Partida Rol por web

Markus cogió la piedra que habia sustituido en poco tiempo a su querida espada y se acercó al "enanogigantedetamañovariable". Tras escupir en el suelo con asco, levantó el pedrusco con ambas manos y descargó un duro golpe contra la cabeza de aquel ser. Jodete. Esto por Tizona... y la capitana. Dijo tras haberse quedado infinítamente más tranquilo tras romperle la cabeza.

El pirata se separó unos pasos y quedó en silencio hasta que se percató de que Coraline parecía haber encontrado algo y se acercó a donde antes se encontraba la chica con curiosidad.

Elisabeth se queda mirando unos instantes al enano con auténtico asco. Luego se mira el brazo rasguñado. Su fina y pálida piel contrastaba de una forma extraña, casi atrayente, con el color camesí se la sangre que brotaba del rasguño. Ignora el comentario de Coraline, pues obviamente el enano estaba fuera de combate, tirado en el suelo.

Después de limpiar un poco su herida con un trozo de tela limpio, Elisabeth toma uno de sus cuchillos y sin borrar la mueca de asco de su rostro, se acerca al enano por su cabeza y se lo clava en la garganta, desgarrándosela e intentando llegar hasta la columna vertebral para separarle las vértebras.

Un ser tan repugnante no merece la vida...

Murmura mientras se levanta después y limpia su cuchillo con la propia ropa del enano, antes de guardarlo.

Por algún motivo extraño, los piratas se ceban con el gigante, ahora enano.

Markus le aplasta la cabeza con una piedra mientras que Elisabeth lo remata clavándole un puñal en la garganta y haciéndolo girar a un lado y al otro, con una cara sádica. ( Como se las gasta la noble. )

Mientras tanto, Vargo y la Capitana parece que no tienen nada que decir, mientras que Coraline, se asoma tras una cortina, abriéndola y dejando a la vista una puerta de acero reforzado con remaches un poco oxidada y levemente entreabierta.

Coraline se queda algo asustada y con una ceja levantada, viendo como machacaban al enano.

Esto... bueno... cuando tengáis un poco de tiempo y creáis que el enano ya quedará bastante irreconocible.. ¿me ayudáis a abrir esta puerta? Les pregunta, con tono de voz algo sumiso, no vaya a ser que la tomen con ella también. Creo que he encontrado algo interesante... añade.

Déjalos, mujer.. si són como los niños.. que de vez en cuando tienes que dejarlos jugar.. - le dice Vargo mientras pasa por su lado, suspirando y yendo hacia la puerta para abrirla de lado a lado.

Elisabeth se pone en pie y lanza una mirada foribunda tanto a Coraline como a Vargo.

Si no me equivoco, has sido tú la que ha preguntado si estaba muerto del todo después de haberte escondido. Y tú, no sé si has olvidado lo que ese asqueroso ser ha hecho con la capitana... creo que demasiado como para dejarlo dormir tan traquilo y que se recupere, ¿no?

No es sadismo, es sentido común.

Ya estaba empezando a hartarse de que los demás pensaran y llegaran a conclusiones sin saber. También estaba empezando a hartarse de la sensación de que nadie la conociera realmente.

¿Qué quieres?

Pregunta de forma brusca mirando a Coraline. Sí, la noble rubita estaba de mal humor.

Coraline le devuelve la mirada de rabia.

Ya lo he dicho. Abrir la puerta. Tú haz lo que quieras. Dice con tono brusco mirando a la rubia e ignorando los comentarios anteriores. Se da media vuelta con la cabeza bien alta, y se va con sus compañeros para intentar abrirla. Obviamente no sería tan fácil, si no ya la hubiera abierto ella. Pero por lo menos había desactivado las trampas.

Elisbeth esboza una sonrisa de suficiencia mientras observa el orgullo de Coraline. Orgullo que para ella no tenía ningún sentido.

Claro... la puerta se iba a mover de su sitio si nos ayudaba con el gigante...

Piensa para sí, pero no dice nada más. Había sido la morena la que insinuaba que estaban perdiendo el tiempo matando al gigante en vez de ayudarla a abrir la puerta cuando la situación había sido completamente contraria. No tenía porqué defenderse y aún y así, le explica sus motivos para hacer lo que ha hecho con ese ser despreciable, de forma educada y paciente. Incluso había ido a ofrecer su ayuda cuando ella misma la había pedido, y también rechazado. Si se había enfadado, había sido tan infantil como absurdo, y a esas rabietas, era mejor ignorarlas.

Ella, por su parte, no iba a abrir ninguna puerta. Nunca había tenido demasiada fuerza física y ahora, exhausta como estaba, mucho menos. Así que se apoya en la pared e intenta descansar sus brazos, colocando un par de mechones rubios que caían alrededor de su frente, rebeldes.

Cita:

Y ahora es un enano muerto. Puntualizó Markus con total seriedad desde al lado de la puerta.

Está entreabierta, pero parece atascada... Comentó al tiempo que se disponía a empujar, sin tener ni idea de que Coraline había desactivado trampas y que tal vez hubiese más.

Rodrigo se acercó al grupo lentamente sin poder quitarse de la cabeza la imagen del enano azotando a la capitana, aquello cabreaba al oficial pero también lo ...

- ¡Vamos marineros! Veamos si detrás de esa puerta hay algo interesante o si por el contrario, nos encontramos con más enanos de estos. - Dije mientras pasaba junto al cadaver y le escupia en la cara... en lo qué quedaba de ella.

Colocando mis manos en la puerta, comencé a tirar con fuerza para intentar que la misma se abriera de par en par.

Coraline no tenía mucha fuerza, pero tampoco pensaba quedarse de brazos cruzados por lo que ayuda a sus compañeros.

Con el esfuerzo de todos... algunos más que otros, claro está, la puerta comienza a abrirse lentamente... muy despacio...

Lo que haya allí dentro, seguramente es algo muy brillante ya que la luz que sale por la puerta casi os deja ciegos...

Una luz dorada...

Dorada como el oro...

Coraline ha desactivado la trampa de la entrada, y podéis ver que su hombro sangra un poco. Seguramente por la herida producida por la gillotina que cuelga a un lado de la puerta.

No sabéis si hay más trampas...

Ahora podéis pasar de a uno por la rendija.

Una vez abierta la puerta, Elisabeth se despega de la pared y se asoma a la rendija, observando con curiosidad y sobretodo, con cautela.

Por suerte para todos, ya que todos menos Markus lo ha visto, el pirata se agachó y señaló un cable, el cual mantenía la puerta abierta y si se cortaba... la puerta se cerraría de repente.

Pero bueno, lo habéis visto y podéis entrar dentro, uno a uno, poco a poco.

La luz se va aclarando de repente cuando entráis y tras unos segundos de tener la vista cegada por la dorada luz...

Joyas, monedas de oro, de plata, brillantes, armas, armaduras, todo lo que hace feliz a un pirata, todo, todo se encuentra allí en una gran montaña dorada de lingotes de oro y plata.

En la cima, el esqueleto de un pirata, que parece miraros como invitandoos a entrar.

Incluso la noble Elisabeth se queda maravillada ante la visión de tanta riqueza. Aunque noble, la joven no había tenido oportunidad de disfrutar de la fortuna que por derecho le pertenecía. Por suerte, o desgracia, su destino había cambiado y en vez de ir a parar a las garras del duque de Virginia, a quien ni siquiera recordaba, ha ido a parar a una montaña de oro y joyas. Todo lo que un pirata desearía.

Pero aquel no era su objetivo. Cierto era que no vendría mal para nadie una cantidad tan sumamente imponente de riqueza, pero lo que la rubia realmente deseaba era sentir el suave y sutil sabor de la venganza en su garganta. Sin embargo, era paciente. Ese día llegaría más temprano que tarde y ella estaría preparada.

Markus pasó en segundo lugar hacia el interior de la cámara, quedando junto a la puerta a la espera de que el resto accedieran mirando de reojo al esqueleto. Tranquilo pero ligeramente desconfiado, pues bastantes cosas extrañas habían visto ya.

Coraline no podía articular palabra. Sin duda había nacido para convertirse en ladrona y llevarse aquel tesoro. Obviamente no era tan idiota de querer quedárselo todo para ella sola. Había de sobra para todos y ella sabía muy bien ese cuento de "la avaricia rompe el saco". Se acerca con cautela, mirando el extraño esqueleto, y coge una de las monedas, y la muerde, era algo tonto que el tesoro fuese falso, pero más valía prevenir.