Partida Rol por web

Tras un calido baño donde la suciedad de la arena y demas suciedad era sacada del cuerpo de la germana. Tras terminar eso y meditar un poco para tranquilizarse se preparo para lo que seria la reunion con el domine.

Pronto se vio siendo informada de que deberia ir a la oficina del Domine, una que no estaba muy lejos de donde estaba la de la domina. El camino era el mismo yendo a la parte mas lujosa del Ludus Tal vez por suerte o algo mas esta vez los soldados no decidieron hacerle nada malo en el camino.

Al llegar a la oficina, viste que era algo mas pequeña. Pero tenia una mesa, una biblioteca  incluso un sillon todo para su comodidad o al menos eso pensabas por lo poco que sabias de los romanos. Gallio se encontraba ahi sirviendose vino. "Buenas tardes gladadora. Pasa y cierra la puerta." dijo. El hombre se encontraba vestido con la toga tipica de los romanos, aunque le veias cierto decorado en las puntas de esta. Habia una daga en su cinturon.

La germana se había limpiado a consciencia, eliminando cualquier rastro de lo acontecido en la arena. También había lavado sus cabellos y los había trenzado con algunas pequeñas y finas trenzas, volviendo a quedar ese cabello dorado que tanto la caracterizaba y esos profundos y salvajes ojos grises. Las marcas de su cuello se marcaban ahora un poco más, no solamente porque estaba limpia sino también porque el tiempo las hacía más llamativas. 

Caminó hasta el despacho sin fiarse absolutamente nada de los guardias, mirándoles con desconfianza y permaneciendo atenta a cualquier movimiento o gesto extraño por su parte. 

No prestó demasiada atención al despacho y bajó ligeramente la cabeza y la mirada ante la presencia del dómine.

- Saludos dómine.

Asintió y cerró la puerta tras ella, esperando nuevas indicaciones. 

El domine se termino de servir y tomo un poco mientras cerrabas. "Bien. Tenias algo que decirme antes en el dia." comento el hombre mirandola con suspicacia. "Espero que no sea temas de los castigos porque ya lo hable con tu compañera Livia. el castigo no lo pueden ver los de afuera al ludus." aclaro rapidamente como quiciendo atajar una posible queja.

Dicho eso dio vuelva alrededor de la mesa para ir a sentarse y le señalo al sillon para que se siente. "De cualquier forma cuentame. Que necesitabas decirme?" pregunto con una sonrisa amigable.

Asintió sentándose con tranquilidad en el sillón que él le indicaba.

- No he hablado con mi hermana Livia Dómine, lo lamento. Venía a preguntar por algo parecido, pues quisiera conocer bien cómo funciona un ludus para así poder realizar mejor y más eficazmente mi trabajo. Desconozco si cualquiera que no sea esclavo puede tocarnos o castigarnos. Así mismo, me gustaría conocer quiénes serían quienes si pueden, para así poder corregir a mis hermanas y velar por la buena disciplina de mis hermanas y del ludus. 

Sus piernas estaban ligeramente abiertas, en una postura cómoda y algo seductora pero para nada descortés. 

El hombre mientras te escuchaba dio un leve mirada a tus piernas y la postura que usabas. Cuando terminaste de hablar volvio a verte.

"Espero que comprendas que no soy un lanista de larga carrera. Esa es Camilia." aclaro en principio. "Por lo que si te tendria que contar todo el reglamento del ludus es probable que se me olvide algo. Por lo que seria mejor que me preguntes cosas especificas."

"Dicho eso. Si el jefe de guardias les puede castigar a ustedes y los demas cuando se prueba una conducta incorrecta. El gladiador esta ahi por tener un arma." te explico repitiendo un poco de lo que habia dicho herius.

Apoyó sus codos en sus piernas, en una postura algo extraña para la situación, aunque no parecía una postura intimidatoria ni nada por el estilo, sino una postura en la que la germana se encontraba cómoda mientras parecía pensar. Inconscientemente llevó una de sus manos a su cuello, acariciando ligeramente allí donde habían quedado las marcas de la mano del jefe de la guardia.

- Entiendo y comprendo, Dómine. Me gustaría conocer qué se nos permite y qué no se nos permite hacer a mi y a mis hermanas.

Asintió a las palabras de él.

- Lo sé, se nos informó de ello y se nos avisó que revisarían nuestras celdas. Indicamos que teníamos los altares a los dioses, por si alguna de las cosas en estos podían considerarse arma. Por eso pregunté que se nos permite hacer o no, para conocer las que se consideran conductas incorrectas, así como qué tipo de castigo merecería cada una. 

"No hay que olvidar que ustedes siguen siendo esclavas. Aunque sin duda tu tendrias que tener algunos derechos mas que las demas." Le devolvio centrandose en ella sin comentar mucho de esa nueva posicion, no le afectaba mientras tomaba algo mas de vino.

Te miro como si tu pregunta no fuera del todo correcta. "Creo que ustedes son lo suficiente inteligentes para saber que conductas son incorrectas. Si tienen un arma ahi seran llevadas con el gladiador, los alteres a nuestros dioses no tienen porque ser un peligro o algo preocupante para nosotros." comento el hombre pensativo por lo que decias.

"Los castigos en general son latigazos pero un crimen mayor se castiga con una crucificion. Esta ultima termina en muerte como otros castigos que los domines podrian pensar para una mala conducta." dijo este centrandose en la curiosidad de los castigos. 

Escuchó atenta las palabras de él mientras su mente comenzaba a hacer más fuertes los cimientos de lo que ya sabía. Daba igual lo que hicieran si cualquiera que no fuera esclavo decía que lo habían hecho, la palabra de ella o de cualquiera de sus hermanas y hermanos no valdría nada. Así eran los romanos, gente sin honor que jugaban a ser dioses y que no respetaban la vida, al menos toda aquella que consideraran por debajo de ellos, que era casi todo el mundo.

- Gracias dómine, yo ya he terminado.

Poco más tenía que decir ante aquel hombre, pues sabía que de nada servirían sus palabras. Así que solamente esperó a que le diera el permiso para marcharse pues la presencia de un romano comenzaba a causarle cada vez más asco y repugnancia. 

"Eso solo venias a preguntar y hablar?" pregunto no sorprendido pero parecia decepcionado como si hubiera esperado algo mas. "Quedate un poco mas." termino diciendo.

"Sabes yo tambien tengo mis dudas. Unas cuantas respecto a ti." dijo señalandole y volviendo a su mesa para buscar unacopa mas para servir vino. Cuando termino eso tras un silencio entre ambos, le dio el trago. "Toma un poco." le dijo tal vez como una orden aunque no la sintio asi.

"No se si lo sabes pero se habla de ti. El padre de mi prometida y ella misma, dicen cosas de ti. No creo que sea del todo correcto que te diga que dicen de ti pero debo admitir que me llena de curiosidad." comenta el hombre buscando un banco cercano para sentarse frente a ella. "Dime eres tan salvaje como dicen?" pregunto con una sonrisa divertida. "O haces caso a las ordenes?"

- Si, era lo único Dómine - Asintió a sus palabras - Como desee, Dómine. 

Tomó la copa con calma, llevándosela ligeramente a los labios y humedeciéndoselos muy levemente con el contenido, pero sin llegar a tomar un trago de verdad.

- ¿Dudas? Si, seguramente digan muchas cosas de mi. Quizás algunas ciertas y otras no tan ciertas. 

Observó como se sentaba frente a ella y mantuvo la calma, recuperando una postura algo más relajada mientras se apartaba un mechón de su dorado cabello.

- Lo hablé con la Domina y le dije que no le causaría problemas. Mi pueblo es un pueblo noble, noble y belicoso si pero mantenemos nuestra palabra si el resto también la mantiene. En la arena y en el campo de batalla puedo ser la más salvaje de las guerreras, lo llevo en la sangre y también obedezco a las órdenes, tal y como corresponde a mi actual posición. 

“Me gustaria averiguar cuales son ciertas y cuales no.” comento el hombre tomando mas de su vino y haciendote un gesto para que lo imites.

“Cierto. Me conto ella, pero recuerda que estuve en la fiesta y vi como tuvieron que cazarte con una red.” le señalo con una sonrisa divertida. “Si. Conosco algo de tu pueblo. Bastante duros y fuertes, pero no estupidos como otros con esas primeras caracteristicas.”

Se acomodo en su asiento mientras escuchaba. “Ya pero entiendes que lo que es una contradiccion. Dices tenes sangre salvaje pero dices que puedes obedecer.”
 

Volvió a humedecerse los labios con la bebida, saboreando muy ligeramente su contenido y sin llegar realmente aún a beber de la copa. 

- Podéis preguntar Dómine - Ríe al recordar lo de la fiesta - ¿Y gustó el espectáculo? Creo que a los invitados aquello les agradó, ¿no? Gracias - Respondió a las palabras hacia su pueblo - Es agradable ver que se nos reconoce.

Examinó al hombre que tenía delante, analizando sus movimientos, su mirada y sus formas. Aunque ella parecía calmada sus músculos estaban tensos, como siempre que solía estar en presencia de un romano. 

- ¿Por qué contradictorio? Puedo ser salvaje cuando debo serlo, especialmente en una batalla y otras situaciones pero mi padre también me enseñó que obedecer las órdenes es una forma de mantenerse con vida, especialmente de quienes están por encima de ti.

Siempre que esas órdenes no pongan en peligro tu vida y la de quienes te importan... - Terminó la frase en su propia cabeza. 

"Fue entretenido todo ello, algo en verdad inesperado. Fue una noche entretenida y sin duda Camilia sabe organizar estas cosas." comento el hombre respondiendo a tu pregunta mientras se encogia de hombros ante tus otras palabras. "Se los reconoce. Son el enemigo actual de roma, no son muchos pueblos los que reconocemos como enemigos ahora. Tienen que mostrar un gran valor para serlos." le devolvio pareciendo seguir con los halagos o al menos asi se sentia por su tono, que era mucho menos agresivo que Herius.

Examinando al hombre frente a ti y sus posturas, te das cuenta que es un hombre muy bien ejercitado. Que se ha cuidado para estar en forma y no es uno de los generales que tambien haz visto que son generalmente gordos. Aunque tal vez es por su juventud que se encuentra en ese gran estado. Sobre sus formas lo ves mas tranquilo, calmado y notas esa sonrisa divertida no se le escapa del rostro. Igualmente esta armado frente a ti, sentado comodo pero tal vez si te movieras de repente la postura cambie.

"Ya veo...supongo que asi de simple tiene sentido." comento èl. "Veamos entonces. Sacate la ropa." dijo en forma de orden.

Enemigos de Roma... Y Roma a sus enemigos los esclaviza... Provocando con ello que jamás dejaran de ser sus enemigos...

Pensaba para sí la germana mientras escuchaba y prestaba atención a las palabras y gestos del Dómine. 

Suspiró mientras asentía, levantándose lentamente hasta quedar de pie frente a él. Poco a poco comenzó a quitarse la parte de arriba, como sus ropas eran escasas no le costó mucho y finalmente sus turgentes pechos quedaron al descubierto. Después se agachó ligera y sensualmente para comenzar a quitarse la parte inferior de sus ropas, bajándola poco a poco hasta sacarla por sus pies y quedar así completamente desnuda ante él.

Mostraba su cuerpo musculado y fibrado, un cuerpo trabajado típico de una guerrera, un cuerpo con diversas marcas y cicatrices, aunque las que más llamaban ahora la atención eran las marcas amoratadas de su cuello. 

- ¿Algo más, Dómine?

Por mucho que no le gustara sabía que debía seguir las órdenes y algún día, sus dioses le servirían en bandeja su venganza... 

Gallio se quedo mirando mientras la mujer se desnudaba para èl sin decir nada respecto a ello. Se lo veia satisfecho e incluso una mirada mas abajo lo veia cruzando las piernas tal vez tratando de ocultar algo pero no podia. "Dejame pensar." respondio èl.

"Camilia dice que solo buscas el mal para este Ludus, que solo esperas tu oportunidad para hacer mal..." comento este con una sonrisa divertida como si no creyera lo que dice. "Yo no creo eso. Me estas demostrando que eres obediente." comento el hombre que simplemente dejo de cruzarse de pierna poniendolas una al lado de la otra y haciendo un gesto con la mano para llamarla a que se siente en ella. "Ven aca. Sientate." le volvio a ordenar.

Lo hiciera o no. "El pater dice que eres alguien que entiende el orden de esta casa y obedeceras." comento sin preguntar si cualquiera de esas afirmaciones eran ciertas pero ella podia negarle o decirle sin que preguntara.

Estaba allí, desnuda frente a él mientras en su cabeza se dibujaban las mil y una formas de vengarse de aquellos romanos pero si algo había aprendido era que los dioses harían su trabajo y que primero debía conseguir su libertad, y lo haría como mejor sabía hacerlo, luchando. 

Sonrío ligeramente algo preocupada ante aquella declaración.

- La dómina me conoció en un mal momento, cuando era tratada como un animal y por tanto me comportaba como uno. Hasta que finalmente descubrí y comprendí que aquí ya no se me trataba igual que como lo hacia el esclavista.

Asintió y se acercó a él para sentarse de lado sobre las piernas de él. Ahora tan cerca como estaba, él podía distinguir aún más los músculos y cicatrices de ella, así como el tono un poco más dorado que su piel comenzaba a adquirir tras entrenar bajo el sol de Roma, provocando que su blanca piel comenzara a ir quedando cada vez más olvidada, aunque seguía mostrando esa tersidad que la caracterizaba y le daba aquella salvaje belleza. 

- Como os dije, sé obedecer. No os mentiré dómine, ansío mi libertad. Como imagino muchos otros, pero la lograré con honor en la arena, combatiendo por ustedes y este ludus. 

Asintio ignorando tus pensamientos sino a tu respuesta sobre la domina. "Por supuesto. Los esclavistas te mataran de hambre o de suciedad. Ademas aqui te tratamos bien, mas por tus buenas obras." agrego este a las palabras de ella pareciendo creerlo o hacertelo creer, ademas tal vez marcando que sabia de tu otro acuerdo con el pater.

Lo observaste como te miraba con mas facilidad y deseo ahi sentada, viendo tu hermoso cuerpo bronceado que causa una reaccion predecible en un hombre. Pronto sentiste abajo como algo que no era la daga se te clavaba en la cadera. Pronto movio sus manos, una la uso para correr tu pelo a un costado dejando ver mas de tu rostro mientras el otro lo sentiste en tu espalda tocando cerca de tu columna.

"Me imagino que sabras pelear muy bien. Podre atension en tu avance y cada pelea que hagas." dijo y entonces sentiste que miro tu cuello finalmente por mas de un segundo. "Por eso incluso podria defenderte de otros. La domina por ejemplo..." dijo sin nombrar al herius por el momento aunque quedando ahi para agregarlo. "Solo te pido que sigas obedeciendo y que ahora realices algo placentero por mi." comento cviendo como reaccionabas.

- Así es Dómine, me tratan bien y yo lo agradezco. 

Comenzó a percibir el deseo en su mirada, un deseo que quedaba más de manifiesto al sentir aquella dureza cerca de su desnudo cuerpo, aunque no despertaba ninguna reacción en ella si mantenía una expresión sensual y seductora, relamiéndose ligeramente los labios mientras lo miraba y lo escuchaba, especialmente cuando él apartó el dorado cabello de ella. 

- Llevo peleando muchos años y combatiendo en diversas batallas, Dómine. 

Un ligero escalofrío recorrió el cuerpo de la germana cuando él miró de aquella forma su cuello y sus siguientes palabras no la pillaron por sorpresa, pues imaginaba algo así... Aunque ya contaba con el doctore para ello tampoco podía dejar que aquello se conociera demasiado.

- Soy una guerrera, una gladiadora, no una esclava de placer... - Dijo con cierta seriedad para después sonreír con cierta picardía - Y aún así, como os dije, sé obedecer órdenes, Dómine. Usted ordene y yo obedeceré...

"Lo veo en tus heridas antiguas y las mas recientes." reponde èl mirandote entera y completamente a todas las marcas que muestran tu cuerpo maltratado. "Por mucho haz pasado hasta llegar aqui." decia aunque suponias que el aqui se referia a esta habitacion.

"Una gladiadora es muchas cosas, no solo una guerrera." le argumenta aunque sin ir muy profundo, no era el lugar y el hombre parecia no estar para mucho pensamiento mas alla del sexual en ese momento. "Levantate un poco...." dijo en principio cuando lo hiciste corrio su toga para dejar a la vista ese miembro que te habia impactado antes.

"Baja Soenya. Pero acomodandote bien para que entre en ti." ordeno el hombre mirandote pasivo lo que harias.

Sonríe lascivamente mientras se levanta muy ligeramente para ir agachándose frente a él, quedando de rodillas ante el Dómine para comenzar a acariciar su duro miembro con su lengua. Después de todo le había pedido que entrara en ella pero no le había especificado en qué parte de ella... 

Poco a poco fue tomando el miembro de él con sus manos, comenzando a acariciarlo con su lengua desde la base hasta la punta, quedándose en ella unos segundos mientras su lengua realizaba ligeras caricias circulares sobre ésta para después comenzar a introducirse el miembro entre sus labios para iniciar aquella felación.

Fue moviendo la cabeza de delante a atrás, con el miembro de él en el interior de su boca mientras acompañaba aquellos movimientos con las caricias de su lengua alrededor de todo el miembro de él.