Partida Rol por web

La escena se ralentiza de manera sustancial. Y todo se vuelve más lento.

El tipo, que intenta golpear a la joven samurái, tenía en realidad un punzón de madera en la mano. Debía de haberlo usado para rasgar las ropas de la joven, así como su propia fuerza.

Sin embargo, la joven samurái que estaba desarmada, tomo rápidamente la muñeca con la que la atacaban y giro su cuerpo en un único paso lateral y acompasado que hizo salir despedido al hombre, girando sobre sí mismo y con fuerza sobre el suelo. Sin embargo, la presa que había ejercido sobre la muñeca, no había perdido intensidad, y cuando todo el peso de aquel mugriento, lo lanzo hacia adelante, provoco que el brazo se fracturara por dos sitios.

La joven grulla lo soltó y pudo ver como el tipo se quedaba jadeante en el suelo, con los ojos cerrados y lagrimas surcando su sucia cara.

La chica desvalida, intentaba taparse con las manos, pero su cuerpo no la dejaba estar completamente a salvo de miradas indiscretas, y también ella estaba empezando a llorar sin control alguno, aunque sin emitir ningún sonido.

El grulla, que acompañaba a la joven, miraba la escena desde una docena de metros más atrás. Parecía horrorizado por toda la escena, desde el asalto del malhechor hasta el rápido y brusco que había acabado con los ataques de este.

Sin embargo, la joven Grulla podía vislumbrar como rápidamente, y en cuestión de segundos un samurái con los colores dorado y marrón, y llevando una armadura, se acercaba a ella con una katana desenvainada.

Sin embargo, ya no había necesidad de seguir aquella trifulca, pues todos estabais a salvo y el tipo estaba reducido.

La joven estaba en estado de shock, se había llevado un susto muy fuerte con aquel indeseable, y no parecía reaccionar.
Pero consiguió sacar fuerzas de algún lugar, para decir sin ser capaz de levantar la mirada del suelo.

Gracias, gracias mi señora.

Aquella joven, debía de servir a alguien, y seguramente pediría justicia para su sirvienta, aunque no tendría el porqué ser así. Pero sería lo normal.

"Joder y eso lo a hecho solo con una mano"

Miro de arriba a abajo asombrado a la grulla, pues nunca había visto luchar a una mujer, y por lo tanto esta me dejó perplejo. Mientras voy caminando hacia la samurai envaino my espada y cuando llego al frente de ella con una reverencia le digo:

-Nunca había visto a una mujer luchar con tal pecisión, bueno nunca había visto luchar a una mujer en general y si todas son como usted sería mejor temerlas. Perdón por no presentarme soy Akodo Iroshi y trabajo para el señor Fujimaki, ¿que le trae por akí señorita ........?-

Y espero que responda .

 Tras retirarse el guardia , observo el lugar, y detengo la mirada en los exteriores de la habitación, camino hacia ella y me quedo en el arco de las shoji (puertas japonesas) abiertas observando el exterior y oliendo el aroma a hierba mojada.

Ante la pregunta de Kuni Kiru la reacción se hace esperar. Tras unos segundos en los que la única reacción aparente es una respiración profunda y pausada, doy la espalda al exterior, para observar el interior de la habitación, y más concretamente a Kuni Kiru. La respuesta en un tono directo pero no violento denota que los rodeos y la corte no es lo que más me gusta, sin embargo un matiz de anhelo y ensoñación va tiñendo cada vez más las palabras que salen de mi boca.

Son varios los motivos, y no tienen que ver exclusivamente con la perdida de un familiar. El primer motivo es mi familia, los moto vestimos el luto en recuerdo y como penitencia para no cometer los pecados pasados. El segundo es la muerte de mi madre, que aunque hace mucho, mantengo un recuerdo muy intenso de su persona. El tercero,... bueno el tercero tiene que ver con mi rama familiar y la creencia de que la muerte nos hace libres, como libres son nuestros hermanos los Kirin. 

El conjunto del discurso, teniendo en cuenta el cambio de matiz y entonación del mismo, da la sensación de no ser la primera vez que lo explica, y que lo hace como si fuera a un niño que hace las preguntas como las ven los niños, de manera inocente. Terminando la frase, me encamino al lado de Kuni Kiru y me siento a su lado. Le miro tras el velo de mi máscara, y con un tono mucho más distendido del que usó él para preguntarme, termino la replica preguntando.

Entonces, Kuni Kiru San, ¿Cuál es la historia que cuentan tus ropajes? 

Lo directo de la pregunta remarca el hecho de que el tacto no está en mis genes, sin embargo esa falta de tacto hace que el tono de franca curiosidad sea muy difícil de disimular. Espero pacientemente la respuesta de Kuni Kiru San, no me doy cuenta todavía de que tenemos que intentar convencer a Otaku Iroshi sama de que nos de permiso para portar armas ésta tarde.

guardo silencio durante unos instantes, no me apetece contar la razón de mi habito, pero el unicornio había sido sincero conmigo y que menos que corresponder de la misma forma -como ha sido sincero conmigo, yo también lo seré. Hace muchos años, cuando yo solo era un niño, mi famila era rica y disponía de amplios dominios al sur de tierras cangrejo, más allá de la muralla. Un día fueron atacados desde las tierras sombrías y la mayoría de la familia fue exterminada, perdiendo las tierras de nuestros ancestros. Me he prometido a mi mismo que hasta que recupere las tierras de mi familia seguiré vistiendo como me ve, como un hombre sin tierra que en su interior lleva el recuerdo de tiempos mejores-respondo sin dejar de mirar al suelo

Ya todo ha pasado, no hay nada más que temer - respondo a la chica desvalida.

No me había dado cuenta de que llegó otra persona hasta que se presentó. Echando una mirada rápida a sus prendas y colores, no cabía duda de dónde era y su apellido lo confirmaba. El comentario de Iroshi respecto a mi técnica me hace pensar que solo ha combatido con hombres o que solo ha vivido entre hombres, algo extraño en su clan... pero no imposible. Quien sabe...

No le dije nada en cuanto a su comentario, simplemente me dispuse a presentarme al igual que había echo él.

Doji Umiko - me presento haciendo una cordial referencia. El corazón aún me palpita fuerte y seguido, pues apenas han pasado unos instantes del enfrentamiento y, aunque no había hecho grandes esfuerzos, la desesperación por llegar a salvar a la chica me había dejado algo nerviosa junto con todo aquel mal recuerdo del pasado.

¿Venía usted por el terrible acontecimiento? - pregunto de seguido a Iroshi.

 Tras oir las palabras de Kuni Kiru san, miro al suelo también... dejo pasar unos segundos,... la respiración es lenta y pausada... casi como si me faltase el aire, observo el exterior, y la profundidad y el sentimiento inunda mi voz.

-Tenemos que recobrar honor para nuestras familias, curiosa coincidencia. Tenemos la oportunidad de empezar desde ahora... aquí empieza nuestro camino.

Miro a Kuni Kiru san.

-¿Alguna idea?, yo solo sé que Otomo Fujimaki sama quiere que actuemos como su guardia personal, sus jojimbos, no sabría pedirlo de otra manera.

Algo a cambiado un poco, medir dos metros diez se acentuaba con la pose erguida que me caracteriza, pero encontrar el reflejo de un objetivo común en mi compañero relaja mi postura levemente, no parezco tan distante y enorme, el encorvarme me "acerca" a mi compañero. Empecemos con buen pié

Pienso en la propuesta del unicornio durante unos segundos y le respondo pausada y tranquilamente

-Mi objetivo es hacerme más fuerte y aprender sobre mi enemigo para poder derrotarlo, no es un gran plan pero es el unico del que dispongo- hago una breve pausa y lo miro -aún así no me desagrada la idea de compartir un objetivo, puede que yo te sea de utilidad para tu causa y tu lo seas para la mia, es de tontos pensar que puedo recuperar mis tierras yo solo- hago una reverencia miestras muestro una ligerisima sonrisa, simbolo de mi aceptación de la propuesta del Moto.

-Cumplamos con nuestro deber lo mejor que podamos, Moto Chinshuu San, eso también dará honor a nuestras familias y quizás nos allane algo el camino- 

Este corto viaje en compañía del Moto a servido para un propósito mayor que el original, quizá las fortunas hayan permitido este acercamiento para ayudarnos a lograr nuestros destinos. Sea como fuere, ahora me siento algo más cercano a mi compañero y, quizá se convierta en un gran aliado.

- Si, estaba en la tienda del grillo ruidoso y oí un grito en el callejón, y vine lo mas rápido que pude, que al parecer no era mucho.-

Le contesto a la chica todavia perplejo por lo que había presenciado, y pensando en lo que me quedaba por hacer le digo otra vez:

-Encantada de conocerla Kakita san (lo veo en el mon del kimono) san y con su permiso vuelvo a mis quehaceres ya que está todo bien resuelto-

Le hago una reverencia final y me voy hacia la tienda el grillo ruidoso a ver si está mi compañero todavía allí y si ya habló con el dependiente de la tienda y tenemos el regalo de Fujimaki sama para regresar a la finca, descansar un poco de la caminata porque al parecer en el festival nos espera algo más que una sola fiesta.

Tras darme el objeto el viejo, le haciento con la cabeza en señal de gratitud -muchas gracias... me pongo a hablar un poco más con él sobre los pájaros que tiene en la tienda y por que no, de la decoración tambien, cuando de repente me empieza a doler la cabeza -maldito incienso este, algún dia me va a matar. (no a pasado mas de 5 minutos de conversación) y termino la conversación -pueees eso... me tengo que ir,me a gustado mucho hablar con usted espero verlo por otros lares. digo mientras bajo la cabeza en señal de despedida, espero a que me responda la despedida, y me giro 180 grados hacia la puerta de salida, todavia portando en mi mano el objeto que me acaba de dar, agarrandolo con la mano derecha la anilla de la parte superior y la mano izquierda la base del objeto,con cuidado sorteo todos las jaulas y enseres que hay desperdigados y cuando salgo de la tienda me dirijo hacia un lado a esperar al akodo durante algunos minutos,minutos que parecen horas, pues la tentación de mirar es mas grande que la inmensidad del universo,-¿miro o no miro?... psss ¿por que no? total, seguro que es una boberia... y tras mirar hacia dentro de la tienda y cuando no viese al viejo, pegandome bien a una columna o esquina que viese cerca miro bajo la tela que cubre el objeto.

El tiempo pasa, y podéis oír como no muy lejos de allí gente se mueve, con gracia y cuidado, pues dentro de los palacios y residencias no se anda calzado, pero oís la suficiente presión en el suelo como para saber, que quien pisa lo hace con fuerza y determinación.

Sin embargo, los sonidos no están precisamente cerca. Parecen de la otra ala de la casa, y puede que tarden en atender vuestra petición. Y no sería de extrañar. En un día como hoy, donde se celebra un festival, la casa cuartel de la gobernadora puede ser un verdadero hervidero tareas por acabar. Y el plazo final, tanto para vosotros como para la gobernadora será aquella misma tarde.

Caéis en cuenta, de que Otomo sama no os mando a los dos de una manera aleatoria. Sois conscientes, de que por vuestros motivos más íntimos, sois más afines de lo que podría reconocerse. Ambos pertenecéis a grandes clanes. Clanes que no han dejado de enfrentarse a lo desconocido nunca, y eso os hace fuertes pero independientes.

Además, las historias de vuestras familias están muy ligadas. Pues el mismo terror que habita en las profundidades de las tierras sombrías os ha robado todo.

Cuando estas a punto de mirar bajo la tela, la voz del viejo resuena tras de ti.
Parece haberse quedado perplejo por tus palabras, y ha tardado, como en todo lo demás, en reaccionar.

Escorpión san, le agradecería que abonara el pago del regalo. Es un Koku como estaba acordado.

Y como si pudiera leer en tu mente, de alguna extraña forma.

Y procure no destapar de día la jaula, si no quiere que lo que haya dentro se estropee.

Habías llegado a la puerta, y sin embargo, no puedes realmente salir a la calle, pues aun te quedan cosas que hacer allí.

El León estaba a punto de marcharse, cuando ve como el desgraciado aquel intenta arrastrarse silenciosamente alejándose del lugar de los hechos.

Sin embargo el grito ahogado del otro grulla vuelve a centrar la atención sobre este.
Era un delincuente, y había que darle justicia. La pregunta era como hacerlo.

Mientras tanto la joven, que estaba intentando ponerse en pie sin dejar nada de su cuerpo a la vista sollozo al ver a aquel hombre.

La joven, en pie, y sujetando como podía los jirones de ropa que llevaba, se tambalea hasta apoyarse en la pared.
No le sorprende que el León casi ni le dirija la mirada, pues ella es una mera Heimin, una simple aldeana, y no podía pretender que ningún samurái la ayudara.

Sin embargo, se sentía especialmente satisfecha, porque aquella mujer grulla había detenido a aquel bruto justo antes de...

Un escalofrió recorrió el cuerpo de la mujer, y volvió a hablar aprovechando un momento de silencio para no interrumpir a ninguno de los samuráis que allí habían.

Gracias. Tengo que volver a la casa de la gobernadora. Me había encargado unas flores para ella, y ahora no tengo fuerzas para comprarlas. Que desgraciada soy.

Sabéis, que aunque no ha hecho nada, si no cumple con su tarea puede llegar a pasarlo realmente mal.

Al oir el grito del otro grulla me giro, al ver que el delincuente intetnta huir voy hacía el corriendo y lo cojo por la pechera:

-Intentando huir eee, pues no te vas a escapar sin que el peso de la ley cargue sobre tu espalda escoria delincuente, te voy a llevar a la policía para que ellos se encarguen de tu castigo, y muchacha no te preocupes por las flores, ven conmigo y cuando lleve a este ser a la justicia yo te compraré las flores para que se las lleves a la gobrenadora.-

Y con el delincuente en las manos camino hasta donde haya un policia para entregarselo, y caminando no tardo en sentirme bien por la acción que estaba haciendo, pues ya iba notando como empezaba a convertirme en un verdadero samurai del clán león.

Sobresaltado por la repentina aparición del viejo lo miro mientras bajo la tela que estaba subiendo ...disimulando...

-Aaaa... mmm..noo...eeee, en verdad lo estaba tapando bien pero gracias por el consejo,

Mientras dejo la jaula en el suelo en medio de mis piernas...

-Otomo sama no me dijo nada de un koku pero confiaré en usted, tome.

Empiezo a buscar en mi bolsito,donde tengo mis kokus, cojo uno y se lo doy. Al darle el koku espero la reacción siguiente del viejo.

Valla gritillo... pienso mientras miro hacia mi zquierda donde se encuentra  Marihito con cara de susto, justo cuando el Leon se lleva a uno de los malechores a la justicia. 

Me acerco a Marihito para calmarlo.

Si que parece bastante desvalida esta chica - le digo a Marihito mientras clavo la mirada en la chica que, aunque Leon san le ha dicho que le acompañe, parece que todavía no se mueve. - Va a necesitar ropa, ¿no  crees?

-Tienes razón, si hicieras el favor  de esperar aquí con ella mientras me llevo a este a la policía y cuando termine le compro algo de ropa te lo agradecería.-

Le digo a la grulla mientras sigo llevandome al delincuente hacía la policía mas cercana.

-No te preocupes pronto vendré con algo de ropa, mientra tanto quedate aquí, esa gran samurai se quedará cuidandote.-

Le digo a la heimin con voz tranquilizadora.

El viejo se siente agradecido por tu muestra de confianza y sonríe mientras se lo lleva a una bolsa que cuelga del obi. Una bolsa que está bastante llena la verdad.

El tipo es una presa perfecta para ladrones, pero como muchas cosas en esta vida, eso no es asunto tuyo. Finalmente el viejo se va a la trastienda una vez más, y se pierde entre el sonido de los pájaros cantores que están por todos lados.

Al salir al callejón notas como el aire es mucho mas cálido que cuando entraste. Motivado porque la mañana ha avanzado rápidamente mientras estabas dentro.

La jaula secreta, que está tapada con un pesado paño, ha dejado de interesarte, porque lo que ves al salir no es precisamente una situación idílica.

En el fondo del callejón donde se encuentra la tienda, ves un grupo muy vario pinto de personas.
La más cercana a ti es tu compañero Akodo Iroshi, que lleva casi en volandas a un tipo sucio que tiene uno de sus brazos en una posición antinatural.

Al lado de este, un grulla, seguramente un artesano o comerciante de los Doji o los Kakita. Pero ese casi pasa desapercibido para ti cuando pones tus ojos en lo que hay mas allá.

Dos mujeres centran tu atención, una de ellas, una Heimin, tiene la ropa desgarrada, bajo esta puedes adivinar sin mucho esfuerzo un cuerpo bello y joven. Y también puedes hacerte una idea de cómo se desgarro las ropas. Por como Akodo tiene al tipo cogido.
Pero al lado de la mujer casi desnuda que solloza, hay una joven grulla. También puede ser artesana o comerciante, pero lo que te llama la atención es su severo rostro.

Ese rostro es duro y la vez bello. La chica parece sacada de los cantos y romances más antiguos de Rokugan, y hacia muchísimo tiempo que no veías una mujer con semejante belleza, y menos fuera de tu clan. Sin embargo, lo que más te atrae en tu visión, es darte cuenta, de que la joven grulla no parece alterada, asustada ante aquella extraña situación. Y eso te produce un dulce sabor en los labios, el sabor de la curiosidad. Pues no sabes quién es, pero estarías encantado de averiguarlo.

Mientras habláis sobre cómo proceder, la joven rompe a llorar sin poder decir nada más. Aun no os habéis puesto de acuerdo en cómo hacerlo.

Parece que el otro grulla está a punto de hablar, pero de repente da un respingo. Puesto que de una tienda de animales exóticos cercana sale un samurái escorpión que se os queda mirando. Este porta una especia de bulto bajo una tela y parece interesado por lo que estáis haciendo.