Partida Rol por web

El contenido de ese pequeño vaso recorre mi gargata, tan escaso, tan aburrido… mientras otros vástagos se van uniendo a la causa de JoJo, sin duda convincente, yo aun no tengo claro ni por qué me he apuntado a este juego. Si sé que no voy a ganar, conozco mis capacidades, es absurdo. Pero quiero ganar.

La señorita Blake, con la que no he tenido oportunidad de cruzar palabra, es la primera en quitarse la mayor parte de su ropa, entrando de lleno en el juego. Otra que ha caído bajo el influjo de Nueva Orleans. Me aparto negando con la cabeza, acercándome lentamente hacia la barandilla y alejándome del resto de invitados, pero no les quito ojo, sigo atendiendo a lo que van haciendo, ellos serán mis rivales en esta prueba.

Poco a poco esta terraza se va llenando de más invitados y mi mente empieza a preguntarse otras cosas, quizás banales, pero más interesantes para mí  ¿quién es el genio que pone una piscina en la parte superior de una estructura? El dinero lo puede todo, incluso cambiar el razonamiento lógico de la persona que diseño esto. Al menos este barco no tendrá que paliar muchos oleajes navegando por el Mississippi y a pesar de todo eso, me sigue gustando.  La optimización y la estética, tantas veces enfrentadas en una lucha desigual.

Entre todos los que llegan, el príncipe rebosa magnificencia y poder, llama mi atención, pero una sonrisa se dibuja entre los invitados, llamando mi atención de una manera distinta. Maldito cabrón. Siento la rabia recorrer mi cuerpo, mis músculos se tensan, mis pupilas se dilatan y aprieto mis manos con fuerza, al momento siento una punzada de dolor acompañada del estallido del pequeño vaso tan delicadamente decorado, bajo la vista, mirando los restos del vasito, solo espero que no fuera muy caro. La palma de mi mano, tiene clavados algunos cristales, los quito sin mucho cuidado y me llevo la herida a la boca humedeciendo mis labios con mi propia vitae, casi instintivamente se empieza a cerrar gracias al poder de la sangre vampírica.

Control… Levanto la mirada e intento aparentar que no ha pasado nada, aunque sigo enfada con él, solo le había dicho lo que creía, nada más, había sido muy amable o eso quería pensar, al menos lo había intentado. Sigo mirando, intentando evitar a Nigel, cuando veo como JoJo se va al agua después de recibir un beso de la vampiresa delgaducha. Parece que alguien se quiere desayunar a la señorita Baker. Sonrío imaginándome como se extendería la mancha de sangre por la piscina.

Y poco a poco otros se van quitando la ropa. Joder parecen críos… El perro también se apunta, quién lo iba a pensar siguiendo sus instintos, todos son iguales y no tardan en reunirse como el rebaño que son, quizás la unión hace la fuerza pero no creo que estén unidos llegado el momento. ¿Es todo una gran mentira no, James? Entonces puedo escuchar la amenaza que profiere el Gangrel a JoJo, al menos sigue igual de gracioso, pensaba que había perdido ese encanto suyo con el arrepentimiento que había mostrado, pero ya veo que no era cosa mía, son los demás que se enfadan solos y por nada sacan las garras.

Cada vez lo tengo más claro. Sigo observando la escena, moviéndome lentamente a través de ella hasta que vuelvo a fijarme en el primogénito Tremere. Solo tenía que contestar… pero no, prefirió rechazar mi oferta. Cabrón.

Acabo el frenesí salvaje de la canción más libre de la noche, desencanto al personal con algo no propio pero animado y parece que los dejo satisfechos.

Fin. Hago un punteo rápido parecido a una escala musical de sonoridad elegante. - Yeaahhhh... -

Parece que mi espectáculo causó buena impresión. Menos entusiasta y a falta de niñatas que me realcen la autoestima y den envidia a los imbéciles de fútbol americano con los que salen... Pero nada mal. Es lo que tiene ser el puto amo, seguro que mas de una o uno se quedo mirando mi paquete, no del todo extinto pero más relajado por desgaste de la puta vaquita. 

Me siento en la silla, desconectando el cable de la guitarra y dejándola apoyada sobre mis rodillas. - Lo hiciste bien pequeña - Destenso poco a poco las cuerdas metálicas, no me hace ni puta gracia que se rompan en los traslados. Alzo la mirada y veo como tras los aplausos, la sala se va quedando vacía, quedando solo yo en el centro de los focos acompañado únicamente por mi querido Lucille, un amplificador que suena con un pitido de mierda y mi reflejo. - Esto es éxito Baby, entretenlos, deja que te amen y vuelve solo a tu casa -

Me levanto de la silla dispuesto a seguir a los invitados. - Camarero, deje a Lucille en su carcasa y de vuelta a mi vehículo - Comando al sirviente mientras dejo a la pequeña reliquia de madera en la silla. Cuando el muchacho se cruza a mi paso en dirección a la única puerta de la sala lo retengo extendiendo mi brazo y cruzándolo por su pecho. Sin vacilar y sin mirarle a la cara le digo - Ni un roce o juro que te destrozo algo más que la vida - Le doy una palmadita en el hombro tras quitarle el brazo que frenaba su camino y me dirijo a lo parece ser la cubierta.

Cuando llego la zorrita bicolor ya ha empezado su canturreo, como siempre llego tarde y me pierdo todo. Esta vez parece que llegué a lo interesante y la morenaza se queda en ropa íntima, sexy y con unas peras perfectas para partirme los huevos. Mis ojos quedan maravillados con el espectáculo presente y el que veo a continuación: todos bebiendo chupitos y algunos desnudándose. Otra golosona es la pianista, parece que tras la función tuvo un apretón o algo porque vaya pedazo de cuerpo tiene, y esta no tiene nada que desaprovecharse tampoco. 

Vuelvo mi mirada a Rosalie, muy modosita... más de lo que Aura sería jamás. Suspiro y presto atención al chapuzón de la pianista. Ella seguro que tiene unas manos delicadas, pero creo que debería mostrarle que mis dedos también son ágiles. Esbozo una sonrisa y arqueo los hombros hacía la espalda, despliego los brazos en horizontal y muevo la cabeza estirando el cuello  mientras realizo un círculo completo con la misma.

Mis ojos se abren aún más cuando le mete la lengua a tornillo profundo a Jojo y la tira al agua, y no solo mis ojos se ponen contentos de ver la escenita. Un bulto se precipita suavemente desde mi entrepierna, y la teoría de la "L" no va conmigo. El roce de Jojo calentó mi polla y su sangre servirá para que otras la calienten luego.

[    --> pensamiento]

Cierro brúscamente las manos generando una palmada  mientras veo que Shane mostrar su curtido torso. Entrelazo los dedos y volteo las manos para estirarlos. Esta noche promete y la voy a disfrutar aunque sea la última.

Me quito la chupa y la tiro al primer asiento que pillo. El viejales del anuncio de Loewe parece que también tiene un bonito cuerpo, aunque personalmente prefiero dirigirme a la charca de las dos morenitas.

Me muevo directo al agua, camisa, vaqueros y botas encima. Mi burra tiene asientos de cuero y el príncipe podrá tener a cuatro perros que sienten luego mi asiento. A tomar por culo. Me tiro sin miramientos al agua y me muevo hacia las dos señoritas mientras retiro mi camisa húmeda como si de una camiseta ceñida se tratase, mostrando con la humedad y la luz y el juego de sombras un depravado cuerpo sexual. Se pone difícil, pero si se tiene que romper.... pues se rompe, mañana robaré otra y a tomar por culo - Mis queridos amigos de la noche, está bien tener un buen cuerpo, pero la presentación ayuda a los más desfavorecidos... y a mí que me sobra no digo más-

 (Quitadle la espuma si queréis, pero un cuerpo húmedo mola más)

Me acerco a las dos bolleras o bisexuales o lo que el maldito demonio haya querido que sean y me coloco tras la espalda de la pianista*

- Que sepas que por un momento me preocupaste, iba a pedir que esos dedos tocaran conmigo en el escenario y me hiciste improvisar - digo suave cerca del oído de la que hasta ahora parecía entretenida con Jojo. - Hola querida, mis enfados duran poco tiempo, siempre podemos terminar lo empezado... - Miro a la mujer a manchas y vuelvo a dirigir mi interés en la morena que la acaricia - aunque también se permiten participantes. Mi nombre es Babylon Mink, Baby para los amigos y que sepas que me encanta que el agua sea tan sumamente cristalina - Mantengo una sonrisa pintoresca, entre la perversión y la picardía. - Debéis tener cuidado señoritas, con su presencia es probable que en este barco se ice más de un mástil esta noche - Guiño un ojo a la que aún no me han presentado formalmente.

Me acerco a Jojo, irrumpiendo con descaro y suavidad entre las dos bellezas para cogerle la mano y llevarla directamente a mi entrepierna para que palpe lo que tuvo entre sus muslos. Me acerco a su cuello. - Como puedes ver la fiesta que nos jodieron puede continuar, voy a por un trago - Y sin venir a cuento doy un lametazo en el cuello de la vaquita alegre desde la entrada de la clavúcula hasta su oreja, haciendo especial hincapié en esta último y sintiendo como un escalofrío recorre su cuerpo entretanto.

Salgo de la piscina para coger un chupito cualquiera de los que vi que cogían el resto de los invitados. Me descalzo con cierta torpeza y brusquedad, cuanto más altura menos equilibrio.

Y vuelvo de nuevo al agua pato, eso si, con la bragueta desabrochada y el cinturón abierto, toda una muestra de sutilezas de camino a la charca. Jodidamente divertido.

Shane: 

El placer por verle de nuevo es mío, señor Crawford. ...  Estoy seguro de que la dama de blanco aceptará otro obsequio si le dejáis tiempo y dejáis de tratarla como una adolescente a la que impresionar. ... con los años cada día la técnica primitiva de golpear y llevar del pelo hasta una cueva me parece cada vez más acertada...

Sebastian:

...Touché. Lamentablemente, los hombres como yo no estamos versados en el noble arte del garrotazo. Creo que tendré que conformarme con mi palabrería y mi decadente apostura. ..

Me parto de risa mientras observo a todos los vampiros que apenas hace unas horas estaban todos sentados con cara de estirados, ahora peleándose por entrar en pelotas a la piscina.

La lengua de Eris está recorriendo todos los rincones de la boca de JoJo, cuidado Eris, todos los que hemos probado de JoJo, volvemos a por más, tiene una sangre única, no tiene ni idea con que está jugando, un pequeño corte, un pequeño sangrado y todos los que están en la piscina se lanzarían como bestias a por ella. Sin darle oportunidad de sobrevivir. 

A la mierda, ¿se lanzarían? Nos lanzaríamos... ¿qué me puede importas la ropa mojada? 

Doy un salto para caer al agua levantando la mayor ola que pueda y mojando a las señoritas sentadas en el borde de la piscina. 

Se levantó ya sin zapatos y recogiendo el final del elegante vestido de gala cuando de repente, uno detrás de otro, los Cainitas de su alrededor comenzaron a seguir el ejemplo de Angélica trasladándolo a la piscina, pero lejos de llevar el estilo y el efecto sorpresivo de la mujer. Sin venir a cuento se sintió como cuando alguna vez había intentado usar Internet, donde los pop-ups de gente incluso más ligera de ropa que ellos no hacían más que saltar a la pantalla. Claro que aquellos vástagos no eran gente precisamente desconocida: llevaba toda la noche con ellos, charlando, y se estaban deshaciendo de la ropa allí mismo, a dos pasos y medio. Quiso obviarlo y no mirar a pesar de que, sí, JoJo le había dicho que viviese la vida y todo eso, y estaba intentando disfrutar de la noche. Pero aun con todas, era imposible. El rubor le llegó al rostro de forma más que evidente, y pudo notarlo. Eso hizo que se sintiera todavía más avergonzada por sentirse avergonzada ante algo tan relativamente natural como la desnudez. No tenía gana ninguna de que alguien hiciese la oportuna pregunta de turno sobre por qué estaba tan incómoda, como si fuese una cría, así que entre que se deshacían de la ropa y comentarios y se tiraban a la piscina, ella se excusó con Rosalie para apartarse caminando por el borde hasta un sitio tranquilo donde sentarse y meter los pies. Aquella fiesta se estaba saliendo de su zona de confort a pasos agigantados.i

Claro que la paz le duró lo que un suspiro. La pianista arrastró a JoJo al agua, después se unieron Shane y Sebastian, y para colofón el rockero apareció haciendo los mismos alardes de desvergüenza y grosería que durante el resto de la noche. Esta vez no pudo más que volver el rostro hacia otro lado entornando los ojos, incómoda. Estaba bien divertirse, pero exponerlo públicamente como si fuese asunto de todos estaba de más. Muy de más. Quizá por eso, porque buscaba algo con lo que poder obviarlos, no se dio cuenta de la que el chico de pelo azul estaba a punto de hacer hasta que el agua terminó salpicándola, sobresaltándola. Y no supo si intentar sonreír o quejarse o qué, así que se limitó a pasarse las manos por el rostro y los brazos para deshacerse de las gotitas que salpicaban su piel. Había decidido jugar a la ruleta esa y la mayoría de invitados estaban allí, así que no se podía ir tal cuál. Se quedó donde estaba ligeramente encogida de hombros, mirándose los pies bajo el agua y las formas extrañas que el movimiento del agua le daba, como si fuesen a disolverse de un momento a otro. A ella también le habría gustado disolverse.

La pequeña locura que es Eris es la siguiente en aceptar el reto; y no sólo eso, sino que se desnuda con la velocidad de un rayo y me tienta a acompañarla al agua. Me inclino sobre el borde de la piscina, mientras ella emerge como una encantadora sirena, y me arrastra con ella hacia las profundidades. No es mucha, de hecho tengo que cuidarme de no partirme el cuello contra el fondo, pero no puedo evitar reír a carcajadas al sacar la cabeza del agua. Los vampiros no suelen recordar que los mortales somos increíblemente frágiles, pero bendita sea Eris, su boca de labios carnosos, y el rimmel waterproof.

Mientras jugueteo con el cabello mojado de la malkavian entre mis dedos, observo de reojo que Shane no sólo se ha atrevido a desnudarse parcialmente para entrar en la piscina, sino que además se anima a jugar a mi, al parecer, peligroso juego.

Señorita Baker… confío en usted por esta vez pero le aseguro que si descubro que ha intentado poner sangre de vampiro o vincularnos de alguna manera… le juro por mi familia que yo mismo le  despellejaré viva lentamente para que sólo tenga un color… y luego le arrancaré la cabeza.
No es personal.

-Chérie, no he sobrevivido tantos años sin tener un respaldo sobrenatural que clave estacas de plata y purpurina en los corazones de aquellos vampiros que se atreven a amenazarme -esbozo una sonrisa divertida, mientras Eris recorre mi cuello con sus labios- No es personal.

 Acto seguido, recibo a Sebastian con un aplauso, no sin antes acariciar con un dedo el gracioso e inesperado piercing de su ombligo.

-¿Fuiste una quinceañera en otra vida, mon danseur? -Me río, mientras con mi otro brazo rodeo la cintura de la malkavian por debajo del agua, para que no se aleje mucho. Creo que Eris es una de las pocas con las que podría aplicar el maravilloso dicho de "los vampiros son amigos, no comida". Está como un maldito cencerro, y Dios me libre de beber sangre envenenada, pero podemos divertirnos de tantas y tan variadas maneras...

Jane, llevada por la avaricia, bebe, pero parece reacia a unirse a la fiesta del agua. Bueno, al menos ha participado... Y como no podía ser de otra manera, el excéntrico Baby aparece para demostrarnos a todos que, aunque está por encima de nuestros juegos (ya que se mete vestido a la piscina), no es ajeno a ellos. 

Hola querida, mis enfados duran poco tiempo, siempre podemos terminar lo empezado... aunque también se permiten participantes

-Me temo que has venido a interrumpir una fiesta privada, Baby -sonrío, mientras le salpico el rostro golpeando la superficie del agua. Su mano atrapa la mía para que compruebe un lugar muy concreto de su anatomía, y aprovecho para apretarlo con la suficiente fuerza como para doblar por la mitad a un humano normal. ¿Ves? Estas son las cosas que echo de menos de que mis acompañantes no tengan terminaciones nerviosas- Deberías estar más ocupado en ganar este juego que en iniciar otros nuevos, enfant.

Sorprendentemente, el guitarrista me obedece, y sale del agua al tiempo que Jasper hace una entrada triunfal, salpicándonos a todos, incluyendo a la preciosa y solitaria Lavonne, que se ha quedado titubeando al borde de la piscina.

-Chérie, métete vestida. Tengo ropa de recambio en mi camarote -le sugiero, deslizando los dedos por el torso de la malkavian, todavía pegada a mí. También tengo otros bañadores y bikinis, por si me decidía a cambiarme a última hora. Pero eso prefiero reservármelo para mí, ya que es más divertido ver cómo todos luchan contra su timidez o pudor para unirse a la fiesta en la piscina.

Miro divertida como muchos se apuntan al juego e incluso empiezan a desnudarse, que divertido, no había nada mejor que alegrarse una la vista un ratito. Lavonne se aleja disculpándose, parece algo incómoda con la situación, quizás sea más recatada de lo que yo en un principio había pensado. Me encojo de hombros, ella se lo pierde. Veo como Jasper aparece y nos salpica, en fin, ese chico y sus tonterías, no es que me moleste, son cosas de niños...

Decido acercarme a Marcel, a su cuello, descuidadamente le paso la lengua con el roce de un beso.

- Querido... ¿os importaría mucho si me baño un rato?, no tengo ropa de baño, pero... al fin y al cabo ¿hay mucha diferencia entre eso y un bikini?

Me río cantarinamente, desde luego que la había, una cosa era la lencería y otra un traje de baño, aunque el de Jojo poco dejaba a la imaginación. Realmente la envidiaba, ella estaba ahí en el agua sin nada que preocuparse retozando con la malkavian e incluso con el neonato rockero, menuda vida se pegaba...

Todo se descontrola con pasmosa rapidez y lo amo. Ese es el encanto de nuestra naturaleza: de la impasividad a la virulencia sin escalas, como el amor y el odio, como la belleza y la decadencia. Le echo una mirada a Marcel esperando que esté contento con su obra y luego me quedo observando las escenas que se suceden a mi alrededor.

Sin embargo, la visión se me torna borrosa cuando Sebastian se saca la ropa, creo que la sangre me ha subido tan rápido a la cabeza que me ha dolido. Con mi mejor cara de póker de la nariz para arriba y una sonrisa moderada en los labios miro alrededor, evitándolo cuidadosamente. Distrayéndome, a propósito, con la entrada del rubio, su forma de hablar me da asco pero es innegable que tiene talento para lo grotesco. Por suerte no se le ocurre dirigirme la palabra; no, no es suerte es instinto de supervivencia, solo me guiña un ojo y sonrío de lado no ocultando cierta mueca de disgusto.

Estiro mis brazos fuera de la piscina y los ubico a los largo del borde, las gotas caen desde mis guantes de encaje y mi mirada se gira hacia Lavonne que ha sido salpicada por Jasper en su entrada triunfal. Instantáneamente me levanto y salgo del jacuzzi, voy hasta mi vestido y saco de un bolsillo un pañuelo de seda blanco y me acerco a ella, mientras le extiendo el pañuelo me inclino para dirigirle unas palabras.

-Somos unas sobrevivientes, Lavonne, puedo saberlo en cuanto veo a alguien como yo -le susurro con una sonrisa cálida -No dejes que nada ni nadie te haga sentir incómoda, no se nos dio la eternidad para contentar a los que están por debajo de nosotras; bastante ya sufrimos siendo humanas para tener que soportar cosas siendo inmortales.

Quisiera besarla, pero es tomarme demasiada libertad. Después de todo apenas nos conocemos, sin embargo no puedo evitar una fuerte empatía: Lavonne me recuerda a una versión de mí misma, hace mucho, mucho tiempo.

El tacto del agua en mi preternaturalmente sensible piel es de una extraña mezcla entre viscoso y fluido. Con un único movimiento rápido, meto la cabeza bajo la superficie y emerjo enérgicamente, pasando las manos por mi rostro para retirar el exceso de agua que resbala desde mi frente. Observo a JoJo y la dejo hacer cuando, desinhibida, toca mi piercing con curiosidad. Su comentario acerca de mi vida pasada me arranca una carcajada genuina.

—Amor, tu extrañeza me sorprende. Con lo vistísimo que me tienes ya —respondo con picardía, mi voz como un ronroneo malicioso, y le guiño un ojo—. Sabes perfectamente que en mi otra vida, al igual que en esta, fui lo que me dio la gana cuando me dio la gana. A veces se me olvida lo vieja que eres.

El rockero Babylon aparece con su ya acostumbrado desparpajo, añadiendo un poco de su fogosidad a la piscina de los muertos. A pesar de su acercamiento a Josephine y Eris, parece que esta vez sus flirteos no son correspondidos. La que más me preocupa, sin embargo, es Lavonne, a la que veo completamente fuera de su elemento. Todavía me cuesta asimilar que su arrebatadora modestia no se trata únicamente de una máscara, que realmente es así de inocente. Me siento compelido a acercarme a ella para asegurarme de que está bien, pero me obligo a mí mismo a reprimir ese instinto y a continuar sonriendo como si no pasara nada. Ahora más que nunca me conviene aferrarme al disfraz que ella es incapaz de vestir; uno nunca sabe quién puede estar mirando.

Para mi sorpresa, no es otra que Angélica la que acaba por dirigirse a Lavonne, secándola con su pañuelo mientras le dedica unas palabras de consuelo. Esta es la primera vez que las veo interactuar a ambas. ¿Tal vez se conocen? Recuerdo entonces que ambas son aproximadamente de la misma edad y, como yo, provienen de Inglaterra. No sería de extrañar que hubieran tenido algún contacto en los siglos pasados, o que incluso tuviesen una historia en común. De pronto, me sorprendo a mí mismo albergando una sensación desacostumbrada y amarga, a la que al principio me cuesta poner nombre. Cuando logro reconocer qué es lo que siento, decido ignorarlo. Es lo mejor que puedo hacer.

Aceptó el pañuelo con un quedo 'no hacía falta' y una sonrisa amable, pero fueron el resto de sus palabras lo que realmente la embelesaron, dejándola anonadada con sus ojos azules fijos en el rostro de Angélica. Tardó un instante en salir del embrujo con un suave pestañeo.

—Oh. Angélica... –musitó con una trémula sonrisa. En el fondo sabía bien de lo que hablaba y a lo que se refería. Era la libertad de hacer lo que uno gustara sin intromisiones, sin pensar en las dobleces que por norma se exigían y se daban por sentadas. Su mirada se perdió por la superficie del agua extendiéndose hasta las escaleras, pasando por el resto de invitados que se habían unido a la fiesta luciendo sus cuerpos. —A mí estas cosas no me salen naturales. Ojalá pudiese ser un poco más como tú o como JoJo. Habremos vivido el mismo tiempo, pero desde luego no hemos vivido lo mismo.

Tomó su mano con suavidad, estrechándola con un suave apretón cargado de sentimiento, agradecida de corazón por aquella pausa del frenético ambiente que colmaba la situación.

Me alegra que acepte mi gesto, podría haberlo rechazado fácilmente; esto me habla mucho de su humanidad y de la mía. Asiento a sus palabras, la entiendo, si supiera cuánto. Lamentablemente, no puedo mostrarme demasiado solícita porque todavía no sé si hay enemigos entre los presentes y ya he desviado demasiado la atención a ella.

Me alejo un paso -Lo sé -afirmo -Pero cuando llegue el momento en el que decidas liberarte que nadie te haga dudar de ti misma -me tomo la libertad de aconsejarle -Y espero estar presente porque va a ser glorioso -sonrío con malignidad recuperando mi postura de siempre, alzando un poco mi mano moviéndola de derecha a izquierda y chasqueando los dedos, una influencia lugareña de la que no pude escaparme -Ahora tengo que volver, pero prométeme que si tienes que poner en su lugar a algún niñato lo harás. Quédate el pañuelo, así podrás recordarme cuando no esté - digo y le guiño un ojo, luego me alejo hacia el agua nuevamente.

Tal y como confirman tus sospechas la sala es la oficina del capitán del barco, un mortal, hay un portátil en una pequeña mesa junto con un montón de papeles desordenados. Los papeles, son pedidos para la fiesta, la comida, el combustible, las nóminas de los empleados...

Todo lo demás, la estantería que contiene unos cuantos libros viejos en todos lujosamente encuadernados, una foto con su familia.

Los presentes ven a Angélica hacer un gesto de chasquear los dedos y mueve el brazo* mientras habla con Lavonne, luego le deja el pañuelo y regresa al jacuzzi.

Entro al jacuzzi descendiendo suavemente en el agua y me ubico entre Sebastian y Shane, los miro a ambos como pidiendo permiso y vuelvo a sentir el suave abrazo del agua alrededor de mi cuerpo. -¿Qué me perdí? ¿Alguien está sintiéndose mareadito ya?

Le guiño un ojo a Sebastian cuando ingreso al agua y leo las expresiones de su rostro si es que hay alguna, me siento como una niña que ha hecho una travesura.

¿No se anima a jugar, señor Porter?

Escucho mi nombre en los labios de la preciosa organizador, pero antes de que pueda siquiera pronunciarme es arrastrada al interior de la piscina por la más bella de las sirenas.

En una avalancha de emoción parece que todos contagiarse uno tras otro van entrando a la piscina. 

Contemplo el espectáculo mientras converso con Helena, si, los vampiros estadounidenses somos más ... espontáneos. No se que sucederá cuando empiece a hacer efecto la sangre de hada. 

A pesar de que mi sonrisa permanece incólume, empiezas a ser capaz de leer en mis ojos. Mi mirada, que otros no podrían descifrar, transmite una sensación de búsqueda de complicidad; aun sin necesidad de palabras, sé que entiendes gran parte de lo que está sucediendo. También aprecias una sombra de preocupación mezclada con anticipación, propia de aquellos que están a punto de lanzarse al vacío sin importarles las consecuencias.

Con una ceja alzada ante la interesante replica de Raymond, se introdujo en la oficina vacía a  satisfacer su curiosidad. Cerro detrás de si con cautela antes de aventurarse.

Documentos. Caroline adoraba los documentos. Podían decir muchas cosas y a la vez eran callados, impersonales, decididamente mejores de tratar que las personas. Solo te pedían que los leas, sin compromiso. Lo mismo cabía decir por las computadoras, aunque ellas tenían su propia “etiqueta” al tratarlas.

Obviamente, no tenía tiempo de hacer una revisión exhaustiva ahora. Pero para eso se habían inventado las cámaras de celular. Cuantos espías de antaño habrían dado la vida por tener las ventajas de esa tecnología en la época de la Guerra fría por ejemplo... Tomo fotos de los documentos mas recientes que había en el montón, así como de la imagen familiar y seguidamente busco el diario de a bordo entre los libros, para registrar las entradas del último año.

Finalmente, se sentó en la portátil a revisar, y conecto el celular a la misma abriendo los bluethoth. Junto las manos e hizo crujir sus dedos, descontracturandolos…  A ver que podía sacar de esto. Sus dedos se movieron agilmente sobre las teclas, buscando lo que le interesaba y nada más, aunque de tanto en tanto "distrayendose" para relojear con el oido al pasillo, por si bajaba alguien. Aunque ahora debian estar todos "entretenidos" en el siguiente juego de la noche...