Partida Rol por web

Aún un poco inquieta por la aparición de Balbo, Livia continúa con la mirada acerada echando frecuentes vistazos alrededor en silencio, no se requería su opinión en absoluto así que se centra en calarse de cada detalle del gigantesco edificio que se alza sobre ella, empapándose de su fuerza.

-Bien. No parece muy interesante.. No más que ese curioso Balbo.. Si nos disculpais Decius, seguiremos con la visita, espero retomar nuestra charla cuando nos visiteis-

Me despido de los presentes y continuamos nuestro camino hacia las gradas. 

Sin mas que decir Decimus les dio un saludo de despedida y prometio un regalo a Manius para la proxima. Luego de eso la comitiva siguio su camino sin que nadie se lo impidiera. Alrededor Livia no notaba nadie que pareciera buscarles mal, al menos no de forma visible tal vez Balbo que las siguio con la mirada hasta que cruzaron hacia mas adentro del coliseo.

Dentro sen encontraron con las maravillas paredes del lugar decoradas con dibujos de varios espectaculos e incluso de figuras romanas que festejaban triunfon contra demas barbaros. Los arcos del lugar sostenian su gran tamaño con una facilidad que podria resultar sorprendente para quienes no supieran como funcionaban. Fueron en relativa soledad aunque otros senadores parecieron seguirlas a ver el espectaculo.

Notaron tambien algunos sirvientes corriendo de lado a lado con papeles y deteniendose frente a algunos de los hombres presentes. Ninguno fue con ustedes.

Pero igual siguieron y tras subir unas largas escaleras por fin llegaron a las gradas de los patricios. Un lugar reservado para ellos para que disfruten el espectaculo lo suficiente cerca para no perderse detalles. Era un lugar cercano a la arena pero con guardias delante y a una altura que no debia ser peligrosa. Al menos asi pensaban la mayoria de romanos, las dos sabian que algunos gladiadores podian alcanzar esa altura con una javalina ya que aun recuerdan lo que paso en el Ludus.

Cerca estaba el balcon del emperador, cubierto por unas paredes en los costados que dificultaba el paso para el resto de los habitantes de roma. Ahi solo se encontraba una mujer, una de las hermanas del emperador. Tambien habian centuriones pero ninguno que conociera Elia personalmente.

En la arena habian peleas de esclavos y prisioneros. Nada espectacular pero sin duda no era tan predecible como cuando iba un gladiador o un animal contra un prisionero. Mientras detras de ustedes senadores parecian ponerse en sus puestos, incluso mas de los que antes parecian seguirlas.

La gladiadora toma asiento detrás de Elia sin abandonar su actitud vigilante pero así deja espacio para que otros senadores acudan a ocupar el lugar de preferencia al lado de la sacerdotisa. Aunque si Elia le indica que se siente a su lado también lo hará.

Cuando estuvo en su lugar la gladiadora se inclina para hablar discretamente cerca de la sacerdotisa, en un susurro.

-Ese hombre, Balbo...si queréis que la justicia de Mercurio le alcance en la casa Donicus así se hará, señora Elia. Yo lo haré posible.-asegura en tono serio.

Escucho en silencio a Livia sin dar respuesta. Tras unos minutos mirando el espectáculo ladeo la cabeza para poder decirle que se siente a mi lado. ​​​​​​

-Por Mercurio, mis palabras no llegan tan lejos como las del mensajero, si tengo que ladear tanto la cabeza no veré lo que pasa en la arena-

-En tiempos de la República trajerón elefantes para un espectáculo-dirigiéndome a Manius -Parece que se defendieron tan bien, y sus mugidos de dolor fuerón tan emotivos que el público lloro de emoción ante tan nobles animales.. Se promulgarón leyes para prohibir que volvieran a ser parte de unos juegos en homenaje a aquellas bestias-

-Mira al palco del emperador Livia - acercándome a la gladiadora -Parece que algunos senadores quieren hacer leyes nuevas.. Leyes que permitan a una hermana sustituir a su hermano si este muere.. Mario Flavio está entre ellos.. Una lanza bien arrojada.. Ya lo vimos en el Ludus..un gladiador de Mario.. ¿Quizá un ensayo? - 

Manius se vio interesado por la historia y luego por lo que le señalo Elia a Livia. Estaba escuchandolas aunque permanecia cayado dentro de todo, viendo a los senadores o a la arena.

Mientras junto a ella los senadores parecieron terminar de llegar. Con Decius sonriendoles antes de sentarse con los suyos. Fue cuando notaron que algunos de los mensajeros aparecieron en el palco del emperador que la hermana de este se paro ignorando el espectaculo en la arena, algo que tambien los senadores hicieron rapidamente.

Fue tras una corta charla que la hermana, quien por lo menos Elia conocia de apariencia hablo. Era Agrippina, conocida antes como la menor cuando su madre vivia. "Terminen el espectaculo! El emperador llegara con un anuncio importante para los proximos juegos." dijo con una gran sonrisa.

Tras las palabras de ella, se noto que los romanos en la arena fueron enseguida a matar a los sirvientes con mayor ferocidad y tal vez miedo de no obedecer a esa mujer. De cualquier forma fue salvaje y termino con sangre en la arena como siempre.

Pronto llego mayor comitiva al balcon imperial, en principio los centuriones que abrian el paso empujando si era necesario a cualquier sirviente que no habia entendido que debia ponerse a un costado porque llegaba el emperador. Cuando parecio todo ordenado sonaron trompetas por su llegada, con los senadores parandose junto a los demas espectadores del circo.

Fue anunciado: Salve, Emperador Cayo Julio César Augusto Germánico, hijo de Germánico Julio César ambos. Emperador de toda Roma y sus territorios. Finalmente los centuriones y senadores repitieron el saludo con una voz alta.

Entonces aparecio el emperador, un hombre pelo castaño enrulado con un fisico que no parecia marcial como fue el de su padre pero eso no dejaba que no fuera atractivo. Vestia en el color de los emperadores, el violeta. Aunque tambien agregaba dorado al final de cada tela e incluso llevaba una corona de la victoria dorada que usaban solo los victoriosos romanos luego de una campaña exitosa.

"Pueblo de roma, senadores! Hoy vengo hacia ustedes con una gran noticia!" empezo a aexclamar el hombre que se habia acercando a la punta de su balcon donde estaba su hermana y por la cercania notaron con uno de sus brazos fue a ella aunque termino bajando hasta tocar su cadera por unos segundos. "Su emperador ha ascendido!! Ya no es un simple humano, sino un dios!! Uno que terminara estando junto a los demas dioses en los templos de toda roma y en las casas de todo ciudadano de bien. El senado aprobara la ley para esta rapida contruccion de estatuas, que dara trabajo a todos los romanos mientras les ofrecera un medio donde podran rezar a mi!!" continuo hablando con un tono mas lento para que cada uno de los presentes pudiera escucharle y entender bien lo que decia. Aunque intuian que saboreaba cada una de sus palabras.

"Los juegos que se acercan seran para festejar mi nuevo reinado, que asegurara la edad dorada tanto para mi como por mis futuros hijos." expreso aunque ambas sabian que aun no tenia hijos a los que presumir.

Fue cuando termino de hablar que hubo un silencio entonces el balcon con solo una mirada de caligula empezo a aplaudir con fuerza, luego le siguieron los senadores y por ultimo todos incluso los sirvientes en la arena. El nombre del emperador se gritaba con fuerza y el pedido de una larga vida.

Livia capta el mensaje y se sitúa justo al otro lado de la patricia para que ésta no tenga que ladear la cabeza para oírla ni responder. Su mirada pasa de la arena al palco y vuelta a empezar, siguiendo la imaginaria trayectoria de aquella lanza que arrasó con la vida de Camilia. Por su mente pasó la cara de Mario Flavio, de Balbo...de Gallio...todos ellos habían formado parte de aquello...por acción u omisión. Se dispone a responder a la sacerdotisa pero entonces Agripina interrumpe el espectáculo y eso sólo podía significar que algo importante iba a suceder. Y tan importante.

Aparece el mismísimo Calígula con aquel discurso...Livia mira con los ojos desorbitados y su mirada pasa por las caras de los de alrededor, comprobando que su estupefacción era similar en aquellos donde miraba.

El emperador se acaba de autoproclamar...dios. Se ha situado a la altura del panteón de Marte, de Mercurio, de Minerva...del mismísimo Júpites. ¿Acaso había perdido el juicio? ¿O tal vez era cierto y estaban viendo la cara de un dios?

Los aplausos interrumpen los pensamientos de la romana que se une a la celebración...¿qué estaban celebrando? ¿Una coronación? ¿O la caída anunciada de un hombre al que siempre había tenido por virtuoso y lúcido? 

Su mirada llena de dudas se posa en la de Elia pero aplaude como los demás y vitorea el nombre Calígula divinizado como si aquello fuera una realidad.

Puesta en pie para escuchar al Emperador mientras recibo con estupor el anuncio de su Apoteosis, al cual saludo con fingido entusiasmo uniendome al resto de presentes. -Botitas esta yendo muy lejos. Sus antecesores tenían la cortesía de morirse primero antes de ascender a los cielos.. Y al menos ponian como excusa sus méritos.. Un dios viviente como los bárbaros orientales.. No es romano-​​​​​​

Vuelvo la vista a Livia, con expresión sería. 

El emperador es aplaudio y halabado por distinta gente de la arena, aunque ambas notan que no son las unicas sorprendidas de mal manera por sus declaraciones. Decius habla con algunos de los senadores mientras aplaude con ganas. Mientras los mas humildes de ahi hacen su mejor esfuerzo para que no se muestre lo que sienten pero se ve que algunos habitantes mas pobres de roma no parecio adecuado el anuncio.

"Bien. Silencio!" grito con un tono de orden. "Siguiendo con las buenas noticias les informo que la guerra contra los territorios britanicos ha ido bien y han sido subjugados por mi. Proximamente los nuevos exclavos seran mostrados por las calles de roma junto a los tesoros de ellos." comento de nuevo dejando un moemnto para los aplausos de los suyos, aunque parecia extraño ya que no habian escuchado que hubiera ido a una campaña estos dias o hace meses.

"Silencio!" volvio a gritar como un severa orden. "Por ultimo y para marcar mi nuevo estado estoy dispuestop a decretar una nueva guerra para nuestro pueblo. Una que nos eleve a nuestro lugar apropiado." dijo mirando a todos arreglandose la sotana y alejandose de todos los de mas para quedar apartado del resto en ese balcon. "Durante años ha buscado perjudicarnos frente a nuestros enemigos. Le hemos rezado y agradecido por pequeñeces, pero nunca nos ha devuelto nuestra devocion. Por eso declaro guerra al Dios neptuno, junto a todos los que usen su nombre o adoren a ese dios!" expreso con el puño en alto y gran orgullo.

De nuevo la gente festejo aunque cada vez mas sentian que habia mas un animo de obligacion que de sinceridad. De cualquier forma ahi estaba el emperador sintiendo los aplausos con sus gesto detenido y una sonrisa enorme. Su hermana detras parecia contenta y sin problema con lo que pasaba. Junto a él algunos patricios y los centuriones parecian igual, aunque estos ultimos estaban como siempre serios.

Tras estar ahi como detenido recibio una estatua chica de neptuno y la tiro a la arena haciendo que se rompa completamente. "Destruyanla!" ordeno a los gladiadores que habian quedado en la arena, estos hicieron caso. Luego tras ver un rato se retiro saludando a todos con un par de gestos, su hermana lo siguio. Junto a ellos su comitiva dejando el balcon vacio.

Livia aplaude y vitorea con la boca y las manos pero no así con los ojos, que bailan de un lado a otro buscando legionarios que sin duda abatirían cualquier muestra de rebelión o de desidia contra su nuevo dios emperador. Ese miedo la mantiene serena en su lugar, impertérrita ante el deleznable espectáculo de los hombres destruyendo la efigie del dios del mar.

-Esto es...demencial.- susurra casi de manera inaudible, con el fragor de la muchedumbre Livia confiaba en que solo Elia la oiría- Debemos abandonar este lugar en cuanto sea seguro, señora.

Continuo aplaudiendo hasta que el palco queda vacío para después sentarme de nuevo. -Cuidado.. Guárdate tus opiniones hasta que estemos solas- respondo a Livia en tono lo más bajo posible..-Esperaremos hasta que los primeros senadores hayan marchado.. No antes.. Aún estamos asombradas por el milagro de la divinidad-

Manius que habia quedado callado por el momento se puso cerca de ambas. "Esto no esta bien." comenta por lo bajo solo para ambas. "Nuestro ludus tenia a un gladiador llamado neptuno." les comenta por si fuera importante.

Mientras ustedes hablan ven algunos de los senadores marchandose y a la gente mas comun tambien hacerlo. Cada uno con su prisa, los segundos yendose mas rapido. Tambien se esta limpiando la arena para el siguiente espectaculo. Pronto las gradas quedarian vacias para todos.

"Nos vamos?" pregunto el joven pareciendo desaniamado con lo visto y no escondiendolo.

-Si Manius, le conocí mas éste no es el momento de mentarlo.- le apura Livia mirando alrededor con aire fingidamente distraído, viendo cómo la gente abandonaba las gradas.- Todo lo que hace el emperador está bien.- comenta con aire indolente y normal, levantándose como para marcharse al tiempo que lo van haciendo todos.

-Silencio.. Ambos - con tono tajante. -Anima la cara Manius.. Hoy es un gran día - me dirijo hacia las salidas para abandonar el Coliseo y regresar al Ludus. 

Nadie las detuvo en el andar aunque notaban como todos los presentes se miraron entre si, tal vez buscando alguna marcar de traicion en sus rostros o tal vez una de aliado en estos nuevos tiempos. Pero nadie les charlo pareciendo todos ansios de volver a sus hogares. Manius se puso entre ustedes y los sirvientes poniendo un rostro serio pero neutro.

Mientras en las calles los encargados de hacer anuncios cambiaron su discurso. Pasando de los impuestos a las clases pudientes hacia la proclamacion de Caligula como un dios mas en el olimpo de Roma. Asi siguieron escuchando por varias calles junto a ruidos de gente resistiendo ese decreto antes de terminar con una espada atravezandoles a ellos y cualquier familiar cerca de ellos.

Pero que eran unas pocas personas mas que un sacrificio para un nuevo dios, un dios que deseaba sangre para su nuevo reinado.

Asi con pasos rapidos llegaron al Ludus cerraron las puertas detras de ellos, pronto sabrian que no fueron los unicos ese dia. Con algunos barricando las casas por si acaso.

Livia nunca pensó que se sentiría más a salvo de vuelta en el ludus que en la propia calle, y es que Roma no era el lugar que se imaginaba...y su emperador no era el virtuoso hombre en que siempre había creido.

-Señora Elia...¿qué desea que haga? Puedo retirarme si así lo preferís.- Livia entendía que ya tras los muros del ludus, la sacerdotisa ya no precisaba de su escolta. La romana deseaba quedarse con la mujer, saber lo que opinaba...aunque su mirada no había dejado de desviarse una y otra vez por los pliegues del vestido que llevaba la patricia, buscando un retazo de piel que acariciar con los ojos. Claro que había también resignación en su tono, si la mujer no requería de su compañía, tendría que aceptarlo.

-Manius, ve a tu habitación. Después iré y comeremos juntos. Si alguien te pregunta puedes explicar lo que has visto, pero no opinar. Se prudente-

En cuanto el joven se va busco a uno de los criados para darle instrucciones. -Registrad el Ludus de arriba a abajo, buscad cualquier imagen o referencia a Neptuno y destruidla, si alguien pregunta son órdenes del emperador.. Todo, si hay algún mosaico o pintura arrancadlo.. Poned guardia en la puerta, si alguien quiere entrar que me avisen de inmediato - 

En cuanto los criados se ponen a la labor, me dirijo a mi habitación con paso rápido, indicando a Livia que me acompañe. 

-Se han vuelto locos.. Todos- dejandome caer en el sofá. -Declarar la guerra a Neptuno.. Roma depende del mar. Por fortuna Neptuno se reirá y nos dejará en paz.. Hasta que la primera tormenta hunda unas cuantas naves y parezca que empezamos a perder la guerra.. A la gente no le gustan los dioses perdedores, ni los que suben impuestos para financiar sus guerras con otros dioses.. A César lo asesinarón porque temían que se proclamara Rey, Augusto fue cauto, gobernó como rey pero sin serlo igual que Tiberio.. Caligula se proclama dios..¿No tiene bastante con ser rey?.. Los sacerdotes moderamos la voluntad de los dioses.. La adaptamos a la gente y sus peticiones para mantener el equilibrio ¿Quien va a moderar a un dios viviente? - 

La romana se apresura a seguir a la patricia por los pasillos, su gesto serio podía indicar a aquellos que las vieran que las órdenes de Elia eran serias y que ella misma no tenía nada que decir ni le extrañan las mismas.

Llegan a las dependencias privadas de la sacerdotisa y, por lo que pudiera pasar, la romana se deshace de la capa que portaba, si algo malo ocurría deseaba tener libertad de movimiento para luchar. Además el fin de la tela era ocultar las marcas que el látigo había dejado en su espalda y así no evidenciar tan claramente su estatus de esclava fuera del ludus. Ya no era necesario aquí.

Livia se apresta a arrodillarse justo a la domina Elia y mantiene la cabeza fija en algún punto del suelo, ensimismada con lúgubres pensamientos durante largo rato aunque escuchaba a la sacerdotisa.

-Mi señora ¿desea que la descalce?-le pregunta, recordando que seguía siendo su deber servirla.- Si me permita, mi señora...esto es lo que los dioses me advirtieron. El mismo mercurio me dijo que había de tener cuidado con aquellos que osaran compararse con los dioses. Aquellos cuya ambición fuera tan elevada que consistiera en una ofensa contra el Panteón. Pensé que se refería a hombres como Mario Flavius o Balbo...que ingenua fui, mi señora...nunca pensé que nuestro amado emperador...-traga saliva, incrédula por sus propias palabras.

Tiendo un pie en respuesta a si deseo que me descalce mientras pienso, mirándola con cierta incredulidad cuando menciona a Mercurio. Incredulidad que dejo atrás cuando recuerdo mis sueños.

-La gloria es la sombra que proyecta la virtud.. No hay atajos, la ambición bien medida es una virtud, cuando se desata es un veneno que enloquece.. No fuiste ingenua, Mario, Balbo y otros.. Que se creen tocados por la divinidad.. Se prudente cuando hables con Mars, no te posiciones.. También aspira a la gloria-

-Nadie está a salvo del poder de un dios, y menos de un dios que desafía a Neptuno, que lleva bastantes años siendo un Dios y tiene mejores amigos y las cosas bastante claras.. Conquistador de Britannia.. Ni el divino Julio se atrevió a tanto.. Ese Balbo, ¿que puedes decirme de él? - 

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