Partida Rol por web

Habia pasado una semana y las cosas habian permanecido en una tension delicada. Los y las gladiadoras habian quedado en sus celdas sin poder salir aunque sea a entrenar. Se los alimentaba y llevaba a bañar pero no se les daba mucho espacio para deambular por afuera.

Incluso los habian juntado a toos en las celdas de los hombres. Hombres de los cuales solo podia verse a Zared y a horatius, segun ellos drust estaba vivo pero curandose. Titus habia muerto en un enfrentamiento aunque no deseaban hablar mucho de ello. Adivinaban que esperaban que los patricios hablen pero parecia que eso no pasaria. Lo preocupante es que tampoco sabian nada de sus otras compañeras aunque intuian lo peor.

Finalmente en ese dia les llegaron nuevos miembros a la celdas. Livia y Drust volvian, totalmente drogados al parecer tardando hasta mas atrde en el dia en despertarse. Pero finalmente lo hicieron.

La romana empieza a despertar entre gemidos afonicos, los ojos le temblaron bajo los párpados y gruñe un poco entre incoherencias.

-Mercurio...Manius...Elia...- balbucea sin sentido pocos segundos antes de llegar a abrir los ojos.

-Carlo...no...¿Manius? ¿Do...donde está Manius?- asustada o intranquila, Livia intenta incorporarse demasiado rápido pero se lleva una mano al costado, donde lucía un vendaje. Apunto está de caer del camastro con aire mareado y confuso, tiene la vista desenfocada, claramente se la ve bajo los efectos de alguna droga.

No puedo evitar un suspiro de alivio cuando veo que Zared está en las celdas. Pero eso no significa que nuestra situación sea buena.

Intento acercarme hasta donde está. Zared, el bueno de Zared... Casi parece que hayan pasado años desde la última vez que hablamos. ¿Qué ha sucedido? ¿Sabes dónde están el resto?

Mi gesto se muestra preocupado, y más cuando veo llegar a Livia en ese estado. Pero ahora lo que necesito son respuestas, y espero que Zared me pueda dar alguna... o me quiera dar alguna.

Pasan unos largos segundos y Livia siente que su cabeza va a estallar. Se pellizca varias veces en el cuello y en la cara como tratando de espabilarse y finalmente logra levantarse de la cama aunque en seguida debe apoyarse en los barrotes.

La voz de Brinda es lo que la impulsado a intentar acercarse a ella, tanto como pudiera.

-Brinda...- la llama mientras aún trata de luchar contra ese algo que embota sus sentidos- ¿Qué ha pasado? ¿Cuánto tiempo...hace cuánto que no nos vemos?- Livia se había dad cuenta de que su herida ya no parecía tener una gravedad mortal aunque aún era una molestia, pero eso no tenía sentido...apenas habían pasado unas horas desde que la hirieron ¿no?

Zared finalmente salio de sus pensamientos y te vio, tambien a las demas chicas.

"Ni yo lo termino de entender. Pero al parecer hubo una rebelion de gladiadores y guardias." comenta el hombre hasta que ve a Livia moviendose hacia ellos. "No sabemos que paso en otros lugares. Pero al parecer murieron patricios y no hablo solo de Camilia." comenta el moreno.

Livia digo mirando en su dirección, hace 3 días que no nos veíamos. Respecto a lo que ha pasado no puedo decirte mucho, quizá Zared nos explique algo más.

Escucho lo que dice mi amigo frunciendo el ceño. Entonces debemos asumir que varios de nuestros compañeros probablemente hayan muerto. Pero me alegro de que al menos tú sobrevivieras.

Agacho la cabeza. Aunque no creo que debamos echar las campanas al vuelo. ¿Tú qué opinas, Livia? Tú eres romana, ¿qué crees que harán con nosotros?

-¿Tres días?- repite Livia, llevándose una mano al pecho, impresionada- Que Marte nos asista...-empalidece un poco y debe agarrarse a los barrotes para no caer. Mira alrededor, buscando caras conocidas o más bien...dando cuenta de las bajas sufridas.

-¿Patricios dices? Horatius.- le llama con los dientes apretados, necesitaba más información- ¿Qué sabes? ¿Y Soenya? Debería estar aquí explicando lo sucedido...¿Dónde mierda se ha metido?- ruge la romana, indignada, furiosa e incapaz de imaginar cuál era el destino de la germana.- ¿Alguien ha visto al sacerdote de Marte? ¿Y a la sacerdotisa de Mercurio?- pregunta en voz alta, esperando que alguien dijera algo.

-Brinda...ojalá te pudiera decir algo...pero...si estamos aquí es porque aún no han decidido lo que hacer con nosotros. Probablemente estarán interrogando a Soenya y a Doctore como responsables nuestros...para saber nuestro grado de implicación.- traga saliva, recuerda lo que ella misma había hecho. Se lleva la mano a la herida y suspira.

-No pinta bien...sólo podemos rezar que los dioses vean más allá de nuestros actos y se apiaden.

El hombre nego. "Asumir nada. Titus ha muerto a manos del sacerdote que le daba mala espina." dijo simplemente pero bajando la cabeza. "Drust tambien casi murio por este." dijo señalando a su compañero que aun no se despertaba. "El sacerdote era el de Marte." aclaro.

"Gracias, yo tambien me alegro que vivas Brinda." ddecia el hombre que se te quedo mirando un buen rato con esa mirada que conocias, que deseaba ahora tomarte para hacerte mil cosas para festejar. Pero claro que sabia que el ambiente no estaba para eso.

Horatius se acerco o mas bien se posiciono mas cerca de Livia.

"Nosotros lo que sabemos es que Soenya se escapo, asi de simple." dice y mira al moreno que aunque parece pesarle asiente. "Motivo a algunos a pelear y creo discordia entre los guardias, para luego huir." sentencio el gladiador romano, comunicandoselo a ambas.

"Del sacerdote solo lo vimos atacando a los gladiadores y convenciendo a los guardias rebeldes que se calmaran. Claro que esos guardias estaban mas contra otros guardias que contra el sacerdote." dijo el hombre tratando de explicar. "Lo se, es confuso pero al parecer habian dos grupos de guardias. Termino sobreviviendo uno solo de ellos, que decian estar con los primos y contra Herius." les dijo el romano y ambas vieron que parecia fastidiado por todo esto que tenia que explicar. "Puta intriga." dijo en voz baja con un tono de maldicion.

Lanzo un suspiro escuchando a los dos hombres mientras agacho la cabeza. Joder, tenían que escoger precisamente el momento en que podíamos empezar una vida un poco mejor para sus intrigas.

Ahora solo queda saber qué pasará con nosotros. Pero por lo que he oído de los romanos, no se andan con medias tintas: si tienen alguna sospecha sobre nosotros estamos todos muertos. Así que por ahora me temo que solo nos queda esperar.

Miro a la romana. Pues si Soenya escapó quizá nos quieran interrogar a nosotros. Joder... Menudo montón de mierda tenemos encima.

Livia aprieta los dientes, rabiosa, golpea los barrotes con las palmas de las manos y luego las lleva a su cabeza, acariciándose la larga cola, aflojandola y apretándola en gestos nerviosos, empieza a pasear de un lado a otro intentando asimilar con mucho esfuerzo lo que le contaban. Termina volviendo a sentarse en la cama, con gesto mareado.

-Rata traidora...no puedo creerlo.- musita refiriéndose al escape de la germana- No siento pena por Titus, la verdad, si no hubiera sido Mars quien le diera muerte, yo misma lo habría hecho de una manera o de otra. Era su vida o la mía.- Livia sigue pensando, atando cabos, intentando unir las piezas del puzzle. Y entonces cae en la cuenta de algo.

-Los primos... los primos querían llevarse a Manius de la casa. Yo estaba con el Doctore en la zona de los patricios, el joven domitor nos hizo llamar y allí la sacerdotisa me reveló que Camilia le concedió el tutelaje del chico antes de morir.- revela más por disponer las "cartas" sobre la mesa que por interés real en compartir la información- Se ve que ellos no lo aprobaban...Pero...Mario Flavio, ese petulante senador esta prometido con Memmia...-alza la vista y ésta se clava en Horatius, con aire suspicaz- El senador te regaló a este ludus, Horatius, de seguro que a ti nada te ha de ocurrir ¿cierto?- deja caer la sutil acusación sólo por ver como reaccionaban el resto, pero no deja la atención en él sino que se vuelve a incorporar y pasa las manos por los barrotes para tomar las de Brinda y Alina, si es que ellas lo desean.

-Ya os prometí que no os iba a traicionar, vosotras no habéis hecho nada; hablaré con la señora Cornelia y con el joven dómitor en vuestro favor, no puedo prometeros más. Si ella vuelve a la casa antes de que se pongan a repartir castigos es posible que consiga salvaros.- añade con firmeza.- Ella me debe un gran favor, me escuchará.

Alina había permanecido en silencio todo ese tiempo, sentada con los codos sobre las rodillas y las manos juntas bajo la barbilla, con un gesto reconcentrado y cargado de angustia.

—El hombre que mató a Soenya... —dijo cuando Livia hubo terminado de hablar, con la mirada intensa clavada en un punto distante—. ¿Sigue vivo? Quiero saber su nombre.

Cuando pasaron de eso el romano suspiro. "Espero que la tuya pueda defenderlos. Pero quien sabe, losguardias que ganaron son los primos. De la hispana. Talvez quienes mandan son otros ahora." comento el hombre pelado volviendo a sentarse en uno de los bancos.

Miro con extrañeza a Alina asumiendo que se debe a un error en la traducción sus palabras. Escapó, no murió. Aunque me temo que si la capturan eso no dure mucho.

Por lo demás me acerco a los barrotes las manos de Livia. Debo reconocer que hiciste honor a tu palabra. Eso te honra, aunque eso también hace que ahora te debamos un favor. Y si hay algo con lo que puedes contar es con que lo de mi tribu no dejan un favor o una deuda pendiente.

Suelto sus manos y me alejo un poco. No está mal para ser romana digo con un guiño intentando quitar un poco de seriedad al asunto. Que ya bastantejodidos estamos como para encima regodearnos en nuestra propia mierda y ponernos a pensar en lo que puede o no puede suceder.

También un poco sorprendida, Livia se gira para corregir a Alina pero Brinda se le adelanto en esta ocasión. Tanto mejor, poco más había que decir.

-No me debes nada. Somos hermanas, en la arena necesitamos poder confiar unas en otras. Cada una tiene su objetivo, un plan de los dioses han marcado para nosotras en este mundo. El mío ha sido revelado pero eso no me exime de mi responsabilidad para con lo que es justo.- aprieta las manos de Brinda antes de dejarla marchar. En verdad la romana siempre había hablado como una mujer devota, pero ahora parecía haber cruzado la línea del fanatismo.

-Perdona Horarios...tal vez me he adelantado en mi juicio pero no me fío de tu antiguo amo. Algo malo querían hacerle a Manius y no voy a permitirlo. No importa la conspiración que hayan preparado, los dioses castigarán a quien no respete la voluntad de los muertos. - añade con convicción e incluso una sonrisa segura.- Todo irá bien, sólo hay que tener fe.

Mientras charlaban entre ustedes las puertas de barrotes que llevaban a las celdas se abrieron. Pronto entro alguien que todas conocian al menos un poco algunas. Era Verina, la sirvienta pelirroja que las habia cuidado en un momento u otro a las gladiadoras.

"Buenos dias." dijo tratando de juntar animo en sus palabras pero no pudo. Rapido junto a ella llegaron otras sirvientas de la casa que les ofrecieron comida y bebida. "Se que tienen muchas preguntas y lamento que no haya sido hasta ahora que pueda responderles. Pero han pasado muchas cosas." comento la mujer tomando la comida de cada sirvienta y ofreciendola a las y los gladiadores.

"Como ustedes sabran, hubo un ataque y rebelion en el ludus. Lamentablemente los gladiadores que ven aqui los los que quedan con vida, los demas fallecieron en combate." comento ella con prisa. "Brinda y Alina, son oficialmente gladidoras. Si o si hoy las marcaran aunque no se con exactitud el momento."  siguio informando mas como si fuera en automatico, sin mucho festejo. "Los gladiadores que se rebelaron, Drust y Zared seran perdonados si piden perdon al Pater sino seran vendidos a las minas donde viviran por muchos años sufriendo." concluyo mirando a los dos hombres dandose cuenta tarde que Drust seguia inconsiente. Pero al menos ahora dandoles un momento para que hablen los demas.

-Verina...-musita la romana incorporándose, se apoya de nuevo en los barrotes para no caerse. Aún se encontraba un tanto mareada por el efecto de lo que fuera que le habían dado.

-¿Qué hay del joven domitor? Ma-manius está...¿está bien?- pregunta, temerosa de la respuesta que pueda recibir, pero esta sólo era la primera de muchas preguntas que tenía pero tal vez ésta era la más importante- ¿Y la señora Cornelia?

Alina salió de su estupor, cuando la puerta de la celda se abrió. Apenas entendió lo que le dijo Brinda. ¿Ella había dicho que Soenya estaba muerta? No recordaba haberlo dicho. Sólo pretendía preguntar por ella. No estaba muerta. No podía estarlo. Soenya era tan poderosa como imponente. Seguro había podido encontrar la manera de escapar. 

Se puso de pie y escuchó con atención las explicaciones de Verina.

Cuando terminó, se acercó a ella de una zancada. la cogió por los hombros y la miró a los ojos con intensidad.

—Las gladiadoras. ¿Qué pasó con las demás gladiadoras? ¡Habla! 

Alina sintió que el corazón le daba un vuelco y se sintió mareada. Sin embargo no quitó las manos de Verina. Tuvo que suspirar profundamente varias veces antes de volver a hablar, para poder calmarse.

—¿Todas han muerto? ¿Soenya ha muerto? 

Clavó los dedos en los hombro de la mujer inadvertidamente. No sentía odio hacia ella, pero en ese momento hubiera podido partir al medio con sus propias a manos a quien se interpusiera entre ella y Soenya.