Partida Rol por web

De nuevo el senador se encontraba en la calle explorandola, dispuesto a hacer cosas fundamentales que neceistaban su atension. Por otro lado estaba el Nordico, que salio de su Ludus con algo de compañia de un guardia que por suerte le hacia algo de caso. Ambos hombres aun no se encontraban pero solo uno de ellos (el nordico) sabia que el otro estaba ahi.

las calles de Roma como siempre se mostraban llenas de gente, no solo de romanos sino con otras nacionalidades  y varios estatus de vida. No era facil del todo moverse ahi pero sin duda algunos que reconocian la vestimenta de senador que vestia Mario le daban un espacio para que pusiera pasar.

Mario se encuentra charlando amenamente con las personas más importantes del lugar sobre sus inquietudes, necesidades y demás cosas que haría un político para buscar apoyo y cariño del pueblo. No hace promesas ni se compromete a nada pero los oye con toda su atención y cuando puede o debe hace alguna que otra anotación sobre los puntos más resaltantes.

Obsequia a los niños dulces y compra pan para repartir entre los más necesitados. Averigua sobre todo lo necesario para mantener a la gente feliz y leal como un buen representante del pueblo lo haría. Menciona puntos de interés como lo actuado frente al Senado y la defensa de los valores romanos como vehículo a lograr siempre la grandeza de Roma y sus ciudadanos.

Felicita a los vendedores por la excelente calidad de sus productos y más que nada busca además acercarse a la gente en general. Si recuerda a alguien de la gente presente de otra charla o de donde sea, le llama por el nombre, se dirige a cada conocido por su nombre como un amigo y resalta alguna virtud que tenga y de lo buen ciudadano y amigo que es. En caso de que sea mujer de sus virtudes y si es prostituta solamente menciona la honradez y laboriosidad, no mencionando la profesión.

Luego de esto, simplemente tiene una breve charla no política hasta repetir el proceso unas cuadras adelante. 

Por fortuna para y saliendo con ropajes como los de cualquier ciudadano mas, cubriendo mi rostro con una capucha como demasiada gente lo hace en estos tiempos por diversos motivos, como que no sean vistos, cubrir su rostro del apabullante sol entre otros posibles motivos. La presencia del senador justo a mi salida hace que me mezcle entre la multitud siguiendo los pasos de tan alto e importante hombre para la sociedad romana, siendo un fantasma para casi cualquiera que se atreva a buscarme e incluso recurriendo al don que Loki me otorga con su bendición cuando debo estar parado mucho tiempo y con una cobertura para que nadie choque conmigo.

La vida pública del senador es aparentemente amable con sus ciudadanos pero no siempre la gente es todo lo que muestra.

Mario sonríe y responde a los saludos de los ciudadanos que le muestran su cariño y charla al menos unas palabras antes de volver su atención para el esclavista, Gladius. Necesita dar respuesta a las necesidades de la asociación y adquirir lo que le falta. Si no hay una respuesta, sencillamente irá a su viejo y confiable prostíbulo.    

“Mi honorable senador. Me alegra tener su presencia de nuevo.” Dijo con una ligera reverencia.

Observo para atrás a su mercancia. “No tendria tantos en condiciones. Los gladiadores tal vez la mitad, las mujeres podria conseguir todas en con algunos dias. Estas ultimas no con la misma calidad.” comento pareciendo hacer cuentas en su cabeza y dandose cuenta que no podria cubrir todo el pedido. “Lo siento. Esas ultimas que llevo eran de una gran cantidad, como se merece. No me gustaria darle malas mercancias.”

Decidiendo salir de mi escondite me hago el sorprendido encontrándome con el senador rozando mi brazo con el suyo sin querer, al fijarme me disculpo. Perdón senador, estaba distraído, si puedo ayudar en algo senador, tengo mucho que agradecerle.

Mi sonrisa de agradecimiento por su intervención con mi domina en la arena se hace as que patente, gracias a el me han concedido cierta libertad gracias a el.

- Bueno, Gladius, me gustaría un pequeño grupo de calidad, aunque sea para el viernes - en eso la interrupción de Nórdico le hace distraerse, hace una seña a sus hombres para que no hagan nada violento al hombre que le ha rozado.- Nórdico, el gran gladiador que dará que hablar en unos meses, ¡verte es suficiente recompensa! Mira Gladius, por éste valeroso hombre puedes apostar tu fortuna ya que cada combate vence con suma destreza ya que en sus brazos Marte se manifiesta. Hasta ahora sueño con esos movimientos asombrosos - los cuales imita con gran destreza ya que los ha memorizado como buen fan.- ¿Vamos por unas buenas putas? Pero un rato, no sea que te roben toda la virilidad, mi buen amigo Nórdico - hace una pausa para observar a Gladius.- Viernes nos vemos, buen amigo - vuelve su atención al gladiador y lo lleva abrazando.- ¡De seguro una buena mamada, desvirgar a una joven y coger a una puta con gran experiencia antes de un buen banquete te vendrán de maravilla! Algún día te llevaré a la guerra conmigo, así te haces de un nombre aún mayor y te haces quizás hasta senador, mi gran amigo.

Acepto de buen gusto el abrazo del senador romano, ningún hombre que se precie puede negarse a la bebida y una buena mujer, es mas, se lucha con mas ímpetu tras haber estado entre las piernas de una... mención y la euforia que pone al hablar de luchar juntos en un futuro denota que es un amante de la guerra y disfruta de un combate libre de cohibiciones, el tipo de combate que te lleva al mismo Valhalla. Espero que los dioses te escuchen, porque eso significará que he podido enamorar a Roma con la sangre que ansía. Una vez comenzamos a caminar con una sonrisa le comento, si tienes el mismo gusto para las mujeres como para la batalla nos vamos a llevar muy bien.

Ríe como un niño que encuentra un compinche para divertirse.

- ¡Claro que sí! 

Camina unas calles en silencio, aguardando comentarios o expresiones del gladiador y cuando pasan frente al mejor putero de Roma.

- Cierra los ojos, buen Nórdico. Tápate los ojos con ambas manos y confía.

Lo lleva adentro, junto a Julia Séptima Tergo Pominentibus, la mujer con el mejor culo del Imperio.

- Julia, mira, te tengo una sorpresa, es Nórdico, quizás el mejor gladiador de Roma, necesita un buen vino - y con la mano y boca un gesto que indica que necesita una buena mamada, otro señalando una chiquilina y por último una mujer experimentada.- Si me permite Nórdico, deseo charlar un rato contigo. 

Camino junto al senador sorprendido de la grandeza de las calles de Roma, mis oportunidades de conocer la ciudad no son muy frecuentes y la gente me mira con sorprendida al caminar con tal cercanía con un senador tan conocido en Roma. Decido confiar en el cuando me pide que no mire en el que parece el mejor prostíbulo de Roma, solo mirar la puerta tiene que costar una fortuna.

Me lleva hasta una Romana con un nombre y unos apellidos que casi suenan a noble si no lo son realmente, el lujo del lugar es como el de una villa romana y por mucho que me cueste reconocerlo es algo que jamás hubiera imaginado presenciar. Observo a julia de arriba abajo cuando me presenta, una mujer muy bella desde luego. Todo un gusto conocerte Julia..., comprendo como la reputación de este lugar es tan alta. Comento a Julia tratando de atraer a la mujer con mi atractivo físico a la vez que con mi mirada y una voz que encandile a la mujer. Tengo todo el tiempo del mundo ahora, claro que podemos hablar de lo que quieras.

La mujer que se presento ante ustedes era hermosa, una mujer con edad pero que seguia atrayendo con su atractivo. El culo perfecto de ella no se fue con la edad y el nordico pudo verlo con gusto cuando esta mando a hacer el pedido de Mario.

"Bienvenido señor gladiador. Los suyon son clientes frecuentes aqui, claro luego de los senadores." dijo dandole un guiño dulce a Mario. "Muchas gracias, creeme que cuando termine el dia comprenderas mas de nuestra reputacion." dijo sonriendo con confianza.

Pronto llego lo pedido y las meseras obviamente eran las mujer que habia pedido Mario. "Disfruten señores." dijo ella alejandose aunque no era tan malo por el lindo culo que veian ambos.

- Que pases bien, Nórdico, vengo en un rato, que debo hablar de negocios - yendo hacia Julia.- 

- Julia, dichosos los ojos que pueden ver a la joya más preciosa del Imperio, una alegría verte - muy cordial y sincero.- ¿Tienes chicas nuevas que puedas enviar a la fiesta de los Donicus? Estaría necesitando unas quince más o menos. Un elenco más o menos surtido y que vayan bien vestidas. Es la oportunidad que estábamos esperando. 

Asiento al senador aprovechando para servirme vino mientras se marcha y observando mejor a las mujeres de aquí con autentica curiosidad evaluando la mercancía.

Si están al alcance de mi vista me fijo en el lenguaje corporal de los dos que se acaban de marchar de reojo con el fin de poder atar cabos de sus negocios u obtener una ligera idea y mostrando en todo momento la atención primaria a las mujeres que me han dejado aquí.

Por lo que llegas a ver, Julia se encuentra comoda con el senador acariciando su cuerpo y sonriendo facil. Se nota que es un cliente del lugar y lo que estara pidiendo no parece demasiado raro porque ella asinente un par de veces.

Mientras pasa eso las chicas empiezan a ponerse junto a ti y la mas antigua te busca desacar el pantalon mientras las joven se agancha mas cerca de tu sexo.

Julia se detiene y te sonrie tocando tus hombros. "Oh...gracias Merio, siempre inspirado con tus palabras."

Se te quedo escuchando pensando mientras hablabas. "Es fantastico. Si, tengo un par de chicas nuevas y algunas ya con experiencia. Para cuando las necesitas. Con algo de tiempo las podria preparar sin problemas." dijo ella pareciendo ilusionada. "Para donde son? supongo que haran lo mismo que aqui." comenta la mujer.

Facilito a la mujer que desate mi pantalón quedando totalmente a disposición de ellas.

- Es en casa de los Donicus, deben parecer chicas comunes, de alcurnia o algo así, alguna vestida de cuero, no sé, la verdad - encogiéndose de hombros - no tengo idea de lo que pueda gustarles, me conoces, hermosa - sonríe.- Soy un hombre de gustos simples. La idea es sorprender gratamente y estrechar lazos comerciales.