Partida Rol por web

Gallio se sorprendio aunque no de la manera cuando la vio descender de esa forma frente a su miembro. Sentir su manos en principio parecio hacerlo temer, lo que se noto porque una de sus manos fue al rostro de ella mientras la otra se acerco a su daga.

Aunque luego sintio su calida lengua en su miembro y se fue tranquilizando. Dejandose sentir con gusto como su lengua recorria de la base hasta la punta sandole un suspiro de gusto al hombre. Ya bastante a gusto cuando puso su miembro en su boca para empezar el felatio. "Que bien lo haces germana..." dice el tipo con su mano en tu cabeza.

"Ve mas profundo. Se que puedes." ordena acariciando su rostro pero mas bien corriendo a un costado los pelos rubios que no le dejaban ver el rostro de la guerrera.

Los ojos de ella miraron con picardía los de él, asintiendo muy levemente aún con el miembro de él entre sus labios. Inclinó ligeramente su cuello y su cabeza hacia adelante para que su miembro entrase hasta lo más profundo de su garganta, allí en donde ella conocía bien el límite de hasta donde podía llegar. 

Continuó con la felación, aumentando poco a poco la intensidad de los movimientos y de las caricias de su lengua hasta que se movió de nuevo para atrapar el miembro de él entre sus pechos, apretándolo con ellos mientras seguía jugando con él en su boca, comenzando a emitir ligeros jadeos ahogados. 

El romano se veia comodo ahi recibiendo el felatio de Soenya, disfrutando no solo de lo que obediente que parecia ella sino de esos labios que iban cubriendo mas su miembro cada vez que bajaba su mirada. Ella siguio escuchando los suspiros de este mientras su cuerpo se dejaba llevar para ella.

"Asi...eres mejor que Camilia." dijo observandote de nuevo viendo que te parecia esa comparacion con su prometida. "Sin duda una salvaje." dijo el hombre sosteniendo con mas fuerza tu cabello. Pero igual te permitio que empezaras a usar esos pechos tuyos para estimularlo.

Sin mas solto tu pelo e ignoro su daga. Yendo con ambas manos por tus pechos los cuales apreto con fuerza en principio y luego se concentro en tus pezones masajeandolos y alargandolos mientras seguia el ritmo de tus movimientos.

Cuando dijo lo de salvaje una pícara sonrisa se dibujo en los labios de la germana, comenzando a intensificar sus caricias y a realizar los movimientos cada vez más rápido, introduciéndose el miembro de él hasta el límite máximo de su garganta mientras ahogaba sus gemidos en su miembro.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir como él masajeaba y pellizcaba sus pezones pero ella no dejó aquellas caricias, sin menguar en su intensidad.

Si notaba que él fuera a terminar dejaría que lo hiciera entre sus labios, dejando que parte de ello recorriera también sus pechos para después lamer los restos y dejar su miembro limpio. 

El hombre siguo masajeandole y tirando los pezones de ella, usando mas fuerza mientras la intensidad de las mamadas de ella. Sintiendo cadavez mas adentro su miembro, adelantando mas su cadera para ir tal vez mas de lo que ella esperaba.

Entonces Soenya sintio en un momento el miembro de èl pareciendo ponerse mas firme, junto con el cuerpo del hombre que lo acercaba mas a ella. Entonces sin avisar mucho fue viniendo dentro de su boca y luego cuando ella lo expulso de la boca siguio un poco mas en sus labios.

"Dioses Soenya..." decia el hombre apretando con fuerza los pechos de ella. "Lo hiciste bien. Estas ganando mi confianza, salvaje." comento el hombre mirandola entera mientras le lavaba su miembro, dejandolo limpio con la saliva de ella. "Asi esta bien. Que este bien para entrar en ti, esta vez como corresponde y no con la boca." 

Sintió como él adentraba su miembro profundamente en su garganta, provocando que la germana tuviera que regular su posición y movimientos para no atragantarse y cuando notó como él terminaba por irse en el interior de su boca tragó aquel líquido con cuidado, dejando que llegara también a sus pechos para terminar por limpiar aquel miembro con su lengua.

Sus siguientes palabras no le gustaron, no deseaba sentirlo dentro de ella pero tampoco podía negarse y mucho menos desobedecerlo, especialmente si quería seguir con su juego y que él creyera que era la obediente y fiel esclava salvaje.

Sonrió seductoramente, relamiéndose los labios con cierta picardía mientras se alzaba para dejar que él contemplara su cuerpo de nuevo.

- ¿Cómo deseáis que lo haga Dómine? ¿Queréis que os monte salvajemente, sintiéndome encima de usted mientras permanece ahí sentado? ¿O prefiere que abra de piernas para que sea usted quien me monte a mi? También puede escoger ponerme de espaldas a usted... Pida y se lo concederé, Dómine...

En todo momento hablaba con aquel tono seductor que tanto la caracterizaba y con el que tan bien sabía jugar mientras se inclinaba sobre él, susurrándole las palabras al oído para después lamer ligeramente su cuello y terminar dando un ligero y suave mordisco al lóbulo de su oreja. 

Asintió a las palabras de él, acercándose muy lentamente y con andares sinuosos.

- Como deseéis, Dómine.

Fue moviéndose hasta colocarse sobre él, llevando su mano al duro miembro de él para ir posicionándolo cerca de la entrada de su sexo para así ir abriéndose paso mientras ella iba bajando con lentitud, dejando que su miembro fuera entrando en ella muy poco a poco para que así él lo sintiera todo con mayores estímulos.

Sus pezones se endurecían ante sus caricias, aumentando el ritmo de su respiración y mordiéndose el labio con deseo. O al menos así se lo hacia saber a él.

- Me gusta, Dómine... Se siente... Delicioso... - Decía entre ligeros jadeos mientras iba moviéndose hasta sentir el miembro de él completamente en su interior - Como guste, Dómine... Estoy aquí por y para su placer... 

Si por mi fuera atraparía ese cuello con mis manos hasta oírlo crujir y ver tus ojos suplicando misericordia, una que no encontrarías pues me deleitaría con tus ojos sin vida... ¿En mi aldea? En mi pueblo te hubiéramos desollado vivo para después tirarte agua hirviendo... 

Había algo en aquel hombre que no le gustaba, algo que le hacia desconfiar de sus formas y sus palabras pero debía seguirle el juego, debía seguir con su papel de esclava obediente y sumisa para con su señor. Al menos hasta poder rajarle el pescuezo a aquel desgraciado romano...

Sintió como él iba marcando el ritmo, como comenzaba a aumentar la intensidad de sus penetraciones mientras ella gemía y jadeaba, moviendo sus caderas, elevándose para sentir como su miembro casi salía de ella para bajar y así poder sentir como él volvía a entrar en ella. 

- Lo anhelo... Dómine... 

Jadeó con cierto tono de dolor al sentir como él tiraba de sus pezones sin dejar de cabalgarlo mientras sentía su miembro adentrarse en ella una y otra vez. Aunque aquella expresión, aquellos gestos... No, definitivamente no le gustaba lo que pudiera estar planeando. 

- A usted... Dómine...

Le contestó entre jadeos mientras dejaba que él se deleitara con su cuerpo el cual saltaba sobre él, provocando que sus pechos rebotaran al tiempo que él tiraba de sus pezones provocando ligeros jadeos de dolor que escapaban de su garganta.

Asintió para acercarse y besar sus labios, sintiendo la lengua de él moviéndose dentro de su boca y resistiendo las ganas de morderla y arrancársela, por lo que para controlar aquellos impulsos simplemente se dejo llevar por el placer. Aunque aquel hombre la asqueara debía seguir con el juego y ya había tenido que mantener la mente en blanco para soportar situaciones como aquella, así que simplemente se dejó hacer y llevar por el placer.

Sus manos se posaron entre los hombros y el cuello de él, apoyándose mientras seguía subiendo y bajando, sintiendo como el duro miembro del Dómine se introducía una y otra vez en su interior, gimiendo y jadeando para complacerlo. 

- En esta vida no, en este momento Dómine... Mi mayor anhelo ya sabéis cuál es... Mi libertad... Y la ganaré combatiendo por... este... ludus...

Dijo entre jadeos mientras simplemente le dejaba hacer a él, aunque deseaba marcharse de allí sabía que ya era tarde y que lo único que podía hacer era que él disfrutase, ganárselo de alguna pequeña forma para así tener un poco más de apoyo y así, cuando su sangre cubriera la piedra de aquel ludus sería aún más gratificante... 

Cuando él se retiró de sus labios y sintió como tiraba de sus cabellos hacia atrás jadeó ligeramente con cierto tono de dolor al tiempo que notaba como él comenzaba a succionar sus pezones y ella posaba sus manos en los hombros de él, clavando ligeramente sus uñas en su piel.

Dejó la mente en blanco, deseando que aquello terminara para poder marcharse. 

Asintió a las palabras de él mientras continuaba cabalgando sobre las piernas de él, sintiendo su duro miembro entrar y salir mientras ella gemía.

Entonces notó la mirada de él, el como se separó de sus pechos para tomarla del cabello mientras se levantaba y la hacia detenerse para ordenarle ir hacia la mesa. 

Asintió e iba a moverse cuando notó como él la movía sin apenas delicadeza, manteniéndola sujeta del cabello y obligándola a darle la espalda para entonces sentir como él entraba sin contemplaciones por su entrada trasera mientras continuaba aferrándola de los cabellos y tirando de ella.

En ese preciso instante entendió que no había logrado engañarlo y convencerlo de que estaba disfrutando del acto y que a consecuencia de ello simplemente él buscaba satisfacerse con su cuerpo. Sus gemidos comenzaron ahora a tener un ligero tono de dolor, aunque realmente había pasado ya por tanto que aquello era una mínima parte, algo que le había servido para concoer qué era lo que realmente quería él... 

Comenzó a jadear y gemir, sintiendo como su cuerpo y sus piernas temblaban ante sus embestidas mientras su cuerpo casi tocaba la mesa con sus pechos y entonces decidió que era el momento...

- Dómine... no... puedo... más... 

Dijo justamente antes de notar como las paredes de su sexo se contrarían y el calor aumentaba cuando sintió el orgasmo llegar hasta ella, gimiendo ante él y notando como una ligera humedad resbalaba por sus muslos mientras seguía jadeando y él seguía penetrándola e invadiendo su cuerpo.

- Gracias... Por... La lección... Dómine... 

Volvía a sentirse como ese pelele, ese simple objeto para el placer y el disfrute de un sucio y asqueroso romano pero tenía que seguir interpretando aquel papel, dejarle que siguiera creyendo que podría domarla y someterla pues aquello era lo que realmente les gustaba a los hombres como él.

Continuó gimiendo y jadeando para él, dejándole ver que disfrutaba de cada una de sus penetraciones mientras entre gemido y gemido dejaba escapar algún "sí, si..." con ese tono de deseo que imaginaba le gustaría.

Tomó sus ropas, se las colocó rápidamente y se calló toda la bilis que quería soltarle a aquel desgraciado.

- Gracias Dómine.

Tras colocarse rápidamente las ropas salió de allí.