Partida Rol por web

Las heridas de Livia aun estaban frescas, el dolor seguia persistiendo. Pero con cada dia se encontraba mas fuertes. Las razones de ello se encontraban en la cabeza de Livia. Mientras Soenya habia podido disfrutar de su calma con una marca que iba quedando cada vez mas presentable.

Uno de esos dias fueron llamadas por la Domina, un par de guardias las trajeron a su oficina. A pesar de la paranoia de una de ellas el camino fue derecho a ese lugar.

Cuando llegaron y las dejaron entrar no se encontraron solo a la Domina, sino que habia un romano mas con ella y otro mas anciano vestido como senador. Ese ultimo Livia lo recordaba porque le habia hecho latigar. Mientras Soenya ademas de recordar al viejo por ellos tambien recordaba al mas joven porque ayudo a tranquilizar el problema causado por Livia y Mars.

Los rostros de los tres variaban en sutiles gestos pero se los veia serios. Habia frente de ellos unos bancos donde ellas pudieran sentarse.

Mientras iban camino del despacho la germana miraba en todas direcciones con desconfianza, mirando especialmente a los guardias y casi en estado de alerta, como si esperara una nueva jugarreta por su parte o algún tipo de venganza.

Al ver que realmente iban hasta el despacho logró calmarse. Al entrar pensaba encontrarse con la Dómina y aunque ella estaba parecía no estar sola... 

Aquellos dos hombres le sonaban, el más anciano fue el que mandó latigar a Livia mientras que el otro fue el que puso paz y acalló al engreído sacerdote.

Miró a Livia en busca de algún tipo de gesto en ella, pues no sabía si haría algo contra el hombre que decidió castigarla a ella y no al sacerdote por su conducta tras la pelea.

Sus rostros y miradas serias denotaban que algo pasaba, así que al entrar agachó la cabeza y permaneció en silencio a la espera de que le ordenaran algo. 

Livia camina algo más despacio, aunque se nota que se esfuerza en mantener el paso que le marcaban los guardias, de vez en cuando se le escapaba algún espasmo rápido pero no sus habituales tics, sino provocados por el dolor. Aún así casi logra mantener ritmo sin que se note demasiado. Pero más allá de dolor, Livia estaba tranquila aunque tampoco tenía ni idea de lo que ocurría o porqué se las mandaba llamar. 

Responde sutilmente a las preguntas silenciosas de la germana con gestos a su vez interrogantes, pero calmados, está segura de que no sería nada peligroso.

Cuando llegan reconoce al hombre mayor como el Pater y el joven...el joven no sabía quien era pero recordaba su cara al verla en la fiesta justo antes de que se la llevaran. Livia no muestra ninguna emoción ante los hombres, no hay rencor o al menos no lo demuestra. Simplemente espera a recibir alguna información o pregunta, con la vista baja.

Por un momento notaron un silencio incomodo, miradas entre el Pater y la Domina. Talvez habia ahi una duda de quien comenzaria a hablar primero pero finalmente fue el Pater.

"Buenos dias. Me presento soy Flavius Carvilius Donicus, padre de Damilia y dueño del ludus donde entrenan." les informo a ambas. "Aunque no es un lugar que me encontraba muy presente porque soy un senador del imperio..." continuo mirando a la romana un segundo pero luego a la germana. "Es para ustedes como un consejo de ancianos, aunque mucho mas complejo y con un verdadero poder en nuestra sociedad avanzada." le explico a la rubia que poco podia saber segun èl de como gobernaban los romanos. "Pero volviendo a atras explicaba que no estoy mucho tiempo aqui y he dejado la responsabilidad a mi hija."

"Ayer a pesar del buen desempeño de ustedes, note un par de cosas que no me agradaron. Tu Livia sabes lo tuyo y mi hija sabe lo de ella." comento mirando a ambas, con su hija devolviendole la mirada con desafio.

"No deseo ocuparme de este luegar por lo que les presento a Gallio Italicus. Prometido de mi hija, el domino de ustedes de ahora en mas. Tendra este poder que le he dado yo hoy mismo de forma provisoria, cuando ambos se casen lo tendra de forma permanente." les siguio informando no pareciendo cansarse de hablar y señalando al hombre en cuestion.

Con la mirada baja permaneció en silencio, escuchando con atención a aquel hombre, especialmente cuando se presentó y comprendió que era el padre de la domina, aunque parecían ser bastante diferentes y ella no parecía muy contenta. Curiosamente eso alegraba a la germana, esbozando una media y muy sutil sonrisa.

Asintió ante las palabras de explicación de Flavius, pues ya sabía que la consideraban estúpida e ignorante así que era mejor mantener esa fachada.

Cuando habló sobre las cosas que no le agradaron esperó que dijera algo sobre ella, alguna reprimenda o algo así. Por eso se extrañó tanto cuando solamente mencionó a Livia y a su propia hija, aunque tampoco podía confiarse demasiado, después de todo seguían siendo romanos. 

Permaneció en silencio, a la espera de poder decir algo o presentarse ante aquel hombre, aquel que iba a ser su nuevo domine, aunque si alzó ligeramente la mirada para verlo de arriba a abajo. 

Livia ya conocía bastante bien a la germana, lo suficiente como para percibir la sonrisa suave y sutil que se dibujaba en el rostro de Soenya al recibir la noticia del descabezamiento de la domina...¿por qué? Ya le preguntaría en otro momento, pero seguro que tenía algo que ver con aquellas palabras de "mi hija sabe lo de ella"...¿qué tan malo había hecho la germana para recibir ese cuestionamiento?

La romana analiza el resto del discurso de Flavius, haciéndose una idea de la clase de hombre de era...ahora tenía claro los motivos de su castigo y todo tenía mayor sentido en su cabeza. 

Muchas preguntas se planteaban ahora en su mente, pero quizás no era el momento, hubiera querido hablar con la domina para saber qué estaba pasando pero ahora ya era tarde. Mantiene el silencio y espera a que le den permiso para hablar.

Entonces le toco hablar a Camilia. “Eso no significa que no seguire siendo Domina.” dijo la mujer tal vez siendo o notando la sonrisa de la germana. Sino porque sentia necesario eso. “La autoridad de este Ludus ahora sera compartida con mi querido prometido.” dijo dandole una mirada simpatica a Gallio y que este devolvio. "Habran algunos cambios que podrian afectarles a ambas, como al resto de nuestro gladiadores en este Ludus."

“Si, tienen alguna duda hablen ahora. Tienen mi permiso.” dijo la mujer porque no aprovechando que su padre no lo habia dicho.

Miró primero a Livia y después a las tres personas que habían delante.

- ¿Cómo nos afectará a nosotras? Y, ¿por qué hemos sido llamadas nosotras dos solamente?

Sabía que quizás recibiera algún tipo de reprimenda por sus preguntas pero le resultaba extraño que las llamaran a ellas dos para comunicarles aquello en lugar de decírselo con el resto. 

-Señora, si esto ha sido por causa mía...me gustaría pedir disculpas. Aunque no sirva de nada, comprendo mi error y comprendo el castigo. Lo lamento.-dice Livia, dejando que la germana hable pero ella no tenía por ahora ninguna duda más allá de las expuestas por su compañera. La romana había pensando unas preguntas similares pero la germana había aprendido pronto a moverse en aguas pantanosas y en cierta medida estaba orgullosa de ella.

Tras verbalizar su disculpa, Livia da un nuevo paso atrás con las manos juntas y la cabeza gacha y guarda silencio.

La mujer espero un momento pero su padre le dio el visto bueno. “Supongo que las disculpas las debes a mi padre. No a mi.” respondio media fria a Livia.

Luego se enfoco en la germana. “En principio porque asi es mas ordenado. Con ustedes dos siendo las unicas gladiadoras. Luego hablaremos con los demas por grupos.” aclaro pareciendo que ustedes serian las primeras en enterrarse. “Primero que nada. Las felicitamos por su buen trabajo en la arena, se han demostrados como peleadoras que pondrian a Marte orgulloso.” dijo e hizo un gesto tanto a Soenya como Livia para que se detengan, que no queria discuciones de dioses o sobre el sacerdote.

“Primero que nada. Soenya hemos pensado y discutido. Mi padre aquí quiere ofrecerte que seas la lider de las gladiadoras. Digo gladiadoras porque pronto tendran compañeras nuevas.” comento la mujer mirando a ambas. "Que dices reemplazaras a tu compañera?"

Miró a Livia algo sorprendida pues no entendía por qué debía disculparse pues ya había sido castigada por lo sucedido, pero siguió escuchando con calma.

- Gracias domina - Dijo con la cabeza gacha agradeciendo su labor en la arena.

Le resultó curioso aquel gesto, pues no pensaba discutir con quienes tenían la mente tan cerrada respecto a las deidades y ella, con Livia, ya habían hablado sobre esas cosas con calma.

Las siguientes palabras hicieron que se atragantara ligeramente ante lo inesperado de ellas, especialmente porque si era idea de su padre es que a ella no le hacía gracia y sería un problema para la domina pero, si en cambio era todo un subterfugio de ella para tenerla en una posición en donde poder castigarla y controlarla más, se saldría con la suya... Conocía las consecuencias y riesgos de convertirse en la líder pero desconocía en cambio los beneficios, si es que había alguno... 

Miró a su compañera.

- Solamente si Livia así lo acepta y, ¿qué supone aceptar tal honor?

Por su parte la romana no dice nada ante la frialdad de la domina ni su respuesta. La romana sabía perfectamente lo que había hecho y lo que había dicho...su mente social acostumbrada a moverse en estos ambientes no había dejado de trabajar en momento alguno. Bien sabía que el daño se lo había hecho al pater, más en su orgullo que a la imagen del ludos, bastante deteriorada pero no por su desliz, aunque todos los deslices de la noche los había acabado pagando la romana, en una maniobra de distracción perfecta. Todos los patricios recordarían que una esclava fue latigada, pero no recordarían los desmanes de la egipcia, la violación de una germana por capricho de otro patricio ni es desplante a un sacerdote de Marte. No...todos recordarían el desmedido castigo a una romana...a una romana asesina. Ah y la muerte de una griega. Si, eso recordarían.

Mas su disculpa había ido dirigida a la domina porque en verdad no deseaba causarle mal a ella, aunque era un daño colateral, no había salido mal parada. Esa mujer era como un gato, siempre caía de pie.

Entonces vino la, por otro lado, predecible petición o más bien, orden de Camilia a Soenya. No era algo que pillase desprevenida a Livia, lo cierto es que se lo esperaba. Alza la vista al notar la mirada de la germana en ella y le respondió con una sonrisa tranquila:

-Por mi no te preocupes, hermana. Me siento orgullosa de que te lo ofrezcan, has sido una sierva fuerte, capaz y has aguantado castigos inmerecidos con una entereza que no todos hubieran demostrado. Decide lo que quieras, yo estaré bien.

Suspira asintiendo a las palabras de su compañera.

- Lo haré, aceptaré. Aunque, me gustaría contar con el apoyo de mi hermana Livia pues ella sigue siendo quien más conoce cómo funciona todo y yo aún soy una salvaje que no lo ha aprendido todo. Por lo que me gustaría que ella siguiera siendo mi profesora. Si eso es posible, por supuesto. Dómines. 

Era un riesgo, totalmente pero al mismo tiempo le permitiría acceder a ciertos recursos y eventos que quizás podrían ayudarla en la consecución de sus objetivos. Aunque, sabía que los castigos serían más habituales y duros y aún así, no quería que su hermana volviera a pasar por aquello... Ella había liderado a su pueblo y quizás podría hacerlo con quienes vinieran... 

Las caras de la domina y su padre fueron lo suficiente claras en principio para verse algo molestos con ese rodeo que hizo la germana para responder su pregunta. Pero luego cuando ella acepto, el Pater se vio satisfecho mientras la Domina miro feo a la germana. Pero la eleccion estaba hecha.

"Bien. Asi habra un orden mejor entre ustedes." comento el Pater mirando a ambas pero buscando la mirada de la germana. "Conserven las miradas arriba que no somos egipcios." comento el hombre al verlas bajar un par de veces la mirada. Aunque tambien dio una mirada a su hija.

"El puesto que ahora tienes supone que podras orden a tus compañeras como corresponde, que estas haran caso al Doctore y a nosotros cuando sea necesario. Tendras mas honor asi y hablaras por todas las demas gladiadoras." comento el hombre acomodandose en uno de los sillones cercanos de la sala sentandose. "Podras convertirte en una lider entre ustedes, una diosa que gobierna con justicia a tus hermanas como hace minerva."

Cuando su padre termino continuo ella.

"Corresponde tambien que se aclare una decision mia. Hace unos dias que nuestro medicus no estaba del todo en buen estado. Ahora se sabe que tuvo un problema por el abuso de la bebida, en un bar cercano entro en una pelea y termino muerto. Muy lamentable." decia e informaba no solo a ustedes sino a los demas. "Por eso, aunque en la fiesta la presente de una manera. Por el momento Sekhmet servira como curandera. Al menos hasta que encontremos un medicus responsable de reemplazo." dijo casi como una promesa a su padre èl cual no dijo mucho aceptando, al igual que el prometido.

"Las visitara en especial a ti Livia cada tanto, para asegurarse que estes bien."

Livia asiente con la cabeza y la eleva cuando así se lo mandan, aprovecha para volver la vista a la germana y le dirige una suave sonrisa de aprobación. Ya tendría tiempo de hablar con ella, pero no ahora; debía prepararla y darle un buen puñado de consejos para lo que se le venía. 

Vuelve su atención al pater y a Camilia cuando ellos hablaron:

-Me alegro por ella, sus cuidados me han ayudado mucho. Sin duda ha sido una fortuna que dierais con ella dado el lamentable incidente con el medicus.

Levantó la mirada cuando se lo indicaron, ignorando por completo la fea mirada de la domina pues parecía no hacerle mucha gracia el nuevo cargo y eso aún la motivaba más.

- Gracias Dómine, haré mi mejor esfuerzo para con ellas y asumiré las consecuencias de los errores cometidos. - Debería hablar con el Doctore una vez éste fuera informado, pues ahora las cosas habían cambiado y debía conocer cómo funcionaba - Así lo espero Domine - Dijo agradeciendo sus palabras. 

Escuchó a la Domina con calma y asintió.

- Es bueno saberlo Domina, ya demostró sus conocimientos. Lamento lo del medicus. 

Parecia que Tnato padre como hija se mostraban satisfechos con las palabras de cada uno. "Por ultimo para dejar a la vista una sugerencia mas, que viene de nuestro nuevo miembro de la casa." comento el Pater mirando al prometido. "Si no es problema lo presentare yo..." dijo esperando un si del prometido antes de seguir. "Se cambiara el liderazgo de los guardias. Ya que recibimos unas quejas del anterior, hostigamiento contra sirvientas y esclavas."

"Pero ahora ya no importa ese pequeño hombre. Nuestro jefe es un veterano de batallas, un centurion que ha vuelto recientemente de las tierras germanas. Su nombre es Herius Cincius Senilis." comento este y dandole un escalofrio o mas a la germana. "Es un hombre importante con el que interactuaran. Se ocupara de que los guardias hagan su trabajo como corresponde." explico el hombre alegre o al menos mostrandose asi para el prometido que habia hecho la eleccion.

Una ligera sonrisa de alivio se dibujó en su rostro cuando dijeron lo del cambio en el liderazgo de los guardias. Fue escuchando con calma y algo confiada las palabras del romano hasta que oyó aquel nombre... El nombre que tantas veces había tenido que gritar, el hombre detrás de aquel nombre era el causante de sus más terribles pesadillas y ahora, ahora lo tendría allí, con ella... 

Su mirada cambió a una llena de cierto terror, su piel se tornó mucho más pálida y sus labios se quedaron congelados en una mueca de sorpresa y tensión.

La parte buena era que quizás así su venganza estuviera más cerca pero... Iba a tener que verlo y seguramente él podría hacerla llamar también en cualquier momento... 

Un escalofrío recorrió su cuerpo, uno bastante evidente y tragó saliva como pudo. Seguramente todo eso había sido cosa de ella... De aquella mujer a la que le había dolido tanto que él la prefiriera a ella... 

Livia no se inmutó ante el anuncio...un romano más un romano menos...si le llamó la atención que tuviera el rango de centurión y que lo hubieran sacado del ejército para encargarse de un asunto tan menor. 

Mira a Soenya con gesto tranquilo en principio hasta que ve su reacción y entonces la.mente de la romana ata cabos y finalmente entiende. En ese momento le hubiera gustado palmear el hombro de su hermana de arena pero sabía que no debía hacer eso pues la haría parecer débil.

-Sin duda lo que necesita este ludus es un jefe de guardia competente y que sepa valorar la disciplina. Espero que se comporte con adecuación a su cargo.- Livia decide jugar en una fina línea cercana a la provocación aunque su tono no es provocativo, busca llamar la atención para darle unos segundos a la germana para recomponerse.