo confundido. 

- ¿El corazón de los Golem? Nunca he oído hablar de algo así... Pero si te refieres al rumor de que Lord Erik los ha estado controlando todo este tiempo con alguna clase de artefacto... Tenía mis sospechas pero supongo que después de que Charles insistiera tanto en el tema era normal asumir que era verdad... A pesar de ello, no tuvimos tiempo de hablar con Erik respecto a eso, sólo buscamos confirmar lo de la muerte de Gholas al subir al carruaje. Así que no te lo puedo asegurar. 

Me encojo de hombros. - El rumor es cierto, completamente cierto. - Me levanto de nuevo y concluyo. - Como dije tendrás tu oportunidad de ver a la marioneta. Pero tendrá que esperar, está vivo y bien. Aunque después de engañarte una vez no harías mal en fiarte poco de mis palabras. - Con esto parece que doy por concluida la conversación. 

Tengo que descansar pronto, no he conseguido llevar nada bien la conversación con Lord Hollster. No me esperaba tanta... lealtad por la Marioneta, pero ante mi no había un Lord era solo un niño asustado con un poder que le venia grande.

David no responde ante el último comentario de Gustav, se mantiene sentado y pensativo. 

Cuando Gustav salió al exterior del almacén el atardecer ya había llegado. Había sido un día especialmente ajetreado, quizás convendría tomarse los días siguientes con una cierta calma. Luke le saluda al salir y se vuelve a colocar en su posición con una desgana visible. Gustav continúa su camino por el cada vez más silencioso campamento... Las mujeres, que se habían ofrecido, debían de estar en ese momento preparando la comida con la ayuda de los niños. Sus hombres debían de estar de guardia o descansando en el interior de sus tiendas hasta que la hora de la cena llegara. 

Gustav no pudo evitar girar la cabeza durante unos minutos en dirección a dónde sabía que estaba Gloryhill. Estaba preocupado por Hannah, ¿Cómo no estarlo? Pero era normal que no hubiera vuelto aún, al fin y al cabo no había pasado apenas tiempo desde su partida. Aún si se encargaba de sus quehaceres lo bastante rápido, tendría que esperar para volver a verla hasta la noche. 

Le digo a Hector que escriba una carta a nuestro hombre en la base de Zack. Sabiendo que nuestro sistema de cifrado es bastante limitado en contenido dicto lo prioritario.

"Espionaje reunión marioneta. Exito.

Marioneta, Hollster. Traicionados por Iglesia. Misión rescate. Ok. 

Marioneta, Hollster. Rehenes. 

Petición reunión pronto con Escudo Justicia."

El mensaje debería llegar rápido, los detalles los dariamos en una reunión pronto. Me fio muy poco de escribir una larga carta, la información es demasiado valiosa para que sea revelada por intermediarios. Ni siquiera todos en la base saben los detalles de la misión.

La cena es comunal, en la parte central de la base. Pero estoy cansado. Muy cansado de todo. Veo a mis hombres y puedo ver el futuro. Sé que lo que queda solo traerá sufrimiento. No me puedo sacar estos pensamientos de la cabeza. Decido comer solo, tengo mucho que planear, no creo que me merezca desconectar. Por mis hombres, por Helltia. Este pensamiento hace que decida ir de nuevo a ver la marioneta. Quiero cerrar el trato, empezar la batalla antes de que el enemigo haya tenido tiempo de prepararse. Mi ventaja es la sorpresa y la movilidad. He perdido gran parte de la primera, debo ser audaz para seguir sorprendiendo a mi enemigo.

Ensimismado en mis pensamientos aparezco en la celda de la marioneta. Veo a Deborah haciendo guardia, le comentó que la relevo. Que coma con los demás. Yo llevo mi comida y la de nuestro prisionero. 

Cuando Gustav entre en la celda con las dos bandejas de comida se encuentra a Erik casi en la misma posición. Tenía las piernas y los brazos cruzados y los ojos cerrados, parecía concentrado en sus pensamientos. Sin embargo, seguramente por un acto reflejo, cuando Gustav entra abre sus blanquecinos ojos en alerta y mira en su dirección. 

El tiempo pasa lentamente en la pequeña tienda que servía de prisión a Erik. A veces el viento la azotaba tanto que casi parecía que se fuera a tumbar... Pero a parte del sonido del mismo, lo único que acompaña a Erik es su respiración y eventualmente murmullos en el exterior. Y en este estado de calma, Erik tiene tiempo de sobra para pensar y replantearse cientos de cosas. Casi agradecía que todo hubiera acabado ahí... Si la Iglesia lo hubiera atrapado lo estaría sometiendo a un interrogatorio mucho más duro. Al menos aquí tenía tiempo de relajarse después de todo lo que le había estado ocurriendo, pues no era posible hacer otra cosa. Claro que no había un lugar especialmente cómodo dónde ponerse por lo que, una vez que recupero el control de las mismas, Erik cruzó las piernas y los brazos para pensar. 

Debía ser ya de noche a juzgar por los sonidos que venían del exterior cuando Erik escuchó pasos fuera. Al cabo de un par de murmullos, alguien entró por la puerta y a juzgar por el olor traía comida consigo. En un acto reflejo, Erik miro en la dirección de la posible amenaza.  

- ¿Quién va?

- Hola. - Digo con un tono seco. Dejo dos platos en la pequeña mesa de la habitación y me siento en la silla más alejada de Erik. - Están todos cenando. He relevado a mi compañera en los turnos de vigilancia. - Cojo la cuchara y me pongo a comer tranquilamente. - ¿Has tenido tiempo de pensar en lo que hablamos?

Asiento.

- El rato que estoy aquí solo da para mucho... Gustav. He podido pensar en todo.

Palpo con las manos hasta encontrar el plato y la cuchara, y los acerco a mi, pero no empiezo a comer. Remuevo un poco la comida. No estoy seguro de lo que es. Comienzo a hablar:

- ¿Sabes, Gustav?

Y con la voz más baja digo:

- Yo... lo siento.