Partida Rol por web

Entrecerré los ojos frente a las palabras de Scaramanga. Tenía razón, no estaba dándolo todo, mis decisiones no estaban siendo las correctas y para colmo no tenía una miserable arma. Estaba demasiado preocupado en mis compañeros como para centrarme en la misión ¡por eso siempre trabajo solo!

Miré al frente aceptando la reprimenda de mi revivido rival y me centré en lo que debió ser mi objetivo desde el principio: atrapar a esa mujer.

Observé a mi alrededor buscando cualquier pista o rastro de su paradero, con la ayuda de Scaramanga deberíamos poder hallarla sin problemas, tan solo esperaba que mis compañeros pudiesen sobrevivir al tiroteo, lo que menos necesitábamos ahora es sufrir bajas de buenos hombres (aunque no tan buenos como yo, claro)

Como era de esperarse de él no tuvo demasiados problemas para colocarse en otro lugar desde el que poder disparar esquivando los disparos que le estaban haciendo, a fin de cuentas eso era el pan de cada día para él hasta no hace demasiado. Lo único malo por el momento era que estaba ensuciándose más de lo que realmente le gustaba, pero ya se sabía si querías un trabajo bien hecho tenias que ensuciarte un poco.

Cuando Roger y Scaramanga salieron, la calle estaba sorprendentemente tranquila y muy bien iluminada, como si todo lo que estaba pasando en el interior del edificio no estuviera pasando.

- Mire- señaló el asesino con uno de sus largos dedos hacia un grupo de cuatro hombres y una rubia en el medio, iban directos hacia un coche- me encanta esa mujer- observó Scaramanga- sabe correr en tacones, es todo un arte...- aclaró mientras lo urgía a correr en pos de los transfugas.

Mientras los dos enemigos reconciliados se afanaban en ir en pos de Lange, la susodicha... que aprecer tener un ojo extra detrás de la cabeza, se dió cuenta de la presencia de ambos...

- A ellos...- dijo casi con pereza señalándolos con un dedo

Dos de los gorilas que la custodiaban se separaron para hacer frente a Scaramanga y a Roger mientras que la científica apuraba los últimos metros para entrar llegar al coche acelerando el paso con su elegante taconeo.

- Yo me ocupo, que no escape Lange- se ofreció Scaramanga dando un salto hacia un lado para evitar un proyectil recién lanzado por uno de los oponentes y devolviendo sendas balas.

Tanto Daniel como Silva consiguieron mover las caderas a tiempo para mantenerse a raya de los disparos y además quitarse de encima a dos de los matones que los acosaban... sin embargo Pierce no estuvo igual de fino, pues una de las balas fue a impactar directamente en su pierna derecha y además con saña.

- Vaya... - gritar no entraba dentro de su exquisita educación y su extraordinaria clase y menos delante de Daniel- esto es una incomodidad...- comentó en el suelo indispuesto y con mala cara, mientras trataba de taponarse la herida con la mano.

En aquel estado Pierce quedaba fuera de combate, pero aún quedaba un pistolero más que no pensaba cejar en su empeño de cargarse tanto a Silva como a Daniel.

- ¡Ya me tenéis harto!- bramó el susodicho- Estiraa...- las palabras del individuo se perdieron en el aire mientras este caía hacia el frente con cara de sorpresa.

Dos jóvenes y atractivas mujeres se encontraban detrás, las acompañantes de Silva y Daniel respectivamente, que parecían haberse puesto deacuerdo para dejar KAO al pistolero, la señorita Green portaba los restos de un jarrón, mientras que Ariadna llevaba una improvisada cuerda con la que se puso rápidamente a maniatar al caído.

Reí ante el comentario de Scaramanga.

- Veo que las damas han huido de ti en muchas ocasiones ¿verdad? de ahí que aprecies dicho "arte". Yo por fortuna rara vez las hago escapar de mi, ahí siempre te ganaré - le guiñé un ojo mientras agradecía el gesto de que se encargase de los gorilas. Ahora al menos tenía un compañero con el que compartir la carga de la tensión del combate. Desde luego su iniciativa era impecable ¿me estaría quedando atrás?

- Señorita Lange, créame cuando le digo que somos unos caballeros muy mimosos, yo si fuese usted no tendría tanta prisa por huir - grité mientras me abalanzaba a su posición, sabiendo que los guardias serían un bloqueo importante.

Debía pensar rápido ¿me centraba en los guardias?¿arremetía contra Lange?¿O buscaba la alternativa inteligente?

Silvo cuando veo cómo termina todo.

Genial, chicas.

Las felicito. Pero Pierce está mal y miro hacia Daniel, al cual le dedico una sonrisa.

No bailas mal, pero tu compañero necesita ayuda. Y vosotros también. ¿No os parece?

No suelto mi arma, aunque la bajo apuntando al suelo para seguir con mi mirada en todo el entorno, preparado por si hay alguna otra sorpresa por parte de nuestra querida Lance. Me arreglo el traje con una mano, me siento bien. Realmente bien. No me he olvidado de cómo jugar a esto.

Un fuerte sonido a cerámica rota y el baile de disparos cesa al momento. Allí están en pié la señorita Green y otra bella mujer desconocida. La señorita green porta los restos de lo que parece un valioso jarrón y una sonrisa encantadora que hace olvidar a cualquiera lo sucedido segundos atrás.

Al verla me levanto, y sacudo el polvo de mi esmoquin. Todo esto ha sido un pequeño ejercicio sano para tonificar los músculos, le respondo con una sonrisa y una mirada de complicidad.

Sin embargo mi satisfacción se esfuma al ver de nuevo el rostro de Silva, y además el muy villano osa dirigirme un cínico comentario.

Mi respuesta instintiva es volarle la cabeza de un balazo y rápidamente le apunto con mi arma. Sin embargo acabar con él sería muy fácil y rápido, pero hay algo que me impide apretar el gatillo, tal vez la curiosidad, o lo extraño de la situación... Mi arma sigue apuntando a la altura de sus ojos.

Dame un puta razón para que no acabe otra vez con tu vida!!!!

Aquel tipo le había disparado y había acertado, la herida era bastante fea y Pierce en esos momentos se disponía incluso dese donde estaba a disparar al matón, pero al parecer unas mujeres le detuvieron, eso era una buena noticia ya que así tenía tiempo para ocuparse de su herida, no era la primera vez que le herían de esa forma y tal vez por eso sabia como actuar.

Con cuidado se quita la corbata para hacer un torniquete y evitar que la herida siga sangrando de esa forma. Al mismo tiempo parece que Daniel está apuntando con un arma a Silva, el observa y mientras se hace el pequeño “remiendo” dice:

• De hecho, yo diría que lo que ha pasado aquí es más complejo de lo que pensábamos en un principio compañero.

Le he limpiado uno de los tiradores a tu amigo, Daniel.

Digo, haciendo una reverencia perfecta que contrasta con mi tono casi divertido.

También hay que tener en cuenta que no te estoy apuntando... ¡y tú sí! ¡Qué desconsiderado, amigo mío!

Recrimino, de un modo fraternal. Niego con la cabeza y me toco la nariz.

Buen olfato, Pierce. Pero parece que Daniel está más interesado en mi presencia que en solucionar esto. No sé si sentirme halagado.

La científica detuvo un momento su avance cuando escuchó a Roger, al hacerlo los gorilas que al acompañaban se apresuraron a coger sus pistolas y apuntar al tercer Bond con ellas.

- ¡Ah! es usted señor Roger- se volvió hacia él con elegancia sin despeinarse- En verdad no pensé que ninguno de vosotros pudiera sobrevivir a la fiesta que os tenía preparada. Había olvidado lo tenaces que sois los 007... ¿Dígame una cosa? ¿por qué simplemente no os dejáis morir?

- Sería más sencilla, menos doloroso para vosotros y mucho más económico para mí- los gorilas estuvieron a punto de disparar a bocajarro a Roger, pero Lange quiso añadir algo más- en realidad mi idea inicial era hacerme con uno de vosotros para estudiar las reacciones del genoma alfa. Tengo unas instalaciones muy cómodas en Suiza, ¿Le apetece venir? sería nuestro invitado de honor

La sonrisa macabra de la mujer se acentuó mientras miraba al tercer Bond segura de su victoria.

La señorita Green no pudo evitar devolverle la sonrisa a Daniel, había algo que los atraía a ambos y eso era algo evidente, que estaba haciendo que Eva tuviese más conciencia de algo, que aún se le escapaba. Se le veía más segura de sí con cada minuto que pasaba. Por su parte la acompañante de Silva parecía más asustada, aquello de los tiros y las muertes no formaban parte de la educación que había recibido, tras maniatar al matón y ver como el Bond actual apuntaba a Silva se puso más nerviosa, pero pese a sus miedos se adelantó para ponerse entre el arma del rubio y Silva.

- Su amigo tiene razón...- balbuceó casi temblando- a Silva también le han disparado... y os ha ayudado con esos- señaló el cuerpo de uno de los matones que estaban tirados en el suelo a media que iba hablando la confianza de la chica se iba incrementando.

- Creo que ahora no somos vuestros enemigos y que dedeberíais ayudarlo a él- señaló en aquella ocasión a Pierce que había conseguido hacerse un torniquete pero que odbiamente necesitaba atención.

En aquel momento el walkie que Silva llevaba oculto sonó, se trataba de una voz masculina con acento latino.

- Silva... ¿Me puedes decir que demonios hace Scaramanga ayudando a uno de esos estirados? Persiguen a una rubia... ¿Qué me he perdido?

Siéntete como te salga de los cojones! Contestó Daniel.

Daniel, observó a la joven de reojo que se había interpuesto entre su arma y aquel psicópata.

Señorita, le aconsejo que no se interponga entre esta arma y su "amigo". Dijo Daniel enfatizando la última palabra.

"Amigo mío", dijo irónicamente Daniel a Silva. Aún no me has dado un razón de peso para que aparte el arma. Parece mentira que un ex-agente como tú no recuerde la guerra fría. ¿Acaso piensas que disparar juntos a los nazis hizo que Rusos y Americanos acabasen siendo amigos?... Tienes una última oportunidad, así que si quieres seguir ... ¿vivo?, será mejor que la aproveches. Dame una razón convincente para que te deje vivir...

Daniel vuelve de nuevo su atención a la joven que se interpone entre ellos. ¿Quiere realmente ser de utilidad?.. Haga entonces el favor de apartarse y ayude a ese hombre a taponar esa herida, la señorita Green le puede ayudar. Dijo señalando a Pierce.

Pongo los ojos en blanco cuando Daniel habla. Niego con la cabeza.

Eres inteligente... pero creo que te darás cuenta de que los nazis continúan vivos. Tenemos un objetivo común... y si me dispara tendrá la mitad de posibilidades de conseguirlo.

Extiendo mi mano para apartar a mi compañera y avanzar un paso hacia Daniel.

Si vas a disparar, hazlo ya. Podría haberte matado, y no lo he hecho. Podría haber dejado que acabasen con su compañero, pero en su lugar decidí salvarle la vida. Ahora mismo podría estar apuntándole... pero no lo he hecho. Si necesitas más pruebas de que estoy contigo, no puedo dártelas, así que decide. Disparar o no, el tiempo corre en nuestra contra, y en la de tu compañero.

Miro entonces hacia mi radio.

Y tengo a gente en espera.

Me coloco frente a él, con su arma contra mi pecho y ambas manos mías bajadas, ladeando la cabeza y aguardando a ver cómo reacciona.

¿no puedes darme razones para que te perdone la vida? Daniel sonrió.. Me lo imaginaba, pero me gusta que lo reconozcas.

Te lo voy a poner fácil. contestó Daniel. ¿Para quien trabajas? y... ¿Qué te mueve para intentar cazar a estos tipos?. Son preguntas sencillas, responde y si la respuesta me satisface pospondré tu muerte unas horas o tal vez unos días. Sigue justificandote en que nos has salvado la vida y perderás ahora mismo la tuya. Es tu última oportunidad. Amenazó Daniel.

Pierce estaba observando la conversación, pero estaba más atento a terminar el torniquete, cuando su compañero dice el ultimo comentario suspira y añade:

• Señores, están asustando a las damas con el tono que están tomando, porque no relajamos el tono y hablamos como caballeros civilizados que sin duda somos y resolvemos todas las dudas con sinceridad para salir de esta situación

Daniel le responde a Pierce.

- Agradezco tu aportación compañero, pero mejor déjame este tema a mi. Tú preocúpate de sangrar bien....

Cuando escucho a Pierce, asiento, pero no dejo de mirar a Daniel directamente a los ojos.

Trabajo para mí mismo, como siempre, aunque algunos crean que lo hago para ellos. La muerte me ha dado una segunda oportunidad, y no me gustaría desperdiciarla aquí y ahora -en mi tono se puede notar que el tema empieza a cansarme-. La doctora es quien tiene las respuestas que busco, y es por eso que es mi objetivo. Sigue jugando al poli malo y amenazándome, y juro que hoy uno de los dos no sale vivo.

Esta vez sí que disparo una amenaza.

Uno intenta ser un buen tipo y se dedican a tratarlo como un enemigo de la más baja calaña, cualquiera diría que hemos sido compañeros y rivales en el pasado. Además ¿no nota que falta un compañero suyo? ¿No le parece casual que haya desaparecido justo cuando todo ha comenzado?

Daniel mantiene su mirada fija, penetrando en los ojos de Silva, mantiene el silencio...durante unos segundos. Hasta que finalmente, relaja su mano y deja caer lentamente el brazo con el que apuntaba a Silva.

Por Fin!... Dice. Una respuesta sincera del señor Silva. Colaboraremos, pero no me pretendas vender nunca tu amabilidad pues sabré que me estás mintiendo.... en ese momento VOLVERÁS a ser hombre muerto!

Daniel se acerca a una mesa y coge una servilleta, la moja en una botella rota de vodka y se la lanza a Pierce. Venga, señorita! límpiate esa pupa y pongámonos en marcha, aquí ya hemos perdido demasiado tiempo!.

Sonreí a la Srta. Lange mientras asentía.

- Pensaba que alguien con su experiencia habría sabido calibrar los recursos a emplear para eliminar a un equipo como el nuestro. La próxima vez tendrá que contratar a otra persona para que gestione a sus gorilas - finalicé con un guiño mientras usaba el reloj cuyo diseño inició el bueno de Félix para atraer armas a través del imán.

Busqué la pistola más cercana para hacerme con ella y usarla para darle la vuelta a la situación: ahora estaba armado y con la Srta Lange a tiro, un fantástico momento para solicitar una rendición honrada.

- Uhhh ¿Suiza? En el fondo este corazoncito está muy mayor y el frío afectaría a mis huesos rejuvenecidos... aunque si tengo buena compañía podría entrar en calor - me quedé unos instantes divagando recordando aquellas mujeres tan espléndidas que me han acompañado a lo largo de mi carrera.

- Bueno - preparé la pistola dejando el dedo bien fijo al gatillo.

- ¿Se rinde o disparo? - No me importaba morir aquí y ahora si con ello cumplía la misión. ¡Mejor en acto de servicio que jubilado y aburrido!

A Pierce le dolía tanto la herida que se guardó el comentario que se le había pasado por la cabeza con respecto a Daniel... aunque eso no quería decir que se la devolviese en cuanto tuviera ocasión... que le curara la pupa, menudo niñato sin clase, le demostraría como se comportaba un verdadero Bond, nacido para espiar al servicio de su majestad.

En esas estaba cuando el hombre delgado que les había presentado Daniel apareció de detrás de unas cortinas y sin perilla... parecía alterado.

- La doctora Lange se va... se nos va a escapar... vamos, rápido...

Al mirar a Pierce se quedó como paralizado.

- Sangre, pierna... menudo balazo le han metido, déjeme ayudarle- se ofreció colocándo a Pierce en una posición más cómoda, sacando un enorme pañuelo de unos de sus bolsillos y una especie de pinzas- no se si sacarle la bala o dejarla dentro- le soltó mostrándole las pinzas con sus ojazos azules abiertos de par en par- Suelo tener buen pulso ¿se fia de mi? puedo sacarle la bala en un tris aunque le quedará cicatriz y puede que se eche a dormir, depende de su capacidad física- se sinceró

- A todo esto... creo que vuestro compañero salió por esa puerta- señaló una puerta de emergencia parcialmente abierta- yo me puedo encargar del caballero, luego podemos alcanzarles.

La señorita Green aprovechó la coyuntura para hacerse con un arma y revisarla dispuesta a seguir al rubio de sus amores y al otro... "rubio" mientras que Ariadna se arrodilló junto a Pierce para tratar de asistirlo.

Daniel comprobó su arma y miró de soslayo a Silva, el que lo hubiera aceptado no significaba que hubiera perdonado todo lo ocurrido en Skyfall, pero de momento tenía un problema más apremiante.