Partida Rol por web

Ocaso

Capítulo I: La oscuridad al final del túnel

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07/06/2015, 00:13
Alexander de Huntington

Los gritos de los soldados no hicieron más que azuzar aún más a Alexander, que siguió corriendo a todo lo que le daban las piernas. "Infantes". Por algún motivo ese apelativo le resultaba enormemente molesto haciendo que un sabor amargo naciese en su pecho cada vez que lo pronunciaban. Podía ser cierto que no tenía ni idea de cómo funcionaba ese nuevo mundo. Pero él no era ningún infante.

Llegó a la azotea tras el muchacho y se detuvo tras él, girando su cuello de una forma retorcida para mirar de un lado a otro hasta cubrir todo lo que sus ojos podían percibir. Su mente analítica registró y valoró las posibilidades de todas las opciones. Vio al chico lanzarse hacia el otro lado de la calle y si sus glándulas hubieran seguido funcionando, habría necesitado tragar saliva al verlo colgando de la cornisa. Alexander apretó y aflojó sus puños un par de veces antes de negar con la cabeza. Nunca había sido un hombre fuerte y por mucho que la muerte lo hubiera cambiado, dudaba de poder sostener su peso a pulso como había hecho Connor. Los labios del heredero de los Huntington se apretaron en una fina línea. Eran tan sólo cuatro y ya iban a dispersarse. No le parecía buena idea. Pero mucho menos le agradaba la posibilidad de caer en medio de la calle donde todavía estaban algunos de esos soldados. 

Se giró hacia la pared que le pareció más sencilla de escalar y tan sólo dedicó una mirada a las dos mujeres antes de empezar a trepar por ella.

—¡No os quedéis ahí paradas! —exclamó, sin saber si elegirían seguirlo a él o al muchacho, o si tal vez se rendirían y se entregarían a los soldados. Siendo inmigrantes uno podía esperarse cualquier cosa. En todo caso, él siguió trepando con la intención de atravesar aquella pared en cuanto hubiera ascendido un poco.

- Tiradas (1)

Motivo: Destreza+Atletismo

Tirada: 3d10

Dificultad: 7+

Resultado: 4, 3, 9 (Suma: 16)

Exitos: 1

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07/06/2015, 01:53
Elisa Requena

Los que los perseguían estaban cada vez más cerca de pillarles. Elisa casi se queda atrás aunque finalmente llegó a la azotea. Allí no tenían mucho tiempo.

Connor no dudó en saltar al edificio contiguo. Ella no se veía con fuerzas para hacer aquello tan arriesgado. Por otro lado, el que se daba aires de noble se puso a escalar por las paredes. Un acto quizá tan desesperado como patético pero ella no se veía saltando al otro lado.

Había otra opción. Otra menos apetecible si cabía y que su subsconciente, si es que ellos tenían eso, martilleaba sus sienes para que tomara ese camino directo hacia el suelo . Pero Elisa no se imaginaba saltando hacia abajo como había sugerido Alexander al principio. Si ni él mismo se atrevía a hacerlo es porque no lo había dicho en serio o no creía que realmente funcionara. Además, esos hombres, mujeres o lo que fueran habrían rodeado el edificio y abajo podía haber casi más que arriba. La opción patética era  también la menos peligrosa. Era preferible ser atrapada que abrirse la crisma, si es que era eso posible, para que luego la capturaran  igual.

Se puso a trepar por el mismo edificio que Alexander. No quería huir por su propia cuenta si era posible. Solo esperar escalar lo suficientemente rápido como para librarse.

 

- Tiradas (1)

Motivo: Destreza + Atletismo

Tirada: 4d10

Dificultad: 7+

Resultado: 4, 2, 10, 7 (Suma: 23)

Exitos: 2

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08/06/2015, 03:44
Connor Gordon

Sobresaltado, el joven giró sobre si mismo, buscando el origen de aquella risa. No sabía que le perturbaba más, si la risa en si o el hecho de que no provenía de ningún lugar en concreto. Comenzaba a sentirse vigilado, aunque no sabía por quién. No se atrevió ni a abrir la boca, puede que esas risas fuesen algo normal, como aquella tormenta, si seguro... tenía que ser eso...

Observo a sus compañeros, dos de ellos habían comenzado a escalar la fachada como podian. Observó un instante más a Rocio, preguntandose que haría, si les seguia a ellos... 

Era algo egoista, pero esa había sido su idea. Si los otros tres huían juntos, puede que quizás todo el ejercito les persiguiese y le dejasen a el tranquilo. Y aunque supiesen que eran cuatro... ¿como les habían llamado? ¿infantes?. Lo normal es que dediquen más atención a capturar a tres que a uno solo, una persona es más fácil que pase desapercibida.

Pero por otro lado, quedarse solo en este mundo desconocido era aterrador, una parte de el deseaba que Rocio se atreviese a dar el salto.
En fin, fuese como fuese la decisión que tomase Rocio, el tendría que ponerse en marcha.

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08/06/2015, 15:01
Rocío Felton

Llega a la azotea y la resolución flaquea. Rocío traga con dificultad, sintiendo como su boca se reseca al enfrentarse a un callejón sin salida, donde la única opción reside en saltar. Saltar o dejar que la atrapen.

Connor no vacila. La mira, dice algo que ella, tan ensimismada con su miedo, no registra. Salta. 

No! la palabra muere en su garganta antes de alcanzar sus labios. Su brazo derecho extendido, como intentando sujetar al chico con su voluntad. Lo ve flotar en el aire, llegar a duras penas al edificio. Casi cae, pero su voluntad lo ayuda a aferrarse a una cornisa, impidiendo lo que parecía inevitable. Mientras, los otros dos buscan un camino más seguro pero más lento.

Rocío los mira, sopesa sus posibilidades en un suspiro. Ya estoy muerta. Muerta, muerta, ¡muerta! ¿Qué más le puede pasar? Se aferra a ese pensamiento para vencer el miedo al salto que parece casi imposible. Detrás, los pasos del ejército fantasmal se oyen cada vez más cerca.

Mira atrás y siente que no le queda tiempo-. Ahora o nunca -murmura la argentina mientras una vieja canción comienza a sonar en su cabeza.

Una sonrisa embellece su rostro mientras camina con calma hacia la cornisa. Sabe que el tiempo apremia, pero no apura el paso. Aquella lentitud deliberada se le hace necesaria. Un paso, otro y otro. Con ayuda de sus manos, se aupa en el borde del edificio. Mira abajo y se marea. Mira atrás. ¡Ya vienen!. Elisa y Alexander continúan forcejeando para trepar.

Si voy a hacerlo, será con estilo, piensa la argentina. Aguarda hasta el último momento, justo cuando la primera bota asoma en el rellano de la puerta que da a la azotea, y salta. Salta como una clavadista olímpica peleando por la medalla de oro. Su salto es grácil, etéreo. Aunque en vida le gustaba nadar, nunca ha logrado tal grado de perfección.

Atraviesa la distancia, sintiendo el roce del aire en su cuerpo. Es toda imaginación, se dice. Ya no tengo cuerpo. Pero la sensación está allí.

Uno, dos, tres. El muro se acerca. Cierra los ojos por reflejo y se prepara para el impacto que nunca llega. Su esencia atraviesa el muro con facilidad, apenas sintiendo el dolor de pasar por algo sólido. Siente llegar el suelo y de alguna forma que no puede explicar, se frena. Rueda como un gato y termina en cuclillas pero sin un rasguño. Aquello ha estado bien. Su corazón bombea adrenalina -otra mentira, se dice - y la euforia llena sus sentidos. ¡Lo ha logrado! Ahora, a seguir escapando sin mirar atrás.

- Tiradas (1)

Motivo: saltar

Tirada: 8d10

Dificultad: 5+

Resultado: 1, 7, 7, 7, 9, 7, 8, 9 (Suma: 55)

Exitos: 7

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10/06/2015, 13:20
Narración

Alexander se aferra a la pared tratando de subir por ella, seguido muy de cerca por Elisa, habiendo sido ambos testigos de como sus otros dos compañeros tomaban la ruta más complicada para sus perseguidores. Connor había logrado un salto sin mayor dificultad y se había sumergido en el edificio opuesto sin más y la argentina, como guiada por alguna presencia invisible, toma impulso y se salta hacia abajo, como si aquello si abajo, en lugar del mundo sólido. Ninguno de los dos tiene tiempo de ver lo que le sucede a la mujer, ellos tenían sus propios problemas.

Ambos se lanzan al muro opuesto y comienzan a escalar como pueden. Sus manos palpan la textura mohosa, fría y resbalosa del muro, que emana un olor a polvo y podredumbre. De alguna manera era como si la pared misma estuviese descomponiéndose. Al margen de aquella incómoda percepción, el ex-lord se encontraba con dificultad que su ruta le presentaba demasiadas dificultades, y aunque había logrado subir un poco, no lo estaba haciendo tan rápido (o tan eficientemente) como la española a su lado.

De repente, el primero de los guardias aparece con su espada envainada y corriendo con el sonido metálico que produce su armadura. -¡He dicho que os detengáis!- vocifera con su voz gruesa mientras corre hacia la pared en donde se encuentran los dos. Sin dar espera, su mano opuesta toma con fuerza una de las piernas de Alexander -!Deteneos ahora mismo! ¡No me obliguéis a lastimaros!- ordena ahora mientras hala con fuerza para hacer caer al fugitivo.

Elisa se aferra a una pequeña saliente, aún le quedan algunos metros para llegar hasta arriba... pero puede ver que para Alexander el escape se complica más y más. Demorarse allí equivale a darle tiempo a los demás guardias para llegar hasta arriba, y si mal no recordaba, había un par armados... fantasmas armados del otro lado; e incluso la escena de un soldado en kilt y portando una armadura en pleno siglo XXI, persiguiéndolos, tenía su gracia macabra.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Des+Pelea Guardia

Tirada: 4d10

Dificultad: 8+

Resultado: 4, 10, 2, 7 (Suma: 23)

Exitos: 1

Notas de juego

Alexander: Intentar liberarse es una tirada enfrentada de Des+Atl, como es una "patada" la dificultad es 7. Y como además estás escalando, es una acción múltiple también de Des+Atl. Entonces, debes dividir esa reserva en las dos acciones y esperar lo mejor.

Elisa: Estás a tiempo de seguir escalando con otra tirada, o de intentar ayudar a Alexander de alguna manera (en ese caso, pregúntame en tu escena y te responderé si debes tirar algo).

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10/06/2015, 21:52
Narración

Aquella proeza parecía haberlo separado de sus compañeros, al mirar hacia atrás, sólo puede ver la silueta de Rocío desapareciendo en un sensacional clavado libre hacia abajo... y a Alexander y Elisa tratando de escalar la pared opuesta. Pronto el guardia con barba aparece por la puerta blandiendo su espada y dirigiéndose hacia ellos. En ese momento, algo llamó la atención de Connor en el interior del apartamento... 

El lugar tenía el persistente toque de la decadencia y la muerte que todo exhibía del otro lado. Aquello era una sala amplia en donde un juego de muebles parecía raído y sucio de humedad. Algunas mesas pequeñas de madera mostraban grietas y agujeros, como si estuviesen siendo consumidas por termitas invisibles. Un par de cuadros adornan la pared, pero reflejan paisajes borrosos con color desaliñados y desteñidos que emanan sus propios vapores envejecidos y desagradables. Nada estaba a salvo, nada era sagrado para aquel cáncer omnipresente.

Y en medio de la habitación había dos figuras prominentes, cuyo aspecto mortecino y poco luminoso, como el de sus compañeros de muerto, indicaba que se trataban de fantasmas como él. Quien estaba más al frente era una mujer joven de cabello muy corto y aspecto andrógeno, de poca estatura, su rostro es pequeño y afilado y sus ojos son de un color negro muy profundo que parece haberse invadido el blanco de los mismos; vestía una chupa de cuero malgastada, aunque limpia, que exhibe a la altura del abdomen varios agujeros considerables marcados con un rojo sanguíneo, como si fuesen heridas abiertas. A su lado, hay un sujeto de contextura gruesa levemente más alto que la chica, con aire campesino; Ocupa su calva cabeza con una boina y su rostro está surcado por las arrugas de una temprana madurez, sus ojos delatan cierta seriedad permanente. Tiene una camiseta arremangada para los brazos, un chaleco y unos pantalones gastados. 

Fue entonces la voz de aquella chica lo que llamó la atención de Connor dentro del apartamento.

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10/06/2015, 22:51
Desconocida

-!Joder tío!...- dice ella con una voz firme, acercándose a Connor. El negro azabache y extenso de sus ojos se ve más imponente e intimidante de cerca -...joder tío, ¡qué pedazo de salto!- pero su rostro parece serio y te mueve hacia un lado para que le dejes ver hacia la ventana.

-¡Pero qué coño hacen tus compis!- dice mirando hacia el exterior, en donde Alexander, aún colgado del muro, trata de zafarse del guardia que le perseguía, quien ha logrado tomar una de sus piernas. -Angus, voy a ir a ayudarles... no van a poder librarse solos, necesitan nuestra ayuda- dice la chica mirando hacia el otro sujeto, y señalando hacia afuera. -...¡Tehemos que hacer algo ya!-

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10/06/2015, 22:57
Angus

-No harás mucha diferencia en cuanto todo el pelotón aparezca- dice el hombre. Su voz tiene dejos de un acento extraño y profundo, su voz parece desprovista de emoción y su temperamento es mucho menos alterado que el de su compañera. Sólo te observa unos instantes antes de volver a responder a su compañera.

-Lo tenemos a él. Peor es nada.- dice cortante mientras la mujer parece mostrar una rabia impotente mirando de nuevo hacia la ventana.

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10/06/2015, 23:01
Narración

Rocío se había lanzado al vacío... había tomado impulso y se había lanzado, y de repente, era consciente de una destreza sobrehumana que no sabía que tenía, era consciente de un poder secreto que un aspecto oscuro, una sombra en su interior, le había otorgado de alguna manera. Y allí estaba ella de cabeza al abismo, haciendo gala de una agilidad sin par, sintiendo como una escalofriante corriente de aire la rodeaba mientras caía, observó el rostro estupefacto de los pocos soldados abajo y la mirada del enmascarado, esa mirada que podía percibir aún a través de la máscara. Luego, rodó indemne, si descontaba el dolor de haberse sentido desollada durante una milésima al estrellarse contra la sólida pared del segundo piso* del edificio del frente y atravesarla sin mayor problema.

No estaba segura de cómo, pero sabía que no lo habría podido hacer sola... el estremecimiento poco agradable que sintió al emplear semejante destreza le indicaba que algo no estaba del todo bien y sin embargo no era capaz de señalar qué con exactitud. Muchos y profundos parecían ser los misterios de esa nueva existencia que llegaban a ella con mayor rapidez de los que podía desentrañarlos.

Y ahora estaba en medio de la sala de un apartamento en el edificio frente al suyo. Una sala manchada por aquella visión de la degeneración y la edad que se superponía como una maldición a toda la realidad que ella conocía tan bien. Toda la corrupción de la muerte se asentaba sobre cada uno de los lugares que visitaba y sus sentidos sólo recogían percepciones llenas de inmundicia y podredumbre. En aquel sitio, la mesa de madera para cuatro puestos parecía agrietada y arruinada por una humedad cancerígena, las sillas están carcomidas e inestables y la alfombra es el nido de manchas apestosas que parecen respirar en medio de icores espantosos y desagradables. Un juego de porcelanas exhibido en una mesita es tan sólo un conjunto de rocas porosas y descoloridas... que parecen haber visto cientos de años.

Pero allí en medio de la habitación, hay una luz... una luz cargada de vitalidad que Rocío ha aprendido a reconocer en los vivos. Una pequeña niña juega con dos muñecas sentada en la sala y concentrada. Es una chica rubia muy pequeña, con pecas en las mejillas y unos ojos azules profundos, que lleva puesto un lindo mameluco azulado. Su vocecita tierna imita sonidos y ruidos, mientras actúa por sus juguetes, dotándolos de personalidad en aquella imaginaria e improvisada escena.

Notas de juego

* Tercer piso en L.A

¡7 éxitos! el hada del karma te va a visitar pronto potty xD

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10/06/2015, 23:39
Alexander de Huntington

La frustración que sentía Alexander al tratar de trepar por aquella pared húmeda y repugnante tan sólo fue comparable a la sensación que crispó sus músculos cuando sintió la mano del guardia aferrarse a su pierna. El heredero de los Huntington apenas se permitió un segundo para maldecir mentalmente. Él que provenía de una de las familias más renombradas de Londres, él que era uno de los médicos más prometedores de su generación, se veía en ese momento huyendo por los tejados, como un ladrón cualquiera. Y lo peor de todo, siendo atrapado en su huida de la forma más denigrante que podía pasar por su mente. 

Por un instante se le ocurrió entregarse. Tratar de salvar la poca dignidad que le quedaba. Al fin y al cabo los otros debían estar acostumbrados a escapar de la justicia pero él... Él era un miembro honorable de la comunidad. Podía fingir confusión o enajenación y exigir el trato que le correspondía. Sin embargo, algo le decía al recordar la urgencia en la voz del anciano que no iba a ser tan sencillo. Y no iba a entregarle su alma a nadie, mucho menos a alguien que se refería a él como infante

Alexander forcejeó con todas sus fuerzas, moviendo la pierna y tratando de sacudirse al guardia de encima. Deseaba librarse de él para dejarse caer contra la pared como había visto hacer al muchacho. Si pudiera atravesarla tal vez tuviera una oportunidad de escapar, desde luego trepar había quedado claro que no era lo suyo.

- Tiradas (1)

Motivo: Destreza+Atletismo+FdV

Tirada: 3d10

Dificultad: 7+

Resultado: 3, 1, 1 (Suma: 5)

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11/06/2015, 02:16
Elisa Requena

Sabía que era un plan estúpido, desesperado. Pero cuando no hay muchas opciones la más sencilla puede tener sus ventajas. Sin embargo, parecía no tenerlas para el noble. Habían sujetado su pierna y quien sabe si lograrían tirarle para capturarle.

Podría intentar ayudarle. No le había hecho daño alguno y estaba en una situación similar a ella, lo cual solía unir a la gente. No obstante, lo más seguro es que si intentaba ser una buena samaritana serían los dos quienes acabaran en manos de los soldados. Y no había empezado a huir solo para dejarse atrapar. No al menos sin luchar un poco más.

-Lo... lo siento- dijo con un hilo de voz mientras abandonaba a Alexander a su suerte. Tenía cosas que hacer. Encontrar a la persona a la que buscaba. Y quizá zanjar otros asuntos menos nobles.

- Tiradas (2)

Motivo: Destreza + Atletismo

Tirada: 4d10

Dificultad: 7+

Resultado: 20 (Exito)

Motivo: Destreza + Atletismo

Tirada: 4d10

Dificultad: 7+

Resultado: 6, 6, 6, 10 (Suma: 28)

Exitos: 1

Notas de juego

Se me olvida desglosar ¬¬

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11/06/2015, 18:12
Connor Gordon

Efectivamente todo había ocurrido como se esperaba, no sabía bien si alegrarse por ello o no, pues ahora estaba solo... ¿o no?

No terminaba de acostumbrarse a ese aire enfermizo y corrupto que tenía todo, suponía que era a algo que había que acostumbrarse como cuando pintabas la casa de otro color y tardas unos días en volver a sentirlo propio, solo que a lo grande, mucho más a lo grande.
Connor no tuvo demasiado tiempo de vacilar pues mientras aún observaba a los dos nuevos fantasmas, la chica le hizo a un lado sin miramientos y eso le cabreó.

-¡Eh! Podías haberlo pedido ¿sabes? y ademas esos no son mis compis -añadió en un tono más brusco de lo que pretendía, sintió la necesidad de excusarse.- Apenas conozco a esas personas, apenas conozco nada de esto. -Quedó pensativo por un instante.- Por lo que decís supongo que vais en contra de esa especie de servicio militar obligatorio para almas y eso me gusta, pero eso de que me tenéis...

Retroceció alejándose de la chica para mantener una distancia prudencial entre los dos desconocidos por si había que tomar medidas. -...¿quienes sois? He subido como 3 pisos y he saltado una azotea para escapar de esos, vosotros sois dos y no me importaría seguir corriendo...

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12/06/2015, 20:03
Sombra de Alexander

Al ver que Elisa se alejaba, dejando a su acompañante a su suerte mientras pronunciaba aquel titubeante "lo siento", algo, que quizá era la propia esencia de Alexander, siseó, con un odio casi visceral- Maldita perra latina... 

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16/06/2015, 15:45
Rocío Felton

La adrenalina baja y la realidad se vuelve sombría. Muerte. Está rodeada de muerte. ¿Qué otra cosa si no? se dice en tono irónico mientras analiza la sala donde se encuentra. Ha caído en uno de los edificios vecinos pero totalmente desconocido para ella. Cuando estaba viva, pasaba poco tiempo en casa -los dos empleos, llevar a los niños del colegio a alguna actividad extra escolar, hacer las compras- así que no ha llegado a conocer a la gente del barrio, que por otra parte es mucha y bastante ensimismada. Aquel pensamiento le dispara recuerdos de su casa, pero no la de enfrente. Su casa allende los mares, la casa que ha dejado en Argentina más de una década atrás. Allá, en el barrio donde vivía, la gente se saluda, se conoce por el nombre, se preocupa por ver que todo esté bien. Aquí, la gente es más fría. Cuesta vencer ese muro que la rodea, llegar a forjar un vínculo con alguien que no sea un familiar. Con melancolía, Rocío recuerda que esa calidez es una de las cosas que más extrañaba en su vida escocesa.

Pronto, deja de lado esos derroteros y se concentra en el presente. Aún no está a salvo. Sabe que ha conseguido algo de ventaja pero que no durará para siempre. Espera que los otros tres también lo hayan logrado, aunque no sabe bien por qué. Después de todo, apenas los conoce y no es que hubieran sido muy amables. Salvo la chica, que se veía tan perdida... Debo continuar.

Mira a su alrededor y entre aquella decadencia encuentra un faro de luz. ¡Una niña! La pequeña no ha notado su presencia -o al menos no todavía-. Sin poder (o querer) evitar la tentación, Rocío se acerca a ella. Se ve tan radiante, tan... vital. Recuerda la experiencia de haber rozado esa vitalidad y el deseo se vuelve insoportable.

No debo, mil veces no debo. Es solo una niña, puedo estar haciéndole daño. 

Sin embargo, sus dedos se estiran hasta casi rozar el delicado cabello que envuelve su perfecta cabecita. ¡No! Antes de tocarla, se detiene. No... no hasta saber... no. Piensa en sus hijos, en lo que podría pasarles a ellos si algún espectro les robara la vitalidad y se contiene. No hasta saber... Debe continuar.

Con un suspiro -más por costumbre que por necesidad- se aleja de la niña buscando una salida. Podría probar atravesar nuevamente los muros, pero no le apetece sentir el dolor tan prontamente. Si hay alguna otra manera de interactuar con la materia, aquel parece un buen momento para intentarlo.

Notas de juego

Bueno, supongo que no puedo pasar todo el tiempo atravesando cosas, así que quisiera intentar mover algo (una puerta, una ventana, algo) que me permita salir al exterior.

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16/06/2015, 18:46
Narración

Un instante de concentración, el murmullo de Elisa, un momento para hacer el esfuerzo consciente y sentir como la pared te rasga (o al menos así parece) la piel y te hace caer sobre un suelo sucio y averiado con fuerza para tratar de escapar. Pero entonces sientes como eres jalado por tu pierna hacia atrás y tus manos se resbalan antes de que puedas aferrarte al suelo, y por la misma pared que acabas de entrar, parte  del guardia aparece, portando en toda su gloria su armadura y lanzando su peso contra ti, dejándote a medio camino sin terminar de atravesar el muro, medio-atravesándolo el mismo y dejando que su peso te impida el movimiento.

El truco de atravesar las paredes, él también podía hacerlo, muy para tu desgracia. La hoja de la espada que lleva en su mano entonces cambia de lugar y el filo negruzco y metálico de la misma se ubica en tu cuello con rapidez pero sin llegar hacer un corte, sólo con una leve e incómoda presión contra tu... Corpus, mientras el metal se siente frío y filoso.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Des+Atl

Tirada: 4d10

Dificultad: 7+

Resultado: 5, 9, 3, 8 (Suma: 25)

Exitos: 2

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16/06/2015, 19:28
Soldado Barbudo

-Es el final del camino para ti- dice el soldado barbudo mientras empuja suavemente el filo hacia tu cuello, tensando la piel. No parece muy contento y sus ojos tienen un destello molesto difícil de ignorar. -Iréis con nosotros a la ciudadela. Aunque tenga que llevarte en partes ¿Me has entendido?- espeta con voz gruesa y fuerte acento escocés que taladra tus oídos.

El hombre busca con la otra mano en su cinturón un par de esposas metálicas gruesas unidas a una cadena y te observa sin ánimos de ocultar sus intenciones.

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16/06/2015, 19:37
Narración

Elisa observa como Alexander y el soldado "caen" por a pared del edificio y la atraviesan, y escucha un atenuado golpe sordo mientras sólo parte de los pies de Alexander y la parte de atrás del soldado son visibles a través de la pared. Ella decide seguir subiendo, lentamente, pero no sabe a ciencia cierta si logrará llegar hasta el techo antes de que todos los demás soldados lleguen a la azotea y se encuentre en peores problemas que los de Alexander...

Está casi a medio camino entre la cima y el suelo, quizás un poco más y podrías esconderte. En tu cabeza, sin embargo, los ecos de pasos parecían incrementarse rápidamente; quizás en cualquier momento tendrías que acelerar la huida... y arriba, soplan los infernales vientos oscuros de la Tormenta que cubre todo el cielo en las alturas.

Notas de juego

Otra tirada, te falta un poco más para llegar.

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16/06/2015, 19:55
Rose

-¿Servicio militar obligatorio? Tío, ojalá fuese sólo eso- dice la chica con un aire burlón. -Rose. Me llaman Rose- se presenta sin ceremonia y de mala gana.

Luego niega vehementemente al oír tu último comentario -¿Escapar de nuevo? Vaya... ¿y a dónde irás, si se puede saber, tío listo? ¿Cuánto tiempo crees que puedes resistir estando sólo en las calles? Yo digo que antes de que anochezca estarás en la molleja de algún espectro...- dice la mujer mientras mira hacia la ventana, en donde sólo se ve a Elisa escalando un poco más, y parte del cuerpo del soldado medio-atravesando el muro.

-Mierda. Han cogido a uno. Voy a entrar Angus. Nos reuniremos de nuevo en donde te dije...- dice la muchacha a su compañero con prisa mientras se pone frente a la ventana y mira fijamente...

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16/06/2015, 20:00
Angus

-Tranquilos- dice Angus con su aire de serenidad. Te mira fijamente a los ojos y sólo dice. -Ellos te quieren capturar. Nosotros no estamos con ellos- Es todo. Resume en pocas palabras la situación, sin querer explicar demasiado. Luego dedica una mirada a su compañera.

-Vale- es lo único que responde mientras te toca el hombro con suavidad, sin fuerza. -¿Vamos?- se vuelve a dirigir a ti, sin cambiar la expresión de su rostro. Y de nuevo algo cambia allí que llama inmediatamente tu atención...

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16/06/2015, 20:03
Rose

De la espalda de Rose habían surgido dos enormes alas de gran envergadura que parecían dibujarse desde la invisibilidad en medio del sitio. Dos alas negras de aspecto liso cuyo aspecto no era precisamente el de apéndices emplumados sino más bien el de membranas difusas y brumosas como las de un enorme murciélago: En efecto, de estas emanaban vapores translúcidos y fríos, mientras que gotear un líquido negro y espeso, que no llegaba a tocar el suelo antes de evaporarse. Eran alas etéreas, color negro azabache que parecían agitarse como si no estuviesen hecho de plumas o piel, sino de una amorfa aglomeración de tangible oscuridad. La chica se movió haciendo que las alas se extendieran, produciendo una corriente de aire que silbó suavemente, mientras se preparaba para, aparentemente, echarse a volar.

Se giró unos instantes antes de atravesar el muro y te observó seria. -¿Cómo se llama tu amiga, la del muro? ¡Pronto!- dice refiriéndose a Elisa. Aquello, más que una pregunta, aquello era una exigencia apresurada. Sus negros ojos parecen aún más inescrutables y parecen reflejar el mismo color de la tormenta que ruge en el firmamento.