Partida Rol por web

Con un tirón de golpe, hace que la peonza de un par de vueltas en el aire y la recoge entre dos dedos hasta que para cayendo en la palma de su mano.

- ¡Hola Trini!.- Era una de sus "hermanas adoptivas", teniendo en cuenta la estrecha relación que también tenía con Cortapanes.- Seve.- "No sabía que eran amigos." pensó el chiquillo.-¿Habéis traído algún regalo para el cumpleaños?

-Ten cuidado con esa boca, chaval, que cualquier día te la parten -respondió la troll, de buen humor.

Blanca soltó a Amaia y Marcel disimuló la risa bebiendo más kalimotxo.

-Iros a la mierda -respondió fingiendo mal humor. Se alejó de Blanca como quien no quiere la cosa y revoloteó hasta la radio. Giró la ruedecilla hasta situar la emisora en cualquier cosa excepto el canal latino.

La pooka llevaba las mejillas encendidas por la carrera y su buen humor persistía a pesar de todo.

-Hola pequeños delincuentes -saludó animadamente revolviéndole el pelo a la eshu-. Por supuesto. ¿Qué clase de hija sería? Pero no te preocupes, no me he olvidado de vosotros.

Le guiñó un ojo al jovencito y sonrió mostrando sus pequeños incisivos. Les enseñó las palmas de las manos vacías, después cerró los puños y los movió rápidamente delante de ellos. Cuando las volvió a abrir tenía un par de sugus y una piruleta que les ofreció.

-Pero no le digáis a Cesi que os estoy malalimentando -les susurró en tono confidente.

Seve fue más rápido que los niños y cogió la piruleta. La desenvolvió con dedos entumecidos por el frío y se la metió en la boca. Miraba a Segismundo con desconfianza, pero seguía sonriendo y jadeando.

-Con cuidado, Segismudo -dijo, lleno de intención-, que como se te quede pegado a las encías lo mismo no puedes abrir la boca nunca más.

Segismundo no podía comer cosas duras, así que pilló los sugus con un gesto rápido. Al ver que Seve, les arrebataba la piruleta, le dedico una mirada de rojos entrecerrados y le pasó uno de los dulces a Serifa. 

-Bueno, está claro que tú la abres de más.- Respondió al pooka zorro, después se río, quitándole importancia al intercambio de puyas. Sacó la pluma negra de uno de sus bolsillos y la libreta. Apuntó un garabato más y después volvió a guardase las cosas en la chaqueta.- ¿Qué le has traído Trini? Bueno, más importante, ¿Me ayudas a conseguirle un regalo? En el hospicio no nos dan dinero, ni nos dejan tener cosas... así que no le he podido comprar nada...

Safira se metió el sugus en el bolsillo y se quedó tan inmóvil que parecía que intentaba mimetizarse con la pared. Seve le dio un beso en la mejilla a Trini.

-Bueno, voy para adentro antes de que mi costilla mate a alguien. -Fue hacia la puerta y cuando estuvo detrás de los niños se volvió. Señaló al sluagh y avanzó de espaldas mientras hacía gestos exagerados de apuñalar-. Hasta luego -se despidió.

Cuando se hubo marchado Safira miró a Segismundo con tristeza y le puso una mano en el hombro.

Seve entró en el feudo. No llevaba chaqueta, tiritaba y tenía la frente sudada y las mejillas rojas. Echó un vistazo a la mesa junto a la que estaban Samuel y Candela y fue a servirse una bebida.

Trini se besó la yema de los dedos y sopló en dirección a Seve agitando la mano después como una princesita, y soltó una breve carcajada cuando se puso a apuñalar a Segismundo de mentira.

-Que pánfilo -comentó sin perder la sonrisa negando con la cabeza antes de volverse hacia los niños-. Claro que puedo ayudarte. Los mejores regalos siempre son los que no se compran porque tienen la mejor intención. Yo tampoco tengo dinero, así que lo hago todo con lo que tengo a mano pero... -echó un vistazo alrededor-. Esto parece un vertedero. ¿Te parece si nos vemos mañana y te ayudo a encontrar algo?

Con una sonrisa sin separar los labios, sabía lo desagradable que era para los demás las encías desdentadas de los sluagh para el resto de linajes, el muchacho pareció emocionarse.

-¡Gracias! Aunque sea con retraso estará mejor si le hago un regalo que si robo uno para él a tiempo, supongo.¿No?-Parecía que el niño no tenía muy claro que compensaba más si el presente a tiempo e ilegal o con retraso y lícito.- Bueno, venga vale, igual podemos hacerle una armadura super-chula o, o, o, un mandoble gigantesco para trolls. - Comenzó a desvariar mientras con las manos gesticulaba y dibujaba en el aire cosas monstruosamente grandes que sólo cogían consistencia en su imaginación. Sus tripas, que no sufrían maldición del silencio alguna, rugieron. Sólo había comido  el relleno de la media croqueta de antes, puesto que la comida que le daban habitualmente era demasiado dura para su aspecto faérico.- ¿Podemos volver dentro y comer algo? Además aquí pega el viento.

-Claro. Además hay un perro suelto por ahí que será mejor evitar. Por cierto, ¿sabéis sí Ernesto se ha comido ya el pastel que le di o ha huido?

- Ernesto... ese es el troll caballero de Lady Aurora, ¿No? Cuando yo he llegado se estaba poniendo la chaqueta, pero aún no ha salido, porque llevamos aquí casi desde que llegue, apenas hemos pasado dentro. No le he visto comerse nada. Así que, o bien se lo había comido ya, o lo ha dejado ahí.- Miro a Trini con divertida desconfianza.- ¿Estaba lleno de laxante?

Trini les pasó los brazos a ambos infantiles por encima del hombro conduciéndoles al interior.

-No exactamente... -dijo en tono dudoso. Les abrió la puerta del local acompañado con una elegante reverencia para que pasarán primero-. Y debería detenerle antes de que ocurra una desgracia de verdad, así que os ruego que me disculpéis, encantos. Nos vemos luego.

Dejó un beso ena cabellera oscura de la pequeña eshu y le pellizcó el moflete a Segismundo antes de brincar hacia otra dirección en busca de Ernesto.

Trini, Segismundo y Safira entraron en el Hontanar. La pooka se alejó de los niños y fue junto a Ernesto.

La pooka correteó entre la gente brincando de vez en cuando hasta localizar los cuernos de Ernesto en algún lado. Se acercó procurando no ser vista y tomó asiento sobre una mesa apartando un plato de patatas, cruzando las piernas y ladeando la cabeza para mirarle con lo que ella consideraba una pose interesante.

-¿Ibas a alguna parte sin despedirte? -preguntó intencionadamente alzando las cejas con una sonrisa muy pilla al tiempo en que se estiraba un mechón de pelo y lo enroscaba en torno al dedo índice.

-¡Eh¡¿Pero qué haces? ¡Estaba bailando esa canción! -exclamó Candela mirando hacia la redcap. Había dejado de bailar y gesticulaba con uno de los brazos-. ¿Es que no te has dado cuenta?

-Bah, que te pires -murmuró Amaia dándole la espalda a Candela y buscando a Trini-. Hey, Trini, ¿qué pasa? Menuda cara que me traes.

Ernesto se estaba terminando su refresco cuando vio a Trini. Dejó el vaso y dio un respingo al ver a Trini encima de la mesa como si fuera una tabla de embutidos. Miró a un lado y a otro, como comprobando que no era el único que estaba viendo a aquello.

-Es que no estabas. Me estaba marchando ya, que viene mi padre a buscarme. Ya nos vemos, eh.

Ernesto le dio un apretón en el hombro a modo de despedida y se marchó al tiempo que Amaia se acercaba a la pooka. Saludó con la mano a Segismundo y a Safira antes de salir del feudo.

Candela susurró un comentario a cerca del olor corporal de la redcap antes de alejarse del centro de la sala. La música que Amaia había puesto hacía que le picase el cuerpo, además de que solo se podía bailar como si fueras un mono y ni muerta iba a moverse así.

La sátiro caminó hasta donde se sentaba Raquel y le pidió que le diera el bolso para buscar un espejo de mano.

-Esta fiesta es un asco... -le dijo mientras se colocaba bien el pelo mirándose en su reflejo.

La pooka no se cortó al poner cara triste dejando caer los hombros cuando Ernesto anunció que se iba, y se resignó a dejarle marchar quejándose por lo bajo de lo aburrido que era. Pero volvió a levantar las orejas en cuanto Amia entró en su campo de visión.

-¿Qué cara esperabas después de haber tirado a la Noe a una piscina? -Trini se cruzó de brazos con aire autosuficiente, pero la pose sólo le duró un par de segundos antes de soltar una breve carcajada-. Tendrías que ver los gritos que daba. Voy a tener que esconderme en el cubo de basura durante los próximos siete años.