Partida Rol por web

Silva era juguetón por naturaleza... y más en una ocasión como aquella, tan al alcance de su mano, quizás lo más sencillo seria apuntar y disparar, pero no ganaría nada sesgando su vida tan fácilmente y al alacance de todos... no... demasiada gente, demasiada...

- Ella...- confirmó la muchacha dando un sorbo a la copa de champange que llevaba

Entonces apareció un camarero presto a ofrecer sus servicios a Silva con una bandeja de canapés, al situarse a su lado le ofreció su contenido pensando que lo reclama para coger algún bocado.

Mientras tanto el maestro de ceremonios llamó la atención del público informándo sobre el comienzo del acto en sí, que tendría lugar en la sala contigua donde se habían dispuesto mesas redondas y una especie de escenario sobre el que descansaba un equipo informático y varios micrófonos.

Daniel conversaba animadamente con su encantadora acompañante. Se parecía enormemente a Vesper, olía como ella e incluso poseía su mismo encanto... aquel encanto que le hizo perder la cabeza por ella... pero eran muchas las incógnitas que la rodeaban y había algo distinto en ella... pero estaba dispuesto a averiguarlo.

Mientras tanto el maestros de ceremonias anunció que el acto en sí tendría lugar e unos minutos en el salón continuo, donde se había dispuesto unas mesas redondas y un escenario donde se encontraba diversos materiales informáticos y varios micrófonos.

Antes de dirigirse al hotel, Daniel volvió por el banco Helvético, hizo una breve parada para recuperar sus pertenencias y las dejó en el maletero del coche.

Daniel llegó a la puerta del hotel conduciendo el flamante Aston Martin, allí esperaban ya la señorita Green y el Doctor. Bajó del coche y abrió la puerta a sus acompañantes. El doctor dedicó a Daniel una mirada de complicidad, a la que Daniel respondió con su habitual porte de suficiencia. La señorita Green por su parte tenía una expresión entre complacida y curiosa, parecía sorprendida por su nueva compañía, pero por otra parte se sentía cómoda, como si aquel hombre desconocido fuera un antiguo amigo.

El Doctor ocupó una de las plazas traseras y la señorita green el asiento del acompañante. Antes de arrancar Daniel se dirigió hacia la señorita Green:

- Realmente me siento honrado de que haya aceptado acompañarnos hoy, solo espero que esta clase de actos no le parezcan demasiado aburridos, aunque sinceramente todos sabemos que lo son. Por cierto, ahora que me acuerdo, me he tomado la libertad de comprarle un pequeño detalle, le ruego por favor que acepte este pequeño obsequio.... digamos que en agradecimiento por las molestias que le pueda haber ocasionado. Daniel le entregó la pequeña caja en la que se encontraba el broche y los pendientes. El León alado, el símbolo de Venecia, una ciudad de la que guardo recuerdos muy especiales... Daniel ya había lanzado el sedal, ahora solo faltaba ver como reaccionaba aquella mujer.

El camino hasta la clínica estuvo acompañado de una ligera conversación que giró entorno a la arquitectura de la gran manzana y su comparación con las últimas construcciones de la City.

Al llegar a la clínica Daniel detuvo el deportivo frente a la puerta y un par de hombres uniformados ayudaron a sus acompañantes a bajar del vehículo, otro joven se acercó a Daniel y este le cedió su sitio en el puesto del conductor.

Daniel y sus dos acompañantes se dirigieron a la puerta mientras el aparcacoches se llevaba el Aston Martin a una zona reservada, en la puerta Daniel pudo ver a Pierce y a Roger, a los que dirigió una sonrisa.

Daniel se dirigió al Doctor: Amigo mio, hay dos personas que me gustaría presentarle, aunque tengo la ligera sospecha de que usted ya los conoce. ¿Cierto?

La "fiesta" estaba muy concurrida y se podía ver cláramente que los asistentes no eran precísamente de clase media, resultaba curioso ver entre los asistentes personas jóvenes, maduras e incluso militares de alta graduación, también había representación de las autoridades civiles e incluso algunos políticos y senadores, hasta algún famosillo. Era curioso pero parecía haber bastante más gente ajena a la profesión medica que facultativos. Daniel se dirigió hacia el centro del salón donde había mesas y cogió de un pequeño cuenco un par de cacahuetes que lanzó con habilidad a su boca, a la vista de los presentes, ese simple gesto expresaba tranquilidad e incluso una cierta actitud desafiante, si alguien le estaba observando desde luego no vería a una persona preocupada o temerosa.

Daniel se acercó a la señorita Green, y con una sonrisa pícara le ofreció el cuenco. ¿Un cacahuete?

Al cabo de unos minutos Daniel pudo observar como al fondo de la sala una mujer madura que posíblemente había gastado una fortuna en estiramientos y botox se acercaba a sus dos compañeros del MI6, sin embargo desde su posición no podía escuchar la conversación, así que decidió acercarse disimuladamente acompañado de Eva y el Doctor.

Agradecí que todo estuviese saliendo sin ningún altercado, aunque mi cuerpo era ahora joven no ocurría lo mismo con mi espíritu. Todavía me estaba recuperando del enfrentamiento en el parque y cualquier atisbo de orden y control producía un gran placer en mi mente.

Aquella sensación de sosiego fue fulminada ante la visualización de aquel tatuaje, ¿de qué me sonaba? no dudé en intercambiar una mirada con mi compañero Bond, necesitaba que él también se fijase aunque dadas sus habilidades seguramente ya se habría percatado.

Sonreí a la mujer procurando ser lo más natural posible, y por supuesto acepté su sugerencia de probar el canapé de Salmón.

- Mmmm exquisito, observo que confiar en su criterio es todo una cierto - mencioné mirándola directamente a los ojos una vez tragada la comida. Cogí mi pañuelo para limpiarme delicadamente los labios mientras esperaba ansioso a que nos diesen paso a la sala de ceremonias. Era curioso comprobar como los "negocios" querían expandirse hasta Londres... a ver si poco a poco vamos consiguiendo que libere más información.

Pierre escuchaba atentamente a la mujer y asiente para responder:

- Claro, será un placer disfrutar de la velada en este lugar, además no se preocupe, no la estoy adulando solo comento algo que salta a la vista.

Decía mientras mira de reojo a su compañero que también parecía haberse dado cuenta del tatuaje, tal vez no fuera nada, pero nunca se sabía, siempre existía la posibilidad de que indicar algo y más en una mujer de esas edades no demasiado propensas a tatuarse, ella les indica que caminen a una sala, cosa que él hace cediéndole el paso a ella.

Cuando el hombre se acerca a mí le doy las gracias. Y una nota, mientras señalo hacia la mujer que estamos buscando y le pido que la lleve*. Sencillamente hoy me sentía algo jugetón y no iba a desperdiciarlo. Podría salir bien o mal... pero a veces uno tenía que hacer caso a su instinto y divertirse un poco.

Mientras esto sucede, me escabullo con mi compañera entre el tumulto en busca de la mayor discreción posible, haciendo gala de mi conocimiento de los primeros lugares donde miraría y así evitar ser visto.

En voz baja, a mi compañera, con un gesto divertido le pregunto.

¿Te apetece jugar a los espías?

Y aguardo su respuesta, con un brillo de maldad en los ojos... y una sonrisa de las que las que ninguna dama puede rechazar.

Eva que hasta el momento de llegar a la fiesta había permanecido risueña y relajada cambió de expresión cuando Daniel le obsequió con aquel broche. Sus ojos se abrieron de par en par, mirando primero el broche y después a Daniel. Estaba tratando de recordar algo, pero se sintió mareada como si se ahogara la sensación de ahogo fue tan fuerte que tuvo que apoyarse en una columna para no caer al suelo.

 Cuando finalmente se recuperó miró a Daniel inquisitiva, como si hubiera reconocido algo.

- Nos hemos visto antes...- dijo sin preguntar como si fuera algo odbio

La chica iba a añadir algo más pero decidió permanecer callada y acompañar a Daniel, por su mirada ya hablarían largo y tendido sobre el asunto.

Mientras, el Doctor estaba realmente entusiasmado por asistir a aquella ceremonia, al parecer conocía a mucha gente. Por eso cuando Daniel le dijo lo de sus compañeros lo miró con cierta picardía.

- Puede que sí, puede que no... o puede que ellos me conozcan a mí, o que no nos conozcamos, ¿Quién sabe?- sonrió ampliamente poniendo cara de interesante- de cualquier forma me gustan las presentaciones, vamos- resolvió feliz y confiado encaminándose con ambos hacia el sitio donde se encontraban los dos agentes británicos.

Mientras Roger y Pierce conversaban con la mujer, Daniel decidió unirse a ellos acompañado de su encantadora amiga y un inglés delgado, de pelo canoso una perilla parecida a los mosqueteros e inquieta mirada azul. El actual Bond llevaba en la mano un cuenco con cacahuetes, manteniendo su habitual actitud chulesca que le caracterizaba mientras ofrecía el aperitivo a la mujer y miraba a sus compañeros y después a la señora Goodie con indisimulado interés.

Daniel hizo las pertinentes presentaciones a sus compañeros. Aquel hombre era el Doctor Atkins de la filial de Central Park de Hermes, lógicamente la mujer lo reconoció de inmediado.

- Richard... que alegría más inesperada, pensé que al final no ibas a venir. Parece que te han hecho cambiar de parecer, me alegro- le sonrió la señora Goode

- Como bien has dicho querida, he cambiado de parecer... concretamente este joven compatriota mío se presentó en la clínica con una oferta para Hermes difícil de rechazar y me gustaría que lo escucharas.

- Vaya... que coincidencia, estos caballeros también me han ofrecido algo muy interesante- sonrió- los atenderemos personalmente después de la ceremonia...

En ese momento un camarero se acercó hacia la señorita Green dándole una nota. Al leerla la muchacha arrugó el ceño y miró por instinto a los ojos de Daniel.

 Esta noche está especialmente arrebatadora querida, me encantaría invitarte a una copa... por los viejos tiempos. Te espero, si me haces el honor, en la puerta sur dentro de diez minutos.

Cuando apenas había acabado de leer y releer la nota una voz al micrófono captó la atención de todos los asistentes de la sala.

- Damas y caballeros- comenzó el presentador del evento- es un orgullo y un honor compartir esta velada con todos ustedes. Hace apenas unos años Hermes era tan sólo un sueño, un sueño que comenzó con una modesta clínica llena de ideas e ilusión. Y ese sueño fue creciendo gracias al esfuerzo y la dedicación de un grupo de profesionales, unas personas cuya calidad humana nos ha hecho grandes...

Los invitados comenzaron a aplaudir

- Esta noche, tenemos el honor de tener entre nosotros a nuestro fundador más emblemático... nuestra queridísima señora Cristine Lange- el hombre sonrió abiertamente hacia el público, todos los presentes recorrieron la sala con la mirada en busca de tan notoria fundadora.

Entonces los tres Bond comprobaron como la mirada del individuo se detenía en la señora Goode, quien con una sonrisa juguetona se encogió de hombros.

- Parece que me reclaman... ahora nos vemos, caballeros- dijo mientras avanzaba en medio de los aplausos hacia el escenario.

Roger a pesar de todas las cosas que estaban pasando en aquella gala, poseía un instinto y una experiencia lo suficientemente desarrollados... y más en aquellos momentos en los que el vigor de la juventud había vuelto a él... que era capaz de advertir cuando alguien lo observaba fijamente, de manera que pudo sentir unos ojos clavados en su cogote, al girarse sus ojos chocaron con la oscura mirada de un hombre alto y delgado que lo miraba muy serio.

El hombre en cuestión desapareció en apenas un parpadeo... pero Roger lo había visto... estaba seguro.

Ariadna se sonrojó ante la propuesta de Silva a quien se lo quedó mirando al principio sorprendida y después gratamente complacida, parecía que la mujer estaba bastante receptiva a las atenciones del ex-agente.

Entonces la mujer sonrió de manera pícara se aproximo a su acompañante posó sus brazos sobre su cuello y acercó su boca al oído del ex-agente, con un sensual susurro.

- Me apetece mucho...- toda una declaración de intenciones que acompañó por un fugaz beso entre la oreja y el cuello, a continuación se separó de manera perezosa de él y le sonrió.

Silva además, pudo comprobar como el camarero se dirigía hacia donde se encontraba Daniel y su acompañante que en aquel momento se encontraban con un grupo de caballeros... a los que no tardó en reconocer.

De repente se escuchó la voz del presentador de la ceremonio reclamando la atención de los invitados.

- Damas y caballeros- comenzó el presentador del evento- es un orgullo y un honor compartir esta velada con todos ustedes. Hace apenas unos años Hermes era tan sólo un sueño, un sueño que comenzó con una modesta clínica llena de ideas e ilusión. Y ese sueño fue creciendo gracias al esfuerzo y la dedicación de un grupo de profesionales, unas personas cuya calidad humana nos ha hecho grandes...

Los invitados comenzaron a aplaudir

- Esta noche, tenemos el honor de tener entre nosotros a nuestro fundador más emblemático... nuestra queridísima señora Cristine Lange- el hombre sonrió abiertamente hacia el público, todos los presentes recorrieron la sala con la mirada en busca de tan notoria fundadora.

Silva vio como una mujer de unos sesenta y pico años avanzaba con elegancia por la sala entre los aplausos del público hasta subir al escenario.

Ante la presentación realizada por Daniel saluda cortésmente mientras observa a todos los allí presentes, parecía que en cierta forma habían juntado a varias personas interesantes y sobretodo importantes para la clínica lo cual no estaba nada mal. Pierce observa de reojo como su compañero Daniel comía cacahuetes en esa actitud chulesca tan suya, no podía evitar preguntarse en esos momentos si de verdad era ingles o americano, aun así cambia su mirada hacia el doctor y le saluda:

• Un placer conocerle doctor

Fue entonces cuando el hombre que hacía de presentador reclamo la presencia de la señora Goode la cual realmente era Cristine Lange, el sonríe y dice:

• Señora Goldee o mejor dicho Lange, esperamos su discurso

Para sonreír levemente a la mujer mientras apuntaba mentalmente los dos nombres tanto el usado para presentarse como el real por si le sonaban de algo

Aquella iba cogiendo forma poco a poco, nuevos nombres iban apareciendo en escena, nuevas identidades, nuevos objetivos. Poco a poco nos íbamos adentrando en la red que está jugando con "nuestro" juguete, sin embargo mientras aplaudía al observar a la dama subir al escenario una extraña sensación me invadió: me estaban observando.

Con disimulo y borrando por completo la sonrisa de mi rostro observé que había alguien entre el público que se movía escurridizo, no tenía claro de quién se trataba pero... un momento ¿es posible? Fruncí el ceño y afiné mis sentidos puesto que lo que estaban viendo mis ojos debía ser falso, un mero efecto secundario del potingue milagroso.

¿Scaramanga?

No era posible que fuese él, pero tampoco era posible que apareciese el payaso del vudú. Aún recordaba con frescura como de no ser por aquel maniquí ahora mismo estaría muerto. Un duelo de titantes quería... já, al final tal y como era de esperar yo estaba por encima ¿pero por cuanta diferencia? bastante poca.

Si Scaramanga había vuelto, sea a través de la ciencia alocada o no, nuestra misión corría un grave peligro.

Oh, aunque eso me recuerda que ojalá tuviese aquella pistola dorada, me encantaba que actuase como bolígrafo.

Pudisteis notar como Roger estaba algo distraído, quizás buscando alguna belleza entre el público o quizás no. Tras terminar la ronda de aplausos se acercó a su compañero con delicadeza.

- Ahora vuelvo, no pierdas de vista nada a tu alrededor ¿de acuerdo? - No esperaba una confirmación, él no necesitaba permiso. Simplemente iba a perderse en mitad del público.

Aquel beso consigue una sacudida eléctrica bien disimulada por mi parte, me sienta bien recordar que aún tengo mi toque... además, la actitud de ella... realmente me estaba despertando más ganas de improvisar.

Pase lo que pase... confía en mí.

Le susurro, tomando su mano con una suave caricia, justo antes de fijarme en la compañía... tres bonds. Tres. No tardo en avisar por el móvil a mi compañero que espera fuera*.

Pero la cosa se desencadena rápido. Veo mi reloj de muñeca... y aún me quedan algunos minutos antes de levantarme. Aprovecho para sacar una foto de la señora Lange y la mando a Spectra**, sinceramente me sorprendre y me agrada ver a una mujer como ella... me pregunto cómo se desenvolverá esto. No puedo evitar mirar con cierto nerviosismo mi reloj... esperando que sea la hora de nuestro encuentro.

¿Me da su número de teléfono?

Pregunto a mi compañera, por lo que pueda terciarse... mejor guardar esas cosas. Paso una lengua por mis dientes, como un depredador cerca de su presa...

Ante la respuesta de la señorita Green, Daniel le devolvió una sonrisa. Había conseguido lo que deseaba, una reacción familiar. 

- Tal vez... respondió Daniel dejando la duda en el aire, sin embargo la señorita Green prefirió aplazar la respuesta. 

Daniel dirigió al doctor hacia sus compañeros con intención de hacer las oportunas presentaciones cuando el acto oficial dió comienzo y la atención de los presentes se centró en el maestro de ceremonias y en la mujer que había sido nombrada. Cuando la doctora Lange subió al escenario, Daniel comentó en voz baja a sus compañeros... Nos lo están poniendo tan fácil que me estoy empezando a sospechar que en cualquier momento nos vá a saltar un chino enano karateka de cualquier armario...

Daniel vió de reojo como su acompañante recibía una nota y la leía con cierta perplejidad, luego la mirada de ella se centró en la suya, como si esperara que él fuera el desconocido remitente. Daniel no dijo nada, solo intercambió con ella una mirada, intentaba penetrar en los verdes ojos de aquella mujer e intentar descubrir que extraño juego se estaba llevando entre manos.

Daniel se replanteó esa idea en su cabeza, la del juego y se vió de pronto transportado en su mente a aquel lujoso casino Montenegrino. Daniel estaba jugando de nuevo aquella partida de Poker, sin embargo los jugadores sentados a la mesa ya no eran los mismos. Allí estaban sus dos compañeros Roger y Pierce jugando al igual que él, a su izquierda se encontraba la doctora Lange que tapaba sus cartas con la mano, a su derecha estaba sentado el Doctor, el cual no había tocado sus cartas, símplemente miraba a Daniel y le sonreía. A la derecha del Doctor se sentaba Vesper, frente a ella dos cartas reales destapadas, la reina de corazones y el rey de picas. Daniel miraba a Vesper, pero ella no lo miraba, solo estaba centrada en un sexto jugador al que miraba con preocupación, un extraño personaje con una máscara que solo mostraba una cínica sonrisa. Las cartas se iban repartiendo y el juego se empezaba a preparar, pero el reparto era extraño, pues las cartas que se dirigían a Lange, Vesper y al desconocido dejaban un visible reguero de sangre sobre el tapete.

Cris comenzó su discurso con los consabidos buenos deseos y elogios propios de una ceremonia de ese tipo. El público parecía estar disfrutando y a la señora Lange le encantaba que la adularan. Entonces tras los minutos de rigor hablando sobre las bondades del grupo. Comenzó con el punto más importante, que no era ni más ni menos que al presentación oficial de su último producto, un hito dentro de la medicina que revolucionaría no sólo el mundo de la estética sino los mismos pilares de la sociedad.

- Han sido muchos los años de investigación, pero puedo asegurarles que estamos ante el mejor descubrimiento de todos los tiempos- para mejorar la explicación la señora Lange hizo un gesto de la cabeza, al segundo la pantalla emitió una imagen.

- Esto, damas y caballeros... es una muestra de ADN humano... como ustedes sabrán el ADN se agrupa en cadenas y estas almacenan toda nuestra información genética... una información que nos hace ser quienes somos y como somos. ¿Por qué unos individuos envejecen antes que otros? la respuesta está aquí- señaló la cadena con una sonrisa- por ello, ¿Que mejor forma de prolongar nuestra juventud que alterar las células del envejecimiento a través de nuestro ADN? o mejor aún... ¿creando un genoma propio que evite el envejecimiento?

En este punto miró a los tres Bond con una enigmática sonrisa

- Sí, damas y caballeros... puedo decir que hemos conseguido crear ese genoma... aunque para ser honesta debo admitir que jamás lo habríamos conseguido sin la inestimable ayuda del MI6 británico ni... de Spectra. Gracias a ambas organizaciones pude encontrar los medios y la financiación para crear el Genoma Alfa... sin embargo era un proyecto tan ambicioso y tan antinatural- hizo una señal con las manos como si estuviera poniendo unas comillas a la palabra antinatural- que para poder concluirlo necesitaba que entrase dentro de la ilegalidad o la desesperación... por ello decidí dejarlo inconcluso para ver hasta donde llegaban el Servicio Secreto y Spectra... proporcionándome a mi encantadores conejillos de indias... sobre los que trabajaremos para continuar perfeccionando el genoma- démosle un fuerte aplauso a los señores Bond y a nuestro particular Lázaro.

Amplió su sonrisa, siniestra en esta ocasión... mientras el parte del público se hacía a un lado dejando hacer y otra parte comenzaba a acercarse a los agentes con la intención de reducirlos.

- Truco o Trato, queridos...

El doctor, el hombre delgado que había venido con Daniel y la señorita Green se rascó la barbilla.

- Esto se ha puesto interesante... quizás demasiado- dijo mientras miraba de reojo a los matones que se les estaban acercando- hay una táctica que siempre me funciona y que en esta ocasión lo mismo también...

En ese momento de entre los matones apareció un chino, todo bajito como suelen ser los chinos... pero con cara de enfadado que en un arrebato se quitó la parte de arriba del kimono y lo arrojó al suelo con toda su chulería.

- Vale... he visto suficiente...¡CORRED!- gritó mientras empujaba al primero que se le ponía encima y accionaba algo como una especie de mando a distancia que emitió un pitido haciendo que un foco callera al suelo provocando un elemento nada desdeñable de distracción y de paso... ponía pies en polvorosa

Roger había escuchado el discurso mientras se perdía entre el gentío fundiéndose con él... pero no pudo evitar detenerse y mirar a la científica con estupor... en ese momento una voz tan familiar como aterradora le habló a su lado.

- ¿No le parece encantadora?- Cuando Bond se giró vio como otro de sus mayores temores se materializaba, era el mismísimo Scaramanga, mirando casi con deseo a la dama.

- Nada me complacería más que atravesarle el corazón con la bala que lleva su nombre señor Bond... sin embargo ahora mismo no soy yo el mayor de sus problemas... esta encantadora dama quiere encerrarnos a todos en su laboratorio para extraer nuestra sangre y elaborar sus pociones milagrosas... podría ser divertido y hasta estimulante- Francisco Scaramanga miró con su enigmática sonrisa a Roger para añadir- pero se está demasiado bien vivo y rejuvenecido como para desperdiarlo de esa manera ¿no cree? la atención de todos está centrada en sus sucesores... si quiere ayudarlos mejor vivir un poco más... acompáñeme- le dijo escuetamente mientras comenzaba a retroceder para fundirse con el público y escapar de los matones que estaban acorralando tanto a Pierce y Daniel como a un tipo rubio que supuso sería un miembro de Spectra.

Mientras todo el tinglado se desarrollaba Silva pudo ver en su movil dos mensajes.

El primero de ellos era de Fran Sanchez

- Trampa... salgan cagando leches... salida por puerta 3.

El otro mensaje era del mismo Stravo.

- Fotos recibidas, proceda con cautela, otros tres Bond han sido localizados en España por Alec. Me aburro si no me cuentas nada más :(

Me quedé totalmente sorprendido al comprobar el cúmulo de acontecimientos. No solo el hecho de saber que Scaramanga estaba vivo me atemorizaba, lo peor era comprobar como aquella mujer del escenario estaba revelando todos sus planes sin pudor, con seguridad e incluso hasta con picardía ¡aquello era terrible!

Si había sido capaz de destapar su plan así significaba que tenía las de ganar, no le hacía falta la sutileza y el sigilo, por lo menos por ahora no... ¿pero porqué ha incluído a Spectra?¿también son sus peones como nosotros? Aquello explicaba la aparición de mis archienemigos.

"Ya solo faltaba cocoliso..."

Sonreí de manera irónica a Scaramanga.

- No sé si será cosa de la edad, pero hasta me creo que quieras echar una mano... por tu propio beneficio claro - El caos se había hecho con el control en la sala, mis compañeros estarían en peligro aunque que demonios ¡todos estaríamos en peligro! el MI6 se tirará de los pelos en cuanto sepa todo esto.

Miré directamente a los ojos de Scaramanga.

- Lo que tengamos pendiente es entre tú y yo, ambos somos caballeros y hemos reconocido a nuestro enemigo común, démosle una buena lección a tu amor platónico y después tendremos tiempo para la revancha -