Partida Rol por web

No te acerques, no tienes derecho a borrarme la memoria, son MIS recuerdos. El arquero tensó un poco más la cuerda de su arco, casi hasta el límite de resistencia del arma, y de los músculos del propio combatiente.

El soldado frunce el ceño

Tienes que razonar. No podemos dejar que un humano sea testigo de la aparicion de un angel como Eidah, y vuelva para contarselo a los demas. Tampoco podemos fiarnos de tu palabra. Las apariciones y los milagros deben de ser presenciados cuando se deba, y tu estabas en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pero no te preocupes: Te doy mi palabra y que mi luz se extinga si miento, de que no borraremos mas que los sucesos acaecidos en este lugar y hace unos minutos

Rock gruñe

Notas que el sirviente esta un poco incomodo, y parece nervioso ante tu negativa, y te sientes satisfecho. A pesar de sus palabras, no esta tan seguro como parece estarlo, y que le estes apuntando con el arco supone un gran problema para su valentia

Eso también son mis recuerdos, por si tú no lo recuerdas os he ayudado a vencer a esos demonios, ni siquiera estaba obligado a quedarme en ese lugar, podríais haber muerto y yo he arriesgado mi vida por ayudaros, así que no me voy a quedar de brazos cruzados mientras me borran mis recuerdos como agradecimiento.

El soldado parece dudar ante tus palabras, aunque luego frunce el ceño, y cierra el puño en torno a la lanza

Me temo que no lo comprendes. No hay un no que valga. Ademas... Si hemos ganado ha sido solo por nuestra señora, Eidah. Como podria un simple humano hacer frente a demonios de esa fuerza

Los demas rien, aunque con cierto nerviosismo, y esto parece envalentonar al que habla

Queria hacer esto por las buenas...

Acto seguido da un paso hacia ti

Oyes un comentario a tus espaldas

Tranquilos, es solo un humano

Por si no te has dado cuenta este humano ha dejado seco a un demonio con tan solo dos flechas, y si das un paso más haré lo mismo contigo, no me gusta luchar con los sirvientes de Dios, pero si no tengo otra opción lo haré. El arco se tensó un poco más, el arco estaba al límite de su elasticidad, al igual que los músculos del arquero.

Yo también quería hacer esto por las buenas...

El aludido frunce el ceño

Atrapadle

Acto seguido sientes como los diez enemigos que te rodean se lanzan a por ti, alzando sus lanzas, preparados para descargarlas sobre ti

Pues si así lo queréis así lo tendréis. El arquero lanzó tres rápidos disparos al primer combatiente.

Thranduil soltó sus flechas con habilidad, mortalmente dirigidas hacia sus adversarios. Pero eran demasiados para el solo. Giró sobre sí mismo, el tiempo parecía ralentizarse por momentos. Eran demasiado. Y se le echaron encima. Su corazón latía como nunca lo había hecho, temiéndose lo peor. El arquero levantó los brazos instintivamente tratando de parar los golpes que se le venían encima. Todo iba cada vez más lento a sus ojos.

Y, de repente, oscuridad. Thranduil se sumió en un estado de inconsciencia. Pero antes de perder por completo el conocimiento escuchó gritos. Muchos gritos y un fuerte sonido de fondo. No sabría precisar de qué se trataba, pero tampoco tuvo tiempo de averiguarlo.

Un oscuro velo se cirnió sobre él. Cayó al suelo. Y se durmió.

¡Thranduil!...

¡¡Corre hijo!!, ¡Huye!....

¿Padre?

Cariño... ¿Ya has llegado?...

¿Quién eres?

¡¡Matad a la bestia!!

¡¡NO!!

Debes.... ser purificado...

¡¡NO!!, ¡¡NO!!

¿Pero qué haces?... ¿Cómo has...? No deberías estar aquí...

¡Fuera! ¡Sálvate!

Thranduil despertó bañado en sudor, como tantas otras veces. Estaba un poco mareado, muy cansado y le dolía la cabeza. ¿Qué había ocurrido? Sí... lo recuerda... Los ángeles... los demonios... ¿Dónde están?. Él estaba en el bosque donde la noche anterior tuvo los encuentros, pero no había ni rastro de los seres, ni de unos ni de otros. Estaba amaneciendo. Los rayos de sol comenzaban a colarse entre las ramas de los árboles. Rocks estaba tumbado junto a él.

Entonces lo vio. Estaba en el centro de un círculo perfecto. Un círculo de hierba corta, arrancada por algún tipo de fuerza descontrolada. No quedaban matorrales ni piedras en un radio de unos diez metros. Atónito, el arquero miró hacia arriba. También las ramas de los árboles justo sobre su cabeza habían desaparecido, visiblemente arrancadas de cuajo. Las pocas hierbas y la tierra bajo sí presentaban un ligero dibujo circular, en sentido horario se atrevería a decir, como si hubiesen pasado un arado por el lugar.

Thranduil se sentía confuso. Ni siquiera podría decir cuanto tiempo había estado durmiendo. ¿Sería la mañana siguiente o...? ¡Quién sabe!. Se llevó la mano al frente y sintió un tacto duro. Duro, frío y a la vez suave. Se miró la mano sorprendido y descubrió que estaba fuertemente aferrado a una extraña roca. Aquella piedra del sueño, la que les dio el Guardian del Este. Pero, ¿cómo había llegado allí?. Recordaba haberla guardado en una bolsa de su cinto, pero no haberla sacado de él.

El arquero respiró profundamente y miró de nuevo a su alrededor, todavía sentado en el suelo, tratando de encajar las piezas.

Thranduil se encontraba mareado, el cansancio, la confusión, el bajón de adrenalina, todo se arremolinaba creando un vacío en su interior, estaba preocupado, muy preocupado, por él, por Rock, por Arelaia, por Rurik, Katrina y Beoulf, por sus tierras y su gente, todo estaba pasando tan rápido.

Miró alrrededor en busca de su fiel compañero. Rock, ven aquí, vamos chico, tenemos que comer algo.

Mientras esperaba que el lobo apareciera observó la piedra extrañado, ¿cómo había salido aquella piedra del sueño y había entrado en la realidad?

Rock había permanecido tranquilo junto a su dueño y amigo mientras este se recuperaba. El lobo dio un par de vueltas por el círculo que se había formado en el suelo como tratando de comprender lo ocurrido. Sin embargo, acudió rápidamente a la llamada de Thranduil y se colocó a su lado esperando la acción mientras el arquero parecía anonadado.

Thranduil por su parte continuaba observando la roca que tenía en la mano. Había perdido parte del intenso color azul que le recordaba en el sueño, pero estaba claro que era la misma roca. Recuerdó haberla guardado en su ciento cuando el laberinto se destruyó... ¿Y después?... Quizás había permanecido allí todo el tiempo sin que él se percatara. Al sostenerla en la mano podía percibir que la piedra emanaba un gran poder, algo que no podía explicar y que no había sentido antes. Sin embargo... parecía una simple piedra de río.

Thranduil avanzó por el bosque con Rock, cazó algo para llenar el estómago y se sentó un momento para concentrarse, debía encontrar su propio rastro y volver sobre sus pasos, hasta donde estaba Arelaia y los demás, debía encontrarlos, y pronto.

Thranduil caminó largo rato por el bosque. En ese tiempo pudo cazar algunas pequeñas piezas y recolectar algunas frutas y verduras que sin duda les darían para comer a todos un par de días.

Sin embargo, al guardabosques le costó un poco encontrar el rastro de vuelta. La tormenta de la noche anterior había cambiado significativamente el paisaje y, aunque no se había alejado en exceso de sus amigos, el camino ya no era el de hacía un par de días.

Tras largas horas de camino dio con el río en el que había ayudado a Katrina a limpiar los platos tras su última comida. Desde ahí ya todo el mucho más fácil, solo tendría que seguir el arroyo hasta el claro del bosque. Pero tardaría todavía un par de días.

Durante su paseo Thranduil notó algo extraño. De hecho lo raro es que todo era anormalmente normal, lo cual desconcertó al guardabosques tras los acontecimientos de lo últimos días. No encontró extraños peligros en el bosque, ni se cruzó más que animales corrientes, la frutas y verduras eran verdes y sanas y el sol lucía esplendido.

Thranduil se decidió a seguir el arroyo todo lo deprisa que pudo, aunque tanta tranquilidad podía resultar sospechosa, el guardabosques supuso que se podría deber a que los demonios fueron exterminados, o tal vez todo fue una alucinación provocada por la ingesta errónea de alguna planta de estas características mientras cazaba.

Tras un par de días más de camino Thranduil consiguió encontrar el lugar del bosque en el que se refugiaban sus amigos y Arelaia. había atravesado el río por un pequeño vado que encontró en el camino y todo lo demás había resultado bastante fácil.

Rápidamente recorrió los escasos metros que le separaban de su objetivo y, al llegar, vio como su hijita y Beoulf correteaban en una zona del claro cerca de uno árboles. Al verle aparecer, ambos críos corrieron a su encuentro y corrieron en círculos alrededor del arquero. Thranduil a llegado. Papá a vuelto. Thranduil ya está aquí. Papá ya está aquí. Arelaia se detuvo un instante frente a su padre para darle un fuerte abrazo y seguidamente ambos chiquillos se alejaron de nuevo correteando con sus juegos.

Todo parecía muy calmado. Poco después Rurik apareció de entre los árboles.

La expresión del hombretón era algo extraña. Parecía tener sentimientos encontrados. - ¡Thrandu, chico!, que alegría verte de nuevo. Ya estaba empezando a preocuparme, casi cumple el plazo que nos distes para esperarte. No habría sabido cómo decírselo a Arelaia... - Rurik decía estas palabras mientras se acercaba a su amigo negando con la cabeza. Al llegar hasta él le dio un fuerte abrazo unos golpes en la espalda con una fuerza desmesurada. Afortunadamente Thranduil tenía el cuerpo hecho a grandes esfuerzos porque aquel "abrazo de oso" podría haber dañado a más de uno.

El comportamiento de Rurik era algo extraño. Normalmente era un hombre afable, pero nunca había abrazado a Thranduil de esa forma tan efusiva. Y aún estando allí a salvo, tras sus duras facciones, su rostro seguía mostrando algo de preocupación.

Se apartó un poco del arquero y colocó lo brazos en jarra. - Bueno y dime, ¿qué tal?. ¿cómo está la cosa por ahí fuera?, ¿Crees que podemos volver ya a casa?... Estábamos preocupado porque hace tres o cuatro noches vimos un gran rayo de luz salir del bosque. No sé que era, pero lo que es seguro que se vio a muchos pueblos de distancia. -

Thranduil recibió a los niños con una sonrisa, y luego soportó con entereza el abrazo de su amigo. Verás Rurik, no estoy seguro de ello al cien por cien, pero creo que sí, fuera lo que fuere lo que buscaba el inquisidor me parece que ya ha desaparecido.

Buscó con la mirada a su amiga Kat, le extrañaba que ella no le hubiera recibido, sin embargó se alegraba de poder estar en ese momento allí. Vamos, alégrate, podrás volver a tu hogar con Kat y Beoulf, cuando llegue ella comeremos algo y volveremos lo antes posible, todo ha pasado.

El hombretón aparató su mirada de Thranduil por un momento con algo de desasosiego mientras se giraba. - Verás... Kat... está aquí... - Rurik dio unos pasos hacia el lugar del bosque por el que había salido a saludarte.

Al acercarse, Thranduil pudo ver entre los árboles que había construida una pequeña cabañita, apoyada en dos grandes troncos y rodeada por ramas y hojas que empezaban a mostrar signos de sequedad. Del interior surgía un débil lamento. - Hace unos días que está bastante mal. No sé si es que está enferma o hay algún problema con el bebé o yo qué sé... pero está muy caliente y apenas puede moverse. He intentado mantener a los niños al margen, pero empiezan a sospechar... Tenemos que ir rápido al pueblo. - La visible preocupación en el rostro de Rurik ahora tenía explicación.

Thranduil entró a la cabaña a ver a Kat, no sabía lo que le pasaba, sin embargo tal vez alguna de las hierbas del bosque podrían ayudarla. Kat, ¿cómo te encuentras?

Al asomarse a la cabañilla, Thranduil encontró a Katrina tumbada en un pequeño lecho de ojas secas, semi-tapada con una mentita hecha de pieles de pequeños animales y trozos de telas malcosidos. Gotas de sudor corrian por su frente. Parecía que estaba dormida. Un leve lamento imposible de entender se escapaba de sus labios.

Rurik se quedó fuera, pues apenas había sitio para dos en el cubículo.

- Lleva así casi dos días. No sé que hacer. Deberíamos llevarla al pueblo. -

La voz del hombre temblaba levemente, pero Thranduil nunca había visto titubear a Rurik, por lo que debía sentirse realmente afectado por todo lo que estaba pasando.