Partida Rol por web

Dohko y Algol van a partir rumbo a Siberia, en compañía de Nikola y Kiki. Allá protegerán a Perséfone, cuando llegue con el grupo que de verdad la transporta.

Amanece un nuevo día...

Templo de Aries. Hacia allí se encaminan Dohko de Libra, Algol de Perseo y Nikola, guardiana de Perséfone.

Casi se libra una batalla dialéctica a muerte para conseguir que la joven dejase a Verité en otras manos que no fuesen las suyas, pero confiando en vuestra palabra, acabó cediendo al descabellado plan de Camus, no muy convencida de que esté obrando correctamente. No en vano, lleva toda su vida cuidando de la niña, casi permanentemente. No es sólo su protegida, la siente casi como una hermana pequeña.

Al llegar al templo, veis a Kiki, ya conocedor de todo el plan, preparado para partir. Ayer por la tarde, cuando se lo contasteis todo, dudabais que fuese buena idea emplear a un aspirante a caballero como señuelo, pero Kiki ha demostrado en infinitas ocasiones su valía y, pese a ser tan joven, es tan valiente como el más poderoso de los caballeros.

Reunidos por fin los cuatro, Nikola os hace una pregunta que os deja algo descolocados.

-¿Y bien?- dice, para luego añadir, expectante- ¿Y cómo vamos a hacer el camino a Siberia? ¿Alguno de vosotros posee el poder de la teleportación, además de Mu de Aries?**

Aunque hayamos tenido un encontronazo al conocernos, quiero que sepas que sólo cumplía con mi deber de caballero, y que me alegro de tenerte como compañera en este alocado plan. - le tiendo la mano para estrecharla. Y es un honor servir bajo su mando en esta misión - le digo a Dohko. 

Miro a Dohko significativamente - Eso me preguntaba yo, pero no soy más que un Caballero de Plata, así que no puedo decidir sobre ello.

Espero a que el Caballero de Oro de la casa de Libra hable.

Miro a mis nuevos compañeros de viaje mientras sonrio.

Parece que vuelvo a recuperar mi compostura.

Espero que nuestro señuelo sea de utilidad.

Comienzo a andar unos pasos y me paro para mirarlos.

Parece que va a ser un camino muy largo, ¿qué mejor forma de intentar pasar desapercibidos que ir andando y evitar los caminos principales?

Hombre, el camino a Siberia iba a ser algo laaaaaargo, pero bueno, quizás pudiesen hacer buena parte de él a pie...

-¿A pie? ¿Estáis seguros de ello? Quizás podamos optar a alguno de los recursos de la fundación de la difunta señorita Kido- os dice, aunque baja la cabeza tras hablar tan libremente de utilizar los medios de vuestra querida Atenea, tan reciente su muerte- Quiero decir... Bueno, ha sido algo que he soltado sin pensar, y ha sonado más brusco y menos considerado de lo que pretendía. Mis excusas.

Comenzáis a andar, y salís del Santuario. Poco a poco vais avanzando. Vayáis a utilizar los aviones privados de la Fundación Grad, o vayáis a ir a pie, había que ponerse en camino antes que el otro grupo, así que procedéis a poneros en camino sin más problemas.

-Claro que... También existe el transporte público, aunque será algo ridículo ver a dos caballeros con sus armaduras en clase turista de un avión- dice, tratando de liberar un poco de tensión- Kiki, tu maestro tiene el don de la teleportación, ¿lo posees tú también?

-Sí y no- dice, bajando un poco la capucha y sacándole la lengua a Nikola. Cuando ella hace lo mismo en respuesta, kiki se sonroja, se vuelve a tapar con la capucha, y prosigue caminando entre los tres- Algo puedo hacer, pero sólo a cortas distancias. Mu puede llevaros a Siberia, yo sólo llevaros a sitios muy cercanos. Yo qué sé, al puerto, al aeropuerto, al Ágora, a la Plaka... Cosas así, que están cerca. Mi poder no es tan grande como para llevaros de una vez a ningún sitio.

 Creo que lo mejor sería guardar las armaduras y movernos con discreción. Tomemos un avión por ejemplo... - miro a dohko para saber si le parece buena idea.

Nikola y Kiki quedan en silencio, esperando la respuesta de Dohko. No en vano, se trataba del más sabio de los caballeros de Atenea.

 De repente algo me alarma.

Frunzo el ceño mientras medito otra vez el camino a seguir, esta vez lo hago en voz alta.

Mi intención no era ir hasta Siberia a pie, mi intención era hacer de señuelo. No podemos ir en un transporte público porque pondríamos en peligro a personas inocentes. Salir caminando en grupo y evitar los caminos principales parece mucho más sospechoso que ir en un avión.

Sigo pensando en voz alta cuando me interrumpo de repente.

Estáis aún a la puerta del Santuario. El otro grupo, el que de verdad protege a Verité, hace rato que ha partido, a toda velocidad, siguiendo el plan.

Cuando os disponéis a partir vosotros, justo en ese preciso instante, Algol y Dohko parecen sentir algo. Se detienen por unos segundos, alarmados.

El cosmos de los caballeros que protegían la entrada sur, al otro lado de donde os encontráis, los del caballero de la Flecha y el del León Menor, habían desaparecido.

¿Podría ser posible...?

Sí, no cabía duda. La guerra había comenzado en el Santuario.

Siento como los cosmos de los caballeros que custodiaban la entrada sur desaparecen.

Parece que han atacado antes de lo planeado.

Podríamos hacer de cebo perfecto y huir de aquí pareciendo que tenemos cosas más importantes que proteger, pero no me perdonaría dejar a unos compañeros así.

Yo iré a la entrada sur para ver si todavía puedo ayudar a nuestros compañeros. Vosotros podéis hacer lo que os plazca.

Comienzo a andar hacia la entrada sur, ando rápido pero no corro en espera de la decisión de mis compañeros de viaje.

Lancé una mirada de sorpresa al escuchar las palabras irresponsables del ex-patriarca de los Caballeros de Atenea. Cada vez me parecía más surrealista cómo estaba evolucionando la situación.

Suspiré - ¿Acaso no estabas de acuerdo con el plan? sabías bien que esto iba a pasar y aun así no te negaste a esto... y ahora nos dejas tirados y te marchas. Muy propio del Caballero de Libra. - dije dejando traslucir mi enfado. 

Miré a Nikolá - Iré contigo si decides seguir el plan. No me preocupa lo que le puedan pasar a los demás. - Agrego - Todos los guerreros que luchan por y para Atenea son caballeros muy fuertes y duros, confío en ellos para detener a los intrusos y vengar así las afrentas que se hayan cometido contra nuestra diosa.

Escucho las palabras de Algol y me siento orgulloso de sus palabras.

Si hubiera hablado así antes.

Hablas muy bien Algol, id avanzando y pronto iré a por vuestro encuentro.

Al menos eso espero.

Cuando he terminado de hablar empiezo a correr hasta la entrada sur.

De pronto, Nikola agarra a Kiki por el brazo derecho y corre hacia el Patriarca, a quien toma por el brazo izquierdo, instándoos a seguirla en su camino hacia una arboleda cercana. Se gira un momento y sus ojos parecen decirle a a Algol que acuda también, mostrando una mirada suplicante, pero sin mencionar palabra. Tiene una fuerza prodigiosa, y os arrastra sin mayores dificultades, aunque con cierta delicadeza para evitar haceros daño. Algol os sigue, con curiosidad.

Detrás de un frondoso árbol os suelta, juntos, y comienza a mirar a través del denso ramaje, como tratando de vislumbrar algo. Su mano derecha se estira y en ella aparece la espada que ya habéis visto en varias ocasiones. Sigue resultandoos chocante cómo una joven que no es guerrero ni nada puede poseer tales poderes, y más, viéndola vestir como una mujer joven normal.

Si Atenea viviese, seguro que ya la habría nombrado caballero... Pero como no vivía... ¿O sí? El momento de su muerte no os había sido revelado...

Nikola se da la vuelta un segundo, y os mira, mientras se lleva el dedo índice a los labios, instándoos a mantener silencio.

-¡Shhhhh! Nos están siguiendo... Y son más de uno, lo presiento. No sé si lo habéis notado, pero se acercan rápido. Preparaos, creo que nos han descubierto. Kiki, telepórtate a un lugar seguro.

Kiki asiente, consciente de que no es lugar para un niño, ya que si peleáis allí, su presencia hará que os concentréis en que no sufra ningún mal, haciendo que bajéis la guardia en algún momento. Y ya había vivido una batalla contra el Hades, y sabía que los rivales no se andarían con chiquitas...

-Se acercan... Y rápido- eleva la mano izquierda, justo antes de que desaparezca Kiki, y os señala un punto a través de las ramas. Escucháis claramente pasos frente a vosotros. Se diría que son dos caballeros... Como poco...

Me dejo llevar por Nikola sin ofrecer ninguna resistencia.

¿Y ahora qué pasa?

Cuando Nikola explica lo que sucede intento no hacer ruido y como única respuesta mía obtiene un asentimiento de cabeza.

Estoy impresionado, ha detectado que nos siguen antes incluso que nosotros y ha reaccionado rápido para enviar a un lugar seguro a Kiki. Lástima que no haya servido a Atenea cuando aún vivía, podía habernos sido de mucha ayuda.

Dirijo mi mirada hacía el punto que Nikola señala.

Supongo que los de la entrada sur se tendrán que arreglar solos, nuestra misión ha tenido un éxito más rápido de lo esperado.

 Parece que no va a hacer falta que nos dejes "jefe" para ir a detener a los intrusos - le digo en un tono irónigo al patriarca. - Sabía que no tardarían en moverse... no esperaría otra cosa de los dioses del Olimpo. - miro a ambos lados y aplico el oído tras ocultarme junto a los demás.

Es simple, ellos no le discuten a Zeus, cuando éste da las ordenes. Así todo es mucho más rápido y eficaz. - Sonrío por la broma sarcástica.

Parece que nos va a tocar cambiar de plan, dejaremos de ser señuelos, para ser guardianes del templo. - luego miro a Nikola - Tú deberías buscar al grupo de verité y reforzar su seguridad, nosotros nos encargaremos de que nadie llegue a su posición por este camino.

-Estás loco si crees que voy a salir corriendo en dirección a Verité. Eso no haría más que confirmarles la posición de mi señora- os dice, como si fuera obvio- Además, uno de los cosmos es... Impresionante. El otro,o mejor dicho, los otros... No logro diferenciar... Me confunden...

Se queda ceñuda, como si hubiese algo que no lograba comprender.

De pronto, ante vosotros aparece una figura conocida. Es Shaina, que viene corriendo. Se detiene justo donde estabais hace un momento, y mira hacia todas partes.

-Sé que estáis ahí. ¡Ha ocurrido algo, algo serio!

Mira en todas direcciones, buscándoos sin éxito.

-¡Patriarca! Dejad por un momento a Verité, lo que ha ocurrido en el Santuario tiene más importancia. ¡Atenea ha vuelto!

 Miré a Dohko. - Por eso dije que no debíamos creer las palabras de esa diosa caprichosa. Atenea es una luchadora, es difícil acabar con ella.

Cuando Shaina aparece y dice que Atenea está viva apenas contengo las ganas de dar un salto de alegria.

¡Atenea está viva!, esto lo cambia todo.

Recupero mi compostura al recordarme de la proximidad del enemigo.

Entonces debemos volver y reconsiderar nuestra estrategia lo antes posible.

Al escuchar hablar a Algol lo miro con una leve sonrisa.

No recuerdo que fueran esas tus palabras exactas. Debemos volver con Shaina y ver a Atenea, aunque el reunirnos con Shaina nos puede exponer frente al enemigo.