Partida Rol por web

El Centro Pokémon

-Fiiiu- silbó, Aidan -Menuda lista de gimnasios, tio.

Hablaba solo, costumbre adquirida al pasear por los montes y playas andando en solitario, mientras ojeaba el listado en una de las revistas del centro pokémon. Esperaba a que terminase la revisión de su, aunque poderoso, único compañero por el momento.

-Lo mejor será empezar pronto. No quiero que se me eche el timepo encima cuando llegue la liga.

Ante la llamada de la enfermera Joy, dejó la revista y se acercó a recoger la malla ball que ha estado siempre con él.

-Muchas gracias, enfermera. Espero no tener que venir demasiado amenudo... eso indicaría que pierdo demasiado. Hasta la próxima.

Estirándose, se dirigío a la puertae iría al gimnasio más cercano si no se encontraba a nadie por el camino.

Akashi no pudo resistirse a presentarse a aquel desafío cuando oyó la noticia. Su objetivo era hacerse más fuerte, y aquel reto a contrarreloj sería un estupendo método para poner a prueba sus habilidades y los resultados de su entrenamiento. Con ilusión se adentró en el Centro Pokémon.

Poco duró su alegría al ver tal concentración de gente. A él no se le daba demasiado bien relacionarse con otros entrenadores, y las congregaciones de gente lo ponían nervioso. Intentando pasar desapercibido se acercó hasta la enfermera Joy.

-Un chequeo para comprobar que todo está bien, por favor.- dijo entregando su única cápsula, una Lujo Ball.

Mientras la enfermera se hacía cargo de su Pokémon, él se puso a investigar sobre los líderes de gimnasio. Había 36 y tenía que derrotar a 8. En principio no parecía difícil, pero seguro que los líderes no lo pondrían fácil, y esta era una carrera contrarreloj.

-Gracias.- fue todo cuanto dijo al recibir a su Pokémon en perfecto estado. Teniendo ya en mente los primeros gimnasios que le gustaría afrontar, procedió a salir del centro y dirigirse al primero de ellos.

- hummmm.... este no.... Oh! oh! oh!.... ese tampoco...- Akamatsu incapaz de decidir por el cual gimnasio iniciar, veía como por las puertas del centro pokemon el resto de entrenadores iban y venían, algunos con una actitud de saber a lo que iban, otros tan perdidos como él, viendo en a cual podían probar suerte.

mientras bebía el ultimo sorbo de su jugo, recuerda las palabras de su maestro las cuales eran "que ante una complicada decisión, por lo general la opción mas fácil y simple es la mejor", armado con nueva seguridad revisa por ultima vez el panfleto de los lideres y por fin opta por uno.

-Siguiente parada, el gimnasio mente - le dice a su pokebola antes de guardarla en su morral.

-Hummm.... ¿Cual crees que debería retar primero?.- Le habla a la pokebola mientras la pasa por la lista de gimnasios.- ¿Este?, ¿o quizás este?. ¡Ah!, ya sé cual, va a ser este.- Lo dice al guardar su pokebola mientras va a la entrada parar ir a retar al gimnasio.

Entre con un poco de inseguridad al centro pokemon, un grupo de gente se agrupo frente a una pantalla, en ella se mostraba una lista de los diferentes gimnasios pokemon.

Inseguro me acerque a la pantalla.

-Hola- dije casi en un susurro, al grupo ahí formado, pero parecía que todos estaban metidos en sus asuntos y llevaban prisa, tal vez no debería molestarlos, creyendo que lo mejor sería no molestarlos me aparte del grupo, una vez que vi que la gente alrededor de la pantalla iba disminuyendo, me acerque a hechar un vistazo.

Era una lista de 36 gimnasios, acargo estaban entrenadores muy capaces y se suponia que debía enfrentarme a ellos y vencerlos, me sentí mareado solo de pensarlo, me dieron ganas de salir corriendo y olvidarme de todo, era un absurdo, pero en ese momento sentí un empujo en mi espalda, Baki había sentido mi indecision.

-Tienes razon, no podemos darnos por vencidos sin intentarlo- di un gran suspiro y me calme lo más que pude - Bien, vamos-

Dash estaba sentado en una mesa, tamborileando a toda velocidad sobre la superficie, distraído. Se había llevado toda la mañana y toda la tarde entrenando con Blaziken, así que le estaba haciendo descansar en el Centro Pokémon. Sus ojos pasaron de un entrenador a otro, y de otro a la pared, hasta encontrar la lista de gimnasios. "Hala, hay un montón", pensó. Luego pensó en varias otras cosas ("¿cómo puede volar un Tropius? Si montara un grupo de música, ficharía a un Ludicolo para tocar las maracas. ¿A Altaria le duele si le muerdes un ala? ¿Habría Chandelures antes de que hubiera candelabros? A lo mejor se habrán basado en ellos para diseñar los candelabros que usamos los humanos.") hasta que volvió a pensar en los gimnasios. Repasó la lista un rato, con la boca abierta.

- ¡Ya sé a cuál ir!- Exclamó. Y se puso en pie.

Se acercó (corriendo) adonde la enfermera Joy trabajaba y empezó a dar golpecitos en la barra hasta que le atendieron.

- ¿Y mi Blaziken?- Preguntó, con inocencia infantil unas siete u ocho veces hasta que le trajeron la pokeball. Entonces rió y lo sacó de la Pokeball.- ¡Vamos, Blaziken! ¡Hay que ir a luchar! ¡Nos espera nuestra primera medalla!

- ¿Blaziken?- Preguntó Blaziken, mientras Dash salía disparado hacia fuera.

- ¡Al gimnasio Hielo, por supuesto!- Gritó Dash en respuesta.- ¡Vamos a derrotar a ese tal Matt y a ganar la medalla Amistad!

Y salió de ahí corriendo, con su pokemon corriendo a su lado.

Saito entró en el centro pokemon con entusiasmo, lo primero que hizo fue ir a curar por completo a Hanzo. Se acercó a la enfermera Joy y le dijó - Perdone señorita, ¿le importaría curar a mi pokemon?- le entregó el pokemon y en el tiempo que tardó en recuperarse aprovechó para ojear los gimnasios. - Decidido, iré al gimnasio de Misty en ciudad Celeste, ¡jugaré con el tipo a favor!- Justo cuando terminó la frase apareció la enfermera Joy con su compañero pokemon recuperado y listo para el combate. Recogió su pokemon y salió corriendo hacia el gimnasio de tipo agua.

Tras una extensa conversación con su padre, y tras la señal de la aparición de la enfermera Joy, D'Layla se despidió de su padre y se dirigió al mostrador. -Muchas gracias de nuevo, enfermera, siempre hace un trabajo magnífico con Beldy.- agradeció a la enfermera, mientras se guardaba la pokeball en el cinturón. -Mucho gusto, espero verla de nuevo, y con una medalla Cueva en mis manos.- terminó con una leve inclinación a modo de despedida, antes de dirigirse a la puerta del centro pokemon. -¡Hasta luego!- dijo antes de salir y desplegar su bicicleta, rumbo al Gimnasio Akala. 

Habían llegado dos días antes solo para adaptarse al hecho de estar fuera de casa, obviamente Elle no dijo nada en particular, pero Fox sabía que su ama estaba nerviosa, así que sólo se quedó a su lado, agradeciendo como siempre, que peinara su pelaje, lo que lo ponía de muy buen humor siempre. Luego de dar algunas vueltas y de disfrutar del relajo que significaba esos días antes de seguir con la aventura, además de estar lejos de su madre y tías, Elle y Phox llegaron al centro Pokemon, y obviamente no llamando tanto la atención como lo hicieron mientras caminaban por la ciudad, pues, Phox no le gustaba usar la pokebola y siempre andaba al lado de su ama, lo que había afianzado mucho el lazo entre los dos, pues se protegían mutuamente desde que eran pequeños. 

Elle entregó a Phox a la enfermera para que le hiciera los últimos chequeos antes de ir al primer gimnasio, ahí, Elle se daría cuenta que habían varios otros entrenadores, lo que significaba mucha competencia para conseguir todas las medallas que necesitaba, pero ahora que revisaba el listado de recintos, se daba cuenta que eran bastantes así que inmediatamente anotó los gimnasios donde su delphox tuviera ventaja, debía empezar por esos, evitando los gimnasios que fueran más complicados para su compañero, pues, si bien sabía que era poderoso, no sabía que tanto lo eran los mismos líderes, que de por sí debía presumirse que eran complicados, fuertes. Se mordió el labio inferior y deslizó su dedo índice por la lista, pensando si su padre habría hecho el mismo recurrido. 

La enfermera saldría con delphox de la consulta y le informó que estaba en perfectas condiciones, obvio, ambos se cuidaban mucho así que Elle, que superaba por casi 10 centímetros a su Pokemon, le agradecería a la enfermera, inclinando su cabeza e invitando a su compañero a empezar la ruta hacia el  GIMNASIO PRINCESA, en donde competirían por su primera medalla. 

— bien, Phox, es hora, amigo — le pondría su mano en el hombro a su compañero antes de salir del centro pokemón, empezando la aventura. 

Toshio entró en el Centro Pokémon con su Feraligatr a su lado, fuera de la pokéball. Le gustaba llevar a su querido Mordisquitos a su lado siempre que podía. 

Echó un vistazo general y vio a algunos entrenadores, aunque intentó pasar desapercibido y no cruzar miradas con nadie, pues en este momento no se sentía demasiado sociable. Se acercó a una pantalla gigante donde estaba la información de todos los gimnasios y sus respectivos líderes. - Vaya, que cantidad de gimnasios! - expresó en voz alta, sorprendido al ver la lista de los 36 líderes. Algunos ya estaban ocupados, en especial un tipo que le interesaba bastante, el tipo roca, tenía sus dos gimnasios ocupados en ese momento.

Teniendo en cuenta que su único pokémon era Feraligatr, Toshio pensaba que sería buena idea jugar con la ventaja del tipo, así que tanteó los gimnasios restantes y finalmente posó su mirada en uno en concreto. El Gimnasio Aura. La líder Aura le pareció una chica simpática, le recordaba mucho a una amiga suya. Así que decidido a enfrentar su primera prueba de este reto, guardó a Feraligatr en la pokéball y salió del Centro Pokémon a toda prisa para llegar cuanto antes al Gimnasio Aura.

Regresó al Centro Pokémon, contento tras una victoria sencilla. Ya tenía una medalla en su poder, lo que lo situaba un paso más cerca de su meta. Caminó hasta la enfermera Joy y le entregó su Pokémon.

-Cúralo, por favor.- dijo simplemente para después pasar a observar la lista de los líderes de gimnasio. Entonces vio algo interesante. Al parecer alguien había perdido contra el líder Izzy, y eso significaba puntos extra.

-Gracias.- dijo al recuperar su Pokémon. Ya lo había decidido. Quizá no estuviera en sus planes desde el principio pero la situación lo ameritaba.

Shiryu había llegado al Centro Pokemón muy agotado, el viaje había sido muy largo difícil, pero se había decidido por no acampar en la ruta, y continuar su camino hasta la próxima ciudad. Algo le decía que en cualquier momento podía nublarse el mundo, y acampar en medio de una tormenta nunca era bueno. Peor aun cuando necesitaba guardar toda su energía para el combate que se avecinaba.

Lo había meditado mucho, y había resuelto que la mejor opción para arrancar era sin duda alguna el Gimnasio Descarga. Aquel que era guardado por Clem. Se había informado lo suficiente sobre este y otros gimnasios, para tomar la mejor decisión. No iba a tomarse esto a la ligera, y era mejor estar preparado.

Todavía era temprano, se había dado más prisa de lo que pensó. Tal vez embalado por y ensimismado en las estrategias que venía trabajando con Flygon. En todo caso era bueno, podía aprovechar el rato libre para ensayar una vez más sus movimientos. No se había alejado de la entrada del Centro Pokemón cuando decidió esto.

- Vamos, un pequeño calentamiento antes de ir a por Clem! – dijo, luego se dio vuelta y se dirigió hacia el gimnasio. Allí encontraría donde repasar todo por última vez antes de la batalla.

   Entrando por la puerta principal del Centro pokemon, llegaba Akamatsu todo cabizbajo caminando hasta el mostrador, su enfrentamiento contra aquel líder y ese pokemon, afecto la confianza inicial del joven ninja.

- Enfermera... puede revisarlo, ¿ por favor?- le dijo mientras entregaba la pokeball de su compañero a la enfermera, Pues Usopp debía recuperar todas sus fuerzas para el siguiente asalto y el niño debía ir a comer algo dulce, bastante para quitarse el sabor amargo de la derrota.  

Erol llego corriendo al centro pokemon, pero cuando cruzo el umbral solo camino deprisa intentando pasar desapercibido y no molestar a los demás entrenadores ahí reunidos.

Se acerco a la enfermera Joy -Hola ¿puede curar a mi pokemon, por favor?- Baki había resultado herido, pero de alguna forma habian conseguido ganar nuestra primera medalla, Erol tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras esperaba a que la enfermera curaba a su compañero.

Una vez que Baki estaba listo, Erol se acerco a la pantalla y reviso la lista, su animo estaba a tope después de esa primera victoria y no quería perder ese impulso, su vista se detuvo cuando se poso en el líder del Gimnasio Olivo, es muy linda, pensó y en ese momento sus mejillas se volvieron de un intenso color rojo, miro en todas direcciones con miedo de que alguien pudiese estar oyendo sus pensamientos, una vez que se calmo, tomo la decisión.

-Baki, nuestro siguiente encuentro sera en el Gimnasio Olivo ¡¿q-que?! ¡n-no me mires así! es solo que...- salio del centro pokemon mientras discutía con Baki.

No les había ido bien en el primer combate aunque comprendían que no había sido porque no hubieran estado preparados, solo había sido una cosa de suerte y era lamentable, pero estarían bien, Delphox debía restablecerse y de ahí podrían partir a un nuevo enfrentamiento, aunque Elle estaba mucho más decaída que su amigo que tras el combate se había levantado por sus propias fuerzas y agradecido a la lider con una inclinación de su cabeza, Ella también se había despedido de Mimi suspirando.

Llegaron con la enfermera y Delphox fue atendido inmediatamente mientras Elle estaba en el mesón revisando unas cosas, cuando un chico, bastante niño por lo demás, llegaba apresurado, su pokemón había recibido una paliza, la verdad es que Delphox también, pero ese pokemón era demasiado orgulloso para mostrar debilidad o permitir que lo hicieran entrar en la pokebola.

—  hola —  le dice al chico que buscaba algo en las máquinas expendedoras de dulces— tranquilo, está en buenas manos, ya veras —  intenta tranquilizar al niño, era bastante más bajo que ella, unos 50 centímetros, así que cuando le habló se agachó para sacar el dulce que había comprado.

—  ¿ya sabes a donde irás? —  necesitaba hablar un poco, lo cual era extraño considerando que no hablaba mucho, pero pensó que si lo hacia, y con alguien que no la intimidara, podría dejar de pensar en la derrota que había sufrido. Otro chico llegó, era colorín y con el cabello largo, se puso a discutir con su Pokemon o eso se podía ver por sus movimientos mientras salían ya en busca de una nueva aventura. 

—  ejem... ¿tienes más compañeros de viaje? —  compañeros, pensó que sería muy extraño eso, viajar con otros por ahí, pero estaba ahí para ser distinta a quien había sido, o eso pensó. Espero que el chico le contestara y hablaran un poco, mientras esperaba a Delphox, de ahí irían al gimnasio GIMNASIO VENTISCA.

La chica entró emocionada al Centro Pokémon, dirigiéndose de forma directa al mostrador de la enfermera Joy. -Por favor, enfermera Joy, sane a mi Beldy, que ha tenido un combate bastante duro.- pidió con su cálida sonrisa D'Layla. Mientras su pokemon se recuperaba, aprovechó para dirigirse a la máquina de comida, comprar algo, y luego dirigirse al tablón de gimnasios, a valorar su siguiente combate. Permaneció mirando el listado, evaluando los líderes de gimnasio e imaginando los terrenos y pokemon que poseerían, y comparándolos con los que ella tenía.

Sin embargo, su atención fue interrumpida por la enfermera, que ya había sanado al completo a su pokemon. D'Layla se apresuró al mostrador de la enfermera para recoger la poke ball. -Muchas gracias, enfermera Joy, de verdad que no tengo palabras para agradecerle lo que hace por los pokemon.- agradeció la chica, mientras se colocaba la bola en su cinturón. -¿Sabe? Creo que ahora iré a por la medalla Cascada, contra Misty.- Explicó a la mujer con decisión, mientras se daba la vuelta para volver a salir por la puerta, y buscar su segunda meta en aquel gran viaje que acababa de empezar.

Feliz como una perdiz tras vencer en su primer combate de gimnasio, y de manera aplastante... pero esa es la ventaja de escoger a quien te enfrentas en 1vs1... Aidan regresó al centro pokémon para una revisión de su Swampert. Por asegurar más que por ser verdaderamente necesaria. Le interesaba más ver el estado de su nuevo pokémon, al que encontró abandonado a su suerte en plena espesura a saber por qué motivo. Cuando todo estuvo listo se marchó sin dudar, hacia el siguiente gimnasio de su lista.

Tal vez tras este descanse un poco y rete a alguien de por aquí. Hmm.

Aidan James se fue del centro pokémon destilando energía por los poros. Pero, raro en él, lo hacía de manera silenciosa. Concentrada.

Saito llegó al gimnasio pokemon todo sudado, se notaba que había estado corriendo lo más rápido que pudo. -Pensé que no iba a llegar nunca.- Fue rápidamente al mostrador y le entregó su pokemon debilitado a la enfermera Joy. -Por favor enfermera Joy, cure a Decidueye. Tuvimos un combate con Misty la líder de gimnasio y nos ha dado una paliza.- Cuando su pokemon estaba siendo curado el joven entrenador no pudo aguantar sentado, tenía que saber si su compañero estaba bien, esperó en un lado del mostrador a que saliera la enfermera para preguntarle. -¿Cómo esta Decidueye?- una y otra vez, hasta que una de las veces salió con la pokeball y le dijo que ya se había recuperado. - Muchísimas gracias enfermera Joy, no se que haríamos sin usted.- El joven entrenador había sido derrotado en su primer gimnasio pero no perdía su motivación por ser el mejor maestro pokemon. Sacó la pokeball y le susurro -Haré todo lo posible para que tu esfuerzo valga la pena Hanzo, no permitiré perder de nuevo por una estrategia mal pensada- Se tomó un rato para meditar y eligió su siguiente destino. -Voy a por el gimnasio Princesa, espero que esta vez pueda ganar el combate- Saito salió decidido en dirección al gimnasio de tipo planta.

Near había llegado un poco tarde al centro pokemon, se entretuvo un poco en trabajos de meditación tratando de amplificar su poder psíquico de tal manera que sus habilidades estuvieran al máximo.

Cerebro había tenido un buen rato en el último entrenamiento antes de llegar, sin más se dirigió a la enfermera Joy para que esta hiciera lo suyo, Enfermera puede ayudarme con cerebro por favor?, mientras que esta hacía su trabajo se fijo en los gimnasios disponibles y automáticamente ubico su objetivo.

Una vez cerebro estuvo listo se encamino a su primera batalla.