Partida Rol por web

Había conseguido tirar al suelo a uno de los marines y un segundo intentó cortarme con su sable, en ese momento recordé algo que me dijo Nanashi sobre los combates con sable:-Una estocada es fácil de repeler y esquivar, por que va en una dirección. Y corte es más difícil por que tienes que fijarte en el movimiento del cuerpo del contrincante y verás la dirección del corte.- 

En cuanto vi que el segundo marine atacaba vi que intentaba una estocada y, con la llave inglesa desvié la hoja del sable y me alejé un par de pasos:-No te vamos a dejar capitán!.-grité y le volví a propinar un buen golpe con la llave inglesa al marine que estaba en el suelo 

Me vi el paso cortado por la cantidad de marines que trataban de cortarnos el paso pero el primero que se me puso de lado acabo en el suelo en un instante cuando le clave mis dos espadas en el pecho y le tire al suelo de una patada sacando las espadas de el. Antes de poder dar un paso ya tenía nuevamente el camino cerrado ante lo cual suspiré, por desgracia yo estaba llevando bien el combate pero los demás no tanto, de hecho Alvert y Shire fueron heridos, el primero mas que la chica siendo incluso capaz de pensar en retirarse y no solo el también nos instaba a los demás.

- ¡Corre si quieres, huye! ¡Vuelve a casa si eso es lo que buscas! ¡Pero yo no voy a dejar que mis sueños y esperanzas caigan aquí hoy, ¿que clase de pirata sería si abandonara a mi capitán ante el primer peligro?! -grite con todas mis fuerzas antes de lanzarme al ataque sobre el siguiente marine- Y vosotros marines de pacotilla, apartaos de mi camino o pienso haceros trizas uno por uno hasta llegar a mi barco -si hasta ahora me había mantenido mas o menos serio y pensando con cabeza ahora di una vuelta de 180º sonreía con maldad pura y debido a los movimientos que hacía al parar los golpes y lanzar los míos mi pelo se había movido hasta tapar uno de mis ojos dando un aspecto feroz- ¡Eliaaaaaas!

Iba a cumplir mis palabras y si era necesario que yo solo me enfrentara a todos los marines así lo haría, solo sabía que no me iba a detener por el miedo a la muerte.

La embestida de Helena en sus ataques fue parada en seco por Rembran colocando su brazo por delante. Esta vez el inyector picó contra su duro brazo. Se tornó mas duro que el propio acero tensando los músculos. Acto seguido con su fuerte brazo cogio a la chica por el cuello levantandola. Esta se puso en serio mientras sonreía.

Creo que deberé acabar contigo. Pero por el respeto que le tengo a Elías, quizás deba perdonarte la vida.

Stefan miraba como pendía de un hilo la vida de Helena. El doctor no era un luchador y se sentía inútil. Pero los ojos de Ladovia se despiertan mostrando un rojo intenso. Con las manos se levanta y con paso firme se acerca a Rembran el cual le pone una mano encima del brazo que tiene cogido a Helena.

Déjala en paz. Enfréntate a mi.

Rembran le mira fijamente, pero no le contesta. Luix que luchaba contra el último marine de cubierta, vio como su ataque falló, pero Leo en avispón lo acabó matando de rabia rebanandole el pescuezo con su aguijón. En ese momento Sadler que se divertía con Elías decide cambiar de estrategia y con un grito alerta a todos los presentes y los que había en la playa.

Alvert decidio mantener la distancia viendo la gran dificultad para derrotar a tanto marine. Ryuta con mas coraje que nadie, da un puñetazo apartandolo mientras grita con fervor. Los marines que le escuchan quedan momentáneamente intimidados por sus hagallas. Logra pasar a uno, pero el resto le sigue rodeando. Y desisten de atacar momentaneamente. Rufa, Drake y Shire aprovechan para herir a más e ir eliminando.

Sadler aprovechó en su cambio de estrategia y levantó al herido Elías por su cabeza alzándolo al aire. Todos los compañeros de él que le intentaban salvar pararon su mirada en lo que podía ser el final de este. Encima de la cubierta se pudo ver como Rembran tenía levantada a Helena por el cuello. Stefan se veía quieto inmóbil sin saber que hacer. Su cara era temblorosa ante las dos posibles vidas que podian acabar en aquél momento. Ladovia por un momento le iba a propinar un puñetazo en la cara a Rembrant para salvarla, pero la acción de Sadle la detuvo por momentos.

Leo era un avispón humanoide que acabó con el último marine de cubierta, salpicado de sangre, mientras Lux quedaba expérita de su frialdad mientras sujetaba en su mano su herramienta preferida.

Todos los marines de la playa giraron sus caras hacia la cubierta dando la espalda a los asaltadores Rufa, Shire, Alvert, Drake y Ryuta. Ante el posible final todos empezaron a aplaudir olvidando las palabras de Ryuta. Elías escuchó el grito del cocinero, el cual clamaba su nombre,el resto de la cubierta también lo escuchó. Un tono que clamaba la desesperación de no poder salvar a alguien. El Capitán ilusión, como algunos tambien le apodaban, intentó responder con un grito para todos:

Iros! No busqueis enfrentaros con Sadler!! No le podeis ganar de ninguna manera! Ya habeis hecho mucho!

La espada de Sadler subió hasta el cuello de Elías y lo empezó a frotar suavemente. El pecho ya tenía toda una marca desde la cintura hasta los hombros. Ahora se iniciaba una horizontal en el cuello. Sadler sonriente respondió:

Aún pensais que podeis rescatarlo? Pensais que podeis salvarlo y derrotarme? Creo que es conveniente hacerle caso. Si decidís iros, quizás le perdone la vida. Si osais alguna acción violenta, no puedo responder a mis ansias.

Se...Acabó

Esas fueron las palabras que pasaron por la cabeza Helena al haber sido inmovilizada después de que sus ataques no hiciesen absolutamente nada. Su capitán, quien debería ser el más fuerte de todos, estaba a punto de morir y ella igual por haber tomado la mala decisión de seguirles.

Aunque luego recordó que Elías tenía un apodo... Y sólo los fuertes tenían apodos, así que quizás, y sólo quizás, tenía algún as en la manga. Tenía que zafarse de Rembrant, pero había quedado claro que su fuerza no era la suficiente, así que tendría que intentar otra cosa. Tendré que... arriesgarme

Gracias a su exoesqueleto, no tenía problemas para respirar aunque le agarrasen del cuello siempre y cuando los conductos estuviesen bien, así que intentó mirar a Sandler y le dijo en respuesta a sus palabras: Eso sería lo más sabio... Seguramente no lo conozcas... pero estoy segura que Vegapunk me querría de una pieza... A fin de cuentas -se tomó una pausa, ya que estas palabras podrían hacer que todo el tiempo y esfuerzo huyendo se fuese a pique- Al Gobierno Mundial le costó mucho... crearme.

Estuvo atenta a cualquier abertura que Rembrant hiciese para aprovecharla y zafarse, ya fuese por la impresión de sus palabras o por alguna orden que le diese el maldito de Sandler.

    - No... por favor no...- fuera lo que fuera a decir en estos momentos a nuestro cocinero no le podría hacer cambiar de opinión, pues este estaba dispuesto a perder su vida en vez de buscar otra forma de salir de este predicamento, el problema real , era que el resto se había dejado llevar por esa valentía ... chicos... no nos enterremos mas por favor...

     Aprovechando que los Marines se habían detenido ante el grito de mi compañero, comienzo a vaciar mi mochila mientras me preparo mentalmente para huir ... tengo una venganza que cumplir... y muerto no lo voy a lograr... pero lo que me encuentro, me inquieta mas de lo que esperaba, pues tenia dos libros en lugar de uno ...¿ cuando?...¿ pensaba que lo tenia Lux?...

    - Shire... chicos... el manuscrito de Dillando... lo tenia yo - le digo a mis compañeros intentado no elevar tanto la voz para que no muchos Marines pudieran escuchar , haciéndose imposible que los que se encontrasen muy lejos de mi, pudieran escuchar algo de lo que decía. Mientras miraba la Tapa con letras raras una idea se me viene a la cabeza - los escuche gritar hace rato... a estado torturando al Capitán por esta cosa... mientras los Marines no lo tenga... no va pasar el limite... pero no podemos quedarnos a comprobar eso...- digo mientras guardaba aquel libro como si fuera un verdadero tesoro- no si quieren evitar cargar, con la sangre de todos nuestros compañeros... por favor chicos... piensen... - digo, aunque esta vez no me quedo a esperar a nadie... esta vez era decisión de ellos... decidir si estaban dispuestos a tomar tan nefasta decisión y yo me encargaría de que esto no cayera en las manos de los Marines.

Chasqueé la lengua claramente molesta, estábamos en clara desventaja y no había mucho que podamos hacer. Tomé aire y suspiré lentamente vaciando mis pulmones para calmarme. Metí las manos en los bolsillos de mi capa para dejar los kunáis y sacarlas de nuevo mostrando que iba desarmada.

Levante los brazos para parecer inofensiva y poco a poco daba pequeños pasos para acercarme lo máximo posible a Sadler y Elías. Quería pensar que el capitán de la marina sabía quien era en realidad y lo tomase como que me estaba entregando. Cuando la situación no daba más de sí y dar un paso más significaría la perdida de nervios de los marines levanté la cabeza hacia Sadler. - Sadler.- Mi voz ahora resonaba dulce por la playa. Me aparté un mechón de pelo de la cara y mis grandes ojos azules se clavaron en Sadler de una manera que habría hecho caer rendidos a la mayoría de hombres.

- Estaría muy agradecida si deja ir a mi capitán y ordena a sus hombres retirarse. De verdad que quedaría en deuda con usted.- Por primera vez estaba mostrando mi poder delante de todos; ni siquera sabía si funcionaría, pero era lo único que me quedaba por intentar. Desde luego todos los presentes notaron como cualquier persona, sin importar su raza o sexo se enamoraría de mí.

La situación era crítica, mas de lo que había querido ver antes y es que al parecer Rembrant estaba con los marines y el tal Sadler era mucho mas fuerte que los marines de pacotilla que estaba despachando, todos insistían en que huyéramos, que no teníamos posibilidades, que era nuestra única forma de sobrevivir pero yo seguía en mis trece y no me iba a ir a ningún lado. Tanto Elias, como Ladovia, Helena e incluso Shire estaban tratando de hacer cosas para que los demás escapáramos de hecho que se supone que... vaya, hasta ahora no me había fijado lo guapa que era la peliazul. De todas formas parpadeé varias veces y moví la cabeza de un lado a otro, no podía despistarme en esta situación. Quería pelear, quería salvarla, quería que continuaramos navegando juntos pero el aire de derrota a mi alrededor me estaba afectando y las dudas poco a poco iban calando en mi, el propio Elias insistía en que nos fueramos además si hacía cualquier cosa Sadler le quitaría la vida. No sabía que hacer si huir y dejar mi orgullo, sueños y esperanzas heridos o luchar posiblemente acabar muy mal y que Elias muriera. La opción mas sensata era obvia pero mis piernas no se movían y mis manos agarraban con firmeza las espadas.

Sadler desde la cubierta y con Elías bajo su yugo, presta atención a lo que está sucediendo en la playa. Las voces de los que están allí y sus gritos le indican la desesperación que están sufriendo.

Shire intenta acercarse a través de los marines que aún le impiden el paso. Como arma secreta una vez Sadler les presta atención a sus palabras y lo tiene bajo su percepción, usa su fruta del diablo para intentar “hipnotizarlo”. Centrada en su objetivo, este empieza a notar cierta tranquilidad, y su violencia es rebajada, aunque no cae en el influjo de ella. Pensando en su disfrute y la agonía de Elías, aun decide ponerle más sufrimiento. Con un leve paso de espada por el cuello, le corta sutilmente algunas venas. No es una herida profunda, pero si lo suficiente para provocar una fuerte hemorragia. Ya el malherido cuerpo lo lanza hacia la playa, cayendo al lado de Nanashi. Mirando hacia todos, empieza a reírse a carcajadas:

Queríais a vuestro Capitán tan desesperadamente. Ahí lo tenéis. Debo reconocer que los nuevos reclutas han resultado serte bien fieles. Pero que has conseguido con ello Elías, que más gente sufra a tu alrededor. Parece ser que desconocen mucho de tu pasado. Y ahora es cuestión de acabar con ello.

Sadler coge su pistola y se dispone a terminar con Elías, pero Leo vuela rápidamente contra él y lo empuja hacia la playa. Los dos caen forcejeando y se escucha un disparo. Leo lo recibe fatalmente con la bala rozando su corazón. Aun con aliento de su última vida clava uno de sus aguijones en una costa del capitán de la marina. Esta nota como el veneno penetra en su piel y le adormece una pierna.

Rembrandt se enfurece al ver como Sadler es herido y lanza a Helena encima de Ladovia. Las dos caen al suelo sin daño alguno. Corre y salta hasta la playa para caer encima de Leo y aplastarle salvajemente la cabeza con una potente pisada. Luego ayuda a reincorporar a su capitán.

Aún se escuchan palabras de Elías que se ríe en sus últimos alientos: Sadler, este día lo recordarás. El tiempo pagará por tu codicia y violencia. Hoy me toca a mí saborear mis pecados, pero los tuyos también pesarán sobre tu conciencia.

Poco antes del inicio de toda esta tragedia, los marines de la playa atacaron a Shire y Ryuta al ver que no ofrecían resistencia. Uno hirió a Shire de la pierna derecha, cosa que no evitó ella lograra atacar a Sadler. Su intento por rendirse no sirvió ante los violentos marines. Seguidores fieles de Sadler. Ryuta también recibió una herida en el costado derecho. No era profunda, pero si un buen corte. Alvert consiguió ganar terreno al alejarse de la pelea, pero uno de ellos salió en persecución suya.

Con la caída de Elías y Sadler de la cubierta, los marines frenaron su ofensiva. Uno de ellos lanzó una bengala, y los tres barcos de la marina que tapaban la salida desplegaron sus velas y emprendieron su camino hacia la cala.

Ladovia ayudo a levantarse a Helena, y cogió a Stefan por la cintura. Con un grito dijo a Lux y Helena: Vámonos, huyamos ante de que lleguen los barcos. De un salto cayo a la playa por el lado izquierdo.

Stefan le pregunto: ¿Que hacemos con Elías? ¿No deberíamos socorrerlo? ¿Y el pobre chico Leo?

Ladovia no le miró a la cara. Mantuvo en silencio y no quiso mirar hacia el cuerpo de Elías. De sus ojos caían lágrimas y su boca apretaba los dientes de rabia.

Uno de los marines gritó: ¡Acabemos con ellos! ¡Ahora son nuestros! Aunque Sadler ya de pie, ayudado por Rembrandt contestó: Dejadles ir. No oséis atacarlos. Ya hemos cumplido nuestro objetivo.

Los nueve marines se abrieron y rodearon a Sadler en señal de protección. EL que perseguía a Alvert retrocedió para ir con su Capitán. Luego se van juntos hacia el lado izquierdo dejando solos los tres cuerpos de Elías, Leo y Nanashi. Ya nadie atacó al resto de piratas, y los supervivientes vivieron en sus carnes una tragedia de grandes magnitudes, que aún podría haber sido peor. Solo la fortuna y el ataque sorpresa de Leo propicio la supervivencia del resto

   ... parece que el único cobarde voy a ser yo... se me viene a la mente mientras comienzo a abandonar el núcleo del combate mientras veo como mis compañeros por otro lado se tiran de cara ... a su manera ... hacia adelante. De todo el grupo de Marines solo uno de estos me comenzó a seguir, doy un fuerte silbido ... Vamos Ko-ko ya es tiempo de volver... y le grito a mi perseguidor - ¡Vamos chico!, ¡intenta alcanzarme!- intentando atraerlo para que mis compañeros tuvieran un poco menos de problema ... aunque si siguen en la boca del lobo... dudo mucho que uno solo haga mucha diferencia...

 .....Cuando ya llevábamos un par de metros de persecución paso...

     Un fuerte disparo, seguido de como el cielo se volvía de un color rojizo me hace detenerme a mi y a mi perseguidor, dando la vuelta para observa, pude ver que tanto había pasado en estos pocos segundos. No solo ya todo el caos que se veía en la cubierta había pasado directamente a la playa, si no que también, nuestro capitán yacía de cara a la arena todo magullado, mientras todos los Marines en el área se replegaban en una sola área a la vez que su jefe gritaba unas ultimas palabras antes de comenzar a abandonar la playa. Ya no necesitaba huir ... lo peor sucedió y ahora era tiempo de apoyar a mis compañeros..., a si que con el mismo ritmo intento llegar donde ellos, para saber como todo esto seguiría de aquí en adelante. 

Sus palabras no provocaron ninguna reacción, algo que le extrañó de sobremanera, teniendo en cuenta su situación. De repente sin saber muy bien como acabo encima de Ladovia. Uno de los miembros de la tripulación acababa de morir y el capitán iba camino de lo mismo destino. Le lanzó una mirada por última vez, aunque nadie pudo ver su cara por culpa del casco, puso una mueca de leve tristeza, algo que hacía mucho tiempo que no hacía... Posiblemente sólo Ladovia, que estaba a su lado escuchó aquello que murmuró: A ti también te vengaré, Elías...

Volvió a concentrarse en la situación, todavía no estaban a salvo a pesar de las palabras de Sadler. ¿La marina dejando escapara a piratas? Esto sólo puede ocurrir en un Blue- pensó. Sin embargo no faltó a su palabra y acabaron yéndose del lugar, cosa que le dejó perpleja.

El color rojo de su visor se volvió de nuevo amarillo, ya que por fin no tenía combatientes delante suya, aunque eso no decía que estuviesen a salvo, los barcos de la marina se acercaban y quién sabe que monstruo podría dirigirlos, quizá alguien mucho peor que Sadler. 

Saltó por el mismo sitio que indicó Ladovia a la playa, y comenzó a correr hacia el camino que los sacaba de la cala

En un breve instante  absolutamente todas mis dudas se transformaron en rabia, una rabia contra una única persona Sadler, deseaba degollarle ahí mismo delante de todos sus hombres y es que la ira que sentía era enorme. De hecho en ese preciso instante junto la risas del hombre me juré a mi mismo ver algún día esa escena, Sadler en el suelo derrotado frente a mi. Y en ese momento en el cual miraba a Sadler con una mirada asesina capaz de hacer arder el barco entero fue cuando un desdichado decidió atacarme, al cual respondí con un ataque sin ni siquiera mirarle esos marines no eran mas que patéticos estorbos porque lo mas importante era Leo que se había lanzado en un ataque suicida para salvar a Elias, aunque con esa herida su destino ya estaba escrito, por lo que el disparo que se escucha ahora significaba otra muerte mas la cual el capullo malnacido de Rembrant termino de asegurar. Además por alguna razón que no comprendía se habían decidido por dejarnos huir... no lo comprendía pero sabía que en ese momento habían firmado su sentencia de muerte.

Todos los demás corrieron lejos mientras yo estaba parado mirando a los marines alejarse, agache la cabeza y suspire antes de enfundar y correr tras mis compañeros con un dolor en el pecho superior a todas las heridas recibidas, no sin antes pasar por el escondite de la herborista y el anticuario para llevarmelos conmigo, a saber donde la verdad.

Todos tristes, suben por el acantilado hasta la cima. Desde arriba se ve como los tres barcos marines se habían acercado algo más a la playa. Una lluvia de cañonazos destruyen el barco de Elías, y dentro de él la vida del tripulante enfermo, de la cual nadie conoce si aún seguía vivo en ese entonces. Varias barcas pequeñas salieron de uno de ellos para llegar hasta la playa y recoger a los marines. Sadler miraba sonriente como el barco de Elías se hundía y desmoronaba en la poca profundidad del mar.

El cadáver de Elías mantenía una cara sonriente, una cara que nunca perdió esa ilusión por sus sueños, de alguien que supo burlarse mil vececs de la marina, pero la traición de un fiel amigo supuso el fin de sus aventuras y resolver uno de los misterios mas desconocidos del mundo. Sonriente quizás supuso en la esperanza de que alguien continuara su legado. Por ello buscó nuevos reclutas, gente al que inspirar su sueño, gente al que dar nuevas oportunidades. Ese rostro recordaba mucho a la forma en que murió Gold Roger en Loguetown: Una sonrisa que movio miles de piratas a la mar. Elías no era tan conocido, pero seguro que su alma iluminaría a muchos.

Ladovia lo miraba desde lo alto, triste, con lágrimas en los ojos. Stefan tambien no podia reprimir su rabia interna de no poder haber echo algo. Con un pañuelo se sonaba los mocos continuamente. Ella cayó de rodillas. La herborista al veros llegar salio, y se fue detrás de su amiga. La abrazó colocando sus brazos atraves del cuello:

Ladovia, ya está. No te sientas culpable. Lo sabes bien que Elías nunca lo querría. Te duele el corazón, verdad? Lo amabas,no? Siempre estuviste a su lado. Siempre fuiste la que creiste en sus sueños.

Ladovia le contesta colocando su mano en la de ella: Pero no pude salvarlo. No pude hacer nada. Tampoco entiendo por que no quiso luchar. No ofreció ninguna resistencia. Pudo haber usado sus poderes, pero no lo hizo. Ni siquiera el Kauroseki era problema.

El anticuario tambien se prensentó al resto de gente. Era un hombre mayor bastante fastidiado por salud, que tosía bastante. Vestía una bata de hospital. La herborista era una chica mas joven que Ladovia, de pelo verde. Las dos eran grandes amigas. El anticuario, aunque no lloró, se le notaba tambien su tristeza. Mirando a todos los presentes pregunta:

Que pensais hacer ahora? Vas a ir a buscar la caja de Pandora? Veo que Elias buscó una nueva tripulación bastante interesante.

Yo no conocía de mucha a Elías. Vamos, como al resto. Han sido solo unas horas, pero me ha calado su carácter. Creo que él sabía lo que sucedía, creo que sabía que hoy iba a ser su fin. Durante la comida en el restaurante habló mucho sobre sus sueños, la ilusion por que la gente siguiera buscandolos, resolver misterios. Llegué aquí sin un rumbo fijo, sin nada especial, y él, al menos me dio cobijo sin conocerme y una razón para seguir navegando. Pero tampoco sé que hacer realmente ahora. Quizás me embarque en cualquier barco,  y seguiré buscando tesoros que robar. Me hubiera gustado conocer a Leo, me impresionó su valor lanzandose contra Sadler. Nadie se sacrifica así, de esta manera.

     En el momento en que por fin pudimos volvernos un solo grupo grande, nos vimos obligados a avanzar hacia la zona del risco donde nos daba una vista mas extensa de toda la Cala ... lo cual no fue la mejor opción para los miembros mas viejos de la tripulación ... 

    Mientras jugueteaba con las plumas de Ko-ko ... al final el muy chistoso volvió luego de unos minutos pasado el silbido... no me sentía con fuerzas para decir nada ... los conocía de muy pocos días... pero ninguno de ellos merecía una muerte en esas condiciones... . Viendo desde éste lugar que entre uno de los caído estaba el pistolero, no puedo evitar mirar a nuestra mecánica con ojos de mucha pena - _{loo... siento..}. - musito en voz baja ... ella debe tener mucho en que pensar... la opinión de un extraño debe ser lo de menos que le debe preocupar ahora...

    - Hasta el final... nuestro capitán siempre intento mantener a la tripulación a salvo... - comienzo a decir ... aunque solo era la opinión de un niño de campo... - Él, mejor que nadie sabia que, aun estábamos muy verdes para vernos las caras directamente con la Marina y con la traición del carpintero, debió sentirse mucho peor al ver como uno de sus compañeros lo vendia... ésto debió ser un frío puñal que daño sus ánimos en estos últimos momentos... tal vez... si le hubiéramos entregado este libro al jefe de los Marines... las cosas hubieran terminado de otra manera... no se...-mientras hablaba comenzaba a sacar aquel libro que tenia en mi morral - debe ser suyo, ¿ no señor ?- le digo al anticuario a la vez que le ofrecía el libro - lo encontramos en uno de los cuartos bien cerrado de aquel edificio.

   Ya por ultimo ante las palabras del mismo anciano, me quedo pensando un tiempo antes de dar mi respuesta - yo...nosotros... estamos en una búsqueda de una venganza sin rostro... con una única pista de que nuestro objetivo es un Marine con experiencia... de nada nos sirve quedarnos quieto... pero del mismo modo... no pienso ni mi compañero ni yo morir... hasta cumplir con ello - digo a medida que miro a Ko-ko mientras medito que hacer - hummm... ko-ko y yo seguiremos con el plan de buscar aquel tesoro... pero solo seguiremos... si el que tome el mando tenga la voluntad que requiere el cargo... - no quería sonar duro, pero el cargo era mas que la simple posición de decidir en donde desembarcar.

Apreté los puños, inundada de rabia e impotencia; apretaba la mandíbula mientras veía a la marina alejarse y a mis compañeros muertos. No les conocía mucho, no era eso lo que más me afectaba, pero ver la crueldad de la marina tan de cerca reavivó mi interior y me recordó porque estaba viajando.

Una gota de sangre cayó de mi puño derecho por las heridas que empezaban a formarse en mis manos, pero no me importó lo más mínimo. No había lágrimas en mis ojos, solo la fuerte determinación de quien lleva toda su vida luchando y ahora ha visto a si enemigo más cerca que nunca.

- ¿Venganza?.- Me dirigí a Alvert. - No, tenemos que continuar legado que Elias nos ha dejado, él me acercó mi sueño y no voy a dejar que lo que ha pasado hoy sea en vano. Aunque vaya yo sola, terminaré el viaje que él no pudo.- Me acerqué entonces a Ladovia, que lloraba de rodillas. - No sé si Elias sabía lo que iba a pasar, pero de lo que estoy segura es de que su sueño no morirá con él, encontraré la caja y cambiaré el curso del mundo. Llora su muerte, pero con el orgullo de saber que murió a su manera y con una sonrisa en la cara y cuando te hayas recuperado únete a mi. ¿Sabes? Creo que Elias y yo teníamos el mismo sueño.- Le tendí mi mano, aún sangrando, a Ladovia para que se levantara esperando que mis palabras hubieran surtido efecto.

¿Que estaba haciendo? ¿De verdad me estaba autoproclamando capitana? No era habitual en mí dejarme llevar de esa manera y por un momento al darme cuenta me quedé paralizada, pero ya no había vuelta atrás. - ¿Qué te parece Alvert? Espero cumplir tus expectativas.

Me giré entonces, dirigiéndome al resto. - ¿Qué pensáis hacer? Si me acompañáis tened presente que no será una aventura cualquiera, navegaremos con el objetivo de cambiar el mundo. ¿Estáis conmigo? - Dibujé con el pie una X en el suelo y lanzé un kunái clavándolo en el centro, esperando que los que se uniesen hiciesen lo mismo.