Partida Rol por web

Al intentar recobrar la compostura, le pegan una patada desde atrás en las piernas que hace que Quirón quede de rodillas en el suelo, exhausto..

Tras observar el combate, Máximo comienza a ver con otros ojos al mas voluminoso de los que llegaron, sabia pelear. Una nueva prueba, que pondria en jaque su destreza y sus sentidos.

EL hispano se alejo un poco del grupo y se vendo los ojos, comenzo a caminar y a los pocos pasos noto como algo golpeaba su pierna izquierda y caia al suelo probando el sabor de la arena.

-Bueno, ya se que por aqui no es.

Se incorporo de nuevo a ciegas, el sonido de los entrenamientos hacia dificil discernir quienes estaban lejos y quienes cerca, aunque intentaba ir por donde menos se escuchaba. Al parecer alguien empujo a otro por que sintio como la espalda sudorosa de alguien chocaba a gran velocidad contra el desequilibrandolo.

¡Maldición!

De nuevo caminaba a ciegas, con los brazos medio extendidos en busca de uno de sus compañeros, sentia que estaban haciendo el imbecil o al menos seria la sensacion que proyectaban a cualquiera que les viera.

Sus pensamientos se vieron detenidos, un golpe en las costillas con una de esas armas de madera le quito el aliento durante unos segundos, habia sido totalmente intencionado.

Esto empieza a mosquearme..

De nuevo en pie, Máximo sacude a ciegas el polvo que se imagina debe acumularse sobre su cuerpo. Respira hondo antes de empezar a caminar y esta vez camina alejandose del ruido del entrenamiento. Y luego comienza a caminar de nuevo, y cada vez que el ruido aumentaba cambiaba de dirección.

Lo mas inteligente es no caminar cerca de donde estan entrenando, espero que alguien mas se de cuenta.

De pronto sus manos tocan una espalda.

-Si he alcanzado a tocarte por la espalda sin que me veas venir, debes de estar tan ciego como yo.

El mensajero, algo molesto de que no le presten atención, responde al señor de la casa:

- El excelentísimo Cano Rufio se dirige en estos momentos hacia aquí y solicita un recibimiento a las puertas de este ludus. Sus motivos ya os los explicará a su llegada.

Luego se queda esperando por si tenéis algo que responder.

Quirón se levanta de suelo, se calma, se tranquiliza, coje aire y lo suenta..

Venga, vamos allá tío, tu puedes.. se anima a sí mismo mientras vuelve a andar a oscuras por la arena.

Al principio choca contra algo que lo frena poniéndole la mano en la cara, y como su hedor de sudor lo delató, supo que de ahí vendría un puñetazo a su cara por lo que se agachó con velocidad y se dirigió hacia otra dirección. Encontrándose otra vez con alguien, Quirón se puso en guardia pero no sintió nada.. no pegaba, no olía a sudos y a arena.. tenía que ser uno de los suyos.

En efecto, era Alexander.

 pero que...- digo al sentir tantas manos tanteandome, asi que me aparto bruscamente de ellas y empiezo a tantear yo mismo, dirigiendome de cara a lo que pareceser un puño, el cual, se estrella contra mi... esto es humillante... me detengo un segundo, respiro profundamente y me concentro, escucho lo que hay a mi alrededor y camino tranquilamente hacia alguien, lo toco, y al no sentir ningun puño contra mi le pongo una mano en el hombro, un rechonco hombro, un hombro compañero- tranquilo, ser yo- digo al sentir sus msuculos tensarse con mi contacto.

Los observe atentamente y mientras peleaban me gire hacia mi padre - Quiero a esos dos - Comente señalandolos - Quiero que sean mios y sigan mis ordenes, y no parecen de los mas dotados para el combate asi que tampoco sera una molestia para el ludus... - Dije acercandome a el y poniendole pucheritos.

La pelea entre mis dos compañeros es mejor de lo que esperaba. Son bastante habilidosos. Tras el primer abuso cometido por nuestros captores, el Doctore nos da las indicaciones para nuestro primer entrenamiento, el cual tampoco está exento de violencia gratuita. Me coloco la venda en los ojos y me concentro en encontrar a algún compañero. Mis oidos están atentos a lo que ocurre alrededor, pues no quiero darle el gusto de golpearme a nadie. Durante mi tránsito, noto que tropiezo con uno de los gladiadores del lugar. Rápidamente me muevo para esquivar el inminente golpe y me apuro a encontrar a algún compañero. A los pocos segundos noto a alguien cerca de mi, al parecer desorientado, y le toco.

Creía que sería muy difícil, con tanta gente entrenando. He tenido suerte. A ver qué nos preparan ahora...