Si esa mujer está aquí... No me importaría que la mataras. Me ha estado torturando, la muy zorra. Y a ti también.
Aleph negó con la cabeza
No es tan simple. Has secuestrado a nuestros amigos, y dicen que eres peligroso. No te deseo ningún mal, pero tampoco puedo permitir que vuelva a ocurrir. Antes de irte, quiero que me prometas, por tu honor, que no volverás a atacarnos
-Aleph. Ese hombre es una símple cáscara, algo parecido a una herramienta en manos de sus superiores. Te dirá que no puede prometértelo, o, aunque lo haga, después símplemente seguirá órdenes. Como una marioneta.
No hay posibilidad de razonar con él. A menos que intentemos algo más... avanzado. Pero creo que ni domino esas habiliades, ni estoy cerca de hacerlo. Así que llevémonoslo, con el riesgo que eso conlleva, o matémoslo.
El tono de Celeste era duro. Sinceramente, quería hacer algo por Vincent, pues veía su existencia como una de los posibles destinos que le podrían haber ocurrido. Pero, si no podían hacer nada, sería mejor matarlo. Si hubiera sido la peliazul la que estuviera en esa posición, lo hubiera querido así.
- Entonces atémoslo y amordacémoslo. - sugirió Junette. No conocía de nada a ese tipo, pero matar a sangre fría se le hacía complicado, aunque no fuera ella quien lo ejecutara. - De todas maneras somos más... - añadió de forma inocente, sin saber qué habilidades tenía el desconocido. - y Aleph puede dejarlo inconsciente. - miró al gigante, depositando toda su fe en él. - Pero no perdamos tiempo.
Damien comprobó que Jules podía moverse por su cuenta, y siguió al resto por las escaleras.
-Pues démonos prisa, y sí, Jules, hemos venido en carruaje. Aleph, si puedes apresar a Vincent, Celeste se puede ocupar de la tal Marianna, que está arriba, e igual no está muerta del todo, la colocamos el brazalete y luego ya la interrogaremos cuando podamos.- Supongo peliazul que a lo que te referías con el brazalete antes era que no te dejaba usar la magia, y quieres usarlo con ella por lo mismo.
Había algo más que hacer, algo que Damien se reservó para si mismo, no podían llevarse a todos en el carruaje... tenían que silenciar a los dos esbirros que habían dejado inconscientes al principio. No podían arriesgarse.
No le mataré a menos que sea necesario
Miró a Vincent
Lo siento, pero si es verdad que tu honor no vale nada, tendrás que acompañarnos. Espero que comprendas las razones, y que podamos hacer esto de forma civilizada
mmm... creo que a los demás les has descrito el lugar, cuando han llegado, pero yo acabo de salir de la celda, ¿Cómo es el sitio? ¿Qué salidas tiene?
Vincent se giró para mirar a Aleph penetrantemente. Encogió un hombro.
-Tengo que hacer otra cosa.
Volvió a girarse y a subir las escaleras para buscar a su jefa.
El piso superior estaba oscuro pero al menos no tan húmedo y sucio como el sótano. Había cinco puertas y sólo una de ellas estaba abierta. Unas manchas de sangre provenían de ella, huellas y pisadas. Un charco rojo se extendía por el suelo y al entrar se podía ver a la mujer rapada en el suelo con la cabeza abierta e inconsciente, y a otros dos cultistas magullados y atados.
Aleph suspiró cuando el chico se dio la vuelta
Es mi último aviso, Vincent. No quiero luchar contra ti, pero lo haré si es necesario
En caso de que vuelva a pasar de mi culo, hostia de Moai Thai en la cabeza, con el codo bien apuntado para dejarle K.O. (O intentarlo, que a saber que extraños doppings tendrá este tío en el cuerpo). Tira tú por mí si quieres, o dame el visto bueno y tiro yo :P
-La mujer calva está muerta -informó Elías-. Aleph le ha reventado la cabeza como un melón maduro. ¿Ves la sangre? Es suya. Puedes venir con nosotros o Aleph puede romperte la cara contra la pared. Tú decides.
El hombre miró al gigante y asintió intentando transmitir algo de confianza.
Vincent observó la sangre del pasillo. Las palabras de Elías parecían tener sentido.
-No tengo órdenes ahora. Haré lo que me digáis.
No tiene voluntad alguna
Un escalofrío recorrió la espalda de Aleph hasta asentarse en su nuca. Aquello no era natural. No, era imposible que lo fuera
Eh... Claro. Te lo agradezco Miró al resto, confuso Tenemos que atarte para asegurarnos de que no cambiarás de opinión. ¿De acuerdo?
Una vez confirmó que Vincent no se iba a resistir, ató sus manos con lo primero que encontró de la mejor manera que pudo. No le gustaba tratar así a nadie, pero el hecho de que Vincent fuera tan extraño solo empeoraba ese hecho. Suspirando, se giró hacia el resto, y les hizo un gesto para que le ayudaran
Id llevándole a la carreta. Tengo que hacer algo más antes de irnos
Celeste caminó hacia el cuerpo de la mujer calva. Quería comprobar si realmente estaba muerta o solo inconsciente. Si estaba muerta, sería un pérdida el no haber podido devolverle el "favor". Si no, sería una buena fuente de información. El problema es que ella no era una experta torturadora, quizá se le fuera la mano... sólo quizá.
Vincent se dejó atar con docilidad y Elías se lo llevó a la carreta junto a Fiona y a Jules.
La torturadora estaba inconsciente y perdiendo mucha sangre. Su pulso era muy débil. Probablemente muriera si no hacían algo para salvarla.
Celeste agarró el brazalete que tenía en las manos con fuerza. Quería comprobar si era capaz de saber algo sobre él. Lo miró, y lo analizó místicamente. Y, antes de que se fuera preguntó a Vincent por su funcionamiento. Es posible que le respondiera...
-Vincent, ¿como se usa esto?
No se molestó en maquillar educadamente sus palabras.
Motivo: Valoración Mágica
Tirada: 1d100
Resultado: 45(+100)=145
-Se pone -contestó él lacónicamente.
El brazalete tenía un cierre automático que se sellaba tan pronto se hacían coincidir ambos extremos. Los símbolso mágicos hacían pensar que estaban imbuidos con zeon y que, de algún modo, servía como "toma de tierra", descargando al usuario de zeon o impidiendo que pudiese canalizarlo correctamente. Celeste había sufrido los efectos del brazalete en carnes propias y sabía que era imposible de superar. Era como perder una parte de sí misma.
Aleph, ya de vuelta en la casa, se acercó al cuerpo de la maga rapada. Sin decir palabra, se arrodilló y cerró los ojos, antes de poner sus manos sobre ella. Vetas verdes, esta vez más tenues que con Jules o Celeste, surgieron de sus dedos, introduciéndose lentamente en la cabeza de la mujer. No tardó demasiado. Tras cinco segundos, abrió los ojos y observó el resultado
No puedo hacer nada más. Debería verla un médico
Luego se giró hacia Damien
¿Cabrán todos en el carruaje?
-Yo puedo ir en el caballo de refuerzo del carruaje rojo y si tu vas encima de nuestro carruaje ... entraremos.-
-Ayudame con ésta alfombra, nos llevamos a la maga en cuanto Celeste le ponga el brazalete.-
Celeste se agachó para poner el brazalete en la muñeca de su torturadora. Al levantarse de nuevo, dio una patada al cuerpo con toda su rabia.
-Puta.
Habrá que atarla, el brazalete niega las habilidades mágicas pero no las físicas. Y si se levanta y se lo quita, aunque sea dentro de un tiempo, va a ser una putada.
Iré donde me digáis, pero vamos rápido, tengo cuentas que saldar con Lucien.