Partida Rol por web

Llegáis (Merebor a duras penas) a la cima de la colina, donde podéis finalmente ver la ciudad.

Está bajo asedio. Desde ahí podeís ver algunas murallas derrumbadas por donde podríais pasar, muchos edificios están en llamas y lo que parece ser el castillo está casi derruido. Escucháis perfectamente el sonido de la gran batalla que está ocurriendo dentro.

La ciudad se encuentra a veinte minutos andando, el camino parece despejado. También observáis que es una ciudad costera.

Todo marchitandose, sin vida en los alrededores, no hay animales ni plantas en la zona, algo absorbe la vida que rodea a la ciudad.

"Este sitio no me gusta...algo está extrayendo la vida de este lugar...acordaos de cómo era el sitio donde llegamos; próspero y frondoso...aquí solo hay muerte...debe de haber algún sortilegio o amenaza constante que hace que la tierra sangre...esto no es natural..." - quedo estremecido a la vez que rabioso por el páramo que veo delante de mí.

"...si nos quedamos aquí acabaremos igual...movámonos" - digo mientras avanzo.

Al ver que Merebor apenas puede con sus piernas, me acerco ligeramente a él.

"Merebor, apenas puedes con tu peso, déjame aligerar tu carga" - le comento abriendo mi mochila grande, dispuesto a que me ceda parte de su peso - "llevaría todo...pero no creo poder con el peso...y sería recomendable que te taparas con la ropa esa herida..."

Miro como Merebor empieza a recobrar el sentido, a lo lejos escucho el ruido de la batalla y el aroma a sangre. Algo desde lo más profundo de mi ser empieza a removerse y parece que empiezo a disfrutar esta sensación de miedo y adrenalina. Me imagino a mi mismo entrando en batalla y derrotando a mis enemigos.

- Deberíamos hacer algo por Merebor, no podemos entrar en la ciudad con el así, casi no puede ponerse en pie- Digo mientras sigo andando ayudando a Merebor a moverse- Este sitio tiene algo muy extraño -miro la tierra árida y seca- No se si es obra de humanos...-

No notas nada mágico mas allá de lo que Babroth ha dicho... pero hay una presencia demoniaca muy cerca.

Cuanto más nos acercamos noto que algo no va bien, una sensación que no recuerdo haber tenido antes y que congela todo mi cuerpo.
Recuerdo cómo Dhursa me hablo hace años acerca de esto y de lo que significa.

-Esto definitivamente no lo ha hecho unhumano, noto un demonio por aquí cerca. Y si él es el artífice de todo esto más nos vale ir con mucho cuidado o saldremos peor parados que en la torre-

Le pones una mueca de desagrado a Horxus. Te levantas y compruebas tus alrededores. No es tu mundo... de nuevo.

"¿Otra vez con tus engaños? Este no es mi mundo, ¿Por qué me has traido a este lugar?"

"No podíamos llegar a tu mundo desde donde venimos."

Horxus se levanta y te mira sin quitar su sonrisa.

"Este mundo tiene una gran propiedad mágica gracias a que la magia fluye libremente por todos los lugares, tus hechizos, magia y demás son aumentados a causa de esto. Aunque tambien ocurre en nuestros enemigos, todas las especies de aquí han evolucionado con este factor, por lo que son más fuertes y más agresivos. Los reinos se han construido en base a la dictadura del más fuerte. Encontrarás hechizos nunca vistos aquí, magos poderosos y una muerte rápida si no vamos con cuidado."

"Debido a lo que te he explicado antes, este lugar es el más indicado para abrir un portal a tu mundo, solo necesitaremos algo que pertenezca al lugar de donde provienes, pero tus ropas o algo que tengas en tu mochila nos vale."

Mientras te dice esto mira al horizonte y te señala una ciudad.

"Ese poblado se llama Bayou, en sus catacumbas hay una zona ritual para crear portales a otros mundos. Conozco al tirano que lleva la ciudad, probablemente no nos deje usar su portal, ya nos las arreglaremos."

Tomo con gran desagrado las noticias que da Bael, mientras asiento - "...me imaginaba que la Naturaleza no había hecho esto...me repugna..." - siseo con bilis en la boca.

Continuas hasta la ciudad a regañadientes bajo las indicaciones de Horxus.

Mientras te acercas a la ciudad notas que el terreno se marchita según más avanzas, cambiando radicalmente a una zona cenagosa.

Al atardecer llegas a los alrededores de la ciudad, Horxus te indica que te apostes en una pequeña colina y que os paréis a observar el terreno, ya que debido a la cienaga no has podido ver lo que tenías delante.

Una vez llegas a la cima de la colina, observas la ciudad.

Está bajo asedio. Desde ahí puedes ver algunas murallas derrumbadas por donde podrías pasar, muchos edificios están en llamas y lo que parece ser el castillo está casi derruido. Escuchas perfectamente el sonido de la gran batalla que está ocurriendo dentro. Tiene una zona costera, pero no la alcanzas a ver bien.

La ciudad se encuentra a veinte minutos andando, el camino parece despejado, pero Horxus te dice que no.

"Humanos... tus simples y subdesarrollados sentidos te impiden ver la trampa que hay en el camino, el que ostenta el poder en la ciudad es un poderoso nigromante, los senderos a la ciudad están infestados de cadáveres que te atacarán en cuanto te detecten. Una trampa perfecta para transeúntes ignorantes como tu..." - Dice mientras se rie.

"Además, noto otro grupo... cinco personas... cerca nuestra."

- "¡Coufh, cough, ah! Do- dónde estoy". Exclamo en un intento fallido de incorporarme.

...

- "Si, si Babroth coge el saco de dormir y el carcaj normal..."

Notando los cuidados recibidos, que sin duda han sido apresurados.

- "Lo habéis hecho bien. - recito en mi lengua natal - ed noilav anam al etneuf ed al adiv"

...

- "¿Qué pasó en la torre? ¿Otra vez estamos en un lugar cenizo?"

Merebor te da su carcaj y su saco de dormir.

Veis como Merebor empieza a poner sus manos sobre las heridas de su cuerpo. Un brillo sale de ellas y los daños se revierten, excepto la herida de su cara, que no ha mejorado. Es horrible, ahora, depende de vosotros el asco que os de.

Extiendo un brazo hasta mi bastón que yace a mi lado y me incorporo algo más recuperado.

Mientras te empiezas a curar las heridas de la cara, notas la herida que te provoco la bestia. Es gigantesca, va desde tu labio derecho a tu oreja derecha, todo desgarrado, te falta un gran trozo de carne en la mejilla. Palpas con tus dedos y te llegas a tocar la mandibula.

"Esa magia parece útil, Merebor...pero no te ha quitado esa deformidad que tienes en el rostro...tápate bien la cara, te pareces un poco a Egelvild" - digo con gravedad, serio y sin burlarme.