Partida Rol por web

¿Había abierto Erik los ojos esa mañana? 

Para él cualquier sueño era una pesadilla. Sueños en los que podía volver a ver... Y de pronto despertaba, ¿Pero realmente lo hacía? Pues tras despertar era cuando realmente cerraba sus ojos al mundo. Pero aquello era algo del pasado, ya estaba acostumbrado, era parte de él. Aunque siempre existía la duda, ¿Seguía estando en el lugar en el que se acostó la noche anterior? Erik movía los brazos, comprobando la posición de distintos objetos, aquello era ya como un ejercicio matutino. 

Sí, todo estaba en su lugar, Zaziel siempre hacía su trabajo de forma correcta y nunca movía nada de sitio. Incluso él mismo estaba en su lugar, como cada mañana su voz no pilló por sorpresa a Erik. 

- Buenos días, señor. ¿Desea desayunar en la cama o bajará al comedor? 

"Ah, la rutina diaria."

- Desayunaré en el comedor. Quiero oír cacarear a esas gallinas, a ver qué se cuece esta mañana.

Erik se levanta pesadamente y extiende el brazo derecho, para que lo coja Zaziel. Cuando lo hace, Zaziel guía a Erik hasta el armario y le ayuda a vestirse.

Cuando terminan, Erik agarra el bastón, que estaba al lado del armario, y salen fuera de los aposentos de Erik. Por el camino a fuera de la habitación, Erik le da como siempre un golpecito con el bastón a un cofre que hay en el suelo, donde guardaba la gema. El cofre seguía ahí.

El bastón que le ayudaba a caminar tenía un pomo de oro macizo, y la madera era del mejor roble y sin ninguna astilla. Era fino, para poder manejarse con facilidad, y desde que lo tenía podía hacer más cosas por sí solo. Hacía ya un buen tiempo que podía bajar las escaleras por su cuenta, pero cuando se sentía más débil aún pedía ayuda a Zaziel. Hoy era uno de esos días.

- Zaz, ayúdame a bajar.

Y sin decir nada más, Zaziel le agarraba de un brazo y bajaban juntos al comedor.

Cuando Erik baja hasta el comedor, puede oír una conversación bastante animada entre dos personas. Conocía ambas voces, una es la de su escudero Lucas y la otra es la de Charles, el hermano del rey. Era evidente para Erik que Lucas admiraba a Charles, muchas veces lo había oído mencionar que quería ser como él. Erik puede escuchar que hay alguien más en la mesa, que come en silencio, pero con esas pistas no sabría decir quien es. 

Lucas y Charles interrumpen su conversación cuando oyen entrar a Erik. Parecía que estaban hablando sobre alguna batalla que había realizado Charles durante un torneo. 

- Buenos días, Lord Erik. - Dice la voz de Charles automáticamente. 

Y algo más lenta y tímida, la voz de Lucas repite estás mismas palabras. 

Parece que el otro comensal no hace ademán de hablar. 

- Buenos días Charles, Lucas. ¿De nuevo con batallitas? ¡Yo no veo una batalla decente desde hace más de dos decenas!

El silencio se hace en la sala. Unos segundos más tarde Erik comienza a reír.

- Venga, venga, reid. La vida hay que tomársela con gracia, o viviréis muy poco. Ese es mi secreto.

Mientras hablaba, Erik se había sentado en la mesa. Una vez acomodado en la silla, da dos golpes con el bastón en el suelo. Era la señal habitual de que quería la comida.

Normalmente venían los sirvientes a traer la comida, pero Zaziel era un experto en las preferencias de Erik por lo que los interceptaba él y les indicaba que debían traer. Tras eso se ponía como era habitual en una silla cercana a la pared donde estaba Erik. En el pasado se esperaba levantado todo el tiempo, pero los años también pasaban para su mayordomo personal. 

Por la respiración de Lucas parecía un poco nervioso aún por la broma de Erik, pero Charles parecía haberselo tomado con más humor. El otro comensal no parecía haber reaccionado de ninguna forma. 

- Le veo de buen humor está mañana, ¿Tiene planes para hoy?

- Nada nuevo. Consultaré con mis hombres cómo ha ido la recogida de impuestos y actuaré en consecuencia. Pero no espero nada fuera de lo común.

Finalmente traen desayuno. Erik comienza a masticar. Una vez traga el primer bocado, vuelve a hablar.

- Por cierto Ser Charles, ¿cuándo es la próxima reunión del consejo? Hay asuntos apremiantes que me gustaría tratar.

- No creo que mi hermano tarde mucho en organizarla, ¿Has oído los rumores?

Los rumores eran la comidilla de los últimos días. Habían venido muchos mensajeros del Sud a la capital, todos hablando de los mismo. Golems entrando en pueblos y destrozando cultivos y casas. Como siempre los Golems no parecían tener ningún objetivo concreto, ni estar organizados, pero nunca se alejaban tanto de las montañas. Se sabía además que muchas personas estaban emigrando a la capital ahora que no tenían un lugar en el que estar. 

- Claro que los he oído. Mis escorpiones tienes órdenes claras al respecto. Puntas de acero y apuntar a dar en cuanto vean uno de esos. Pero para los poblados es bastante más complejo.

Bebo un sorbo de cerveza.

Charles parece masticar algo antes de volver a hablar. Lucas ya parece menos nervioso, aunque sigue en silencio, al igual que otro comensal. 

- Es bueno saber que ya has tomado medidas, aunque deduzco que esto va a causar por aquí problemas igualmente. En unas semanas los tendremos golpeando nuestras puertas. Si al menos fuera un enemigo razonable podríamos tomar medidas más extremas... Pero, ¿Golems? Nunca había escuchado que fueran agresivos. 

- Y no lo son. Quieren caminar hacia delante y unas cuantas casas se lo impiden. Y más tarde será una muralla, y si la muralla no los detiene, será este castillo lo que se encuentre entre ellos y el siguiente paso.

Deja el vaso fuertemente sobre la mesa.

- ¿Esto solo nos afecta a nosotros? ¿Hay noticias de Kihn?

- Que yo sepa, la Iglesia no se ha pronunciado al respecto aún. Quizás no sepan nada o quizás saben demasiado. Pero las zonas en las que se sabía que había Golems están lejos de sus tierras, imagino que tardaran en llegar, y antes aparecerán en Goldort... 

Corto silencio.

- Lo que me recuerda que si la cosa empeora las tierras de los Escorpión podrían ser las más perjudicadas, son las que están más cercanas a las montañas. De hecho son muchos los mensajeros que vienen de allí, ¿De verdad que no ha escuchado nada de interés? Tenía pensado mandar una patrulla a investigar, pero sería interesante saber por donde comenzar. 

- Mi hermano sabe por donde empezar. No es la primera vez que destrozamos una de esas enormes rocas. Recuerdo haber realizado alguna que otra hazaña con padre.

Erik muerde un trozo de pan, y aún sin terminar de mascar dice:

- Lo que tengo claro es que enviar al ejército contra ellos solo servirá para perder hombres. Las espadas y flechas no les hacen nada, y se necesita una fuerza sobrehumana para hacerles algo con una maza.

Erik termina de masticar pensativo.

- Charles, ¿es posible que podamos conseguir uno vivo? Quizá podamos conseguir algo de información así.

Charles se mantiene en silencio varios segundos, estaba claro que no se le había pasado por la cabeza esa posibilidad. 

- Sería interesante como mínimo... Pero dudo que haya prisión que pueda encerrar a esas bestias. Se que pueden destrozar la propia roca con sus puños vacíos, y estoy seguro de que podrían doblegar el hierro. ¿Se le ha ocurrido algo a usted? 

Charles parecía realmente animado por su tono. 

De pronto se escucha el sonido de una silla al apartarse, era el comensal silencioso, que se acerca a Charles y le susurra algo al oído. Pero ninguna palabra se escapa del oído de Erik, y menos a esa distancia. 

- Te espero abajo. 

Sin duda, aunque Erik no había hablado nunca con ella, esa voz era la de Jasmine Phal, la esposa de Charles. Su matrimonio parecía simplemente un pacto para mantener a los Phal contentos, pero Jasmine nunca se había mostrado muy a gusto en la corte. Unos pasos desaparecen por la puerta. 

- Disculpad los modales de mi esposa. - Dice de pronto Charles. - Es evidente que aún no se ha acostumbrado a las costumbres de la corte. 

- Los Phal no son famosos por sus maneras en la corte, y no esperaba otra cosa de vuestra señora esposa, Ser Charles. Pero vamos al tema que nos ocupa: una prisión no tiene por qué estar hecha con barrotes y metal. Una fosa suficientemente profunda debería servir para mantenerlo a raya.

Erik chasquea los dedos. Lucas se acerca.

- Lucas, ve a buscar a Anthon. Dile que quiero verle en mi habitación al terminar el desayuno.

Lucas sale de la habitación nervioso como siempre.

- ¿Charles? ¿Qué opina de la fosa?

- ¿Fosas? ¿Para los Golems? Podría servir, siempre que no supieran escalarlas o fueran lo suficiente profundas... - Se queda unos segundo pensativo. - ¿Pero de que sirve un Golem en una fosa? Si vuestra intención sigue siendo sacar información del mismo, claro está. 

- Eso lo dejo a la imaginación. Pero se puede gritar desde abajo lo que se ve. Seguro que hay gente deseando que se anule su pena de muerte y estarían dispuestos a arriesgar el pellejo.

Se encoje de hombros.

- Una vez tengamos a un golem encerrado ya veremos qué hacemos. Observamos su comportamiento, enviamos a alguien abajo... también podemos investigarlos a campo abierto, pero será más peligroso. Lo dejo en vuestras manos, Charles.

Erik se levanta y comienza a caminar hacia sus aposentos. Segundos después, se gira, tantea hasta encontrar la silla, y extiende la mano hasta un bol con pan. Agarra un trozo y se va.

- Tendré en cuenta sus ideas. Hasta pronto, Lord Erik. 

Dice Charles, antes de levantarse también y irse por otra puerta. 

Zaziel se levanta en el mismo instante que Erik y va detrás de él. Tras ayudarlo a pasar las partes más duras del recorrido, llegan hasta sus aposentos. Aún no hay nadie allí. 

Mientras aún no hay nadie más que Zaziel y yo, Erik le dice:

- Si devolviera ese pedrusco a su sitio todo terminaría tan rápido como empezó.

Se sienta en la cama y continúa:

- O si lo dejara a la vista, en unos pocos dáis los golems tomarían estas tierras. Si enviara este pedrusco a la otra punta del mundo, los golems lo seguirían. Si dejara esta piedra en una barca en el medio del mar...

Erik sopesa las posibilidades mientras Zaziel escucha sin decir palabra.

- Esto cambia muchas cosas. Pero hasta que dé con su utilidad correcta, habrá que lidiar con esos golems. ¡Escorpiones! Son la respuesta a todo.

Zaziel no hace comentarios al respecto, y tras unos minutos se escuchan por fin pasos al otro lado de la puerta. Tras picar, y tener el permiso de Erik para pasar, entran dos pares de andares. El primero, a juzgar por el sonido de la armadura debe ser Anthon, detrás de él está Lucas, el escudero.

- Mi señor, ¿Que desea? - Con Erik era con el único con el que Anthon moderaba su lenguaje, solía ser muy malhablado en general. Su voz estaba algo más ronca de lo normal, seguramente se había levantado no hace mucho.  

- No te mantendré ocupado demasiado tiempo. Quiero saber cómo ha ido la última recolección de impuestos. ¿Alguna novedad? ¿Todo en orden?