Partida Rol por web

Camus acude a rescatar a Hyoga, secuestrado por Afrodita. Han de encontrarse en el puerto.

Amanece un nuevo día...

Las cosas han quedado algo revueltas en el Santuario. Dos grupos se disponen a partir, mientras que otro grupo intenta tomar las riendas del santuario, que tras los horribles sucesos del día anterior, en él impera el caos más absoluto. Es como si desaparecida Atenea, todos fuesen incapaces de tomar el toro por los cuernos, sobrepasados por la situación caótica en la que os habéis visto inmersos.

Por tu parte, acudes a la amenazante cita de Afrodita, quien tiene prisionero a Hyoga, y quien había ofrecido la posibilidad de un canje Cisne-Perséfone.

Estás en el puerto, a la hora convenida. No te ha dicho un lugar concreto, así que deambulas por los alrededores, intentando localizar una fuente de poderoso cosmos que te pueda llevar hasta el punto en el que debería tener lugar el supuesto canje.

Tras más de una hora dando vueltas por el puerto, comienzas a pensar que todo era una absurda trampa. ¿Y si quería sacar a los caballeros del santuario? ¿Y si esto no es más que una pérdida de tiempo? ¿Y si...?

No. Espera un momento...

¿No habías percibido algo en uno de los almacenes próximos? ¿En el 23? Sí... Parecía... Sí, allí había una fuente de cosmos, de ello estabas completa y absolutamente seguro.

Camus se concentra para captar con mejor detenimiento los cosmos que esten en el Almacen número 23, lo que más le dolía era pensar, que aún siendo Caballero Dorado, luchar con una Diosa no iba a ser fácil, a efectos estaba condenado, el pasado le hizo ver que demasiado caballeros y dando toda la energia de estos a un caballero, era la única manera de acabar con un Dios, eso contando con la ayuda de Atenea..pero...., Atenea ya no estaba con ellos, Camus estaba solo ante el peligro, si la Diosa Afrodita es tan cruel como Verité le había mostrado, no dudaría un momento en matar a su alumno, tenía que ser rápido, la verdad, que más que nunca la ayuda de su alumno podía servirle bastante bien.

Después de ver los distintos Cosmos que habían en el almacen número 23, Camus se concentra, cuando abriera la puerta, proyectaria su cosmos gélido en todo el almacen, para dos cosas, una tener la ventaja táctica de tener el almacen en el factor elemental que controla, dos para asi avisar a su alumno de su llegada.

El almacén quedó impregnado de una atmósfera fría como el hielo, provocado por el cosmos de Camus de Acuario. El Santo Dorado, logrando así hacerle ver a Hyoga que estaba allí, así como a los rivales, penetró en el almacén sin pensárselo dos veces, con la cabeza alta, y mirada decidida.

Al fondo, divisó lo que esperaba encontrar... O no exactamente.

Hyoga estaba encerrado en una jaula de oro, inconsciente, fabricada, sin duda alguna, dado que era de factura exquisita, por la figura que se encontraba a su derecha según el punto de vista del santo de Atenea: Hefesto.

A la izquierda, se encontraba Afrodita.

Dos...

Dos dioses eran quienes aguardaban la llegada de los caballeros.

Afrodita, al verte llegar a solas, suelta una carcajada, y te mira desdeñoso:

-¿Esto es todo? ¿Una poderosa diosa envía una amenaza, y eres tú el único que viene a responderla? Hefesto, acaba con él. Debe de tratarse de una trampa, y yo iré a buscar por los alrededores a sus compinches. Sería de locos enviar sólo a 1 caballero a vencerme a mí, a MÍ, A Afrodita. A quien acabó con Hebe de un solo impacto.

El ansia de sentir, regodearse, por haber hecho daño a alguien, no es muy digno de la Diosa del Amor. Atenea no es quien me ha mandado aqui, fui yo por decisión propia, Hefestos puede sentirse feliz de tener una Diosa con un corazón tan oscuro, da la impresión, de que, para lo que fuistes Diosa en su día, se hubiese marchitado y muerto, por culpa de los celos, la codicia y la envidia, en todo los años que ha evolucionado el hombre, la verdad , que tu papel de Diosa del Amor se ha deteriorado por el tiempo, me das lástima Afrodita.Hefestos puede sentirse feliz de tenerte, pero Hefestos...¿alguna vez has pensado, si verdaderamente Afrodita siente algo por tí?,¿puedes considerarla una Diosa del Amor?...- la mirada del Caballero de los Hielos, desprendía una sinceridad y honestidad sin precedentes, estaban claros los planes de Afrodita al llevar a Hefestos ahí-... en cuando renazca Hades y consiga acabar con Perséfone...¿qué piensas que hará contigo tu amada Diosa del Amor?, ¿has pensado la verdad de porqué estás aqui?,fijo que en sus planes, no está tu persona,¿acaso crees que  se lo pensará, en deshacerte de ti de alguna forma, para tomar la posición de Perséfone y tener su ansiada posición en el Hades?

Dios Hefestos...¿crees que si consigue sus ansiados propósitos Afrodita, te dejará vivo?,¿piensas que jamás sustituirá a Perséfone una vez se deshaga de ella?,¿crees que no volverá con Hades en cuando tenga la posibilidad?...

Hefestos...¿realmente piensas que estas en el bando correcto? - la mirada del Caballero de Hielo era de una sinceridad abrumadora, fría, honesta, sin un ápice de sentimientos, una verdad absoluta -

El Dios Hefesto, tras escuchar las palabras del sabio caballero de Acuario, se echó a reír. Estuvo un buen rato riendo a carcajada limpia.

-¿Y qué?- dijo, mientras tomaba una especie de lanza en sus manos, una lanza acabada en punta ardiente. Le importaba poco lo que nadie tuviese que decirle. Había sido enviado por Afrodita a matar, y lo demás le daba igual- Dile a tus compañeros que vengan a ayudarte ya, o de lo contrario, te mataré sin más miramientos. Enviar a un caballero de oro solo contra un Dios... Es como enviar a una hormiga a vencer a un elefante. Afrodita, vete. No quiero ensuciar tu hermosa armadura con la sangre de un humilde mortal.

Afrodita, aunque deseando replicar a Hefesto, dado que no le gustaba seguir órdenes, se desvaneció, posiblemente rumbo al Olimpo. Allí quedaron Hefesto, Camus, y Hyoga inconsciente en la jaula del Dios.

-Para liberarlo tendrás que matarme- le dijo, y apuntó con su lanza.

Ahi Hormigas como la Marabunta o la Leon Amazónica que puede comerse a un elefante. -decía mientras se preparaba para el combate -

Hefesto, lanza en mano, empieza a incrementar su cosmos como no lo había hecho nunca.

-Afrodita manda, yo obedezco- es un ser sin cerebro, que haría cualquier cosa que le pidiese su esposa. Afrodita lo llevó contando con que apareciese un ejército de caballeros. Sabía que podía contar con que el caballero de Hephaistos, que jamás había entrado en combate antes, lo haría si ella se viese amenazada, o si ella se lo pidiese...- ¡Flecha de fuego, flecha ardiente, derrota a los enemigos de Hades!

La lanza sale de su mano a la velocidad de la luz, directa al cuerpo de Camus.

Camus no se espera que atacara tan rápido Hefestos, aunque intenta esquivar el ataque, no puede igualarse al poder de un Dios, del Dios creador de los Rayos de Zeus.Intenta esquivar el ataque, pero ni su armadura que con tanto orgullo lleva, le sirve de nada ante un ataque Divino.

Hefesto lanzó su poder a máxima intensidad, Camus proyectó un muro de hielo para detener el impacto, pero pese a que la barrera habría sido infranqueable para cualquier caballero, no lo fue para un Dios...

La lanza entró directamente a través del hombro derecho de Camus, destrozándole la hombrera de la armadura, y proyectándolo varios metros hacia atrás.

-Ha ha ha! Va a ser un juego de niños- dice Hephaistos, entre carcajadas.

De poco le ha servido la defensa a camus, que al impacto de la lanza le ha destrozado la hombrera Derecha de la armadura...

Esta claro que no entiende a razones, te deberé de dar una lección de humildad.... -dice en su peculiar tono serio y frío -

Camus Flexiona su brazo izquierdo, de su puño empieza a acumularse cosmos, la temperatura baja muchos grados, dejando la estancia con el helado halo de la respiración, al poco estira su brazo izquierdo, proyectando su ataque contra Hefestos....

¡¡¡¡ TRUENO DEL ALBA !!!! - enuncia al atacar a Hefestos -

Hefesto no se esperaba que le atacases con tanta determinación, así que ni siquiera opone resistencia cuando lo atacas, ya que no contaba con ello.

Cae al suelo, y la lanza desaparece de su mano como por arte de magia.

No obstante, pese a la incrreíble potencia de tu ataque, Hefesto se sigue riendo.

-Esto va a ser más divertido de lo que esperaba.

Ahora genera otra de sus armas, un hacha, de mayor tamaño que la lanza anterior.

-Te voy a trocear, y luego haré lo mismo con el rubito de la jaula. ¡Hacha mortal!- Un haz de luz sale de su brazo y se acerca a ti peligrosamente... Parece ser el reflejo del corte de un hacha...

Aún puedes ver la sonrisa de sorna en su cara.

Camus crea de nuevo una especie de muro de hielo, para evitar que el hacha le alcance...

Aun puedes redimirte Hefestos, estás en el lado equivocado, todos los amores que ha tenido Afrodita han teminado muy mal, solo recuérdalo....., no seas un títere sin cabeza...-decía mientras intentaba retener el hachazo de Hefestos -

El impacto del hacha en el muro, hace añicos de hielo su protección, llegando a traspasarla, pero por suerte , solo le hace un arañazo....

Veo que eres hombre preso de ese sentimiento que es la pasión desmesurada, tendré que bajar esa pasión a mi manera, Hefestos, conoceras ahora una tecnica que poseo... -dice en un tono serio y frío -

Camus junta sus dos puños, alzándolos en el aire, un cosmos tan helado deja en un frío glacial todo el almacen, congelando mucha de las cosas que hay en este, empieza a acumularse cosmos helado en ambos puños, al rato, como si un cañonazo se tratara, un torrente helado va en dirección a Hefestos....

¡¡¡ EJECUCIÓN DE LA AURORA !!! -dice en un tono tan frío como el hielo Glacial -

Hefesto se preparó, algo asustado... El impacto de antes le hizo ver que no podía quedarse de brazos cruzados mientras Camus de acuario atacaba... Estaba claro que era un rival más digno de lo que él había esperado en un principio...

Generó un nuevo hacha, y trazó un círculo con ella, círculo que generó un halo alrededor de su cuerpo, que evitó la mayor parte del impacto de Camus. De otro modo, de no haber usado su poder de defensa al máximo, sabía que estaba muerto.

Hefestos, si sigues luchando por una pasion del que no eres correspondido, ya que al final afrodita te eliminará ella misma, vas a acabar muy mal...

Ya partes de tu armadura han recibido los impactos de mis ataques, partes de ellas las tienes congeladas, por muy divina que sea tu armadura, es un material sólido, todos los materiales se congelan y se pueden hacer añicos a temperaturas bajas.... - decía mirando serio y frío a Hefestos -

Hefesto, ajeno a toda palabrería, sigue mirándote con cara divertida.

-Debería haberme peleado mucho antes- te dice, y se ríe- Es divertido. Afrodita tenía razón. ¡A mí, Flecha de Fuego!

Hephaistos vuelve a generar una de sus lanzas de fuego, y te la arroja sin pensar más. Parece estar disfrutando como un enano con el combate, pese a haber sido más herido que tú. No en vano, es uno de los pocos dioses del Olimpo que aún nunca había entrado en combate.