Partida Rol por web

El recepcionista miró a Daniel enarcando una ceja para compañar ese gesto con una sonrisa.

- Le aseguro que hemos encontrado con el modelo ideal para usted señor Craig, por favor acompañeme- le indió saliendo del mostrador dejando a su compañero al cargo para ir personalmente con uno de sus mejores clientes- Me he tomado la libertad de elegir el color y la gama, confio en que lo encontrará a su gusto- añadió saliendo por la puerta principal del hotel mientras le cedía el paso a Daniel y le mostraba un precioso modelo Aston Martín Rapide S rojo cuatro plazas

- ¿Señor?- indagó con media sonrisa con las llaves en la mano para entregárselas al actual Bond y le diera su aprobación.

La muchachca sonrió ante la propuesta de Silva, dejarle a ella que fuese la que eligiera a los acompañantes la había descolocado y halagado al mismo tiempo.

- En mi opinión creo que usted- le dijo a Silva- tendría que acompañarme, al fin y al cabo es quien está designado por Stravo como responsable, con respecto a quien más debe venir- miró a Scaramanga- me agradaría que también nos acompañara, es usted quien ha contactado conmigo y es un hombre con tacto y etiqueta, estoy segura que usted- miró en esta ocasión al exnarcotraficante- estaría más cómodo atento al exterior... pero vamos esta es mi opinión, son ustedes los que deben ponerse deacuerdo- sonrió

Al cabo de un rato cuando se resolvió el tema de los acompañantes, Scaramanga sugirió que se preparasen para la cena de gala y estuvieran listos en dos horas, al transcurso de dicho tiempo la primera en aparecer fue precisamente la dama, atabiada con un elegante vestido color azul eléctrico y un generoso escote en la espalda.

- ¿Están listos caballeros?

El puñetazo de Roger fue certero, estaba claro que le tenía ganas a ese hombre... dios africano o lo que fuera, pues con precisión milimétrica le cascó un soberano mamporro en todos los morros que hizo que a Samedi se le quedara la cara de idiota y un bonito flemón en el lado izquierdo... el de la parte pintada de blanco.

Frustrado lanzó el mismo un contraataque al estómago de Roger... pero las caderas del tercer Bond habían recuperado su swim y con una ágil finta esquivó el ataque del barón. Al darse cuenta de lo fácil que le había resultado, Roger no pudo evitar mirar a Samedi con cierta chulería... pero elegante, claro que él era un caballero.

De manera que el barón le devolvió una mirada airada acompañada de un rápido vistazo hacia sus hombres, quienes volvieron a acercarse a Roger, pero el sonido de los niños jugando en el parque y las voces de algunos paseantes que se habían empezado a dar cuenta de que pasaba algo y comenzaban a acercarse, hizo que el Baron recuperara la sonrisa hizo una inclinación saludando con la chistera.

- El Baron Samedi podría reducirte con sus fieles, podría hacerlo ahora mismo con un chasquido de estos dedos... y tan rápido que ni te darías cuenta... pero demasiados ojos... demasiados y para lo que tengo pensado hacerto, necesito intimidad... JA,JA,JA,JA,JA

Samedi rió estruendosamente y tras realizar una especie de número de danza y cante extraño, se retiró tan rápido como se había materializado.

Roger permaneció unos segundos clavado en el sitio con el corazón palpitando por efecto de la adrenalina y con un regusto bastante amargo... ¿Qué puñetas pensaba ese pedazo negro hacer con su cuerpo? no pensar, mejor no pensar y rogar por no tener que volve a encontrarlo... varios curiosos se acercaron entonces a él interesándose por lo que había pasado, mientras tanto pudo ver el mensaje de Daniel... había una fiesta, con lo que le gustaban a él, pero... ¿Cómo conseguía la entrada? Quizás iba siendo hora de volver al hotel y tratar de localizar a Daniel o Pierce o realizar alguna llamada.

Echaba de menos la acción que suponía el frenesí de la batalla, hacía décadas que no empleaba mis puños para ajusticiar al malhechor... y ahora aquel sudor sobre mi frente y esa sensación en el paladar me llevaban directamente a aquellos años de aventuras, peligros, pasión y sin lugar a dudas diversión.

No tardé en salir de mis pensamientos en el momento que los curiosos se acercaban.

- Amigos no os asustéis, se trata de un... de un corto para un film de acción... y no tratéis de buscar las cámaras, están ocultas - reí de manera nerviosa. 

- Volved a vuestras rutinas - sin pensármelo dos veces me acerqué a uno de los curiosos para "tomar prestado" su bebida, tenía que refrescarme y más si tenía que recuperar fuerzas para entender el teléfono móvil que al parecer tenía un mensaje o algo así.

Traté de responderle lo mejor que pude

Buen trabajo compañero. ¿Quedamos en algún lugar? Yo necesito volver al hotel para una ducha.

 

O eso era lo que le hubiese gustado decir, porque el mensaje de texto ponía al final fue:

Buen tirando modelo. Quedamos en algo lugar?. Yo negro duro volver al hoteles para una duda 

 

¡Maldito autocorrector! 

Pierce sonríe a lo dicho por la mujer mientras añade:

• Por supuesto será un placer verla ahí esta noche y si es cierto, la providencia parece que nos ha situado en la misma tienda… parece que hice bien en comprar el recuerdo antes que entrar en la clínica.

Cuando la mujer hizo el amago de pagar el de forma caballerosa indico que no, que lo haría el, con una simple:

• Por favor… ya sabe cómo somos los ingleses, además con la ayuda que me ha prestado a elegir el obsequio y mostrarme este hermoso lugar como podría dejarle pagar.

Una vez estuvo solo miro el mensaje y escribe:

Nos vemos en el hotel, tengo invitaciones y “gancho” para esa fiesta

Daniel Sonrió al hombre de la recepción. - Estoy seguro que han acertado con la elección, como siempre!. Daniel alargó la mano y recogió la llave.

Saludo con un gestó al hombre de la recepción y salió por la puerta.

El coche estaba aparcado justo en la puerta, un precioso Aston Martin Rapide S color rojo metalizado. Era un modelo que nunca había conducido Daniel pues la mayoría de Aston Martin solían ser de dos plazas.

Daniel se sentó en el cómodo asiento de piel y alcántara, el salpicadero era muy sinmilar al del DBs que había llevado en varias ocasiones, aunque esperaba de corazón que este no acabara como los DBs. Introdujo la llave y la giró, el motor rugió como solo lo hace un V12 sin embargo en el interior no se percibía ninguna diferencia, solo cuando pisaba el acelerador la vibración del poderoso motor se trasmitía a sus manos.

Daniel engranó la primera marcha y salió suavemente por la amplia avenida, como aún tenía algo de tiempo antes de la hora en la que había quedado con el Doctor y la señorita Eva aprovechó para probar aquel excelente vehículo aunque las carreteras noerteamericanas no eran el sitio más adecuado para sacarle todo el partido a un superdeportivo tan exclusivo.

Dió una pequeña vuelta por la gran manzana y luego volvió hacia el hotel pues ya era la hora de recoger a sus acompañantes.

Chica lista... me gusta tu capacida de análisis.

Halago con sinceridad. Miro a mis compañeros.

La dama ha hablado.

Como buen caballero inglés, siempre viajo con traje, siempre viajo preparado, de modo que tenía un traje ideal. Pero no todo puede ser perfecto siempre, no tenía en mente ir con una compañera tan hermosa y no tenía algo adecuado para tal ocasión, de modo que aprovechando el lapso de tiempo que regala Scaramanga hago una escapada rápida a alguna tienda cercana para comprar el complemento perfecto.

Al volver escribo un mensaje al líder de Spectra diciendo que pronto le mandaré los planos de la base* e informando que estamos detrás de la pista de Langue, y preguntando si tenemos acceso a algún tipo de cachivache de alta tecnología para la misión. Sí, creo que es una de las cosas que más hecho de menos de la vieja escuela.

Pero no importa, me ducho, me acicalo perdiendo el tiempo necesario hasta estar perfecto, como si fuese un gato coqueto. Me enfundo la camisa, los pantalones. Me miro. Quizá, y sólo quizá, esta noche sea memorable. Me recuerdo. Cinturón, chaqueta, pañuelo, zapatos, pasa corbatas. Perfume. Soy un caballero, y es algo que debe notarse.

Me miro, contento del resultado. Vuelvo entonces con mis compañeros. Y cuando ella aparece debo esforzarme por no quedarme boquiabierto. Es jóven... pero hermosa. El azul le sienta bien y ese recogido ha debido llevarle su tiempo, pienso. Me acerco hacia ella con un paso calmado hasta tomar su mano para besarla.

Arrebatadora.

Mi sonrisa se amplía entonces con cierto aire de malicia.

Sin embargo... No sería bueno que ese cuello estuviese desnudo.

Es entonces cuando el complemento que bajé a comprar hace aparición. En mi mano una pequeña caja fina y elegante lo protege y en su interior aguarda a ser llevado.

El móvil de Roger recibió un mensaje de Pierce. Parecía que el quinto Bond había tenido la consideración de hacerse con una invitación para él.

Nos vemos en el hotel, tengo invitaciones y “gancho” para esa fiesta

De manera que Roger le envió un msn... ya un washap era pedirle demasiado... pero con el lio de las teclas terminó por mandar algo ilegible.

Buen tirando modelo. Quedamos en algo lugar?. Yo negro duro volver al hoteles para una duda

Pierce tuvo que releer varias veces el mensaje para enterarse, pero no había sido agente Bond por nada... así que finalmente consiguió saber lo que Roger le había querido decir

Buen trabajo compañero. ¿Quedamos en algún lugar? Yo necesito volver al hotel para una ducha

El día se había presentado bastante productivo, de una forma u otra todos los Bond habían conseguido recopilar información valiosa y además converger en la fiesta presentación que aquella noche iba a dar lugar en la clínica Hermes. Para ello los tres Bond destinados a EEUU decidieron presentarse en el hotel y tras una reconfortante ducha y un merecido descanso, se prepararon para la ocasión vestidos en smoking, por supuesto.

 Para ir a la clínica Daniel decidió ir por su cuenta en un precioso Aston Martin rojo, al aparcar junto a la puerta y bajar del coche no lo hizo sólo.

Daniel ayudó a bajar a una preciosa mujer atabiada con un vestido rojo a la que ayudó de manera caballerosa, pero la dama no fue la única persona que acompañó al actual, sino que además bajó del coche un hombre delgado que por su aspecto y acento debía ser inglés

A los pocos segundos apareció un coche blanco de aire retro pero con un espléndido sonido de motor, toda una belleza en el pasado pero que sin duda tenía sus adeptos en la actualidad, pues un clásico siempre era un clásico. Se trataba del Lotus Esprit de 1977 que Roger utilizó en muchas ocasiones y que le fue restituido en su mejor forma por cortesia del viejo Félix. Para el tercer Bond fue la mejor sorpresa que había recibido en mucho tiempo, hasta casi llegó a llorar por la emoción.

Así pues Roger se apeó del coche orgulloso y satisfecho, pero tampoco lo hizo sólo, del asiento de coopiloto bajó Pierce al que también parecía haberle gustado la vuelta en el Lotus.

De manera que los tres Bond y sus acompañantes coincieron en la entrada de la lujosa clínica con sus correspondientes entradas.

El día no parecía haberse dado tan mal, a pesar de que Silva pensara que había desperdiciado el tiempo... en realidad había recopilado información valiosa y constatado que Scaramanga era un psicópata con estilo, que hasta se las había ingeniado para que aparecieran en la clínica en un Ferrari de aspecto deportivo color tiburón... no podía haber estado más acertado... el coche le resultó tan de su gusto que se permitió una vueltecita por Nueva York acompañado de su encantadora compañía femenina... no podía empezar la velada de mejor forma...

Scaramanga y Frank llegaron por sus propios medios no mucho después que Silva, que ayudó a bajar a la señorita de manera caballerosa, la dama lucía radiante la joya que le había regalado y ambos se aproximaron a la entrada cogidos del brazo. Detrás suya ya se encontraba Scaramanga vestido de manera impeclabe, el smoking le hacía parecer aún más alto, el francotirador ya había desaparecido de su radio de acción, buscando el mejor sitio para ocultarse sin ser visto.

- Mire...- le llamó la atención Scaramanga señalando un coche blanco de estilo retro siendo aparcado por un empleado de la clínica.

Al reparar en el, a Silva no le dijo nada... pero parecía ser que a su secuaz sí.

- Es de él... seguro- dijo el hombre de la pistola de oro con brillo demencial en la mirada.

Bajé del coche casi con la sensación de que estaba abandonado a un hijo. Menuda preciosidad... cambiaría a mi mujer por tener a esa joya en mi garaje ahora mismo.

Félix era un fuera de serie, reencontrarme con él ha sido un regalo, pero no podía dejar que mi mente se distrajera con los cumplidos cuando teníamos una misión por delante.

Era increíble como mis compañeros habían logrado hacerse con unas invitaciones tan exclusivas ¡menudo nivel! y nuestra entrada ha sido más que espectacular.

- Menudo bombón trae nuestro amigo Daniel - susurré mientras sonreía a Pierce.

Me ajusté el traje y pasé por delante del gorila sonriendo con orgullo, nadie nos puso problemas y teníamos acceso total al lugar.

- Estamos dentro caballeros... ¿os hace una copa antes de comenzar? - sonreí esperando una respuesta afirmativa.

Pierce estaba siendo llevado a la fiesta por Roger, mirando por la ventanilla comenta a su compañero:

• Bueno… querido chofer… recuerda que yo estoy aquí por motivos de trabajo y represento a un grupo importante de  inversores y de empresas de todo el mundo a los que les interesa hacerse con una clínica como está tanto en Europa como en Asia…

Le recordó mientras viajaban porque ya en el hotel también se lo dijo a Daniel, era importante cuadrar las historias. Al llegar al lugar de la fiesta sonríe cuando una camarera se acerca a darles una copa, con cuidado la toma y dice a Roger:

• Si… no está mal, pero nunca hay que olvidar que las mujeres más hermosas son las más peligrosas, ahora si me disculpáis, creo que voy a dar una vuelta a echar un vistazo

Decía con una amplia sonrisa, mientras caminaba hacia el interior de cierta forma mirando todo y observando distraídamente.

Al fin llegamos, tras agradecer al traficante su esquisito gusto y quemar algo de rueda, como dirían los zagales de hoy.

Me siento bien, jodidamente bien.

Llegamos entonces a la fiesta, dejo las llaves al aparcacoches de turno con un gesto amable y una velada advertencia si osa rayarlo, seguimos et... voilá! Un coche... arcaico. Falto de estilo. Lo observo, aún siento la adrenalina corriendo por mis venas y me hace sonreír mostrando la fila superior de mis dientes, como si fuese un depredador.

Creo que hoy todo va a salir perfecto.

Indico a mis compañeros, pudiendo leer los ojos del hombre alto. Con un poco de suerte, un Bond menos sería una buena guinda para el pastel de hoy.

Con mi compañera del brazo y el hombre de la pistola tras de mí, nos disponemos a entrar en el evento, confiados de no ser igual que los demás, pero sin llamar de más la atención*, paso seguro y mirada atenta: debo localizar a cualquier bond que haya en la sala, al parecer no estamos sólos. Al pasar uno de los monos de la entrada se me pone delante, me mira con cierto desprecio, probablemente celoso de mi acompañante, aunque sin prestarle atención le muestro las entradas y él emite una especie de gruñido, pero nos deja pasar, me pregunto si realmente es algún tipo de eslabón perdido o sencillamente la juventud se va a la mierda en este lado del charco.

Algunos paparazzi hacen fotos en la entrada para hablar del evento y no dejan pasar la oportunidad para tratar de fotografiarnos, pero la peligrosa presencia del tirador tras de nosotros hace que se lo replanteen mejor. De este modo hacemos acto de presencia, buscando nuestros lugares, buscando a los Bond, y a nuestro objetivo. Una noche la mar de completa, sí.

Pierce fue el primero en acceder a la estancia, todo un lujo para la vista y un privilegio pues la flor y nata de la sociedad neoyorquina se encontraba allí. Gente del espectáculo, políticos, empresarios... estaba claro que Hermes era más que una clínica de estética y que los americanos eran unos maestros en el arte de vender sus productos... no podía ser de otro modo teniendo en cuenta quienes habían sido sus mentores.

 Roger siguió por inercia al quinto Bond mientras Daniel también se internaba en el hall dedicando parte de su atención a la bella acompañante que caminaba a su lado, por la forma de mirarla tanto Roger como Pierce se dieron cuenta de que era especial para él, pero sus asuntos, eran suyos y estaban allí por una misión en concreto, de manera que lo dejaron estar mientras centraban sus esfuerzos en otros menesteres.

En el lujoso salón de bienvenida los camareros comenzaron a hacer su ronda ofreciendo toda una variedad de exquisitos canapes servidos en bandejas de plata. Una delicia para el paladar y la vista por el contraste de colores.

Lógicamente la bebida también era abundante, el vino era realmente bueno y ni que decir del champange... la bebida preferida de Roger que en aquella ocasión pudo degustarla sin que su mejor le recordase la cantidad de bebida recomendable para su tensión... juventud divino tesoro.

- Señor Pierre...- interrumpió la charla que estaban teniendo Pierce y Roger una voz femenina, al girarse ambos Bond descubrieron a una mujer de unos sesenta años bastante atractiva para su edad, de figura delgada y exquisitos maneras- Me alegra que halla venido- le sonrió ampliamente al mismo tiempo que dedicaba una mirada curiosa a Roger- veo que finalmente ha venido acompañado- miró al tercer Bond esperando ser presentada.

Silva fue el primero en acceder a la estancia, mientras Scaramanga se perdia como un sabueso oliendo su presa. Aquello era todo un lujo para la vista y un privilegio pues la flor y nata de la sociedad neoyorquina se encontraba allí. Gente del espectáculo, políticos, empresarios... estaba claro que Hermes era más que una clínica de estética y que los americanos eran unos maestros en el arte de vender sus productos... no podía ser de otro modo teniendo en cuenta quienes habían sido sus mentores.

En el lujoso salón de bienvenida los camareros comenzaron a hacer su ronda ofreciendo toda una variedad de exquisitos canapes servidos en bandejas de plata. Una delicia para el paladar y la vista por el contraste de colores.

Lógicamente la bebida también era abundante, el vino era realmente bueno y ni que decir del champange... una bebida espumosa que siempre era bienvenida en las copas de espera y que además tenía la textura de la mejor bodega francesa.

Mientras saboreaba la bebida acompañado por la belleza que llevaba a su lado, los ojos de Silva no dejaban de recorrer a los presentes, sabía que aquella noche sería especial... algo le decía que encontraría lo que buscaba... lo malo es que había muchos rostros... demasiados...

Entonces Ariadna le hizo centrar su atención en una pareja.

- Me encanta su vestido...- comentó refiriéndose a una joven de cabello negro y ojos verdes atabiada con un vaporoso vestido rojo, la dama iba del brazo de un fornido caballero rubio que se encontraba de espaldas atendiendo a su acompañante.

Silva agudizó la vista... aquella silueta le resultaba familiar. El villano contuvo el aliento manteniéndose en su sitio, desde allí podía ver sin ser visto... entonces el rubio se dio la vuelta confirmando las sospechas de Silva... era él, el actual Bond se encontraba a tan sólo unos metros suyos.

Pierce caminaba por la zona, era una fiesta como otra de tantas que había estado, tenía a su lado a Roger cuando escucha la voz de aquella mujer, con una galante sonrisa le observa y saluda cortésmente mientras dice:

- Buenas noches... Es una velada realmente exquisita, parece que tendré que felicitar a la persona responsable de ella.

Sonríe de nuevo e indica a Roger que se acerque:

- Señora Goodie él es Roger es mi ayudante en el asunto de evaluar las posibles inversiones de nuestros clientes asia-europeos, Roger ella es la señora Goodie la dama con la que estuve hablando esta tarde.

Cuando toca tener a profesionales como compañeros todo resulta mucho más fácil. Durante unos instantes estuve pensando qué personalidad adoptar para seguir con la tapadera, pero fue el bueno de Pierce quien con exquisitez logró introducirme ante aquella mujer.

- Es todo un honor conocerla Srta. Goddie, que conste que aunque sea el ayudante de mi compañero, estoy totalmente disponible para atenderos en cualquier menester - sonreí de manera picarona, casi infantil mientras me inclinaba con elegancia inglesa y le besaba la mano.

Dicho aquello llevé mis manos a la espalda y observé con notoriedad los canapés ¡porque la alta cocina de este siglo busca hacer formas y combinaciones tan extrañas! Después era todo muy bonito y pasaba hambre.

De manera sutil y sin quedar maleducado, di un pequeño giro para adelantarme a la bandeja y tomar algún canapé, quizás era buena idea dejar algo de intimidad a Pierce con aquella mujer.

No tado casi nada en apropiarme de un biscuit de salmón con crema de queso y llevarlo a mi boca para saborearlo despacio, deleitándome de los manjares que ofrecen aquí.

Acto seguido una copa espumosa con un buen cuerpo y un mejor paladar, aunque únicamente mojo mis labios.

Entonces mi compañera recae en la atención de un precioso vestido portado por una hermosa dama. Me fijo mejor... y mi compañero también lo hace. Lo miro, ladeando la cabeza muy ligeramente.. y mi compañero lo reconoce antes que yo.

Por mi parte sonrío, como si no pasara nada, buscando con la mirada un sitio desde el cual poder vigilarlo todo y a su vez no ser vigilado. En voz baja comento, sólo por confirmar lo obvio, a mi compañera.

Ella ¿cierto?

Mientras tanto, mi mente ya está planeando algo... distinto, divertido.

Mientras espero a que me responda, llamo a uno de los chicos de las bandejas. Y miro mi reloj.

Falta poco para que comience el espectáculo.

La mujer sonrió coqueta ante la galantería de los dos ingleses, el tacto de la señora Goldie era estremadamente suave y desprendía un exquisito perfume, que sin duda Roger recordaría... todo un acierto para una dama de su clase. Pero había algo más... algo que Pierce en su primer encuentro no se percató, pero que al ver como Roger se detenía unos segundos mirando el brazo, lo vió al igual que él... se trataba de un tatuaje céltico redondo que había quedado al descubierto por la ausencia de mangas del vestido que llevaba la dama y que tras el cortés saludo del tercer Bond volvió a ocultar tras la pañuelo de seda negro que llevaba rodeándole la cintura echado sobre los antebrazos.

- El placer es sin duda mío- dijo complacida- no todos los días se encuentra a dos auténticos caballeros como ustedes- volvió a sonreir tapándose graciosamente la boca con los dedos ante las palabras de Pierce para añadir- me adula usted Pierre, reconozco que gran parte de la organización de este evento ha sido cosa mía... cerebro que les resulte tan de su agrado y confió en que podamos llegar a un acuerdo provechoso. Como seguramente le habrá comentado su compañero, estamos muy interesados en introducirnos en el mercado europeo y Londres es uno de nuestros principales objetivos... pero eso es algo que sin duda tendremos tiempo de hablar a lo largo de la velada- añadió al observar como Roger le echaba el ojo a la bandeja de los canapes- el de salmón es un acierto seguro- le sugirió a Roger sonriente mientras se hacía con una copa de chanpange y cogía ella misma uno de los canapes sugeridos

Mientras los agentes se hacía con su copa y degustaban las exquisiteces que se les ofrecía el maestro de ceremonias anunció que en breve se celebraría el acto en sí, en la sala continua al salón donde se encontraban. En dicha estancia se habían dispuesto mesas redondas y un escenario donde se encontraba material informático y varios micrófonos.