Partida Rol por web

-¿Temes que pueda hacer lo mismo que esposo? 

Dijo en tono conciliador, calmado que no sonaba nada ofendido, pues sólo le mostraba compasión, algo que ne la arena sería letal, pero en la intimidad de su habitación era perfectamente permitido. 

-No negaré que la promesa de hijos me gustaría, más no pondré mi voluntad sobre la tuya en el asunto-

Lo que el promitia, lo cumplía hasta las últimas consecuencias, más no era ese tema el que quería abordar. 

-No dejaré correr mi semilla en tu vientre, pero no es por eso que estámos aquí en primer lugar, estamos aquí para que te sientas mujer, para que sientas cómo lo hacen los salvajes, por lo demás no debes preocuparte-

Pronunció en un susurro a oídos de la mujer, llevando sus manos a las nalgas de Livia, para apretarlas con suavidad. 

-Un hombre que no cuida y respeta a su mujer, no me merece llamarse hombre-

Aún estaba dispuesto por su ella quería, esperando que a la memoria le volviera aquel inicio tan fogoso. 

Livia alza un poco la cara hacia él. La romana no se había permitido derramar una sola lágrima pero sus ojos estaban inundados...el temblor en sus pupilas solo era comparable al de sus labios. La esclava trago saliva y trata de asentir con la cabeza, mostrando que creía o que quería creer las palabras del doctore. Pero aún había miedo en sus ojos, algo que había aflorado en su interior, algo que la hacía sentir responsable...el momento había pasado, el susto había sido demasiado fuerte... imposible volver atrás.

-​​-Kellan...te creo. Se que eres un hombre bueno pero...no voy a darte hijos...¿Lo entiendes? Hemos hablado con Varina...ella nos conseguirá hierbas abortivas que, según la egipcia, son efectivas.- le explica con la mirada perdida mientras dibuja círculos en el pecho del galo- yo no quiero volver a tener un fruto de mi vientre...si ese es tu deseo...tu eres un hombre libre, Kellan, podrías encontrar a una buena esposa, una mujer libre que te dé hijos. Yo no soy esa mujer.

Ahora caía en la cuenta de que había arruinado el momento para ambos, realmente estaba molesto con sigo mismo por ser tan estúpido y hacer una pregunta inapropiada. 

Pero ya estaba, su miembro fue perdiendo algo de fuerza, pese a que se mantenía erguido aún, no estaba ya en las condiciones del primer momento. 

-No hablemos ya de esos temas que traen mal sabor a lo vivido, me gustaría que te quedes a dormir aquí conmigo, mi cama es más cómoda- 

La sentía hacer círculos en su pecho, sobre los arañazos producidos, que apenas los sentía, pero que no lo dejó pasar. 

-Mira lo que hiciste en mi pecho, me marcaste, y eso duele ¿Deberé castigarte? -

Decía en broma a la Livia, para ya dejar de lado ese tema, no se había planteado nunca tener una esposa hasta ahora. 

Livia suspira aliviada al ver que Kellan quería dejar atrás el asunto, aunque no podía evitar sentirse mal por haber dejado al hombre así...la habían educado para que fuera complaciente y ahora todos esos esquemas se iban al carajo. 

-​​​​​Pero...si me quedo...¿Qué pasará por la mañana?- pregunta algo temerosa- deberemos tener una excusa...-​​​​​​-trata de pensar algo pero tiene la mente en blanco. Sus ojos se posan en los arañazos del pecho de Kellan y sus palabras hacen que la romana esboce una sonrisa- de seguro has recibido heridas peores que te han causado menos placer...pero si quieres castigarme...mejor apúntalo en mi cuenta, que hoy no me apetece. ​​​

El cuerpo del Doctore se relajaba a cada segundo, ella ya no tenía ganas, y no podía hacer nada para remediarlo. 

Hecho confirmado tras sus palabras, más le pareció gracioso que ella dijera de tener una buena excusa pues no hacía falta, ser el instructor tiene sus ventajas. 

-Te preocupas por algo que no deberías, me levanto antes del sol, no importa cuánto tiempo duerma, siempre me levanto antes que los rayos del sol aparezcan en el lejano horizonte-

Volvió a perderse en su sonrisa. 

-Quédate a dormir conmigo... Por favor-

Pidió a la romana, pero si recibía una negativa, la acompañaría a su celda, solo si así la mujer lo deseaba. 

-De acuerdo...pero se que nos arrepentiremos de ésto...- dice, incapaz de resistirse a la petición de ese hombre...ese hombre que empezaba a importarle tanto. Livia deja a un lado su orgullo y su altivez para poder relajarse y se apoya en su pecho- ¿antes del sol? Vaya...me vas a hacer madrugar como nunca en mi vida jeje...- se rie, relajada.

-No des por hecho nada, porque no me arrepiento-

Dejó que se acomodara en su pecho, ya mucho más tranquilo, en un contacto piel a piel, se podría decir, de lo más íntimo entre ambos, al menos para Duilius era así. 

-Jejeje, si, además de que nos da tiempo para que pueda enseñarte más, de un modo más personalizado-

Comentó a la romana que estaba ya mucho más tranquila, pero en ese momento, la volvió a levantar en bolandas, cargandola cómo quién lleva a su esposa a su lecho, pero esta vez, no para consumar su amor. 

-Apuesto que te gusta más esta cama-

Dijo tranquilo después de recostarla, no le había dado chance a nada, el se recostó a su lado, para poder admirar un poco su figura, ambos mostrándose tal cual, en su habitación. 

Livia deja que la lleve de nuevo a la cama, en verdad se sentía de repente muy agotada, como si hubiera estado todo el día entrenando. El vaivén emocional que habia sufrido la había dejado traspuesta y vulnerable como si fuera un animal herido:

-Desde luego esta cama no se parece en nada a nuestros camastros de la celda. Seguro que tras obtener tu libertad y tener el puesto de doctore lo primero que hiciste fue dormir durante una jornada completa en esta cama.- comenta acomodándose de lado con la mano apoyada en la mano y el brazo flexionado. El cabello le caia en suave cascada, deshecha la coleta, se coloca el pelo como si se lo peinara para echárselo todo para un lado. 

-Jajajaja, no, perobsi disfruté de descansar bienbpara levantarme cómo siempre hice, cuidando mi disciplina en la medida de lo posible-

Se colocó de costado un poco, apartando con su mano el cabello del rostro de la mujer, se veía tan hermosa, que Kellan no queria hacer otra cosa que volver a sentirla.

Pero el agotamiento tambien se apoderó de el, solo que en menor medida.

-Cierra tus ojos, hoy dormirás cómo los dioses mandan-

-Lo dudo...por desgracia estoy segura de que te voy a dar mala noche. Ya me lo han dicho los guardias y las otras mujeres; por la noche mis recuerdos me asaltan y me despierto gritando...¿Aún quieres que me quede contigo? Estas a tiempo de pensarlo de nuevo...- dice, completamente en serio.

-Livia, puedo asegurarte que no pasarás mala noche en tanto y en cuanto esté aquí-

En estos momentos lonque el queria ser para ella era un bálsamo sanador , traerle paz a su maltrecha y herida mente y corazón, no habia razón alguna para sacarla de la habitación, y más por que el no queria que le dejara ahí solo.

-Vuelvo a pedirte que te quedes conmigo amor-

El galo la rodeó en sus brazos, abrigado su persona para que ambos sientan el calor de sus cuerpos sobre la comodidad de la cama.

-Vale...vale...ya está...no vuelvo a insistir.- dice suspirando pero con una sonrisa tonta en la cara al tiempo que ponía su mano en el rostro de Kellan, como si quisiera borrar de él esa expresión preocupada. Se queda un poco callada y con la espalda bien pegada al cuerpo del galo, la romana se queda con la mirada perdida en la pared- Kellan... ¿Qué harías si otro hombre desea tocarme?- pregunta con tono grave.

Esa pregunta nunca se la habia esperado, y realmente era algo que le tomó por sorpresa, no habia pensado en aquello hasta ese instante en que ella pronunció la pregunta.

Pero una respueta era más que obvia, soltó una brisa de sus labios sobre su cuello y cabello.

-Con certeza, le abriria la garganta y lo deharia al sol para que los cuervos se lo comieran-

Besó su mejilla para hacerle saber que la queria a ella, y a ninguna otra más.

-¿Y qué pasará si ese hombre es un noble? - pregunta, aún seria,, gira un poco el cuello para mirarle más o menos de frente- sabes que tarde o temprano la domina nos presentará...lo he visto en casa de mi marido. Se reunen para hablar de sus nuevas adquisiciones...- su cuerpo se tensa un poco y se fuerza a respirar pausadamente.- también lo hacen con hombres. Se permite que se toque y se palpe...se comprueba la calidad del producto. Lo sabes, de seguro has pasado por ello. Y lo has visto.

Kellan suspiró con pesar, estaba más que seguro que nada de lo que dijera podria abstraerle de lo que deparaba el futuro.

-Aún así lo haría, pero si sientes incomodidad, piensa en mí, y en cómo esos hombres no pueden si quiera compararse conmigo-

Sus manos la abrazaron y tomaronbpor el vientre, se sentia realmente bien de estar en su compañía.

-Y dime, ¿A ti te gustaria que mate a cualquiera de esos malnacidos?

-No. No quiero que lo hagas. Es por esto que queria hablar esto contigo.- dice acurrucándose aún más entre los brazos del doctore-  porque eso sólo nos causará problemas...a ti...a mi y a la domina. Y no puede ser...por eso...cuando eso pase...tienes que contenerte...si la domina quiere ofrecerme como objeto sexual de algún interesado...ni tu ni yo podremos decir nada. Tu has sido esclavo de cama...sabes de lo que hablo. Y yo se que los patricios se mueren por follar una romana en lugar de una extranjera. Es muy probable que esto pase y...no quiero que arriesgues tu vida y tu libertad. ¿Vale?

Bueno, tienen el miembro pequeño, esos malditos si quiera pueden aproximarse a lo que vivimos aquí... Dime,¿Acaso no los dejé en vergüenza? Jejejeje.

Maravilló en tono de broma para mantwnerla más tranquila, pero le molestaba que un romano tocara a Livia.

-Escucha... Deja de hablar así, aparta esas preocupaciones de tu mente, o me vere obligado a sacarlas a base de caricias y mucho amor... ¿Podras vivir con eso? 

Una de sus manos atrapó uno de los pechos, comenzado a moverlo gradual y sin apuro alguno.

-Muy en vergüenza desde luego...estoy segura de que a tus amas de cama les costó desprenderse de ti...jeje...- dice riendo un poco y suspira profundamente- no juegues conmigo galo...tienes que prometerme que harás como harías con cualquier otra gladiadora...mirarás para otro lado...porque es tu deber y todos tenemos que hacer lo que se espera de nosotros- alza la cabeza y toma la barbilla de Kellan con gesto cariñoso pero firme, obligándole a mirarla a los ojos a la tenue luz de las velas.-  promételo...por tu tierra.

-Lo prometo-

Y sin miramiento, le roba un beso, uno que decia lo de acuerdo que estaba con lo dicho por ella, apretó el pezón pqra que no se olvidara de que tenia su manonen aquella partr sensible.

Mis amas anteriores... Lloraron mi partida, sus celosos maridos me vendieron cómo gladiador para que ya no pueda complacer, las solicitudes por mi compañia eran muy... Requeridas-

Lo cierto es que eran recuerdos algo amargos, aolo habia complacencia, no amor de verdad.

Livia le devuelve cortamente el beso y suelta un corto gemidito de protesta ante el apretón en el pezón por parte del galo, aunque parecía más tranquila con la promesa de Kellan, por lo que volvió a acomodarse entre sus brazos:

-Siento haberte recordado malos momentos...ojala hubieras sido mi esclavo...habrías entrenado a mi pequeño Marco...me habrías enseñado el placer de ser mujer...y nos habrías protegido. -dice con tono de ensoñación, propio de quien se pierde en un recuerdo intentando cambiarlo-  pero ni tu ni yo podemos cambiar el pasado...disfrutemos el presente mientras sea nuestro...ahora...aqui...no me siento esclava. Me siento mujer...deseada...querida...gracias, Kellan.