Partida Rol por web

Erina se debate para moverse entre las plantas, espada en mano. Y de pronto, pasa algo completamente inusual... Erina comienza a cortar las enredaderas que la rodean con su espada y el avance de las mismas se detiene del todo gradualmente, de las misma forma que las ondulaciones comienzan a concentrarse alrededor de la espada de Erina. Al cabo de unos segundos las plantas de toda la sala se comienzan a pudrir hasta que se convierten en finos y débiles hilos. 

Erina puede sentir que su espada emana un calor sobrenatural y es más ligera que de costumbre, pero no tenía tiempo de concentrarse en eso. Girándose hacia la puerta, puede ver que el encapuchado la ha vuelto a abrir, acompañado por una mujer armada con dagas. 

A su lado, Samantha consigue deshacerse de las enredaderas muertas que la rodean y se dirige a coger su lanza. 

Hago una señal a Hannah para que detenga a la acompañante de Erina y preparo 3 esferas. 2 toxicas y una de secoya. A parte de tener la lanza en posición para atacar. 

Para cuando la puerta se abre, la imagen de una mujer rubia con el cabello suelto se vuelve clara. No, no está vestida en camisón... Lleva una armadura de cuero ligera puesta sobre una camisa y un pantalón de aspecto cómodos, seguramente de buena calidad y algo protectivos. Tiene unas botas de viaje que se ven como el tipo de cosas que no te gustaría sentir sobre la cara y una larga espada de fino filo blanco que casi parece destellar ante la luz lunar que baña la sala.

En cuanto la puerta se abre, el encapuchado y su acompañante pueden ver que no solo la treta no ha funcionado sino que la mujer que pretendían asaltar se encuentra lista para el combate. Y muy enojada.

-¡Soltad vuestras armas en nombre de Kihn y por la Diosa juro que tendré algo de piedad sobre vuestras sucias, traicioneras y repugnantes almas!-, las plantas de toda la sala parecen estarse pudriendo.

Entro en la sala. - Quietas. Nuestra intención no es luchar. Solo queremos hablar con la señorita Golspark. A solas, Quiero evitar un baño de sangre de mis fuerzas tanto como las vuestras por lo que espero que elijas sabiamente. - Me pongo en guardia con la lanza y espero un instante la contestación. 

Aunque sus actos no hablaran a su favor, su tono de voz le transmitía una cierta confianza a Erina. Al menos sentía que merecía la pena negociar. Pero había otro factor que motivaba a Erina a no hacer nada, podía sentir a sus compañeros maldecir e incluso pudo sentir un leve grito de dolor de Mr. Salzinni. Aquel hombre no estaba sólo con aquella mujer... 

Silvano suspira al ver que el hombre se resiste entre las zarzas y tal como intenta zarandear su daga para cortar las hiedras, Silvano dispara una de sus flechas contra el antebrazo del hombre para inmovilizarlo e intentar que suelte su arma.

La acompañante del hombre encapuchado lanza una daga en dirección a la acompañante de Erina. Pero no la apunta directamente a ella, la daga se clava en una pared, justo en el camino entre la acompañante y su lanza. La mujer se para en seco, mirando hacía el encapuchado y su acompañante con desconfianza. 

-Muy bien. Hablaremos. Pero primero bajareis vuestras armas, pedireis disculpas por intentar utilizar vuestras oscuras artes sobre mi persona y luego os presentareis como es debido.-, parece bastante enojada y particularmente ofendida, aunque ha bajado ligeramente su arma. Sigue sosténiendola con firmeza y ambas manos pero al menos ahora no está apuntando con la punta al hombre encapuchado. Parece escuchar un ruido y mira un momento de reojo hacia una de las paredes, abriendo los ojos con sorpresa.

Es entonces cuando la daga arrojadiza es lanzada y clava contra la pared, Erina no pudo hacer nada porque estaba distraída con lo que había escuchado. Tras mirar un instante hacia atrás y asegurarse de que su acompañante no estaba herida, volvió a alzar su espada y dio un paso adelante, en guardia: No está lo suficientemente cerca como para recibir o ejecutar un ataque, solo lo ha hecho como amenaza.

-¡Y COMO VUELVA A VER UNA DAGA VOLANDO, VOY A CABREARME!-, por como lo vocifera con ese tono digno de hija de bárbaros (y para nada hija de una sacerdotisa), parece que es un poco tarde para eso de "no cabrearse".

No parece dispuesta a bajar su arma esta vez, de hecho está a un acto más como esos de iniciar el modo baño de sangre. La forma en la que le tiembla la ceja de rabia contenida parece ser muestra de eso. Está claro que las tácticas intimidatorias y lo que sea que ha escuchado la han puesto al límite... ¡Y eso que parecía tan cerca de bajar la guardia, relajarse y aceptar una conversación tranquila y agradable!

Totalmente incapaz de esquivar, el hombre suelta un grito de dolor cuando la flecha impacta en su brazo, y el mismo se ve obligado a soltar la daga. No parecía que aquellos hombres fueran a ofrecer mucha más resistencia. Pals y Silvano miran la otra puerta y pueden ver que Hannah estaba en posición para combatir y que Gustav había entrado en el interior. 

Hululo como un buho y se escuchan una serie de golpes.

-¡Estate atento a esa parte del pasillo!, pero no me pierdas de vista por si acaso. -le dice Silvano a Pals señalando con el dedo en dirección contraria a donde están Hannah y compañía.

Entonces Silvano se prepara otra flecha normal y con el arco en posición, avanza encorvado hasta la posición de sus otros compañeros, hasta lograr asomarse a la habitación.

Bajo los hombros resignado y hululo como un buho. 

En un momento como un pestañeo mi lanza va directa contra Erina. 

Pals asiente, quedándose de guardia delante de la puerta mientras que revisa el pasillo. 

Silvano termina por llegar a la otra habitación, dónde puede ver que Gustav se encuentra justo en ese momento atacando a Erina, mientras que Hannah esta entreteniendo a la compañera de la misma, que va armada con una lanza. Allí, extrañamente, parece que las enredaderas que rodean toda la sala se hayan podrido. 

Debido a la situación de los presentes, disparar con una flecha podría resultar complicado. 

Otra hombre (Silvano), armado con un arco, se asoma por la puerta y puede ver el panorama. 

Mientras que Gustav se lanza a por Erina con su lanza, la compañera de Gustav (Hannah) ha corrido junto a la compañera de Erina (Samantha) que ya ha recuperado su lanza. Parece que sus fuerzas están bastante equilibradas, por lo que se dedican a esquivar los golpes que cada uno se asesta a la otra. 

Erina parecía en guardia. Al límite de saltar al combate, pero quieta y esperando.

Tras que Gustav lance el primera ataque, ella afianza su guardia, observa la lanza volar y se dispone a ejecutar un veloz corte en diagonal hacia arriba, pretendiendo cortar la lanza en el aire y desviar los pedazos hacia los lados. Tras eso, dio un paso adelante y, usando el impulso del arma ascendiendo, lo redirigió como corte horizontal hacia Gustav. Con el ángulo que llevaba, podría haber ido hacia la cabeza del hombre.

En vez de eso, perdió algo de tiempo e impulso en redirigir el ataque hacia la altura del pecho del hombre. No parece tener demasiadas intenciones homicidas, ese instante de controlarse para evitar atacar a un punto sensible lo demuestra.

Aunque el grito de guerra que ha lanzado mientras atacaba la lanza no tanto...

Silvano se quedó agazapado en el marco de la puerta, apoyado, recostándose contra la madera para obtener la mejor comodidad de tiro. No había entrado del todo en la habitación, pues se había quedado en el estrecho hueco de la puerta, pero todo el mundo se había percatado de su presencia. Apuntó una flecha contra la mujer que iba más desprotegida y simplemente soltó la cuerda que con tanta delicadeza había estado sujetando. 

En un rápido y calculado movimiento, Erina gira su cuerpo y asesta un corte con su espada que parte en dos la lanza. Una de las partes se la queda Gustav en la mano mientras que la otra vuela por los aires y aterriza encima de una de las camas. De pronto de la parte de la cama tocada por la punta de la lanza comienza a salir un hilo de humo, cómo si se estuviera quemando, pero en vez de eso se comienza a generar un agujero [*]. 

Erina aprovecha el desarme para asestar un golpe directo a Gustav, pero el mismo lo esquiva con facilidad caminando un par de pasos hacía atrás. 

Por otro lado, Samantha sigue combatiendo contra Hannah. Hannah esquiva la lanza de Samantha con bastante facilidad, pero el hecho de estar combatiendo contra un arma de larga distancia hace que no tenga muchas oportunidades para encontrar un hueco para atacar. Pero de pronto, una flecha roza el hombro de Samantha dejando un tajo y haciéndola que se tambalee y pierda el control de su lanza durante unos segundos. Hannah aprovecha está oportunidad para lanzarse a por Samantha, haciendo que la misma pierda el equilibrio y caiga al suelo, dejando caer a su vez su lanza a varios palmos de distancia. En ese punto, comienza un forcejeo entre Hannah y Samantha, mientras que una intenta clavarle una daga, parece que la otra tiene más fuerza para evitarlo. 

Una vez que ha lanzado la flecha, Silvano puede ver por el rabillo del ojo cómo Smith se acerca por el pasillo hasta la puerta de la habitación, algo nervioso. 

- Alguien está bajando. - Dice en tono de advertencia, dirigiéndose a Silvano que es el que está más cerca de las escaleras en las que desemboca el pasillo. - Creo que son tres hombres, y juraría que van armados.