Partida Rol por web

El viaje en barco desde Japón resultó una de las experiencias más penosas que Shiryu jamás había padecido. Entendía que tras la Gran Guerra, no quedase la tecnología suficiente como para volver a hacer elevarse una mole de hierro en el eire, pero casi hubiera preferido tardar un año y viajar a pie, ya que se pasó mareado y vomitando todo el trayecto.

Tras un par de semanas de intentar retener en el estómago la repugnante comida en conserva del enorme pesquero, cuando por fin contempló la costa china casi se echó a llorar. A partir de entonces hubo de viajar sólo, con las directrices que el capitán del barco le había dado, hasta encontrar su destno final: La cordillera de los 5 picos. Fueron otras 4 semanas duras, en las que apenas coincidió con gente que pudiera servirle de guía, si bien en ningún momento se perdió.

Finalmente, tras la larga caminata, se encontró al pie de la cadena montañosa, justo a la entrada de un estrecho camino que ascendía hacia las alturas...

Bueno, aqui estoy por fin. Vamos allá, esto no puede ser peor que el viajecito en barco. Me pongo en camino con cierto nerviosismo

Shiryu avanzó lenta pero seguramente hacia las alturas. Al principio, el camino resultaba fácil de ascender, ya que la pendiente no era demasiado pronunciada. Pero eso cambió a los pocos minutos. Pronto el camino se tornó más escarpado, y la subida se hizo más costosa.

Varias horas después, los miembros del aspirante a caaballero protestaban enérgicamente a causa del supremo esfuerzo que estaba realizando. Cuando Shiryu se concedió un instante de descanso, y volvió la vista atrás,quedó asombrado por lo que ya había recorrido. A muchos les entraría véertigo tras un ascenso así. Pero él era de otra pasta. De modo que se dispuso a continuar.

Otras dos horas después, el joven alcanzó una repisa natural en la roca. Allí, casi incomprensiblemente, se erigía una choza de madera y paja, rodeada de un hermoso huerto cercado. Dentro del huerto, una joven se esmeraba en regar las frutas y hortalizas que pugnaban por sobrevivir en tan inhóspito lugar...

Ufff, madre mia, menos mal que esto es llano.

Disculpa - llamo la atención de la muchacha - Estoy buscando a un viejo maestro que habita en estos parajes, ¿podias indicarme si vive aquí o si me he confundido? - Lo cual seria una muy mala noticia

La joven se giró sobresaltada al principio,asustada por la llegada de Shiryu. Sin embargo, en cuanto éste mencionó al maestro, se tranquilizó. La muchacha de ojos verdes y hermosa melena negra se acercó a Shiryu e hizo una formal reverencia a modo de saludo.

Saludos dijo Mi nombre es Shunrei. Soy la nieta del maestro. Por favor ven adentro conmigo.

Muchas gracias shunrei, mi nombre es Shiryu - digo mientras me balanceo hacia delante y atrás sobre los pies nervioso. te sigo

Madre mía que ojazos tiene - pienso mientras me sonrojo

Shunrei condujo a Shiryu hasta el interior de la choza. Construida con bambúes y hierbas secas, parecía tan frágil que un simple estornudo la haría caer. Y sin embargo allí permanecía, erguida en uno de los lugares más remotos e inhóspitos de la tierra.

La joven descorrió un mamparo de papel, al antiguo estilo japones, e invitó a entrar a Shiryu a una diminuta salita de recepciones, amueblada escuetamente con una mesita de té y un par de armarios de menos de un metro de altura.

Por favor, ¿serías tan amable de descalzarte? le dijo mientras ella hacía lo propio

Si, por supuesto - me apresuro a contestar y descalzarme. Dejo tambien el pequeño petate en el suelo - ¿Puedo dejar esto aquí? - pregunto mientras evito mirarla para que no note mi sonrojo

Claro, no hay problema respondió la joven.

Shunrei depositó en la escueta mesita para el té una jarra de infusión recién preparada, y sendas tazas de porcelana que tintinearon al tocar la superficie lacada de la mesa.

Discúlpame, el maestro vendrá enseguida. expuso en cuanto terminó los preparativos. Acto seguido, la joven salió por dónde había entrado, dejando sólo a Shiryu.

Los minutos pasaban lentamente...

Espero que la paciencia no sea una de las pruebas, porque lo voy a pasar mal.

No mucho tiempo después, la joven regresó para abrir con sumo respeto, el panel de papel para el maestro accediera a la salita. El anciano que hizo entrada parecía representar a la edad misma, tal era su longevidad. Sus cabellos blanquecinos, su cuerpo debil y enjuto parecían decir que no sería capaz ni siquiera de overse por si mismo. Y sin embargo sus ojos, la serenidad y sabiduría que desprendían contradecían todas aquellas impresiones.

El anciano contempló impasible al joven Shiryu durante unos instantes...

Mi nombre es shiryu - hago una reverencia con la mitad del cuerpo - ¿Sois vos el maestro que habita en estos picos? Me han enviado aquí para convertirme en caballero si teneis a bien entrenarme - Mantengo la reverencia hasta que el anciano me lo indique

La paciencia de Shiryu casi llegó a su límite cuando, aún trasa haber roto el hielo él mismo, el maestro siguió callado e impertérrito. Varios minutos de calma después, el maestro movió una ceja.

Shiryu rebullía nervioso, no estaba seguro de qué debía hacer a continuación. Y cuando ya no podía más, el maestro habló.

La calma de espíritu proviene de la serenidad de la mente. Apacigua tu cuerpo, retén tus nervios, y deja que la tranquilidad del entorno te llene. Esa, Shiryu, ha sido tu primera lección. dijo con serenidad pero firmeza.

Mi nombre es Dhokko, soy el Maestro de los 5 picos.  explicó Durante tu estancia aquí inetntaré convertirte en mejor persona, inculcarte los valores tradicionales de nuestra venerable nación, y hacer de tí un buen caballero.  Al final, mirando a los ojos al joven huérfano, sentenció  Si te muestras digno, la armadura del Dragón te escojerá como representante en la tierra.

Reflexiono durante unos minutos sobre la lección que acabo de recibir, posiblemente sólo la primera de tantas.

Si estoy calmado y con sangre fría notaré mi cuerpo y le controlaré mejor, si mi mente está nublada por las nieblas de la ira o de la rabia mi cuerpo actuará a lo loco y moriré. Trataré de recordarlo siempre. Gracias maestro

Bueno es que comprendas.  concedió el maestro. Ahora ven conmigo, joven Shiryu. Tenemos mucho que hacer...   dijo mientras se incorporaba, sus diminutas piernas sosteniendo el endeble y decrépito cuerpo.

El maestro salió al exterior y esperó a que el huérfano hiciera lo propio. Ahora que conoces el valor de la paciencia, habrás de poner en práctica tu mente para que la adquiera como un hábito, tan inconsciente como el respirar.   explicó Sube a aquel pico y permanece allí sentado dijo señalando un altísimo y diminuto promontorio, en el que apenas cabría una persona hasta que se te avise.

Asi lo haré maestro - respiro profundamente mientras me quito la camisa - esperaré hasta que me ordeneis que pare si así ha de empezar mi entrenamiento. me encamino hacia el monticulo preparandome para una laaarga espera