Partida Rol por web

Ya la hora del descanso había terminado, los hombres experimentados estaban comenzando el entrenamiento con palum y armas, más ahora debía continuar con la siguiente fase del entrenamiento.

-Gladiadoras, en formación - 

Esperó a que todas estuvieran alineadas para comenzar. 

-Hay distintas formas de lucha, y las armas no son la única que aprenderán en este Ludus, por esta razón, haré una demostración de lo que es el pancracium, una muestra rápida para que vean de que va este estilo de lucha-

Buscó con la mirada a Nórdico, para llamarle, definitivamente lo iba a usar a él. 

-Nórdico, ven aquí, necesito que me ayudes a hacer la demostración para las gladiadoras-

Volvió la vista a las mujeres, con cierta espectativas de que aprendan cómo es todo el sistema de pelea. 

-Retrocedan, observen y aprendan-

Tras beber una ingente cantidad de agua, Livia respira profundamente y, sin decir nada, va a la formación. Esta curiosamente callada, centrada y seria, sin duda el castigo debía haber sido ejemplar, incluso llegabais a dudar de que la romana continuara teniendo lengua dentro de su boca. Pero lo cierto es que no parece el mejor momento para preguntarle nada, pues da la impresión de estar sumida en una concentración tensa, preparada para saltar a la mínima provocación. O tal vez no, pero sus ojos denotaban el mismo color azul del cielo justo antes de estallar en una cruenta tormenta.

Con una sonrisa y un gesto altivo acudo a la llamada de mi hermano, es un gran luchador y mas veterano que yo por lo que combatir con el siempre me crea una gran alegría, de el aprendí muchas cosas cuando fui joven.

Si doctore... respondo tomando una posición defensiva donde mi cuerpo queda en total equilibrio en una figura perfecta con la posición de mis brazos y mis piernas tras dedicar una sonrisa a las gladiadoras.

Adonia se estaba despertando de la siesta. Le molestaba incluso más que antes el golpe en el abdomen. Así que luego de terminar el día hablaría con la Leona de las manos mágica.

A ver si presumía o hablaba en serio cuando decía que sabia curar. Eso le llevo a otra clase de pensamientos y se froto los pechos.

El Doctore quería pelear con las manos. No es que no supiera, pero reconocía que a manos desnudas no era temible. 

- Si señor.-

Dijo con voz aflautada la LOCA Griega ante el ofrecimiento de aprender y ya esperando que empezaran a darse mamporros a diestro y siniestro. Estaba claro que las bobadas del nórdico de aquella mañana le habían garantizado un golpe o dos.

Ver a alguien siendo golpeado siempre le ponía de buen humor. Así que estaba sonriendo como si estuviera presenciando algo entretenido. 

Soenya había terminado de refrescarse y se adelantó con el resto para observar el entrenamiento o demostración que fuera a tener lugar allí mismo. 

La verdad es que sentía curiosidad por lo que fueran a hacer el Nórdico y el Doctore, especialmente después de su pique anterior. Aunque también le llamaba la atención el cambio de humor de la romana, como si lo que hubiera sucedido con el doctore fuera muy diferente de lo esperado. 

Formó en cuanto lo ordenó el doctore y permaneció atenta a sus explicaciones y palabras. Aunque no pudo evitar relamerse los labios con cierta lascivia al recordar el descanso y al contemplar el cuerpo del Nórdico. 

Me refresqué como las demás bebiendo agua, también echándome parte del cubo por encima de modo que, ahora mi ropa se había vuelto traslúcida. Después volví a colocar el cubo al lado del pozo de agua y me reuní con mis compañeras.

Noté que Livia estaba muy calla, desconocía el motivo pero respeté su silencio. Tanto Soenya como Adonia se comportaban tal y como las había visto en la jaula, eran únicas; parecía que el mundo no iba con ellas. Me coloqué en línea - en formación.

Observé con atención las instrucciones del galo, también me fijé en las posiciones que adoptaba el nórdico.

Se mantuvo tranquilo ante la situación que amerita a la demostración, conocía la velocidad de Nórdico, siempre era el más rápido, pero se necesita más que velocidad, el Doctore estaba familiarizado con su estilo de lucha, pero no debía confiarse.

-Comencemos-

Dijo Duilius a Nórdico, indicando que la pelea había comenzado. 

Con una sonrisa y un movimiento seguro que no pierdo el equilibrio de mi cuerpo me muevo hasta llegar a una situación de encontrarme cuerpo a cuerpo con mi hermano. Usando mis manos para atraparte por los brazos, me dejo caer de espaldas para atrás en dirección al suelo y mientras realizo la maniobra, coloco la planta del pie sobre el estómago del doctore para lanzarlo sobre mi cabeza. De esta manera, espero que caiga duramente de espaldas contra el suelo.

Eso había sido muy rápido, y el Doctore apenas si pudo reaccionar al ataque de Nórdico, había sido muy lento, habíendo caído presa de Nórdico.

Maldijo su suerte mientras caia

Observó curiosa la velocidad de acción y reacción del Nórdico y cómo elevó al doctore de aquella forma aún a pesar de su gran y musculoso cuerpo.

Al escuchar el ruido del cuerpo contra el suelo Soenya no pudo evitar una mueca que dejó ver qué podía sentir el dolor del galo.

Ouch... Eso tiene que doler...

Pensó para ella misma mientras sabía que no hablaba solamente de dolor físico sino que para el doctore habéis supuesto un pequeño golpe en su orgullo...

Curiosamente, eso lo hacía algo más atractivo y le daba mucho más morbo al Nórdico, lo que provocó que la bárbara de relamiera los labios al recordar el descanso y lo que podría suceder después...

Mientras, siguió contemplando el espectáculo que mostraban aquellos dos y, de paso, deleitándose con sus fuertes y atractivos cuerpos. Pues en batalla aún resultaban mucho más atrayentes para la germana...

Livia observa con gran interés el espectáculo, manteniendo su gesto sereno y su cara de pocos amigos. El nordico se mueve veloz como una salamandra y había pillado descuidado al doctore...definitivamente, eso tuvo que doler aunque dada la corpulencia del galo, era probable que pudiera aguantar muchos golpes como ese. La romana se cruza de brazos y carraspea, sacudiendo un poco el pie...algo nerviosa o tal vez impaciente por ver el final del combate.

Tras que el doctore caiga en el suelo dañado, me levanto de un salto en dirección donde ha caído el doctore para golpearle en la caída con una patada aprovechando que se encuentra en el suelo y le costará mucho mas defenderse de mi.

Había anticipado la patada, la esquivó a duras penas, lanzando un contra ataque desde abajo, pero aún estaba recentido por el lance, este falla asquerosamente.

Lo que siguíó fue un barrido para la pierna de apoyo, para derribarle.

La romana aprieta los dientes, marcándosele los pómulos ligeramente. Ahora empieza a rascarse con las uñas de la mano derecha en brazo izquierdo, en su posición de aparente calma que tenía con los brazos cruzados.

Era evidente que el nórdico quería destacar, el doctore había iniciado la práctica como una demostración y por eso seguramente había tenido la guardia más baja. Si antes era Duilius quien quería impresionar con su liderazgo a las gladiadoras, ahora era el nórdico quien jugaba en esa liga, sin duda...pero, en opinión de la romana, aquel espectáculo era bochornoso y decía más del nórdico que del galo. Y nada bueno decía sobre el combatiente aventajado. Aunque en verdad sus maniobras y poses estaban impresionando a la romana, quien admiraba con ojo experto sus posiciones, su destreza y su velocidad.

Con ambos levantados lanzo una patada en la rodilla del doctore con intención de impactar un segundo impacto con mi puño en su estómago.

Volvió a anticipar el golpe de su pupilo, o de quien fue una vez su pupilo, no había nada que no le hubiera enseñado que el no supiera. 

La adrenalina corre por mis venas disfrutando de una pelea en la que los dos damos el máximo desde el primer momento. Desafiar a mi mentor y ganar significa que todo lo que me ha enseñado desde joven ha dado sus frutos y el no pierde su tiempo.

Tratando de sorprender a mi hermano hago un barrido para derribar al gigante.

Duilius sentía que la pelea se a emparejado, manteniendo un ritmo frenético, anticipó esa barrida, pero de nuevo se quedó corto para poder contraatacar, las tácticas ofensivas y defensivas estaban en un nivel similar. 

-Suficiente-

Detuvo el Doctore al muchacho, haciendo que su mentor sonreira, sentía el cuerpo algo magullado, pero intacto, aparentando estar inmaculado, ni siquiera agitado, habiendo disfrutado de la demostración incluso. 

-Podríamos pelear, y pelear, y pelear hasta el fin de los tiempos, y no habría una victoria asegurada-

Miró para hacerle saber que aún qué lo había hecho bien, se excedió en la pelea. 

-Gracias por ayudarme con la demostración, ahora puedes regresar a entrenar hermano, me enorgullece haberte entrenado bien-

Volvió con las reclutas, marcando músculo, mostrándose cómo una estatua impoluto del dios marte. 

-¿Habeis disfrutado? Ahora empieza la parte en la que ustedes aprenden esta parte de la pelea, el pancracium, requiere del conocimiento de la lucha y el pugilato, veremos el primer estilo, la lucha, el cual hace uso de agarres y derribos, sin el uso de los puños golpes o patadas, este estilo es el preferido de los nobles en las fiestas-

Las miró para ver si le seguían la corriente. 

-Las reglas son simples, deben someter a su oponente, usando sujeciones o derribos-

Observó si habían entendido, pero por si acaso preguntó. 

-¿Alguna duda?