Partida Rol por web

El tamaño de aquella huella me preocupaba.

-¿Sería un humano muy grande... u otra criatura aún más grande? -reflexionaba en voz alta- Debemos estar alerta -dije entonces a mis camaradas- Lo que haya pasado por aquí, debe ser muy fuerte.

Tras bajar las escaleras, Vincent abre el camino por el oscuro y fétido pasillo, aprovechando su visión especial, tras el va Larag la " Gárgola ", Alfonso tercero, Fonkin cuarto, Meera quinta, Grogt sexto, Harold séptimo y Bulko " el minotauro zombi " octavo. La luz de Harold y de Alfonso llega hasta 40 pies de distancia ( 20 de luz más 20 de penumbra ), por lo que Alfonso debe distanciarse de Vincent como mínimo 45 pies. El silencio más adelante del pasillo resulta abrumador.

Tras asegurar el descenso, dejó atrás a los demás, alejándose de la luz más por precaución que por necesidad. Aquél brillo sería un faro para cualquiera, así que él iría por delante, listo para pillar por sorpresa a cualquier enemigo.

Avanzó, lentamente y pendiente de cualquier amenaza que entrara en su radio, fuera la que fuera. Por supuesto, sin luz seguiría en desventaja, pues no era capaz de guiarse de manera perfecta, pero sus sentidos, aunque mermados, al menos le permitían mantener el sigilo.

Bajamos con cuidado, con la antorcha iluminando de mala manera los recodos que nos llevan hasta el fondo de la escalera, restos de sangre y quién sabe qué mas estaríamos recorriendo si lo examinásemos detenidamente, pero apenas veo a Vincent adentrarse entre las sombras para investigar el camino que tenemos por delante. Lentamente se va difuminando su silueta mientras se aleja en pos de lo que nos espere.

Fonkin examina todo con cuidado, o todo el que se puede dedicar en esta situación, tenemos a algo grande por delante, no sería la primera vez que nos enfrentábamos a algo así, y nunca era fácil. - Otro gigante Fonkin, quien sabe si nos toparemos con algún viejo conocido.

En silencio vais avanzando lentamente, tras recorrer unos 100 pies por el oscuro pasillo, este acaba bruscamente en un pozo de unos 10 pies de profundidad por unos 5 de ancho, amarrada a la pared hay una cuerda que desciende hasta su fondo. El sentido ciego indica que el olor a sangre y muerte proviene de allí abajo, una leve corriente de aire lo lleva hacia el exterior del mausoleo.

El resto del grupo distanciado de Vincent ve el pasillo sucio con alguna gota de sangre reseca en el suelo, al parecer algo o alguien se movió recientemente por aquí sangrando....

-Vaya, otro pozo -comenté- Y éste parece que se usó más recientemente... Espero que lo que esté allá abajo ya esté muerto.

Esta vez había estado a punto de caer en el agujero. Sus sentidos estaban muy desarrollados, pero sin duda no eran infalibles, y en la oscuridad total podría traerle consecuencias desagradables. Decidió que, en adelante, tal vez tendría que hacer uso de algo de luz durante la exploración.

Como fuera, espero al resto allí, y miró al pozo iluminado por la magia de Harold. No parecía muy profundo ni peligroso, y a juzgar por las marcas había sido recientemente transitado. Si fuera una trampa, seguramente habría saltado ya; gracias a su habilidad, también sabía que ningún enemigo esperaba abajo.

—Bajaré a mirar.

Dicho y hecho. Cogió la cuerda y empezó a descender con con calma, tomándose su tiempo para no resbalar, y asegurando cada pie antes de descender cada metro.

Vincent había descubierto una ruta diferente en el camino que se nos presentaba y ahora la iba a inspeccionar, pero aunque fuese algo sencillo, nunca se sabía lo que el caos podía prepararnos.

Nos juntábamos en torno a la abertura mientras el batidor del bien se movía en la nueva estancia buscando lo que allí estuviese, algo grande y seguramente hostil. Los demás con la luz de la antorcha y la de Harold esperábamos a bajar por turno.

Vincent desciende con suma cautela hacia el fondo del pozo, unos segundos después se escucha un sonoro click y una puerta oculta en el fondo del pozo se abre en medio de la oscuridad.

Tras asegurarme de que ninguna trampa se activaba de repente, asentí satisfecho y volví a escalar la cuerda, hasta asomar por el borde del pozo, a la luz de la antorcha y el brillo de la magia de Harold.

—He encontrado y abierto una entrada secreta —informó al resto.

Y de las mismas, desapareció de nuevo por el agujero, dispuesto a pasar por la puerta que había abierto.

La aportación de Vincent estaba siendo más que vital, explorando por delante del resto en la oscuridad y preveniéndoles de los peligros que había en el camino y que eran invisibles para Harold. Se dedicó a iluminar aquel nuevo pozo hasta que indicó que había una nueva puerta secreta. Aunque el pasillo seguía, no era buena idea dejar nada a su paso sin explorar, pues podrían sorprenderles por la retaguardia. Así que se dispusieron a bajar, con el enorme oso escurriéndose por el agujero como buenamente podía. 

Harold se dispuso a bajar el último, por si hubiese problemas, con la dificultad que entrañaba su armadura completa, pero sin percances. 

-Bien, Vincent, continúa yendo por delante. Te seguimos.

El enrome oso bajo cómo pudo por aquel pozo siguiéndole los paso a Vincent, el olor a muerte cada vez era más fuerte, la sangre ya chiclosa se le quedaba pegada en las plantas de las patas recordándole sus tiempos de matanzas cuando terminaba bañando en sangre.

Un silencia sepulcral reinaba en aquel primer tramo del descenso y sumándole a eso un espacio reducido ya tenia a druida muy incómodo, no esperaba la hora de tener al menos un espacio amplio en donde poder desenvolverse con naturalidad.

Cada vez el olor es más nauseabundo e insoportable, es como estar acercándose al basurero de una gran ciudad, la bilis comienza a querer salir del estómago por la vía rápida de la boca y las fosas nasales, tenéis que hacer un pequeño esfuerzo para no vomitar.

Todos tirada de salvación Fortaleza dificultad 10 debido al olor ( fallo -2 por moral, cada media hora se vuelve a tirar )

A unos 40 pies delante vuestro en este pasillo toscamente labrado en la piedra hay una puerta de madera reforzada con barras de hierro, en este tramo hay algunas manchas de sangre en las paredes, incluido una gran mancha de sangre fresca cerca de la mencionada puerta.

El olor era nauseabundo, excesivo. Nada más pisar aquello, el fétido aroma y la oscuridad hicieron que su mente se embotara. Luego, vomitó. Casi a punto de caer de rodillas por las molestias, hizo aparecer un halo de luz sobre mi cabeza; eso ayudó a mantenerse en pie hasta que llegaron los otros, momento en el que se recompuso, más o menos.

—Parece que nos estén guiando —dijo evitando la mirada de los otros, observando alrededor. 

El descenso nos llevó por un segundo pozo. Esta vez el olor penetraba en nuestras narices de una forma mucho más agresiva. Me costó algo de esfuerzo, pero logré evitar el vómito.

-¡Por los dioses de la ley, qué asco!¿De dónde proviene esta peste?

A medida que iban descendiendo el olor a putrefacción aumentaba gradualmente tanto como para hacer vomitar a algunos pero para él le parecía un olor normal, del pasado, algo con lo que vivió mucho tiempo así que no lo afectó a tal punto.
Una puerta toscamente labrada en la pared les impide el paso, se gira levemente para ver si alguien de los allí presente con manos ágiles toma la iniciativa para abrir aquella puerta pero si nadie se moviera el druida se iba a disponer a derribarla a las malas, quedarían al descubierto seguramente pero no tenían más opciones.

Meera suspendida en el aire se movia con gracia siguiendo a los demás haciendo uso de su habilidad de detectar magia. El olor que golpeó sus fosas nasales era soportable en cierto modo. Después de todo ella era una mujer fuerte capaz de soportar gran daño. Una sonrisa burlona afloró al observar a alguno de sus compañeros llevarlo mal.