Partida Rol por web

¿Cual es el nombre del Señor, si se puede saber? 

Sus conocimientos de historia le podrían decir algo por si esta persona fuera famosa o no, ahora, o en el futuro.  

Realmente es un encuentro fortuito, y nos deberían dejar ir. 

Efectivamente, no nos queremos involucrar con nada que sea conocido como un "golpe".   Somos simples estudiantes universitarios.  De paseo. 

-Muy mal tenéis que andar de personal para ese "golpe" si vuestra primera idea al encontraros a unos tíos que no conocéis de nada es reclutarlos. Pero bueno, no nos vais a dar mucha elección ¿No?-

Dijo Liam, devolviendo la mirada a Barry. Acto seguido comenzó a meterse en el coche, sabiendo que lo mejor sería dejarse llevar por la situación. Ese jefe suyo ya se daría cuenta que un grupito de universitarios iba a servirles poco para ese "golpe". 

Brian no dijo una palabra. Observaba los movimientos de ambos mafiosos para ver si existía la posibilidad de atacar por sorpresa al menos a uno de ellos y luego, entre todos, reducir al otro. Parecían dos tipos un poco incompetentes, sobre todo el tal Barry. Era una maniobra bastante peligrosa que ponía en riesgo la vida de sus compañeros, pero tampoco existían muchas probabilidades de que salieran vivo si entraban en el coche y les llevaban hasta la guarida del capo.

De todos modos esperaría al mejor momento para ese ataque.

Dos tipos con camisetas de flores abrieron la puerta metálica principal del recinto. García sacó la mano por la ventanilla a modo de saludo y los porteros asintieron levemente con la cabeza. Música y el murmullo de gente se escuchó tras las ventanillas abiertas del Mercedes.

La mansión era de lujo, con unos jardines cuidados hasta en su más mínimo detalle. La casa era de varias plantas y con varios sectores. Estaba claro que solo alguien con mucho dinero podría mantener el mantenimiento y los gastos de tal residencia. Dinero, u otras cosas.

Los ingenieros pudieron ver una piscina a su izquierda. Alrededor de unas veinte personas bebían y disfrutaban del agradable sol de Miami un sábado por la tarde. Bañadores de colores llamativos y camisas florales era lo que más se podía ver entre los hombres y las mujeres que allí se reunían. Algunas de las chicas saludaron a García, sonrientes. El puertorriqueño hizo lo mismo enseñando su bonita dentadura blanca.

- ¡No tardo, no tardo, mi amol, deme solo un segundo, ahorita vuelvo! ¡Ustedes vayan disfrutando de la pary!

Al llegar a la puerta principal otros dos hombres con traje blanco abrieron las puertas del Mercedes para que los pasajeros bajaran. Los ingenieros pudieron ver a Jessie Dj, el tipo que sonó en la radio durante la persecución, pinchando a un lado de la piscina. La gente no paraba de bailar al ritmo de las canciones que el joven pinchadiscos ponía. Cuando vio a Barry y García salir del coche los saludó a lo lejos.

Subieron poco a poco los peldaños de la entrada. Barry y García iban en cabeza, y detrás de los ingenieros, los dos tipos que los habían recibido. Los ingenieros miraban hacia los lados asombrados por el poder adquisitivo y la calidad de vida de aquella residencia. El vestíbulo, amplio y alto, mostraba varias grandes lámparas de idénticos cristales.

Un color blanco de mármol cubría la mayor parte de la residencia. Dentro, el frescor era más notable en comparación con el calor de las afueras de Miami. Tras avanzar por varios halls amplios donde se cruzaron con personal de mantenimiento y servicio, llegaron a un patio exterior que hacía de balcón sobre la piscina.

Allí, un tipo de pelo afro con varios colgantes estaba sentado en un gran sillón, mirando hacia la fiesta de la piscina. Estaba escoltado por dos tipos con armas cortas. Un par de chicas con el pelo con mucho volumen y bikinis se levantaron del lado de aquel hombre y salieron por la puerta. Una de ellas miró a Dharma con deseo y la otro hizo lo mismo con Brian, mientras les lanzaban una gran sonrisa.

Se giró hacia los nuevos visitantes y apoyó la barbilla en la mano del brazo que descansaba sobre el reposabrazos. Una media sonrisa se dibujó en su cara.

Barry se adelantó unos pasos y dejó el teléfono sobre la mesa.

- Como siempre, sus celebraciones no defraudan, señor C. – comentó el mafioso mirando hacia abajo del balcón. Jessie dj movía los hombros al ritmo de la música con las manos en el aire -.  Está bien, aquí tiene – dijo Barry mientras le entregaba lo que parecía una libreta de contabilidad o de notas.

Big-C miró la libreta que había dejado encima de la mesa unos segundos y después volvió los ojos a Barry.

- Ahora nos ocuparemos de eso, Barry, buen trabajo, es lo que necesitábamos para llevar a cabo el plan – Big-C fue mirando a cada uno de los ingenieros -. ¿Estos son los tipos de los que me has hablado? La verdad es que es un grupo muy peculiar – echó un vistazo de arriba abajo a la vestimenta de cada uno de los ingenieros.

El señor se reclinó sobre el sillón de cuero, que chirrió levemente. Una camarera con un vestido blanco y corto sirvió una bebida con una pequeña sombrilla a Big-C.

- Carlos y Barry me han dicho que aunque vuestra presentación no empezó con buen pie, después fue más que buena – dio un sorbo generoso a la bebida -. Perdonen mis modales, ¿quieren beber algo? El calor de Miami puede ser agotador y más después de una aventura como la que habéis vivido.

El silencio entre las preguntas de Big-C y las respuestas de los ingenieros era rellenado con la música y el bullicio de la fiesta de la piscina. Una de las chicas, sentada en el borde de la piscina, miraba fijamente hacia el balcón donde se encontraban los ingenieros.

- La tremenda habilidad para conducir, usar un arma y arreglar un teléfono en mitad de una persecución no es algo que suele verse todos los días. Si me permiten la pregunta… ¿De dónde han salido ustedes?

Los gritos animando la fiesta de Jessie Dj se escuchaban a lo lejos.

Perdonen mis modales, ¿quieren beber algo? El calor de Miami puede ser agotador y más después de una aventura como la que habéis vivido.

No muchas gracias.  Preferiríamos irnos, si fuera tan amable. 

Dharma trataba de recordar si había oído de algún mafioso de hace décadas con ese nombre aquí en Miami.  Por la época, quizá fuera el monopolio regional de cocaína.  Crack para los pobres, tal vez.   ¿Comercio con... Colombia? 

Somos estudiantes de ingeniería, yo de historia.  Un choque sin querer contra sus hombres.   La reparación, fue... pues pura suerte.  Nosotros hacemos más bien matemáticas aburridas.  Bueno, no tan aburridas.   Había un cable suelto que no habían visto; eso es todo.

Preferimos estar de regreso con nuestros escritorios y ...libros.  Si, en esta época casi todo se estudiaba de libros.  Creo. 

Big-C sonrió de medio lado con la respuesta de Dharma.

- ¿Pura suerte? - su expresión no era arrogante ni amenazadora - Barry me comentó que la carcasa del móvil estaba abierta y tenías varios cables sueltos y que entre usted y su acompañante - dijo señalando a Karim - lo solucionasteis en menos de dos minutos. Como si ese mecanismo fuera básico para vosotros. También me dijo que aquel asiático no rozó el coche en toda la persecución y que el que se chocó con él - hizo un gesto con la cabeza hacia Liam - le dio un tiro a una moto que iba a 100km/h en un coche que iba esquivando el tráfico.

Volvió la cabeza hacia el balcón para observar la fiesta.

- No, eso no es cuestión de suerte, señorita.

Karim no había conseguido limar asperezas con ese par de hombres de cuyo ánimo dependía su propia integridad.

- Muy bien, os acompañaremos... - les dijo con resignación mientras se subía al coche.

Al parecer la mala suerte no había más que empezado y cada vez todo iba a peor. Mientras estaba en el coche susurró a los que estaban junto a él, evitando que los de la parte delantera oyeran nada.

- Primero el fallo en el proyecto. Luego nos topamos con esta gente y ahora van a utilizarnos para cometer algún delito...

Todo lo que vino a continuación pasó muy rápido, demasiado como para entender en que se estaban metiendo. El lujo por el que estaban rodeados indicaba que ese "jefe" del que hablaban no era cualquier maleante del tres al cuarto.

Acababan de llegar al Miami de la década de los 80 y estaban cara a cara con todo un capo de la mafia.

- En menudo lío estamos metidos. - dijo entre dientes.

- Como le ha dicho mi compañera somos universitarios. - empezó a contar diciendo la verdad. - Venimos de viaje desde Boston a pasar las vacaciones. - en cierto modo era una media verdad. - Lo único que nos gustaría es volver a nuestro hotel y disfrutar del buen tiempo. - aquí ya dejó volar la imaginación.

¿Qué podían estar haciendo un puñado de universitarios en Miami que fuese tomar un descanso de sus estudios?

No se le había ocurrido una mejor coartada para evitar dar explicaciones sobre inverosímiles viajes en el tiempo.

Brian permanecía en silencio. Una vez dentro de la guarida de aquel mafioso, las probabilidades de escapar se reducían casi a 0; pero aun así se dedicó a calcularlas mentalmente. Lo de hacerse pasar por inocentes estudiantes no iba a funcionar. Aquella chusma les había echado el ojo pensando que eran útiles, de modo que solamente quedaba aguardar acontecimientos e intentar escapar más tarde.

¿Escapar, adónde? Hemos dado un salto atrás en el tiempo de más de treinta años.

Su mente era un hervidero de incógnitas sobre la naturaleza del fallo. El sabotaje de Dharma debía ser el hilo del que tirar para poder encontrar un camino de vuelta.

Pero, por el momento, se le ocurrió que lo mejor que podía hacer era quedarse callado. El manido estereotipo del asiático silencioso cuyos pensamientos nadie conocía le iba a venir de perlas en esta ocasión.

Todo fue suerte, de verdad.   

Pero bueno, creo que no podremos decir que no en estos momentos, ¿verdad?   -Miró con resignación, esperando con todos el mejor momento para escapar. 

Es posible que lo decepcionemos, sólo tómelo en cuenta, ¿si?   No quizo decir más, pues se acordó la escena de aquella película vieja del club de hackeo que ganó uno de los Razzies: Swordfish, donde Travolta era un mafioso que presionaba a Jackman a sacar su mejor talento, de una manera que no quisiera ver repetida aquí, sobretodo la parte de la pistola. 

¿Porqué la máquina del tiempo nos mandó a este lugar precisamente?  ¿Qué nodo/nudo del tiempo debemos destrabar aquí?   

Pensó en los donadores del proyecto Eon.  ¿Alguno se parecía a Big-C, o alguno de sus herederos?   Luego esas cosas estaban conectadas.  Alguna de sus ecuaciones del caos tenían atractores en eventos así, según la última idea en la que andaba trabajando.

Big-C giró la cabeza hacia Karim para prestarle atención mientras hablaba.

- Universitarios, entiendo - el jefe sacó un cigarrillo de la cajetilla que tenía sobre la mesa. El tabaco crepitó al sentir la llama del mechero -. Siempre es mejor volver - lanzó el humo hacia arriba - con una cantidad de dinero extra A Boston, ¿no? Algo para poder terminar de pagar los estudios... universitarios. ¿Saben? Los tipos de las motos que iban tras vosotros perseguían esto - dijo dando varios toques con el dedo índice sobre la libreta que Barry había traído -. En estos apuntes hay muchas de las cosas que necesitamos para poder hacernos con una zona potente de Miami. Su líder, Vincent Gambrino, es vulnerable con esta libreta en nuestro poder. Entre eso, y con el apoyo de sus excelentes habilidades, ustedes podrán volver a Boston y nosotros podremos conseguir algo que necesitamos.

Se escuchaba a Jessie Dj piropear a varias chicas que se bañaban en la piscina.

- Evidentemente, os garantizo que sus vidas no correrán peligro. ¿Verdad, García? - el puertorriqueño asintió levemente mientras Barry dejaba ver una sonrisa en su rostro - Barry se pone muy nervioso cuando manchan su ropa de trabajo, no se lo tengan en cuenta.

-Desde luego no fue suerte, pero ni se imaginaria lo que puede llegar ha hacer gente mediocre ante una situación de riesgo.-

Dijo Liam titubeando, tratando de aparentar tranquilidad sin mucho éxito ¿Porque estaban ahí? Era lo único que le preocupaba al ingeniero en ese momento, pues todas las conexiones que trataba de hacer le resultaban ilógicas. No podía predecir nada, pues no sabía en que tipo de entorno se movía. "Es como cuando empecé en Harvard..." pensó el ingeniero, como si fuera una pequeña revelación. Su única opción era adaptarse hasta que pudieran poner los pies en tierra firme. 

-No es por ser impaciente señor... señor C, pero quisiera saber ¿Para que nos necesita exactamente? No creo que alguien con tantos recursos tuviera problemas en encontrar ha gente más... preparada para la ocasión.-

- Seguro que no, señorita... - Big-C arrastró las palabras, esperando que Dharma dijera su nombre - Sus cometidos serán coser y cantar viendo como se desenvuelven. 

Expulsó el humo entornando un poco los ojos con la última calada, después, apagó el cigarrillo en un cenicero blanco.

- Entiendo lo que quieres decir, muchacho, yo me he visto así en muchas situaciones - dijo refiriéndose a Liam -. Todo esto que ves empezó siendo mediocre y con el tiempo, se hizo un bonito sitio, ¿verdad?

Big-C se levantó y apoyó los codos en el balcón, observando la fiesta. Después, se giró para apoyarse en la baranda dirección los ingenieros. El tintineo de los collares de oro se escuchó levemente.

- Estaba esperando esa pregunta, es lógico que al menos quieran saber de qué se trata. Y no es por someterles a intriga, pero hasta esta misma noche no sabrán los detalles, mis chicos y yo tenemos que atar los últimos cabos. Como os he dicho, sus vidas no correrán peligro - hizo una pausa y después soltó una pequeña carcajada -. A veces no hace falta buscar a nadie, muchacho, el tiempo pone a esas personas en tu camino  - terminó sonriendo mientras se acariciaba la barbilla con una sonrisa - García, que nuestros invitados estén cómodos hasta nuestra cita esta noche.

Big-C se giró de nuevo hacia la fiesta, no antes sin inclinar la cabeza a modo de despedida.

Barry y García acompañaron a los ingenieros a la piscina, a una zona de sombra con un toldo que servía de reservado. Allí, varias chicas les ofrecieron un cocktail que incluía todo tipo de bebidas y exquisitos bocados. El atardecer estaba comenzando a caer al final del horizonte de Miami, tras la costa. El cielo se tiñó entre una mezcla de rojo y naranja. La noche estaba a punto de caer y con ellos, el sábado noche.

Barry recogió a García y a los ingenieros en el mismo lugar donde bajaron hacia solo un par de horas, justo las escaleras de la mansión. Esta vez, contaba con un 4x4 negro amplio. Un agradable viaje por las calles de Miami de quince minutos terminó en la sala más famosa de la ciudad.

La puerta del Studio 54 estaba abarrotada de gente. Sábado noche en Miami. Verano. El sonido atronador de la música se escuchaba desde el interior de la famosa discoteca. La cola daba la vuelta a la calle. Los porteros hacían filtro echando a la gente que nos le parecía adecuada. Tenían preferencia gente famosa del mundo del cine, los negocios... y las chicas que llamaban la atención. Más de un cliente se lamentó de no haber podido acceder al recinto pero sin rechistar mucho, allí la seguridad no dudada ningún momento en intervenir de manera violenta.

Los ingenieros, acompañados de Barry y García, rodearon la larga cola para entrar por un camino acordonado y alfombra roja. Barry se acercó al portero que controlaba la cola y le dijo algo al oído. Este, asintió mientras miraba a los ingenieros para después decir algo al pequeño micro que colgaba de la solapa de su chaqueta negra. El acceso VIP era siempre mirado con recelo por aquellos que no podían acceder a él, pero esa sensación de ser observados no era más que un mérito sentimiento instantáneo después de sentir el aire frío de las turbinas que aclimataban la sala y evitar toda la gran cola. Merecía la pena.

- Nuestra prioridad es volver a Boston de una pieza. Si para tener los bolsillos llenos vamos a jugarnos el cuello o a acabar entre rejas, prefiero quedarme como estoy. - le respondió a Big-C para recalcar su postura.

Pese a todo ese no era un hombre al que se le podía negar una "oferta de trabajo" tan fácilmente. Esa "oferta" por desgracia no era negociable. Si querían salir de esta y tener una posibilidad de regresar al futuro, primero debían terminar su parte o en su defecto, escapar de las garras de esta mafia.

* * * 

La noche llegó pronto y las luces de neón bañaron las calurosas calles de Miami. Les llevaron entonces a una de las salas de moda de la época en la ciudad. Parecía un lugar lo bastante concurrido como para conseguir escabullirse dada la ocasión.

En un momento dado, mientras Barry hablaba con el portero, Karim se acercó a Brian...

- La sala seguro que está abarrotada. En cuanto entremos le pediré a Barry que tengo que ir al servicio. Si logro que me acompañe tendréis a uno menos vigilando. Si os separáis cada uno en una dirección, García solo podrá atrapar a uno de vosotros. Deseame suerte...

¿Qué estamos haciendo aquí?, se preguntó Brian. Todo esto es demencial... Odiaba las discotecas desde que era adolescente. En una de ellas había sufrido la mayor humillación que recordaba por parte de algunos miembros del equipo de fútbol del instituto. Le habían hecho creer que le gustaba a Tammy, una chica rubia y dulce que se llevaba muy bien con él, y que aquella noche se le iba a declarar en la fiesta que organizaban en una sala de su ciudad. Brian pasó el día entre asustado e ilusionado y cuando llegó a la discoteca los del equipo le convencieron de que se armara de valor y le confesara a Tammy que a él también le gustaba ella. El resultado fue que Tammy se asustó de que Brian le confesara sus sentimientos y los del equipo, testigos de todo, se estuvieron riendo de aquello hasta el final del instituto. Tammy no le dio mayor importancia pero Brian no volvió a acercarse a ella.

Las palabras de Karim le sacaron de su ensimismamiento y le pusieron en estado de alerta. La verdad es que se trataba de la mejor oportunidad para huir. Al menos algunos de ellos...

Liam miraba con ojos curiosos la cola que esperaba, detrás de ellos, la oportunidad de poder entrar en aquel local. Un chaval, intentando aparentar estar sobrio, discutía con una chica que con furia miraba una mancha de vomito en su vestido. Un amigo del chico beodo acudía en su ayuda, y, aprovechando la distracción, una pareja de muchachas aprovechaban para robarle su sitio en la cola, recibiendo a su vez la mirada curiosa de un hombre musculoso en frente suya."Ah, discotecas, que mejor lugar para ver en acción el efecto mariposa" pensó el ingeniero, recordando aquella veces en las que se había visto arrastrado a alguna fiesta y había tenido la oportunidad de ver el destino en acción desde la cómoda esquina de la barra.

Pero no estaban allí para estudiar causalidades. De hecho...

-Hey, García ¿Podrías por lo menos decirnos que hacemos aquí? No parece un lugar muy privado para discutir ciertos asuntos, ya me entiendes.- 

A Dharma algo le gustaba de ir al famoso Studio 54. 

¡En todas las Seychelles no habría un antro así de popular y lleno!  Y tannn retro, owo. 

Si, en algo estaba contenta. 

Pero claro, ser parte de un grupo mafioso, entrando a ¿territorio rival?   No, no iba a salir nada bien.  Mejor se concentró. 

Compas, les dijo por bajo, en cuanto estuvieron lejos de los oídos de sus captores, aunque fuera por corto tiempo. 

Los sistemas de vigilancia electrónica han de ser de lo más antiguo... Y, seguro sabríamos como causar un corto circuito.  En el caos de la oscuridad será más fácil escapar. 

Ahora, ¿alguien se acuerda de algo que haya ocurrido en 1983 en este lugar?  -Ojalá tuviera acceso a la internet de nuestro tiempo. 

Se empezó a fijar en el cableado, las cajas de fusibles, tomas eléctricas y demás...