Partida Rol por web

Otosan Uchi se viste de gala para recivir el Festival de Primavera.

Las calles se llenan de farolillos, y las gentes se ponen sus mejores galas para ver como la primavera llega a la vida de los Rokuganeses un año mas.

Como cada dia, la residencia de Otomo Fujimaki Sama se despierta con el cantar de los pajaros y la fragancia del desyuno. Pero hoy, el dia despunta con una frescura atipica, recuerdo del invierno que hace poco acabo.

Como siempre, Hideki san, la mano derecha de Fujimaki Sama os toca en la puerta de vuestras dependencias, para avisaros de que hay reunion a primera hora con el señor.

Poco a poco salis de vuestras habitaciones, disfruntando aun mas de las vistas que teneis en el jardin de la mansion. El arbol, un cerezo enemorme muy bien cuidado, esta abriendose a la primavera, y unas jovenes y brillantes ojas de cerezo han vuelto sus ramas de un terciopelo de color.

La brisa es fresca y os sentis bien con vosotros mismos. Hace dias que Otomo no os requiere para nada, pero parece que el día de hoy va a ser especial. Pues hoy todo Rokugan da la bienvenida a la primavera, hoy es el festibal del Cerezo en Flor, y se celebra en cada rincon del imperio.

Seguramente vuestro patron os requiera para algo que tenga que ver con ese festival, pero no podeis imaginar el que exactamente.

Entrais en la antesala del despacho personal de Otomo, como siempre, unos cojines os muestran donde debeis de esperarlo. Con el poco tiempo que habeis gastado desde que llegasteis, habeis tomado la costumbre de sentaros siempre en el mismo lugar, para que cuando Fujimaki Sama baje, no sienta que todo esta desorganizado, pues el orden es muy importante para el.

Hace unos días que has llegado a Otosan Uchi, la escuela Kakita de ha mandado para que bailes en el Festival del Cerezo en flor.
Tu Sensei, te ha dicho que si lo haces bien, podrás conseguir un patrón poderoso, que te tutele hasta que ganes más reputación.

No estabas segura de a que se refería. Pero sabes que conseguir una buena posición social dentro de tu propio clan hay que hacer sacrificios.

Te despiertas en una posada en el distrito de Hayasu, con el nombre de Te Amoroso en la avenida de la Flor del Cerezo, una zona en la que viven muchos estudiantes de la escuela Kakita. Es una posada sencilla, pero la habitación está limpia y es cómoda. El olor de la madera seca y el frescor de la mañana te despiertan. La habitación es pequeña, pero hay espacio más que suficiente para tus pertenencias.

Al abrir la ventana de papel puedes ver un día azul radiante, aunque algo frio, como si el invierno no hubiera terminado su trabajo en el imperio. Notas, el olor del recién hecho, y supones que abajo, en la primera planta encontraras a los Heimin que llevan la posada trabajando ya.

Aun queda todo un día precioso hasta la tarde, que será cuando realices tu actuación ante miles de personas en La Plaza brillante.
Esta es la plaza del mercado principal del distrito, pero hoy sirve como punto de reunión para el festival de primavera. Ahí se realizara la actuación que te han preparado. Y en cierta manera estas nerviosa por eso, pues aun no conoces.

Diez minutos antes me encontraba vistiendo una hermosa armadura y con "kenketsu_no_sinda", mi amado dai tsuchi, rompía los craneos de los onis que me salían al paso. Cada paso que daba en una montaña creciente de ratas de Fu Leng muertas, me acercaban poco a poco a la muralla del antiguo castillo familiar y justo antes de posar mi pie en el magnifico suelo del castillo unos golpes en la puertan me despiertan de un sueño plácido.

Me veo otra vez en el hogar de Otomo sama y gruño, apenas puedo levantar el dai tsuchi y mucho menos hacerme yo solo con el control del antiguo hogar de mi familia. Una noche más las fortunas se han reido de mi -baku, come mis sueños- susurro una vez más esperando no volver a soñar con las utopías que me poden de tan mal humor.

Me visto con tranquilidad y cogiendo uno a uno los objetos que marcan mi vida. Me coloco el kimono de clan, con el mon cangrejo a la espalda, el Kuni sobre el pecho derecho y el hiruma sobre el izquierdo, acariciandome lentamente este último justo antes de asirme el obi. Sobre este kimono me pongo otro marrón, sin ningún mon y me ato otro obi, este un poco más ancho, mientras recuerdo cual era la razón real por la que me pongo un kimono sobre otro no puedo más que sonreir tristemente, como casi cada día. Me coloco a okāsanshiroi (la madre blanca), el wakizashi familiar que me recordaba que al final de mi vida siempre me esperaría la pureza y el amor de una madre aunque mi camino fuera impuro. A mi espalda, cerca de mi mano izquierda, coloco a haōsawagi (dienteroto), el tepsubo familiar que me recordaba que siempre puedes convencer a con buenos argumentos a quien te quiere hacer mal para que deje de hacerlos. Por el otro lado de la espalda, cerca de mi mano derecha coloco akenketsusinda (sangremuerta), que me recuerda que no siempre se puede convencer a los enemigos y muchas veces es de imbéciles recurrir a la diplomacia. Por último recojo mi bolsa de pergaminos, mi presente y mi futuro está en ella y con mi futuro está el de mi familia.

Salgo de mi habitación , deteniendome solo a coger un puñado de tierra para colocarlo fuera del paso y de dirijo a la antesala del despacho sentándome en mi asíento, esperando pacientemente y perdiendome en mis recuerdos.

"Querido hijo espero que todo te vaya muy bien a partir de aora, quiero que sepas que aunque no estes te echamos mucho de menos, desde ahora vas a ser un heroe, un beso de mama y papa."

Como cada mañana me despierto un rato antes de que llamen a la puerta y m encuentro leyendo la carta que m escribieron mis padres, (que no lei hasta que no empecé a trabajar con Otomo Fujimaki-sama) cierro la carta y la guardo en el libro de historias del clan león como siempre, me levanto m enfundo mi kimono, me pongo con orgullo mi armadura,(shishi no hokori,orgullo de león)con la katana y el wakishazi, me amarro las sandalias y bajo hacia la sala de reuniones.

Cuando me siento solo veo a Kuni Kiru y digo:

Buenos dias Kuni-san, he notado desde hace algunas noches que gritas en sueños, ¿te pasa algo?

tras un sueño reparador, y mientras el sol empieza a ponerse en el horizonte, me visto con el kimono mejor que tengo , uno negro con las solapas rojas y con las costuras doradas, con el mon del clan escorpion en mi pecho izquierdo en dorado-hay que estar presentable, ¿no?... medito mientras termino de vestirme,tras ponermelo,cojo mis pertenecias, mis bienes mas preciados,como son mi máscara,(kasumimidori=Niebla verde)que me coloco enseguida en la cara y tetsutaro(=primogenito de hierro )mi espada familiar.Mientras cojo a tetsutaro fijamente miro un pequeño mon de la familia bayushi que tiene en el lado izquierdo de color dorado, y que siempre me recuerda a mi padre, sobretodo en esos momentos que llegaba a mi casa y lo primero que hacia era una reverencia a un pequeño estandarte donde siempre lo terminaba colocando; sin quererlo, se me escapa una pequeña sonrisa, pues son gratos los recuerdos que tengo de él. A la vez que sonrio, suena un toque de nudillo en el bastidor de la puerta de papel, -... ahora mismo acabo. digo en un todo tranquilo.Termino de prepararme calzandome las zandalias y abro la puerta,Nada mas dar un paso fuera de la puerta,miro a lo largo del pasillo como el sirviente de otomo fujimaki sama termina de llamar a mis compañeros de viaje.Pacientemente espero a Hideki san,por pura cortesia,a que nos lleve a la antesala del despacho personal del señor otomo,tras llegar ,me siento en mis respectivo asiento ,nada mas sentarme y ver que han llegado todos digo -buenos dias a todos... es algo que no me han oido en todo este tiempo, pero que creo que ahora puedo decir con total normalidad, pues llevamos una temporada juntos sirviendo a el señor otomo y creo tener algo de "confianza" con todos ahora para decirlo.

Buenos dias bayushi-san, estaba aqui preguntandole Kuni-san que por qué grita cuando está dormido, queria saber si le pasa algo, no me gusta que un compañero lo pase mal, ¿tu le as oido?

Miro con el ceño fruncido al león -siento haberle importunado en sus gratos sueños Akodo san,-digo con algo de sarcasmo en la voz -en mis tierras hay que acostumbrarse a los gritos de batalla y a los lloros agonizantes de los oni para poder dormir, si ha usted le ha costado dormir por mi causa me gustaría verlo al pie de la muralla Kaiu- digo seriamente manteniendo la mirada

Antes de que el cangrejo termine la frase hago un gesto con la cabeza hacia los lados y le digo: solo me preocupaba por ti, porque lo que es dormir si he podido, pero ya que estamos, seguro que tu si as peleado en la muralla kaiu verdad, bueno por lo que oigo en tus sueños si. Al terminar la frase me rio un poco con sarcasmo tambien, porque no.

yo a todo esto miro al frente(a donde se sienta el señor otomo) y le espero en silencio

Van pasando los minutos, oís la voz de Hideki desde afuera. Parece que está dando una serie de indicaciones a Kakita Shigermori. Algo sobre ir a comprar unas cosas importantes para Otomo. Y que se ciña a la lista.

Como siempre, vuestro compañero, que muchas veces es tan poco comunicativo como una roca contesta cortésmente e intuís que se marcha fuera de la finca.

Escucháis como unos pasos se dirigen hacia la sala en la que estáis. Entrando en el edificio. Rápidamente y haciendo en realidad muy poco ruido, Otomo Hideki se interna en la sala y espera pacientemente cerca de la puerta como otras tantas mañanas.

Durante las 3 semanas que habéis vivido allí, Hideki san ha hablado con cada uno de vosotros en innumerables ocasiones, y parece estar siempre dispuesto a colaborar con vosotros. Pero os resulta raro, que un samurái, sea de la familia que sea, haga las labores de mayordomo, un trabajo que normalmente está destinado a Heimin de confianza.

Sin embargo este anciano hombre parece muy a gusto con su trabajo, o es simplemente muy eficiente y nunca dejaría ver lo contrario.
Sigue pasando el tiempo, y como siempre, el señor de la casa, tarda en bajar.

Otomo Hideki suspira largamente, algo fuera de lo común. Y de una manea u otra os cuesta mucho no mirar hacia el.
Este que sabe que acaba de acaparar todas las miradas mira al fondo de la sala, mas allá de la puerta por la que tiene que entrar Otomo Fujimaki y habla.

Como siempre, los quehaceres de Moto san hacen que tarde en llegar a la reunión. Puedo entender que sea celoso con su trabajo, pero no me gusta que hagan esperar al señor.

Lo de esperar al señor os suena a eufemismo, pero el mismo lo ha dicho. El orden social de Rokugan dicta muchas reglas de protocolo. Y una de ellas, es que los de rango inferior esperen por los de rango superior, y nunca al revés.

Tras sus palabras se cuele una ráfaga de aire frio, aunque menos de lo que cabria esperar en el invierno. Pues fuera hacia un día estupendo.

Respiro profundamente el fresco de la mañana y observando tras la ventana el color de la venida de la primavera con los rayos del sol rozándome la cara.

Qué día más espléndido... - digo casi suspirando.

Tenía toda la mañana por delante y no conocía la zona, así que me alisté para salir a conocer el lugar donde luego bailaría por la tarde, no quería tener sorpresas con la coreografía, quería hacerlo muy bién.

La primavera es la estación más bonita del año, me encantan las flores, sus olores, colores y formas y es un honor actuar en el Festival del Cerezo en Flor.

Tras desayunar, y al salir a la calle, descubres una ciudad Imperial bella y llena de vida, todo tipo de gentes se dedican a disfrutar del día, o a hacer preparativos para el festival que tendrá lugar aquella tarde.

Decides pasear por la avenida de la Flor de Cerezo, que está llena de tiendas del clan de la Grulla, cada una con sus artilugios y cachivaches. Todo un lujo para la vista, un lujo para el gusto, y el olfato.

Te paras a admirar cada rincón de la avenida. Y de repente algo te llama la atención.
A pesar de que es temprano, un poeta, que identificas por un Asahina, la familia de shugenjas de tu Clan se entretiene en alabar la belleza de una montaña imaginaria, que puedes identificar fácilmente como el moño de otra joven samurai-ko.

Parece, que entre las bellas líneas que este le dedica, hay más que simple arte oratorio.

Como todas las mañanas, antes del amanecer me ponía mi máscara kasumi no shime, el kimono, blanco impoluto con los dos mon, el unicornio blanco a la espalda, y el moto en la derecha e izquierda. Todos blancos... la máscara tapando mi rostro, bajo esta un paño oculta el tono de mi piel y en las manos guantes de seda me protegerán del contacto con los de cuero que usaré para limpiar los caballos. Están deseosos de salir a coger el aire ni siquiera clarea el cielo... hace frío. Me dirijo a la cuadra cuando empieza a clarear y mis sabios hermanos se empiezan a despertar, los caballos. Al entrar Tomoedo, mi compañera de viaje me saluda impaciente con uno de esos bufidos de buenos días."Tranquila, hoy saldremos para ser un poco libres" Le doy un melocotón que tanto le gustan, reviso por encima el resto de los caballos y me dispongo a cepillarla.

Cuando despunta el día y la gran dama empieza a asomar por el horizonte, Tomoedo ya brilla como su tocaya la nieve (tomoedo = camino nevado). He de cuidar de Kashi, el caballo de Otomo Sama. Sin embargo oigo que hay un poco más de movimiento en la casa del habitual me asomo un momento a la puerta a ver que ocurre, para llegar justo a tiempo de ver como Hideki sama llama a mi puerta, y tras una milésima de segundo mirar a la cuadra y verme asomado a la puerta de la cuadra. Una leve reverencia de cabeza y ante su respuesta ya sé que tengo que presentarme ante Otomo Fujimaki Sama.

Busco al Heimin encargado de la cuadra. Le ordeno que limpie las mismas, mientras me encargo, como siempre, personalmente del caballo de Otomo Fujimaki Sama. Lo aseo con menos parsimonia de la que suelo y éste lo nota, se siente un poco nervioso y agita la cola. Agarro su cabeza y le susurro a la oreja "No se que es lo que quiere tu señor pero es lo suficientemente urgente como para que me llamen de madrugada, lo siento amigo, te lo compensaré luego."

Como siempre y con todo, le termino dedicando más tiempo del que debería al cuidado del caballo.

 Tras el aire frio un ligero matiz a melocotón y caballo entra tras el comentario de Otomo Hideki Sama.

Tras entrar en la sala, una reverencia un poco más pronunciada de lo que cabría esperar en una situación como la de hoy es lo primero que todos ven cuando se han percatado del olor. 

Con un Kimono blanco impoluto de no ser por el extraño cabello negro y medio ondulado de Moto Chinzu, se endereza la mole que es éste, y con ese peculiar acento y tono grabe pronuncia una de las frases más largas que habéis oído, sin que hubiese una aparente necesidad de ella, por parte de Moto Chinzu.

Siento el retraso pero Kashi ha requerido más atenciones de las esperadas esta mañana.

Dicho esto, se sienta en el lugar que queda libre y espera a Otomo Fujimaki Sama.

Intento hacer oídos sordos a la ofensa proferidas por el Akodo sabiendo que si le respondo esto no va a quedar en solo palabras, aunque eso no impide que mis músculos se tensen y mi gesto se agrie. Pasan unos cuantos minutos y hacen su aparición Hideki sama y Otomo sam y mientras yo sigo dándole vueltas a las palabras del Akodo y en mi cuello van apareciendo poco a poco venas que lo recorren debido a la presión creciente de las mandíbulas.

-Si me disculpan un momento...- digo mientras me levanto y salgo de la habitación, afuera se oye un grito apagado y un sonido sordo que hace templar el suelo con fuerza aunque dura poco, tras no más de cinco segundos vuelvo a entrar, ahora mucho más relajado.

La situacion parece tensa durante unos segundos. El cangrejo se ha visto insultado por un comentario del Leon, que bien podria haberse tomado de otro modo si hubieran sido amigos y hubieran estado a solas. Nadie entendio porque el Akodo insistio en preguntar o mencionar cosas personales, pues como de costumbre eso estaba fuera de lugar.

Hideki san espero pacientemente, y tras la salida de tono del cangrejo, eso si, a solas y afuera. Llego el Unicornio para tomar su puesto. Al hombre de Otomo se le veia mucho mas tranquilo. Y durante unos segundos las habitacion quedo en completo silencio.

Afuera los pajaros se entretenian jugando y trinando, para haceros sentir serenos. Pero por los motivos que fueran, estabais mas tensos que de costumbre. Aunque la normalidad no iba precisamente con vosotros. Erais un grupo dispar, y como tal actuavais. No habia una verdadera unidad, y eso era patente en cada gesto vuestro.

A pesar de que estabais todos, Otomo Fujimaki Sama aun no bajaba, siempre os hacia esperar, esa era la costumbre, pero no tardaba tanto desde que os recivio por primera vez, y estais casi seguros de que ya debia de estar despierto.

-¿Pasa algo con el señor, Hideki-sama?, hoy a tardado mas de lo normal.- Le pregunto a hideki con gestp de preocupación.

 Ante la pregunta de Akodo Iroshi San, lo único que hago es mirar a Otomo Hideki Sama esperando ver si hace un amago de responder.