Partida Rol por web

El Rey Sombra se sonríe ante la acertada deducción de Ilsa Svetlana. Por supuesto que quiere su apoyo en algo, necesita mucho de ella y tan sólo espera que no le defraude… pero habrá que darle buenos argumentos para asegurar su participación en esto.

Aunque nunca suele ser buena idea empezar por el plato fuerte, primero deben servirse los entremeses para ir abriendo el apetito y allanando el camino.

- Mis propias investigaciones acerca de Adler también lo ubican en los barrios medios, un lugar ciertamente inusual para alguien de su calaña… y parece estar esforzándose mucho por pasar desapercibido – compartir información siempre es un buen aperitivo – He averiguado que pertenece, o ha pertenecido, a la Orden de Ironbone, de ahí sus extraños tatuajes… y si es uno de sus sacerdotes guerreros, supone un peligro más que remarcable. Supongo que por eso es la mano derecha de Asceltis.

Un individuo peligroso, sin duda, pero no tanto como yo y los míos… sin embargo su patrona ya podría ser harina de otro costal.

- Pero esa maldita mujer, la dichosa Asceltis – llega el momento de poner las cartas sobre la mesa si quiero que acepte el envite – No sé exactamente quién demonios es ni cuáles son sus verdaderas capacidades, pero puedo atestiguar por el encuentro personal que tuve con ella que emplea la magia, la hechicería… mi rama del Gremio se encarga específicamente de “retirar de la circulación” a los practicantes de la magia así que sabemos protegernos de sus artes... pero lo cierto es que Asceltis provocó la oscuridad en una sala con un solo gesto y se desvaneció sin que yo pudiera evitarlo... dejando atrás a dos de sus secuaces para que se encargasen de mí... Por supuesto, eso fue un error por su parte, me subestimó – una indisimulada sonrisa de suficiencia asoma a sus labios – Maté a uno y capturé al otro para interrogarlo, pero la cuestión es que no creo que repita ese error, en nuestro próximo encuentro sólo uno de los dos sobrevivirá. Quiero asegurarme de ser yo.

Dedica a la mujer una mueca que tal vez pretendiera ser una sonrisa zalamera, pero en su feo rostro resulta casi repulsiva, y añade con un susurro:

- Por eso, Maestra Svetlana, mi intención es teneros como refuerzo cuando demos con ellos, a fin de contar con vuestros temibles poderes para respaldar mis habilidades – inclina la cabeza de lado, casi como un perro que espera un hueso, mientras acaba de exponer sus maquinaciones – Esa mujer conoce mis artes y las vuestras, pero dudo que sea mejor que cualquiera de nosotros en nuestro campo, juntos la superaremos.

Y dicho esto, tan sólo queda un detalle que comentar.

- Nuestro objetivo esta noche será la taberna del Cerro de Oro, hemos descubierto que está controlada directamente por la gente de Asceltis y de hecho sospecho que allí reclutó o engañó de algún modo al pequeño hechicero danzallamas, ese Alex Vangrant Straussen – le comento – Desconozco para qué podrían quererlo a su lado pero está claro que tiene algún tipo de interés para su organización, tal vez por haber participado en esa expedición a la frontera Truil. A fin de cuentas, se tomaron la molestia de eliminar a Diana, la centauro que le había acompañado… y a vuestro propio maestro, el Consejero Rowan, tras conocer éste las noticias que traían – sonriendo mezquinamente, el hombrecillo le pone la nota final a su discurso – Supongo que desearéis vengarlo adecuadamente, antes de ocupar su puesto…

Ilsa escucha atentamente la información que le proporciona Oligis. Lo cierto es que no deja de sorprenderle la ambición de este hombre y su fría eficacia. Enfrentarse con Asceltis, identificar la ubicación de Adler y demás son noticias importantes, sin duda.

-Por partes, Ledoma. -Ilsa miró a su alrededor. Puede que la conversación más importante desde que comenzó todo, y se celebraba en un humilde callejón.

-En primer lugar, explicadme eso de que Alex Vangrant ha sido reclutado. ¿Con quién, por los Antiguos Espíritus, se fue ese chico? Yo LO necesito, así que espero que no haya muerto ni nada parecido. Cada vez me inclino más a pensar que se trata de un efecto único, que tal vez Alex esté inmunizado contra esa magia. Eso lo haría extremadamente valioso, porque dotaría de una ventaja estratégica a quien lo hubiese superado. Pero eso no podremos confirmar hasta que lo encontremos. -La teoría fallaba en lo que a Diana se refería, puesto que ella no perdió su sintonización, pero Diana ya no contaba. Ilsa siguió pensando, mientras abría sus alas para recibir el calor matutino.

-En segundo lugar, señor Ledoma, me parece una osadía tratar de enfrentarse a esa mujer sin conocer sus capacidades. He escuchado cosas verdaderamente sorprendentes de ella, lo que debiera aumentar nuestra precaución. No tenemos claro a qué tradición pertenece ni, por lo tanto, sus debilidades. -Ilsa recapacitó un instante.

-Además, debo reconoceros, yo no soy una luchadora. Mis conocimientos mágicos están limitados a unos cuantos trucos. -dijo con falsa modestia.-No obstante, si el asunto es tal como lo presentáis, puedo ofreceros la posibilidad de algo mejor: tratar de preparar a un escuadrón de hechiceros para ayudar en ese eventual combate. Además de a mi misma, por supuesto. Nadie podrá decir de un Svletan que es un cobarde. -Aunque sea un escurridizo asesino- También debemos contar con ese fortachón de Adler, que no va a ser fácil de vencer. Así que espero que me contéis esa estrategia en detalle, porque veo muchas lagunas que ni vuestros fantasmas -dijo, mientras abarcaba a sus hombres con un movimiento de su mano- podrían hacer posible superar.

Después se pasó la mano por la frente, como buscando con ella las palabras en su cabeza. Al instante, continuó:

-Pero, y en tercer lugar...-Ilsa hizo una pequeña pausa, mientras evaluaba el impacto de sus palabras sobre Ledoma- Rey Sombra, yo quiero a esa mujer con vida. No me basta con eliminar el problema. Quiero conocer su fuente, para secarla por completo. Para pudrir cualquier brote que pudiera nacer en otro lugar o en otro tiempo. Ésa es la naturaleza de mi venganza. No simplemente resarcir a los caídos, como Rowan, a quien vos mentáis.

El discurso de la Maestra Lenguatormentas ha sido fluido, complejo, rico en matices… pero uno solo de sus elementos se impone por encima de todos los demás en la mente calculadora y absolutamente materialista del artero Rey Sombra: un escuadrón de hechiceros.

¡Le acaban de proporcionar el recurso bélico de un escuadrón de hechiceros Lenguatormentas! Eso es más poder del que había soñado manejar. Y vaya si sabrá darle buen uso…

Sin embargo, para garantizarse su disponibilidad debe contentar a Ilsa Svetlana por lo que se esmera en contestar todas sus preguntas:

- Lo de que hayan “reclutado” de algún modo a ese Danzallamas es tan solo una teoría, la extrapolación de lo que he podido recopilar acerca de los hechos en el Cerro de Oro. Por lo que yo deduzco, realizaron con él una maniobra engañosa por la que fue atacado teatralmente por los hombres de Asceltis mientras otros de sus seguidores le ayudaron a rechazarlos… y luego desapareció en su compañía y en condiciones muy amistosas – concluye – Si partimos de que aquello era una base de esa maldita mujer… no es difícil imaginar que todo estaba cuidadosamente planeado.

El razonamiento del miserable hombrecillo dice mucho de su propia forma de proceder…

- Por otra parte, enfrentarnos a Asceltis, acompañada o no de esa mala bestia de Alder, es algo que parece inevitable, pero estoy completamente conforme con prepararlo de la mejor manera posible, vuestros magos serán bienvenidos, así como toda la ayuda que podáis proporcionar cuando llegue el momento – faltaría más, cuantos más refuerzos coyunturales pueda llegar a captar, tanto mejor – Aunque precisamente el detalle de escoger las circunstancias de ese combate, que suele ser una cuestión clave y determinante… me temo que no está nuestras manos – pronuncia estas palabras como si le doliese realmente tener que admitirlo – Pensad que con el ataque de esta noche estamos agitando el avispero para hacerles salir, pero incluso tras exprimir todos los recursos de mi Gremio continuamos sin saber dónde demonios se ocultan… en esas condiciones, serán ellos quienes escojan el escenario – razona con la experiencia de incontables pequeñas vendettas mafiosas a sus espaldas – Y entonces haremos lo que sea necesario para detenerles. Si podemos cogerla viva tanto mejor… pero si no nos deja otra opción, haremos lo que haga falta hacer.

Puestas en la boca de este siniestro hombrecillo, las palabras “lo que haga falta” adquieren un tono particularmente ominoso y amenazante, como si su aparente ambigüedad implicase la posibilidad de auténticas masacres de civiles, de inocentes, de transeúntes casuales… que en su criminal búsqueda de la pura eficacia no serían considerados más que daños colaterales. Pues así será, si así ha de ser.

-Me pondré a ello inmediatamente.- El hecho de que Asceltis hubiese capturado de un modo u otro a Alex le llevó a una extraña reflexión.- Si quieren tanto con vida a Vangrand Straussen, puede que Jezz todavía esté viva, también atrapada por su gente.- Dijo en voz baja, más para sí que para Oligis.

-Espero instrucciones para esta misma noche, Ledoma.

Ilsa, en cierto modo, ardía en deseos de ver de primera mano los prodigios de Asceltis. A pesar de todo, la idea de verse involucrada en una batalla no la atraía en absoluto.

Oligis ha reconocido limitaciones en el gremio de asesinos. No obstante, quién puede confiar plenamente en ellos. ¿Cómo saber si no es todo un engaño? ¿Qué esconde Asceltis, capaz de atraer a nuestros propios guerreros? Resulta imposible discernir lo correcto de lo incorrecto en estos tiempos de incertidumbre. Además, de nuevo Ledoma apela a mi deseo de venganza... Y la muerte de Rowan sigue envuelta en enigmas. No. Es más sencillo pensar que ellos asesinaron a Rowan, y ahora me utilizan para sus intereses. Pero llegado el momento, tambien ajustaré cuentas contigo, mi pequeño y sibilino amigo.

Os despedís, pendientes de contactar nuevamente antes del asalto nocturno a la posada de los Barrios Medios. Ilsa levanta el vuelo nuevamente, dejando al asesino en las estrechas calles traseras de las tiendas de los barrios medios.

Continúa en la escena anterior:
Elecciones
 

No puedes evitar soltar una buena reprimenda a los dos hombres que fueron avistados por la maestra Svletana cuando la lenguatormentas se aleja volando. Sin embargo, el hecho de que únicamente algunos hayan sido descubiertos te proporciona cierta satisfacción por el entrenamiento al que les estás sometiendo. Satisfacción que, por supuesto, nunca compartirás con ellos.

Vuelves a tu casa, esperando ver si Hannah ha dispuesto todo para el ataque de esta noche. Sin embargo, no es a tu sirviente a quien encuentras allí.

- Llamas demasiado la atención con tantos hombres siguiéndote, Ledoma. - Te sorprende encontrar al gran maestro ejecutor en tu morada. - Además, son asesinos, no guardaespaldas. Cualquiera suficientemente bien entrenado no tendría problemas en sortearles para llegar hasta ti.

Con un gesto, despide a todos tus aprendices, que se apresuran a dejaros solos incluso antes de pedirte ninguna confirmación, tal es el temor que la Mano ejerce en tu gremio.

- Henders me ha dicho que planeas el ataque a una posada de los Barrios Medios... Espero que hayas calibrado bien el alcance de tus acciones - dice con seriedad. - Una cosa es un asesinato y otra una guerra abierta. - El asesino es famoso por su habilidad para ejecutar a sus víctimas como si fuera una auténtica sombra, sin dejar ninguna prueba de su paso por el lugar del crimen. - Novak tendrá muchos problemas con el gremio de Cerveceros si esto se te va de las manos.

Sonrío con malicia ante la observación de La Mano:

- Mi pequeño grupo de asesinos no me acompaña para protegerme, sino para distraer a mis objetivos si me veo metido en una escaramuza – le observo – Cosa que tratando con gente como Asceltis, está a la orden del día…

Tengo el máximo respeto ante alguien que es una auténtica institución dentro del Gremio pero ni siquiera los Grandes Maestros bastan para contener mi ambición cuando huelo una oportunidad de medrar en la organización. Y sin duda estoy ante la mayor de mi carrera…

- En cuanto al ataque que pienso lanzar sobre El Cerro de Oro… lamento tener que corregirle, pero esto sí es una guerra abierta – en otras circunstancias no hubiera tenido la osadía de contrariar sus palabras, pero las cosas están cambiando – El grupo de Asceltis nos está disputando la exclusividad de nuestro negocio, de nuestra posición en Uldholm… y esa es la mayor declaración de guerra que podían habernos hecho jamás. Algo que no podemos ignorar. Ni perdonar.

No tengo duda de que entenderá mis argumentos. Y si no, ya lo hará el Sin Rostro.

- Precisamente mi intención es dar una respuesta adecuadamente proporcional a semejante ofensa – ofrezco mi mejor sonrisa de hiena y remarco con expresión sádica – Desproporcionadamente proporcional…

La Mano niega con la cabeza, lo que con el rostro tapado es la única forma de expresar su desaprobación.

- El Sin Rostro no lo ha prohibido expresamente, pero no soy el único que cree que está dejando demasiada responsabilidad en tus manos. Te recuerdo una vez más que somos asesinos, no soldados. Si entramos en guerra, es posible que no salgamos.

Un cuchillo aparece en su mano como por arte de magia.

- Si Asceltis quiere una guerra, es porque está preparada para ella. Nuestro trabajo es encontrarla y matarla, no entrar en su juego y arriesgarnos a un enfrentamiento donde todo el Gremio pueda salir perjudicado. - El cuchillo gira en su mano, impulsado por un rápido movimiento de sus dedos, aunque casi se diría que tiene vida propia, tal es la maestría del asesino con sus herramientas. - Nuestra misma existencia es un secreto, y tus acciones no pueden comprometer nuestro anonimato. Tenlo en cuenta.

Regalándole mi más servil y complaciente sonrisa, me inclino forzadamente como muestra de respeto… pero sin llegar a perderle en ningún momento de vista…

- Son muchas las cosas que tengo en cuenta en todo momento, y nuestro anonimato no ha de ser un tema de preocupación para La Mano – aseguro moviéndome siempre en el sombrío terreno de las ambigüedades, donde me encuentro más cómodo – Cuando llegue el momento de dar justificaciones, ya habrá un oportuno culpable que cargue con todas las responsabilidades... y como de costumbre nadie hablará del Gremio…

Cuando todo esto acabe… con suerte muchas cosas habrán cambiado…

El asesino se levanta y se dirige hacia las escaleras.

- Eso espero, Maestro Ledoma. Eso espero... - dice antes de subir. Sin duda no tardará en desaparecer por una de las ventanas de la casa.

Suspiras, frustrado. Los Grandes Maestros parecen no confiar en ti: Henders manda contigo a uno de sus hombres de confianza y la misma Mano acude a tu guarida para advertirte de que no debes llamar la atención. ¡Maldita sea! ¡Sólo falta que Novak te haga llamar ante el Consejo!

Das un golpe a la mesa y te llama la atención algo que ha quedado sobre ella. El cuchillo con el que jugaba el Gran Maestro. No le has visto dejarlo allí, pero sabes que lo tenía en sus manos. ¿Por qué lo habrá dejado? ¿Una amenaza, un recordatorio de su habilidad con las armas? ¿O un regalo?

Pensativo, tardas un momento en recuperar tu habitual autocontrol que te permite dominar la situación.

El Rey Sombra contempla con una ceja alzada la daga que ha dejado tras de sí La Mano.

Empieza a preguntarse si es un mensaje de algún tipo, una advertencia o bien un signo tácito… pero... ¿representaría una callada aprobación o una velada amenaza?

La contempla con fascinación casi infantil, siempre ha tenido una debilidad por las hojas cortas y afiladas, punzantes, letales… en su opinión son el arma perfecta para esta sociedad, simples y efectivas, fáciles de ocultar y resolutivas en las manos adecuadas. Especialmente si están convenientemente impregnadas de un buen veneno. La examina con cuidado, todavía sin tocarla, hasta que su mano siempre enguantada la sujeta con dos dedos. Hay muchos venenos en este mundo, bien lo sabe quién los ha convertido en su especialidad… pero ni tan sólo el mismísimo Rey Sombra los conoce todos. No, en esta vida nadie puede estar seguro de nada…

Pero precisamente por eso, porque hay muchos tipos de veneno y algunos consisten simplemente en pruebas incriminatorias, recoge la daga con cuidado, tras examinarla minuciosamente, y la guarda en un compartimento secreto de su indumentaria.

Quién sabe, podría ser que el arma de La Mano acabe siendo útil…

Hannah baja por las escaleras, con expresión de sorpresa por haber escuchado algún ruido. Parece imposible que no se haya cruzado con la Mano, pero por sus palabras resulta evidente que no ha sido así.

- ¡Ah! Mi señor... - dice con una inclinación de cabeza. - Le escuché hablar, pero no sabía que había llegado. - Mira a su alrededor, buscando a tu interlocutor, pero es suficientemente discreta como para no hacer ninguna pregunta.

- Si tiene un momento, sus órdenes están dispuestas para acatarse esta noche. Sin embargo, aún quedan varias horas para el asalto al Cerro de Oro. ¿Qué planes tiene hasta entonces? - Pregunta.

Un brillo cruel aparece en tu mirada. Se te ocurren muchas formas de pasar el tiempo con la chica, pero sus palabras te hacen plantearte otras opciones.

- Hace unos minutos pasó Rallick por aquí. Tenía un mensaje de su maestra. Al parecer una casa de los Barrios Centrales está de luto: los maestros Vangrant y Straussen lloran la muerte de su hijo Alex - dice citando las palabras del asesino. - Me dijo que os lo contase en cuanto os viese, pues esa información podría seros de utilidad.

El Rey Sombra se sonríe con amargura ante las noticias que trae su discípula favorita:

Así que al final el joven danzallamas no está sirviendo a los intereses de esa maldita Asceltis – cavila en silencio – Pobre muchacho, se dejó conducir a una trampa mortal por los que creyó sus aliados – pero no puede sino admirar la profesionalidad del trabajo – Debo reconocer que su gente es buena en esto, siempre ha sido la mejor manera de neutralizar un cabo suelto.

Aunque estaría bien averiguar todo lo posible sobre las condiciones en que encontraron el cuerpo de Alex Vangrant Straussen… y si es posible, también algunos detalles acerca de su ejecución, saber más acerca de cómo lo hicieron. Quién sabe, todo puede ser una pista…

Como tenemos tiempo hasta que empiece el baile, esta noche, me acercaré a investigar discretamente… esta vez sin escolta, ahora no necesito impresionar a nadie.

- Asegúrate de que todo está listo para esta noche - le digo a Hannah acariciando su mejilla, casi con cariño... y luego ironizo - Yo voy a acercarme para dar mis condolencias...

Sales de tu casa y caminas hacia los Barrios Centrales. Dado que su madre, Amanda Straussen, era una maestra danzallamas del Gremio de Eruditos y Hechiceros, Alex siempre vivió en la relativa tranquilidad de las calles más ricas de la ciudad. Tal vez esa fuera una de las razones que, después de todo, llevaron a su muerte.

Caminas con agilidad, pendiente de tu alrededor. Sin la escolta de tus aprendices, vigilas cada recodo del camino con especial atención. Ya te has encontrado alguna vez con Asceltis y sabes que la mujer es peligrosa. Cuando dejas los Barrios Medios la presencia de la guardia de la ciudad se hace cada vez más evidente, lo que te permite relajarte ligeramente pues Asceltis tendría que estar loca para atacarte en esta zona. Sin embargo, te cruzas con varias patrullas, que te miran de soslayo, desconfiando de tu aspecto. Por ricas que puedan ser tus vestiduras, algo en tu forma de moverte siempre recordará más a la Periferia que a la zona rica.

Por fin ves la casa de Alex al fondo de la calle. Rodeada de otras mansiones, esta no destaca tanto por su arquitectura como por sus amplios jardines. Llamas a la puerta, esperando que un criado te abra, pero te sorprende ver al mismo oficial Vangrant, el padre de Alex, contestando directamente.

- ¿Qué desea? - pregunta sin reconocerte.

Se le nota agotado. Sus ojos, rodeados por unas pesadas ojeras, están aún irritados ya sea por el llanto o por retener las ganas de llorar por su hijo. Sea como sea, su voz quebrada denota que está terriblemente afectado.

Desde luego, no esperaba que las circunstancias se desarrollasen así. Un viejo criado apático hubiera sido mucho más fácil de embaucar que un padre doliente… especialmente cuando además se trata de un reputado guerrero de los cuerpos especiales. Suelen ser bastante más suspicaces y tener mucha menos paciencia. Pero el ingenio para la improvisación y la poca vergüenza se confabulan para fabricar una oportuna excusa que justifique su presencia aquí:

- Vengo a ofreceros mis condolencias en nombre de la Maestra Ilsa Svetlana – miente – Debo informaros de que desea realizar una investigación por su cuenta acerca de las extrañas condiciones que han rodeado la desgraciada defunción de vuestro hijo… y me envía para ocuparme con la máxima discreción de la parte más delicada de todo este desagradable asunto.