Partida Rol por web

Obsesión

4. En la boca del lobo

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22/01/2012, 22:41
Aleph

Aleph no dijo nada. Miró a Elías, luego a la mujer. Los símbolos de su piel brillaban de forma intermitente, dando a la escena un tono algo surrealista. Entonces, y sin previo aviso, el gigante cogió la cabeza de la mujer en un mano...

Y la estrelló contra el suelo

- Tiradas (2)

Notas de juego

Quiero dejarla inconsciente, no matarla. Si queremos meter reglas de por medio, sería un ataque apuntado a la cabeza que hace la mitad de daño pero cuenta de forma íntegra para el crítico. Si el crítico es mayor a 50, queda inconsciente automáticamente. No puede matar, solo causar negativos a la acción

Lo que me digas :)

Edito: Tiro (Suelta la presa, así que cuenta como ataque completo). Gasto otros dos puntitos de cansancio

140 - 30 (Cabeza, precisa) + 30 (Cansancio). Daño 80, después de calcular se divide entre dos. Si le hago más o igual daño (Antes de dividirlo entre dos) que 1/10 de lo que le quede de pvs, cae crítico (1d100 + Daño antes de dividir por 2 contra su RF)

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22/01/2012, 22:43
Damien Goldman

Lo que estoy a punto de decir. Que Abel me perdone.

La cara de Damien era un poema.-Sí, Elias, no creo que haya otra opción... teniendo en cuenta lo que están preparando... no es que sea una simple asesina, es una genocida en potencia y una muy peligrosa.-

La situación era diferente a la de Serena, ella había intentado matar por amor (y por su psicopatía claro) pero aqui había un ansia de poder calculada y un montón de víctimas inocentes en la balanza si dudaban lo más mínimo.

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22/01/2012, 23:11
Director

El colosal impacto de la cabeza de la mujer contra el suelo fue formidable. Quedó inconsciente o moribunda, no podían estar seguros, pero no se levantaría. El golpe había provocado una nueva brecha sangrante. Las manos de Aleph estaban manchadas de rojo como si hubiese destazado a un cerdo. Fiona se había quedado lívida.

- Tiradas (3)
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22/01/2012, 23:18
Damien Goldman

El gigante ha sacrificado sus principios... o igual no, igual ha preferido hacerlo él, para que no nos manchemos las manos.

-Gracias Aleph.- dijo Damien de corazón.

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22/01/2012, 23:22
Aleph

Aleph frunció el ceño. Se había pasado. Quizás había sido ese extraño sentimiento que se había apoderado de él al comprobar la misma magia que Celeste utilizaba siendo usada de esa forma... O posiblemente aquello era una simple excusa para enmascarar una situación que se le había ido de las manos. Sintiendo como la rabia comenzaba a apagarse en su interior, se levantó y se giró hacia los demás. En su rostro había cierta confusión

Yo... No quería golpearla tan fuerte

Confesó, acabando con las elucubraciones de Damien. Se interpuso entre ella y sus acompañantes, justo en el mismo momento en el que las espirales rojas de su piel comenzaban a desaparecer

Pero no la remataremos. Aún respira, y con un poco de suerte, sobrevivirá. Nadie merece morir así

Giró la cabeza hacia ella, visiblemente desubicado

Notas de juego

Dejo de mantener la técnica, por supuesto. Ahora después hago recuento de ki gastado

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22/01/2012, 23:26
Elías Lázarus

-No has hecho nada malo -dijo Elías mirando a Aleph-. Ella habría hecho lo mismo con todos nosotros. Sin dudar. Pero no sabemos cuántos más quedan en la casa y hay que sacar a mi hermano y a vuestra amiga de aquí.

El hombre se asomó al pasillo y miró a izquierda y derecha. Fiona le siguió tímidamente.

-Aquí hay unas escaleras que llevan a un sótano -informó.

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22/01/2012, 23:31
Aleph

Celeste

Aleph asintió

Dejad que vaya yo primero

Notas de juego

Si hay alguna puerta, antes de entrar comienzo a cargar ki (Para tener la técnica lista en caso de necesitarla)

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22/01/2012, 23:39
Director

Descendieron a un sótano oscuro y húmedo. Aquí todo era muy distinto. El suelo de piedra estaba manchado de sangre y nadie se había molestado en limpiarlo. El primer rastro llevaba a una puerta de metal con aspecto de celda y una rendija en ella para que cualquier observador pudiese ver al prisionero. Un hombre se hallaba encadenado a una silla. Tenía sangre en el vientre y parecía muerto.

En la celda más cercana, la puerta se abrió lentamente...

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22/01/2012, 23:43
Vincent

-Alguien viene. Y no es Marianne -dijo Vincent, y abrió la puerta.

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23/01/2012, 00:57
Aleph

¡Celeste! Dijo Aleph, mientras corría hacia la celda, arruinando toda ventaja que el grupo hubiera podido tener por el factor sorpresa ¿¡Celeste, estás ahí!?

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23/01/2012, 01:00
Director

-¡Celeste! ¡¿Celeste, estás ahí?! -gritó Aleph.

Lo primero que vio Aleph fue un rostro sereno y serio. Un joven pelirrojo lo miraba con los ojos fijos y curiosos, como un buho. No iba armado ni parecía hostil, sólo curioso. Se hizo a un lado cuando el tao intentó entrar, y no puso impedimento en que se encontrase con Celeste, atada a una silla.

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23/01/2012, 01:11
Aleph

El grandullón apenas se fijó en el chico pelirrojo. Su atención se centro únicamente en ella, y apenas tardó unas décimas de segundo en arrodillarse a su lado para comprobar que se encontraba bien

Celeste...

Era ella, al fin. Apenas habían pasado medio día separados, pero a Aleph se le había antojado una eternidad. Poder mirarla, tocarla de nuevo... En aquellos momentos su corazón respiraba, aliviado

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23/01/2012, 02:03
Celeste Índigo


......................

Su alma volvió a su sitio, y todo volvió a la normalidad. Solo que esa noche iba a cambiar todo. La guarida fue asaltada, y en su celda entró como cada noche un hombre, solo que esta vez no tenía aquella aura devoradora, sino una mucho más liviana, una que hacía sentir a Celeste realmente viva. Cuando la luz que entró por la puerta iluminó a su rescatador, vio a un hombre enorme y musculoso. No olvidaría esa cara nunca, la había salvado y no tendría dinero para pagarle. Celeste quiso saber el nombre de su rescatador.
Aleph

........................................

y vio también como un día, en el cual esperaba que también le llegara la muerte, un hombre apareció delante de ella, rescatándola de esa sensación,

vio a

Aleph.


La chica de pelo azul se revolvió en su asiento. Seguía en un estado de seminconsciencia provocado por las intensas torturas que había sufrido, pero su corazón dio un vuelco al ver de nuevo una cara amiga. 

La chica de pelo azul se revolvió en su asiento. Seguía en un estado de seminconsciencia provocado por las intensas torturas que había sufrido, pero su corazón dio un vuelco al ver de nuevo una cara amiga. 

No podía ser otro. Aleph. No era la primera vez. Había pasado de nuevo, Celeste, inválida, siendo sometida a dolores inimaginables se encontraba indefensa. Y, cuando pensaba que todo estaba perdido, cuando empezaba a temer por su propia vida, el grandullón aparecía salvando el día.

Trató de articular palabra, pero era incapaz de articular palabra. Era totalmente incapaz de expresar como se sentía, la infinita alegría que dominaba su corazón. Sólo una palabra alcanzó su garganta, y tuvo el suficiente valor como para llegar al la lengua, y lanzarse al mundo. Una sola palabra, que sin embargo, significaba mucho tanto que no podría explicar su significado aunque hablara durante años.

-Aleph...

Una lágrima empezó a resbalar por sus mejillas, una lágrima furtiva que buscaba los pequeños rayos de luz que entraban por la puerta. Pero no estaría sola mucho tiempo. Los ojos de Celeste se convirtieron en dos pequeñas cascadas que liberaban su miedo acumulado, su frustración, su deseo de salir de allí. Todo ello estaba mezclado con la alegría que sentía al sentir de nuevo cerca a su musculado amigo, el ansia de libertad y... ¿por qué no? el deseo de venganza.

Todo ello hacían que sus lágrimas no fueran saladas, sino dulces. Increíblemente dulces, pues sabían a

libertad.

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23/01/2012, 02:55
Aleph

Como hipnotizado, Aleph acercó su mano hacia el rostro de Celeste, de forma lenta y pausada, casi temerosa. El índice se apoyó en su mejilla, y recogió una única lágrima, que se depositó, solitaria y desafiante, sobre la gran yema del hombretón. Como burlándose de ellos, la tenue y titilante luz del lugar lanzó destellos fulgorosos y anaranjados en la superficie cristalina y ovalada de la gota, instantes capturados por una pupila dilatada, grabados a fuego en la memoria

Esto no lo entiendo

Una incongruencia. Un sinsentido, una bacanal de contradicciones y retorcidos giros de tuerca para decir lo que no era posible decir. No eran lágrimas aquello que estaba viendo. ¡Que cayera el telón, que cesaran los cánticos, que se apagaran las luces! No, no había ya más razón ni lógica en continuar aquella obra descarada y malintencionada. ¿Querían mofarse, regodearse en un concepto más allá de su comprensión? Pues, ¿Cuál si no era la razón de una broma tan pesada, y, al mismo tiempo, tan bella y frágil como el primer suspiro de un nonato? ¡Detened esta locura! Celeste lloraba. Celeste lloraba, y sus lágrimas eran como cascada sincera, como manantial en el desierto y estrella apagada en la inmensidad de la noche. Eran ambrosía y ácido ardiente, eran luz y sombra, todo reunido en un concepto tan difícil de entender para Aleph como podrían serlo las antiguas canciones maestras para un sordo. No, Aleph no sabía, ni pensaba. Aleph sentía

El lenguaje de los sentimientos tiene muchos matices. A veces es voluble y caprichoso, otras manipulador y reptiliano. No atiende a razones, ni a discursos, ni a palabras susurradas cuando el silencio es la única respuesta. Está vacío para aquellos que no saben ver dentro del alma, pero rebosa de sentidos ocultos y puertas traseras para aquellos que no miran con los ojos, sino con el corazón. Aleph siempre miraba con el corazón, pues no sabía hacerlo de otra manera. Y lo que veía en ese momento era tan inexplicable como precioso. Porque allí sentada, maltratada y herida, Celeste seguía alzándose con esa luz que la caracterizaba, con ese porte de reina y señora que ponía de punta el vello de su nuca. Incluso en aquel sótano maloliente y descarnado, fruto del horror y la maldad, brillaba más fuerte que nunca. Era una luminaria a la que alguien había cortado las alas, un ave fénix que comenzaba a revolverse entre sus cenizas, un ángel herido y maltrecho que abría los ojos tras una visita por un infierno que nunca debió presenciar

Y los ángeles no lloraban

Su cuerpo se movió solo. Las cuerdas apenas se resistieron ante sus fuertes dedos, cayendo al suelo como un montón de  trapos sucios y ajados. Aleph abrazó a Celeste, ofreciéndole su hombro como toalla para las lágrimas, y su cuerpo como fuente de calor para templar un cuerpo demasiado frío. Frío de tortura y crueldad, frío de actos tan inhumanos como inconcebibles. Contra toda esa lista de monstruosidades, Aleph ofrecía lo único que podía ofrecer: Amor. No un amor interesado o posesivo, sino un amor altruista, instintivo y primigenio, fuera de toda duda o reproche. La abrazó con delicadeza, como si pudiera romperse al menor bamboleo. La abrazó con pasión, como el desamparado viajero que bebe de un pozo rebosante tras días de sequía en el desierto. Estaba de nuevo allí, para ella. Pasara lo que pasara

Ya estoy aquí, pequeña

Notas de juego

Me tomo una pequeña licencia literaria con lo de las cuerdas... Con fuerza 12, digo yo que podré romperlas sin hacerla daño :P

Y aquí, mis retazos de escritor frustrado :P

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23/01/2012, 03:33
Celeste Índigo

Celeste sintió la presión del cuerpo caliente de su compañero, marcado por el sudor de una aparente batalla cercana. No se resistió, mientras los trocitos de etéreo cristal salían de sus ojos se mantuvo quieta sintiendo el abrazo de su compañero. Era él, era verdad. Había vuelto de nuevo a rescatarle. Había aparecido en el momento que más lo necesitaba.

Levantó con cuidado sus brazos. No es que tuviera muchas fuerzas pero quería devolverle el abrazo a su salvador, quería devolverle todo lo que había hecho por ella. Durante años ese grandullón se había preocupado por la seguridad de la chica, y Celeste nunca se lo había agradecido diréctamente. Si bien es cierto que era a la única persona que trataba bien, en la que realmente confiaba y a la única que confiaría su vida, Aleph nunca había escuchado esto de sus palabras. Celeste era muy reservada para ese tipo de sentimientos, no permitía que nadie supiera lo que albergaba en su corazón, y eso incluía al gigante.

Pero la hora había llegado. Era la tercera vez que Aleph salvaba a Celeste de una muerte segura, o un destino aún peor. No podía soportar la idea de volverlo a perder sin que realmente supiera lo que había dentro de su corazón. Se apretó al pecho de Aleph. Sintió el músculo vital de su compañero latir acelerado. Su corazón también se aceleró, hasta que acabaron latiendo a un mismo son, a un mismo tono, perfectamente acompasados.

Las lágrimas seguían cayendo sin cesar por las mejillas de Celeste y empapaban la ropa de Aleph, haciendo un pequeño charquito a la altura de la cara de la peliazul, pero ésta no soltaba a su compañero. Es más, cada vez el abrazo se hizo más fuerte, hasta que reparó en una cosa...

¡¡¡El brazalete!!!

Sin cesar en su abrazo, trató de abrirlo, consiguiendo un pequeño chasquido. Un segundo más tarde, un sonido metálico sonaba al chocar contra el suelo, penetrando hasta lo más profundo de la habitación, y de los oídos de Celeste. Las energías volvían a fluir hacia ella, se volvía a sentir viva. 

Poco a poco, el abrazo empezó a ser mucho más fuerte, como si Celeste estuviera recibiendo fuerzas de un lugar extraño e inexplicable, y de hecho estaba empezando a sentir la magia que había en la habitación. 

Alrededor de la pareja empezaron a surgir dos serpientes luminosas que reforzaron el abrazo de los dos seres. Luz y fuerza unidos en un solo cuerpo, dividido en dos partes. La piel de estos extraños animales empezó a chisporrotear soltando pequeñas esferas luminosas que iluminaron por completo la habitación, mientras los ofidios continuaban su baile en torno a la pareja, iluminando la escena desde todos los ángulos, no dejando ningún rincón oscuro.

Celeste aflojó el abrazo, separándose un poco de Aleph. Sus lágrimas brillaron intensamente al apartar la cabeza del pecho de su compañero. Eran destellos de ilusión, destellos de pasión. Ya no eran lágrimas de frustración. Eran lágrimas por el sentimiento más puro de todos los que había sentido la hechicera en toda su existencia. Y, aunque ella no lo supiera, tampoco habría habido en su pasado mítico ningún momento tan perfecto como aquel. Celeste lloraba de...

-Aleph...

Un hilo de voz empezó a brotar de la garganta de Celeste. Al igual que antes solo había podido articular una palabra, la misma palabra. El nombre de su compañero. Pero esta vez sus expresivos ojos marrones estaban fijos en su compañero, tratando de ver más allá. Por primera vez desde hacía años no estaban conectados, y, sin embargo sentía que tenía una conexión mucho más poderosa.

Subió una mano acariciando la espalda hasta el cuello del gigante. Era demasiado alto para ella, y forzó suavemente su cuello para acercarlo a su cara. Celeste cerró los ojos, sintiendo como la última de sus perlas acariciaba su mejilla y se alojaba en la comisura de sus labios, humedeciendolos de salado. Respiró profundamente, tratando de encontrar el olor característico de Aleph con sus narinas, quería que todos sus sentidos estuvieran fijos en ese momento. Quería que fuera único, quería que fuera... perfecto.

-Te quiero.

Celeste fundió sus labios con Aleph. Casi se mantuvo quieta, nunca había besado a nadie. Podría parecer tonto que una chica de su edad nunca hubiera hecho ese tipo de cosas, pero la peliazul nunca estuvo interesada en los hombres. Y sin embargo, ahí estaba, probando la miel de los labios de su compañero de fatigas. Aunque no supo que hacer durante unos segundos, pronto el instinto se adueñó de ella, y el casto beso inicial se convirtió en uno más apasionado fundiendose ambos en un baile de lengua, saliva y sensaciones al tiempo que las dos serpientes de luz, explotaban dando su último suspiro, y sumiendo de nuevo la habitación en oscuridad.

Aleph y Celeste, Celeste y Aleph.

Juntos...

para siempre.

Notas de juego

Hacerle daño!!!! ¿¿te suena bien: Celeste es hecha daño??  Y.Y El daño es el Complemento Directo, no celeste :P

Me tomo otra licencia literaria, quitarme el dichoso brazalete. Si no puedo, o sigo bajo el embrujo de ese extraño artefacto, modifica el post a tu antojo. Realmente es solo para hacer la explosión de luz. Sólo habría que borrar las referencias a las serpientes de luz. 

Conjuro innato, usando magia ambiental, Crear luz coste 20, pero es gratis... *sólo si puedo*.

 

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23/01/2012, 15:16
Damien Goldman

La mazmorra era lóbrega y sombría, las manchas de sangre no auguraban nada bueno, Damien estaba tan preocupado por Celeste como Aleph, sólo que a su vez compartía la preocupación por Jules.

Observó a través de la rendija al hombre herido en el vientre que se encontraba en la silla para cerciorarse que no era Jules y la cara del joven se volvío gris.

-Mierda. ¡Ayudarme con esta puerta ¡Jules está al otro lado!.- Gritó, tratando de abrirla. Sin embargo tanto Celeste como Aleph parecían fundidos en un sólo ser.-

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23/01/2012, 15:38
Director

Fiona corrió a ayudar a Damien a abrir la puerta. Era de metal y la llave estaba echada, con lo que no sería nada fácil abrirla. Mientras, Elías miró al hombre extraño con suspicacia.

-¿Y tú quién eres?

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23/01/2012, 15:51
Celeste Índigo

Celeste comenzó a sentir de nuevo la conexión con su compañero. Esta vez incrementada. Una cascada de sentimientos atravesaron el canal de enlace haciendo que la peliazul tuviera una sensación casi sexual. 

Aleph... te quiero.

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23/01/2012, 16:00
Aleph

Respondió al beso con ansia, bebiendo de los labios de Celeste. Sabían a vainilla, a tiempo, a calma y serenidad

Vetas de color verdoso comenzaron a rodear al guerrero, fluyendo en una suave corriente hacia el cuerpo de su compañera, sanando sus heridas... Y no solo las físicas

El resto del mundo no existía. Paz interior

Entonces llegó la voz de Damien. Poco a poco, sus labios se separaron. Aleph sonreía. Ayudando a la maga a incorporarse, o cogiéndola en brazos directamente si esta no podía moverse, salió de la celda, con paso lento aunque constante. Luego miró la otra celda

Creo que puedo abrirla

Notas de juego

Oye, es todo un descubrimiento lo del Future World Music, ¿Eh? O_o

Si Celeste está herida, la cura (Hasta 40 pvs)

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23/01/2012, 16:04
Aleph

Retomar el contacto con Celeste fue algo maravilloso. De nuevo, se sentía completo

Llegaría hasta el fin del mundo por ti, pequeña. No hablemos más. Habrá tiempo para las palabras