Partida Rol por web

Pues menos mal que me he encontrado con el compi o tendría que haberme encargado del ruski yo mismo. Lo que no me hacía ningunas ganas. Aunque claro, yo podía hacer aparecer una espada de la nada y él no sé qué habrá logrado pasar aquí...

─¿Todo bien, pues? ─preguntó el vasco en su castellano del norte.

Obviamente Gastelu subió el par de tramos de escaleras que le faltaban para llegar hasta Trillo y compañía, colaborando luego en el acto de magia de hacer desaparecer cosas, en este caso las pruebas de lo que había pasado. En cualquier caso, pese a lo insólito de los métodos utilizados, la cosa no parecía haber ido tan mal. Un ruso menos buscando a un camarero raro, sospechas mínimas y difícil demostrar nada. No era como lo que nos habían hecho los rusos con sus super-trajes voladores, pero al menos hacía que el ego del vasco no estuviera tan resentido.

- No se si es premonición o sentido común, pero hablar tanto de él y no saber donde está me empieza a inquietar. - Le aclaré al hombre. Y es que no estaba segura de nada en aquel momento, solo que si me preocupaba por aquel vasco.

Camino con calma hacia el vesturario y una vez allí, me seco deprisa y me cambio de ropa. No hay tiempo que perder. POr fortuna, Silva parece leerme la mente y salimos casi a la vez de los vestuarios.

- Es complicado, pero los vapores de las piscinas me despejaron la nariz... si ha estado cerca de alguien, las corrientes de aire... todo me ayudará al final a encontrarle... solo debo centrarme en su olor... - Y cerré los ojos unos instantes, tratando de aislar los olores de nuestros cuerpos, los aromas de la sala que habíamos dejado atrás, los de los visitantes e incluso los de los japonenes y me centré en encontrar un resquicio del olor del vasco...

- ... creo que lo tengo... - Le susurré avanzando por el pasillo al tiempo que abría los ojos.

Trillo seguía al sovietico por las escaleras intentando no hacer mucho ruido, pero el maldito ruso iba acelerando buscando a Gastelu. En uno de los rellanos, viendo que no había nadie, aprovechó para atacar, cargando con el hombro por delante contra el gorila, impactando contra su espalda y aplastandolo contra la pared.

El golpe que Trillo realiza es sorprendentemente fuerte. Incluso las paredes tiemblan al impactar el agente ruso contra ella. Parte de la cara queda en el hueco de la pared que ha provocado el impacto. Trillo comprueba que ha fallecido, por lo que ahora queda la difícil tarea de ocultar el cadáver y sobre todo de arreglar la pared. Aunque para eso está Gastelu que ve en primera persona la pegada de su compañero de equipo.

Ahora tenéis que preparar la escena para que nadie sospeche y sobre todo, como ocultar el cuerpo de un agente enemigo y evitar que las sospechas recaigan en el camarero que les fue a entregar un entrecot.

Buscas con tus sentidos agudizados el olor de Gastelu, y lo detectas en el rellano de las escaleras entre el segundo y el primer piso. Con él está Trillo ya que detectas su olor también y olor a sangre pero no de ellos. Al parecer algo ha pasado, algo que no es con lo que contaba ninguno de vosotros. Si ha muerto alguien hay que ocultar un cadáver y eso conlleva muchos problemas.

Sacar el cuerpo de la escena del crimen no revestía más dificultad para alguien como Gastelu que hacer aparecer un carrito de ropa sucia de hotel, meter un plástico en el fondo (para que no gotee sangre), encima una base de material absorbente, que Trillo colocara el cadáver dentro y taparlo todo con unas cuantas sábanas hechas aparecer también con el poder del vasco. Trillo, conveniéntemente vestido de persona de servicio del hotel (que se haría aparecer justo después de ocultar el cuerpo, al principio del acto de desaparición, para que tenga tiempo de cambiarse), se llevaría el carrito hasta su habitación junto con un último regalo de despedida: un contenedor de ácido que llevaría en su regazo el ruso.

Tras eso, quedaban dos tareas: deshacerse del cuerpo y eliminar las pruebas. De lo segundo se encargaría Gastelu, convenientemente dotado de una mascarilla y guantes de plástico, así como de una hidrolimpiadora tipo karcher para limpiar los restos de sangre. Luego sólo tocaba buscar con un detector de metales una tubería y acertarle con un taladro. Y a desaparecer, claro...

Mientras tanto Trillo se encargaría de deshacer el cuerpo, literalmente. Una papilla de restos orgánicos irreconocible era algo clásico. En la bañera de su habitación podría sumergir en ácido al ruso en el ácido suministrado por Gastelu y esperar a que el líquido hiciera su trabajo. Más tarde Gastelu se reuniría con Trillo y le ayudaría a revolver la bañera hasta que sólo quedara una sopa. Después tocaba deshacerse del líquido (ya sin ácidos actuantes), poco a poco, echándolo por el inodoro.

¿Si estas cosas funcionaban en las pelis, por qué iba a salirles mal a ellos?

El vasco le explicó el plan a grandes rasgos a Trillo y esperó a su confirmación para empezar. Aunque tampoco tenían mucho tiempo que perder.

Olfateo el ambiente y empiezo a descartar olores y armomas que no tienen nada que ver con quienes busco. Trato de disimular cuando hay gente cerca, pero a veces no es fácil. Por fortuna Silva está a mi lado y me avisa si me centro demasiado en localizar el aroma del vasco y me olvido de todo lo demás.

El rastro es débil al principio, pero consigo localizarlo enseguida y lo sigo por los pasillos del hotel. Tras caminar unos cuantos metros, casi a ciegas, sin dejar que el resto de mis sentidos interfiera y que mi cabeza me diga donde podría estar o no Gastelu, accedo a unas escaleras y comienzo a subir.

Entonces el olor de Trillo se hace evidente también y el de sangre. Eso me hace abrir los ojos de golpe y mirar a Silva fijamente. No sabía que había pasado pero si había sangre de por medio, eso no era bueno, así que comencé a subir las escaleras corriendo y mis oídos empiezan a detectar sus voces.

Con el sonido de nuestros pasos corriendo hacia arriba y el eco de la escalera, no entiendo lo que dicen, pero estoy segura de que son el vasco y el muerto.

Trillo tenía un plan para deshacerse del cadáver, y Gastelu la forma de moverlo sin levantar sospechas. El vasco hace aparecer el carrito de la ropa y esconden el cadáver en el tapado con muchas sábanas que el vasco hizo aparecer también. El cadáver está oculto ahora pero falta que Trillo lo haga desaparecer y que Gastelu limpie la escena del crimen y disimule para que nadie sospeche. 

El problema es que tenéis poco tiempo. En ese momento aparecen Xabier y Cristina que vienen corriendo por las escaleras. No tenéis ni idea de cómo han llegado hasta ahí, pero ahora estáis los cuatro con el cadáver de un gorila ruso metido en el carrito de la ropa.

Llegamos al tiempo en el que Trillo y Gastelu han ocultado el cuerpo, pero mi olfato lo detecta con facilidad. Ya no solo el olor de la sangre ahora en la ropa de mis compañeros, sino el olor del extraño que han ocultado bajo las sábanas.

Al mirar en el carro y ver el cadáver doy dos pasos hacia atrás y miro con horror a ambos hombres.

- Algo ha ido muy mal. - Anuncié entonces a Silva, quien por la sangre y mi reacción se imaginaría que había escondido allí.

- ¿Qué ha pasado? - Mis ojos se clavaron en el vasco. El muerto no podía morir, el español sí.- ¿Estáis bien? - La pregunta estaba enfocada verdaderamene en Gastelu a pesar de incluir a ambos en ella. Y me entró la curiosidad. - ¿Y tú? ¿Pueden acabar con tu existencia? - Le pregunté a Trillo.

No era el mejor momento para eso, pero era cuando me había surgido la duda.

─¡Joder, qué susto, tía! ¿No ves que estamos trabajando, aquí? ─dijo el vasco con su singular acento.

Carrito, muerto oculto en él, plan de desaparición de cadáver en marcha y faltaba arreglar el estropicio...

─Os lo cuento más tarde, pues, pero el tipo me iba detrás y Trillo me lo ha quitado de encima, ¿vale? Y yo se lo agradezco, porque lo mismo sino teníais que buscar mi cadáver...

Gastelu la verdad, no estaba para ostias. Los cadáveres le ponían nervioso (aunque no era el primero que veía) y que le encontrasen con uno, más.

─A tomar por culo, voy a tapar esto, id circulando, luego nos vemos ─dijo mientras se desvestía a toda prisa a la vez que iba apareciendo nueva ropa en el vasco, que en un instante estaba pasando de camarero a "mantenimiento". Unos segundos después tenía un taladro con batería en la mano, un taco entre los dientes y la ele para colgar algo en la oreja. Gastelu improvisaba soluciones a toda velocidad.

Trillo se puso el uniforme y plegó al gorila dentro del carrito. Sonó un buen crac cuando apretó la pierna para que entrase. De forma mecánica. Recogió la cartera del ruso y se la pasó a Silva, si es que estaba por ahí. Tal vez hubiera algo que pudieran usar antes de mandarlo a tomar por culo. Sin embargo, el cadáver era una molestia.

- Subo al tejado y lo arrojo a unos kilometros- se limitó a responder. No tenía ni idea de si podía morir... o volver a morir. Pero tampoco le importaba ahora mismo.- Los rusos no tardarán en echar de menos a este gilipollas, no hace falta ser un genio para saber que buscarán a ese- señaló con la cabeza a Gastelu.- Y entonces tendremos problemas. Más nos vale hacer lo que hemos venido a hacer y rápido.

El problema del hotel es que no hay azotea, la única forma es lanzarlo desde una terraza que dé al bosque. Por suerte una de vuestras habitaciones lo hace y desde allí podéis hacerlo. Trillo y Xabier deciden hacer esa parte mientras que Cristina se queda con Gastelu para solventar el problema del agujero en la pared.

Mientras suben Xabier le pregunta a Trillo que ha pasado exactamente:

- Cuéntame qué coño ha pasado para que tuvieras que cargarte a un gorila ruso...

Mientras Gastelu está arreglando la pared en tiempo récord. Xabier le dice a Cristina:

- Vigila que nadie interrumpa a Gastelu y evitad que haya más líos...luego habrá que cambiar de aspecto a Gastelu para que nadie lo reconozca...

Xabier hace gesto de cortarle el bigote y el pelo claramente. Parece que Gastelu cambiará de look en cuestión de poco tiempo.

- ¿Susto? Susto es olerte con él y sangre de por medio. - Repliqué al vasco. Luego clavé mi mirada en Trillo. ¿Lanzarlo tan lejos? ¿Qué clase de criatura era la que tenía delante? Pero eso daba igual ahora. Estábamos en un lío más gordo del que parecía. Sobre todo si Gastelu debía cambiar de look.

Asentí con la cabeza antes las palabras de Silva.

- Usaré mis sentidos para eso y trataré de entretener o desviar a quien venga. - Respondí enseguida. Aunque no sabía como lo haría. Luego miré al vasco. - Quizás deberías empezar por ponerte una gorra... antes de hacer el cambio más radical y dejarte sin pelo... - Le dije al hombre para dejarle trabajar tranquilo.

De hecho, si se conseguía con su poder un mono de mantenimiento y una gorra, podría pasar desapercibidio y como alguien del hotel que está arreglando un problema de estética del mismo. Pero el vasco era listo y estaba segura de que ya había pensado en eso o incluso algo mejor.

Gastelu hace un buen trabajo, quedando una obra decente para el corto tiempo que ha dispuesto. De momento no viene nadie a esa zona ya que en ese caso los sentidos de Cristina lo habrían detectado lo que es un consuelo porque evita tener que mentir más en esta situación.

Trillo y Xabier logran llegar a una habitación con vistas al bosque y eliminar el cuerpo del gorila ruso; aunque hace ruido al chocar contra el suelo al haberlo lanzado con tanta fuerza pero eso ahora mismo es un mal menor.

Tras esto os reunís de nuevo en el pasillo y Xabier quiere saber qué coño ha pasado para que sucediera esto.

- Qué ha pasado, ¿cómo un gorila ruso iba detrás vuestra? No me cabe en la cabeza qué ha podido pasar...

─¿Te acuerdas que había que tratar de obtener alguna información? Pues me infiltré de camarero y sin comerlo ni beberlo acabé con un pedido para los rusos, sólo que ellos no lo habían pedido. Esperaba poder meter mi nariz en su habitación sin levantar apenas sospechas, pero los muy estúpidos no aceptaron un buen entrecot y se pusieron suspicaces, así que uno de los gorilas me siguió. Trillo se encargó de él, y lo demás ya os lo sabéis ─resumió y asumió el vasco─ Es una cagada, ya lo sé, pero si hubiera salido bien sabríamos el número de rusos en la habitación, si tenían algo sospechoso, etc y en vez de echarme una bronca me estarías dando palmaditas en la espalda. Y ahora, antes de que abras la boca, voy a teñirme el pelo, cortarme el bigote y cambiarme de ropa. O puede que me ponga una peluca, no sé, ya improvisaré algo.

Ese era Gastelu, siempre saliendo al paso, improvisando cualquier salida. Y no se le había dado tan mal hasta el momento. Pero claro, ahora la situación incluía metahumanos, mejorados, high-tech... un poupurri malo, malo y bien peligroso, como se acababa de demostrar. Menos mal de Trillo. Aunque bueno, convocar un taser o un bote de pimienta tampoco habría sido tan complicado...

En cualquier caso, ahora había que seguir cubriendo el rastro, así que el vasco, si nadie se lo impedía, regresaría a su habitación a proceder a cambiar su aspecto de forma concienzuda. Y a esquivar a los rusos, no fuera a ser.

Miré incrédula al vasco cuando nos contó aquello después de montar guardia y volver a reunirnos todos. ¿En serio había hecho aquella locura? Mis ojos se centraron entonces en Trillo. Al menos él estuvo ahí y, a pesar de que la acción fue demasiado drástica y salvaje, había salvado a Gastelu. Por ahora.

- Para saber cuantos son solo debía escuchar sus voces y contar desde el otro lado de la pared. - Para lo demás, hubiésemos tenido que inventarnos algo más, pero para ese dato tan sencillo... pero ya no había vuelta atrás.

- Sí, y cambia el corte de pelo o el peinado. Es más... no sabemos si tienen a alguno como yo entre ellos. Te diría que cambiases hasta de desodorante y de colonia. Al final el olor corporal es el mismo, pero eso despista. - Le aconseje bastante acojonada por dentro con el lío en el que estábamos.

No estaba preparada para nada de esto. Ni tan siquiera estaba preparada para ser lo que era...

- El vasco se puso a husmear y los rusos sospecharon- resumió Trillo, empujando el carrito dentro de la habitación.- No se andan con muchas tonterias, la seguridad no es laxa y tienen gente bastante peligrosa- añadió. Radchenko no se andaría con tonterías, desde luego. A él los años no le habían ablandado, a ese hijo de puta mucho menos. Abrió la puerta del balcón y salió dejando el carro atrás. De un rápido vistazo comprobó que no hubiera nadie mirando. Levantó el carro con una sola mano y lo arrojó con fuerza hacia el bosque. El carro y su carga se perdieron en el horizonte.

Rapidamente, entró de nuevo y cerró la puerta. Si alguién habia visto algo, no tendría tiempo de ver de donde había salido el carro.

- Hemos tenido suerte de esta vez aunque ahora los rusos buscarán al que se cargó a uno de sus hombres. - mira luego a Gastelu y le dice - Debes cambiar de aspecto y mucho...luego habrá que ver si te grabó alguna cámara y tendremos que eliminar esas pruebas también. Los rusos solicitarán eso a la dirección del hotel si no son tontos de remato, que no creo. 

Suspira y se pone a idear un arriesgado plan.

- Trillo, necesitamos que provoques un estruendo fuera del hotel. Un temblor de tierra o una alarma de incendios...lo que sea. Tenemos que sacar a todos del hotel y hacer una incursión en la oficina de seguridad...destruir las cámaras o cambiar la cinta lo que sea...Gastelu tendrás que hacer tú eso por tus habilidades...Cristina irá contigo. Yo interpretaré un papel de hombre asustado para que los de seguridad tengan que ayudarme... - hace una pausa - el plan es muy desesperado pero no queda otra...¿qué me decís?