Partida Rol por web

La batalla contra Radamantis de Wivern y Minos de Grifo.

Con cierto escepticismo, el grupo al completo, salvo Ikki, partió raudo hacia el castillo, dejando a su compañero atrás, por si acaecía una emboscada.

El numeroso ejército salió de los túneles subterráneos y avanzó con presteza hacia el imponente castillo de Hades. El cosmos de Perséfone era fácilmente perceptible desde todos los lugares que rodeaban al castillo. En el dormitorio de Hades se encontraba ésta, como había explicado Cerbero, tratando de resucitar a Hades.

El grupo penetró en el castillo con recelo. No todos los caballeros confiaban en la bondad de Cerbero, y estaba claro que muchos recelaban de cuanto les había contado abajo, en los túneles.

En el recibidor no había nadie. Los caballeros ascendieron tras Niké, y llegaron a la puerta que les había dicho Cerbero.

-Tras esta puerta se encuentran los dos Jueces del Hades, intactos, esperando por nosotros- confesó nuevamente- Ninguno se esconderá, pues confían demasiado en sus posibilidades, y notan que más de uno está tocado.

-Nosotros tampoco nos esconderemos- dijo Niké- Yo confío plenamente en los poderes de este ejército de Atenea como para pensar que un par de simples caballeros de Hades puedan hacer mella en él. Aún así...- Perséfone elevó su cosmos, a fin de cuentas, los caballeros de Perséfone sabían que los dos jueces estarían aguardando, y no creía que desconociesen su proximidad- Esto debería serviros para recuperar algo de fuerzas- en ese momento, todos los caballeros de Atenea notaron cierto alivio. Era verdad, el cosmos de Niké los envolvió a todos con dulzura, haciendo que se encontrasen ligeramente mejor.

-Digo yo que habría que organizar cierto plan de ataque, caballeros. Entrar a lo loco no sería acertado. ¿Cómo nos dividiremos?- preguntó Cerbero. No era buen estratega, pero sí muy inteligente, y siempre se daba cuenta de todo.

-Caballeros, temo por Ikki. A solas con una Diosa no durará mucho...- confesó Niké- Somos muy numerosos. ¿Quién se encargará de cada juez? ¿Habrá de avanzar alguno hasta los aposentos y ayudar al Fénix?

Era el momento de tomar decisiones. En cuanto uno de los componentes del grupo abriese la puerta situada ante ellos, ya no habría vuelta atrás...

-

Saga guardaba silencio. Sintió cómo el cosmos de Niké lo envolvía y de repente se sintió mejor, más fuerte, más seguro de sí mismo. Escuchó a Cerbero. Tenía razón, necesitaban un plan. Pero, ¿cual?

No tenemos mucho tiempo. Sugiero que entremos todos y, uno a uno, nos enfrentemos a quienes nos aguarden ahí dentro. De todos modos tampoco sirve de mucho organizarse sin saber realmente qué hay tras esa puerta. Lo único que sabemos casi seguro es que Radamanthys y Minos están esperándonos... Sin embargo, hay algo que quisiera pediros y es que me permitáis que sea yo quien se enfrente al Caballero de Wyvern. Hay algo por lo que debo hacerle pagar... Radamanthys, por tu culpa mi hermano tuvo que sacrificar su vida. Pero hoy, bien a mis manos o a las de alguno de mis compañeros, pagarás por tu crimen. Solo espero ser capaz de controlarme y que lo que ocurrió en los aposentos del Patriarca contra Afrodita no se repita de nuevo o nos traerá problemas...

La paciencia no era una de las virtudes del Caballero de Géminis. No lo fue en el pasado cuando su impaciencia por acabar con Atenea y los Caballeros de Bronce le costó perder a muchos de sus Caballeros de Plata, ni lo iba a ser ahora. Solo podía pensar en entrar en aquella sala y descargar su poder contra aquellos que casi habían derrotado a su hermano.

Jabu estaba frente a la puerta, su mente se movía a la misma velocidad que sus poderosas piernas. Tenía un plan, acaba de elaborarlo.

Es fácil, tenemos que entrar protegiendo a Niké, y que ella misma y alguien que no sea Cerbero expliquen que es la única que puede detener a Perséfone.
Los caballeros dorados tendrán que enfrentarse con los Jueces y otros dos caballeros flanquearlos con su ayuda. Cerbero y Argol son las opciones más viables.

El caballero del oso hará de custodio de la diosa, pues ella sigue siendo el plato fuerte, incluso inmersos en sus combates ellos intentaran detenerla. No tengo motivos para pensar que no tienen fuerza suficiente para hacer alguna cosa drástica.

En cuanto comiencen las hostilidades el fénix realizara su jugada. Yo procurare parecer inofensivo hasta llegar al dormitorio de Perséfone, tal vez con una buena distracción por mi parte, logremos hacer lo que tenemos que hacer.

El pensaba en que cabía la posibilidad de que los Jueces del inframundo no se comportaran como lo haría cualquier otro caballero, y que atacaran sin cuartel a los más débiles, mientras retrasaban a los poderosos, era una posibilidad, pero la despejo rápidamente de su cabeza. Todos los caballeros eran iguales, todos seguros de su propio poder y seguros de poder vencer a cualquiera, fuera del modo que fuera.

Pero sobre todo, lo más importante, es que dejemos bien claro, que la única alternativa para detener la resurrección es la diosa Niké. Sin eso no tenemos plan, y podrían replegarse a los aposentos de Hades, y eso no nos conviene.

Miro uno por uno a sus camaradas, en algunos había cierto temor, en otros desprecio y lealtad a puntos iguales, pero lo importante es que ninguno se quedaría atrás, todos darían su vida por conseguir parar la atrocidad que estaba teniendo lugar allí.

 Nunca ha sido un gran plan, así que teniendo clara la estrategia de la que hablamos tan sólo nos resta improvisar lo mejor posible y coordinarnos para tener éxito en esta misión. - comento mientras me ajusto el escudo y el yelmo.

Ocupémonos de los que defiendan a perséfone y a Hades y los que vean un hueco para llegar hasta la diosa, que lo hagan, sin esperar a nada ni a nadie. No podemos fallar porque no tendremos una segunda oportunidad.

El Santo del Fenix ya habia partido, por lo que no tenian mas tiempo que esperar para actuar. Geki se trono los dedos de las manos y se preparo mentalmente para dar lo mejor de si. Por primera vez lucharia en serio como un Santo de Athena. Ya no importaba su rango, el, como sus compañeros apostarian todo en esta ultima jugada. El mal no venceria. Hades no volveria. Y junto a Nike, la Diosa de la Victoria, triunfarian sin importar el costo. Estaba listo. Estaban listos.

No tenemos muchas más opciones y el tiempo se nos agota. Hagámoslo como ha dicho el Caballero del Unicornio le lance una mirada de soslayo a Saga. Sus ojos brillaban con determinación. Había escogido como enemigo al Caballero del Wyvern y estaba dispuesto a todo. Sea pues, el Caballero de Géminis se enfrentara a Rhadamantys y yo seré el rival del Caballero de Aiacos. Dejamos la protección de Niké en vuestras manos. Ahora caballeros, partamos hacia la victoria.

Con un plan bajo el brazo cruzáis las puertas, todos los caballeros alrededor de Jabu, Cerbero y Niké. Como el caballero del inframundo os había comentado, os encontrabais en un largo pasillo sin decoración alguna salvo por varios pilares de piedra desnuda, a lo largo de toda la estancia. Al fondo se veía una monumental puerta a la cual no había uno de acercarse para percatarse de que se trataba de una harto pesada, y que encerraba tras de sí algo de incalculable valor: el cuerpo inerte del Dios del Mundo de los Muertos.

En medio del pasillo aguardaban, juntos y mirando hacia la puerta por la que os habíais adentrado, los dos Jueces del Hades, Wivern y Grifo.

La verdad es que quizás fuesen, sin duda, los dos rivales de mayor peso a los que os habíais enfrentado hasta la fecha, pero no dejaban de resultaros menos carismáticos que sus predecesores. No parecían más que meras figuras maniqueas en manos de una muchacha a la que obedecían sin discusión, sin valorar si lo que hacían estaba bien o estaba mal. Simplemente obedecían ciegamente sus órdenes.

-NO PODÉIS PASAR**- fueron las palabras de Grifo, inmóvil y sin expresión alguna en el rostro- Si dais un paso más al frente, nos veremos abocados a apagar vuestras vidas.

Saga cruzó la puerta en primer lugar y echó un rápido vistazo a la estancia. No había mucho que mirar, salvo la fría piedra y dos Caballeros al fondo. Caminaba hacia ellos a paso decidido. Sus imponentes Armaduras no causaban temor ni duda en el Caballero de Géminis: era el momento de demostrar todo el poder que era capaz de desatar. Caminaba con pasos firmes sin apartar sus ojos de los de sus enemigos. Se detuvo a escasos metros de los siervos de Hades, cuando Grifo habló. Una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Saga.

Vaya. Teneis unas Armaduras excelentes, lo admito, pero me temo que profiriendo amenazas dejais bastante que desear. Si lo que pretendíais era causarnos temor, habéis fracasado estrepitósamente. Os recuerdo que ya he estado antes en el Hades. Nada de esto me impresiona.

Permaneció en silencio unos segundos y luego volvió a hablar en el mismo tono desdeñoso. De modo que apagaréis nuestras vidas si damos un paso adelante, ¿eh? ¿Qué deberíamos hacer al respecto? Se giró y miró a sus compañeros con esa sonrisa que antes había dirigido a los Jueces. Después volvió a clavar sus ojos en Wyvern y Grifo, dando un paso firme hacia delante. Intentadlo si os atrevéis, Caballeros, y comprobaréis el alcance de mi poder. Un destello rojo cruzó los ojos de Saga. Por un instante su mirada pareció teñirse del color de la sangre. Estaba de pie, totalmente quieto, esperando. Este era el momento que tanto había esperado.

Por fin. Ha llegado la hora de vengar la humillación que estos hombres infligieron al signo de Géminis al derrotar a mi hermano y hacerle perecer en la batalla, y de devolverle a Afrodita el favor que me hizo en el Santuario al destrozar mi ansiado trono. Ella me ha quitado lo que más deseaba, ahora yo acabaré con sus esbirros.

Jabu parece pararse a medir a los combatientes, los mira de hito en hito contando velozmente con los dedos, como si calculara algo. Quizás la fuerza, quizás el numero de golpes, o puede que los metros de distancia que había entre ellos.

Mi señora, no podemos detenernos, dejad que los caballeros de oro den cuenta de esos bravucones, vosotros tenéis algo más importante que hacer.

No miro hacia el conflicto en ciernes cuando dijo estas palabras. Creía que podría verse fácilmente en sus ojos el engaño o la mentira, si bien sus gestos estaban bien cuidados, y escudados por una fina capa de verdad, que era el querer interrumpir la ceremonia de dentro lo antes posible.

Pero ahora tenía que representar su papel y debía de hacerlo lo mejor que pudiera. Tenía que darles a los heraldos del inframundo una visión clara de que Niké era el objetivo a batir. Por dos motivos, que era un señuelo, para poder moverse mejor entre la zona de lucha, y porque si combatían de manera a singular, y desviaban parte de atención fuera del combate, estarían sin duda en una severa desventaja.

Así pues, deseo que la diosa hiciera brilla con un tenue fulgor su cetro, y que sus compañeros siguieran la charada cada uno en su papel.

Nuevamente Jabu del unicornio, fiel caballero de Athena y ahora fiel caballero de la verdad, la humanidad, la diosa Niké y al verdadera Verité, estaba plantado como un guardaespaldas fiero mirando de frente el peligro.

Puedes intentarlo caballero, pero no os resultara nada sencillo respondo a las arrogantes palabras de los caballeros del inframundo mientras me acerco hasta donde se ha colocado Saga. Una vez estoy a la misma altura que él me pongo en mi ya archiconocida pose de combate con los brazos cruzados sobre el pecho.

Pero has de saber que la luz que intentas apagar no es la luz de una simple vela que se apaga a la mínima brisa. La luz que intentas apagar es tan brillante como el mismísimo sol, capaz de hacer retroceder la sombra allí donde va. Y te lo demostraremos haciendo retroceder la sombra del inframundo sobre la tierra. En guardia Caballero del Grifo, yo seré tu rival.

Apresto mis armas y sin decir palabra, desoyendo los comentarios de los caballeros del inframundo comienzo a moverme para flanquear al enemigo, manteniendo las distancias. 

 Editado: Vistas las tiradas de iniciativa de los demás, parece que tendré que retrasar mi acción para que sea Saga quien le dé el primer ataque a nuestro enemigo.

El Santo de Bronce del Oso se posiciona cerca de Aldebaran de Tauro, pero sin intervenir demasiado. Nunca se pondria a la altura de el y Saga, sin embargo alli esta y dara todo lo que tiene para secundar al Caballero del Toro Dorado.