Partida Rol por web

La mujer sonríe a Amelia y se mete en el interior de la habitación mientras se dirige al baño

-"Mi hijo tiene vuestra edad así que no creo que me sorprenda demasiado lo que pueda ver de tu amigo"-dice la mujer pasando junto a Orien que se está intentando tapar con un trozo de tela

En ese momento una voz masculina se escucha a la par que una puerta cerrándose y la mujer sonríe

-"Mi hijo ha llegado,me encantará presentároslo"-manipula los grifos y el agua comienza a caer mientras ella comprueba la temperatura-"Ahora podéis ducharos sin problema.Os esperaré en el salón con café recién hecho"-

Así que ducharse era mojarse con agua caliente.- es lo que pienso mientras escucho el resto de lo que dice la humana.

- Por supuesto que estaremos encantados de conocerlo y de disfrutar de ese café.- ni idea de lo que era y tampoco se como iba reaccionar su hijo de que su madre hubiera recogido a dos extraños.- En seguida acabo y así que vete preparando.- termino por dirigirme a Amelia antes de volver a dentro de los cristales y ponerme debajo del agua una vez Meredith nos vuelve a dejar solos.

Curiosamente el agua caliente sentaba bien y pude comprobar como el fluido de los botes generaba espuma al contacto con ésta. No estaba seguro de si había que usarlos pero visto que estaban dentro pruebo un poco alrededor del cuerpo y para que negarlo hasta divirtiéndome en hacer aún más espuma y ver como el agua se la llevaba. Sin embargo había que acabar rápido así que apenas estoy un rato corto antes de salir y coger la toalla para volver a secarme.

- Que raros son, primero se secan y luego se vuelven a mojar para tener que volver a secarse.- le comento a la sirena mientras hago un gesto para que entre.- Por cierto deberías probar lo que hay dentro aparte del agua, solo que no con la boca. Sabe horrible.- le explico empezando a coger la ropa que nos había dejado la mujer e intentando ponérmela. En principio no era muy distinta a la anterior así que acabo sin problemas más o menos vestido... o eso espero.

Amelia mantuvo una cara sonriente mientras dejaba que Orien hablase con la humana. En cuanto ésta se marchó, puso cara de horror y se dejó caer sobre el extraño asiento con agua que había en el baño, dando un respingo al darse cuenta de que casi se cae por el agujero, pero no. Todavía confundida por la funcionalidad de ese aparato y con gesto de desesperación, enterró la cara entre las manos mientras Orien se "duchaba". Más humanos... No puede ser. Tendría que habérnosla quitado de en medio cuando tuve la ocasión. A este paso nos van a descubrir... 

En cuanto Orien salió de detrás de la pared de cristal, Amelia le miró con resignación, sin saber muy bien qué hacer con él allí. Primero simplemente asintió. Son raros, sí. Pero luego su gesto de preocupación se convirtió en uno de asco y de enfado. 

- ¿Que has...  qué? ​​​​​​¡¿Por qué?! - la sirena se contuvo todo lo que pudo para no gritar, pero estaba claro que la inteligencia no primaba en esa familia - ¡¿Pero cómo se te ocurre ir comiendo cosas por ahí?! ¡Ni que fueras un limpiafondos! ¡Por el amor de...! ¡Da igual! - Amelia suspiró y se llevó los dedos a las sienes, conteniéndose - No tardaré mucho... No te vayas sin mí, ¿de acuerdo? 

Con frustración y sin querer decir nada más, tiró su toalla al suelo y se metió tras la pared de cristal, encendiendo el agua caliente y dejando que cayera sobre ese cuerpo feo y sin cola. Apoyó la cabeza contra la pared normal y frunció los labios, controlando su respiración para tranquilizarse. No sabía cuánto duraría esa tortura, pero esperaba que esos humanos les dejaran marcharse cuanto antes.

Ya más calmada miró los botes y la espuma que salía de ellos y frunció el ceño, dándole la vuelta a uno para ver cómo caía un fluido espeso y de olor dulce en el suelo de la bañera. Pero qué... Tras darle un poco con el pie y ver que se formaba espuma, la sirena alzó una ceja. Supongo que esto es a lo que se refería el otro... Se frotó un poco por el cuerpo, llenándose de espuma y de ese olor dulce. Pues podríamos tener algo de esto... ¡No, no, no! Seguro que es muy contaminante... Y a saber dónde va toda esta agua. 

Salió sin espuma, con chorros de agua cayéndole del pelo y recogió la toalla sin mucho cariño. La sensación de secarse era extraña y no le habría importado seguir allí más tiempo, pero tenían cosas que hacer. Mientras se vestía con la ropa nueva, miró de reojo a Orien y sacudió la cabeza un poco. 

- Supongo... Que olía bien para comérselo. Pero deberías tener más cuidado en el futuro y no comer algo a menos que ellos lo hagan. - no era una disculpa, pero era todo lo que podía decirle. 

Sonrío ante su disculpa sobre los botes y niego con la cabeza.

- No te preocupes, hiciste bien en recriminármelo.- le aclaro.- Sea como sea, creo que ya hemos hecho esperar bastante a nuestra anfitriona. ¿Bajamos?- concluyo a la vez que abro la puerta para bajar.

-"Mamá te digo que es verdad,lo saben.Deberíamos volver y hablar con ellas..."-escucháis la voz de un hombre joven hablando con la mujer que interviene en ese momento

-"Tranquilízate,yo también he de decirte algo...He traído a dos invitados muy especiales..."-silencio-"Sí,cariño...sí.Cuando les veas lo sabrás,no hay ninguna duda,son tan bellos, tan inocentes...Llevo tanto tiempo esperando este momento que no sé bien cómo abordarlo.Dudo que alguno de ellos sea él pero aún así es maravilloso verles por fin"-

Las voces susurradas bajan aún más el tono por lo que no podéis escuchar nada más mientras os acercáis al salón

Bajo tranquilamente junto a Amelia hasta que escucho las voces y me quedo frío. Si lo que estaba escuchando era cierto implicaba que la mujer sabía lo que eramos. ¿Pero como? Supongo que no habíamos sido los "humanos" más normales pero de ahí a sospechar de nuestra naturaleza había un mundo. Miro alarmado a la morena para confirmar que ha oído lo mismo que yo.

- Sería mucho pedir que nos hayan confundido con otros y no estén hablando de nuestra gente, ¿verdad?- susurro muy bajito y en sireno con bastante nerviosismo. Por un lado estábamos en un sitio lejos de la costa como para intentar huir sin más pero por otro vete a saber lo que podrían querer de nosotros. La mujer no parecía mala persona pero ya había mentido sobre saber lo que eramos- De la misma manera que mentimos nosotros... pero bueno era diferente.- Me temo que nos la vamos a tener que jugar con ellos, estate lista para actuar con tu voz si hace falta. ¿te parece?- y quieran los siete mares que no sea necesario. Aún así espero confirmación por su parte para seguir avanzando hasta la sala en la que las voces habían sonado hasta hace apenas un momento.

Amelia se quedó parada a mitad de las escaleras al escuchar las voces, apretando con fuerza la barandilla. No tendríamos que habernos fiado. Desvió la mirada a Orien y alzó una ceja, negando totalmente esa posibilidad. Estamos condenados desde que subimos a tierra... 

- Y tú estate listo para echar a nadar con estas piernas... O lo que sea que hagan. Y nada de tener miramientos esta vez con ellos, haré lo que sea necesario si estamos en peligro. - respondió a Orien en sireno, en tono duro. Estaba harta de contenerse y haber cedido frente a esa familia era la peor decisión que había tomado en su vida. Tras dejar eso claro, asintió para dar la conversación por terminada y siguió bajando hasta encontrarse con los otros dos, con una sonrisa - Ya estamos, Meredith. ¿Y este es...?

La mujer está sentada en uno de aquellos exquisitos asientos y se pone en pie con una sonrisa al escuchar la voz de Amelia.A su lado hay un joven de vuestra edad más o menos que os observa con curiosidad y pasea sus ojos de uno a otro con fascinación

-"Mi hijo Carlo"-responde la mujer cogiéndole de la mano y avanzando hacia vosotros-"Carlo,ellos son Amelia y Orien"-su voz es suave e incluso algo tranquilizadora,como si notase algún conflicto que tuviera que evitar-"Les encontré bajo la lluvia y no podía dejarles allí pues al parecer no conocen la isla y no tenían ningún sitio adónde ir por lo que espero que acepten mi invitación para dormir aquí"-dice mirandoos a los dos

El joven os mira con intensidad,prendado de vuestros rostros y sin apenas poder moverse a pesar del suave tirón de su madre para acercarle a vosotros.Por fin parece reaccionar cuando su madre le aprieta un poco la mano y sólo entonces parpadea y tiende una de sus manos en vuestra dirección

-"Es un placer conoceros.Sed bienvenidos a nuestra casa y espero que os sintáis cómodos.Por favor,no dudéis en pedir cualquier cosa que necesitéis"-traga saliva sin poder apartar los ojos de vosotros-"He traído algo de comida japonesa ¿os apetece?"-por algún motivo mira a su madre enrojeciendo ligeramente antes de negar con la cabeza con cierto aire de burla a sí mismo-"Quizás  no os guste...pero puedo prepararos otra cosa"-ofrece el muchacho

Aún si no hubiéramos oído la conversación desde el pasillo, la simple mirada que nos lanza el hijo de Meredith haría saltar todas mis alarmas.

- Un placer.- termino por saludar al joven estrechando su mano, al menos en eso si que teníamos las mismas costumbres.- Tu madre ha sido muy amable al ayudarnos después de perderlo todo en la playa, pero no creo que podamos tampoco pasarnos de aprovechados como para encima dormir en vuestra casa. Esperaremos a que amaine y volveremos a ver si tenemos suerte.- ya antes no tenía pensado en quedarme la noche, ahora que sabía que no habíamos sido tan cuidadosos quedaban aún menos razones para ello. Sin embargo para que no parezca demasiado forzada mi negativa cambio un poco de tema hacia lo de la comida.- ¿Japonesa?- la propia palabra me cuesta pronunciarla- Nunca la he probado la verdad, ¿en que consiste?

La sirena le dio la mano al hombre que les había presentado Meredith, sin apartar la mirada de la suya, escudriñándole pero sin borrar su sonrisa. Sin embargo en la última parte se giró hacia la mujer y luego hacia Orien. Dormir no estaba en nuestros planes y no sabemos cuánto dura la transformación... Si intentan hacernos algo... Aunque hubo algo que le llamó más la atención y no era sólo el extraño comportamiento del humano.

- Sí, nunca la hemos probado... ¿Por qué no nos iba a gustar? - preguntó sumándose a lo dicho por Orien.

Meredith se tapa la boca con la mano escondiendo una sonrisa mientras que el joven enrojece ligeramente y termina riendo mientras se rasca la mano por el pelo

-"Tienes razón,es una pregunta estúpida"-responde a Amelia-"He traído un poco de tempura,yakisoba y algo de Onigiri así que si tenéis hambre podemos comer ya"-mira su madre que asiente-"Iré a por platos,quédate con ellos tú,mamá,son tus invitados,yo me ocupo de todo"-dice desapareciendo por una puerta y dejandoos a solas de nuevo con la mujer que os invita a sentaros

Poco después reaparece Carlo portando todo lo necesario para servir la comida.Coloca platos y cubiertos con rapidez antes de volver a la cocina de donde regresa portando unas humeantes bandejas que desprenden un agradable olor.La comida os resulta del todo extraña pero vuestros sentidos indican que puede resultar deliciosa o al menos comestible

-"Espero que os guste"-dice una vez os sentáis los cuatro ante la mesa.Ellos cogen unos extraños utensilios situados junto a los platos y os miran

Los nombres que dice podrían aún sonarme menos que si me hablasen de las parte de la caja metálica que nos alejó de la costa. Sin embargo mantengo la sonrisa, mientras terminan por servir la comida encima de una mesa y sillas. Imitándoles en todo para pasar lo más desapercibidos aunque sin el miedo de quedar en ridículo y ser demasiado sospechoso termino por sentarme y coger lo que parecía un mini-tridente.- Dudo que este pueda mover los vientos como el de madre...

Ese recuerdo me trae cierto escozor al rostro y sin darme cuenta me paso la mano por el lado golpeado, sin embargo sin saber por donde empezar a comer ni el como hacerlo exactamente me dirijo a nuestros anfitriones.

- Tiene una pinta deliciosa pero como os dije antes nunca hemos comido nada... ¿japonés era? ¿Con que se empieza?- mientras espero sus explicaciones y compruebo como lo comen asiento y termino por imitarles aunque sin conseguir pinchar a la primera con los artilugios. Notando las miradas y el silencio intento llenarlo con preguntas simples y que quizás nos servía para conocer un poco mejor a esos humanos-  Y dime Carlo, tu madre nos dijo que era guía, ¿también sigues la tradición familiar?

Tras mirar rápidamente a Orien, Amelia comprobó que ninguno de los dos estaba realmente preparado para aquello. No sabían ni qué iban a comer ni cómo comían los humanos, pero estaba preparada para lo que sea que hubiese que hacer. Así que sin dejar de imitar sus gestos, se sentó a la mesa y esperó al igual que Meredith a que el hombre trajera la comida. Parecía... comestible. Claro que también lo parecía esa cosa de la ducha y no sabía bien. 

Miró a Orien y alzó las cejas, casi sorprendida de que hiciese algo inteligente por una vez. Así que esperó las explicaciones pertinentes y esperó a que los humanos empezaran a comer de algo antes que ella. Y si no comparten, no pienso tocar mi plato. Tenía hambre, pero en su mente rondaba una mala idea y aunque había confiado levemente en Meredith al llevarles allí, no conocía a su hijo ni sabía de lo que era capaz. Y menos aún, sabiendo lo que eran. Así que se mantuvo a la espera de que otros cogieran de los platos compartidos, por si acaso habían decidido echarle algo inusual. Ignoró la conversación del tritón y se mantuvo atenta a los movimientos de ambos humanos. 

La mujer sonríe mirando a ambos invitados y sin decir nada se incorpora y sirve un poco de cada cosa en los platos.Empieza por el de ella misma y sigue por el de Carlo antes de coger el de Orien y por último el de Amelia.Tras sentarse de nuevo empiezan los dos a comer moviendo despacio los cubiertos como si os estuvieran dando tiempo para que os fijarais en cómo se utilizan

Carlo asiente a Orien y termina de tragar lo que tiene en la boca antes de hablar.Meredith sirve en unas copas un líquido rojizo mientras escucha a su hijo con una sonrisa orgullosa

-"En realidad soy biólogo pero sí que en verano ayudo a mi madre ya que los grupos de turistas son demasiados para ella y su equipo así que alguna que otra vez hago de guía,sí."-levanta la copa que su madre ha llenado-"Por esta maravillosa cena y por las nuevas amistades"-dice el chico mientras su madre le imita y ambos os miran esperando que hagáis lo mismo que ellos

Amelia imitó a ambos humanos, cogiendo con cuidado los utensilios y esperando que diese suficiente el pego. Pero por lo que han dicho antes, es posible que ya dé igual. Sonrió y asintió al escuchar la respuesta de Carlo, sin atreverse a preguntar más sobre qué era un biólogo. Una parte de ella quería saberlo, por si de verdad resultaba peligroso, pero la otra lo consideraba demasiado arriesgado. Así que alzó su copa junto a ellos con una sonrisa y bebió un poco de... ¿Qué rayos? De verdad que los humanos tienen un gusto muy raro, ¿si sabe mal por qué lo toman? Dejó la copa tras haber dado apenas un sorbo e intentó desviar la atención sobre otro tema.

- Y... ¿También es normal que traigáis gente a casa? Por supuesto que estamos muy agradecidos, pero no queremos molestar tampoco...

Bio... eso es vida en la lengua humana antigua, ¿quizás crea vida o la cambia? Quizás solo estudiarla...

Me pierdo unos segundos en ese pensamiento y apenas me doy cuenta del gesto con las copas hasta que veo a los otros tres mirándome. Bajo la mirada algo avergonzado mientras murmuro una disculpa y cojo la copa para imitar el gesto del resto. Aunque es bastante más afrutado de lo que había probado de la lancha hace tanto tiempo si que note el toque amargo, por lo que no me pilla por tanta sorpresa como era de esperar y consigo mantener un rostro agradable mientras dejo la copa después de un trago ligero y empiezo a probar la comida. Definitivamente no se parecía a nada que tomáramos nosotros, para empezar estaba caliente y era una explosión de sabores distintos, aunque sin aumentar el ritmo empiezo a comer de manera automática mientras escucho como Amelia repetía por enésima vez lo que ya habíamos dicho ambos. Así que lo acompaño con un gesto afirmativo.

- La verdad es que sí, el darnos ropa y comida creo que ya es más de lo que os podemos pedir.- acompaño a lo dicho por la morena.

-"Es lo mínimo tras encontraros desnudos y ateridos de frío,cualquiera hubiera hecho lo mismo"-responde la mujer sonriendo-"Y decidnos ¿sois pareja o habéis venido con más...amigos a visitar la isla?"-os pregunta Meredith-"Si queréis puedo enseñaros bonitos rincones del lugar y contaros historias si os apetece,claro"-se ofrece con amabilidad

A pesar de vuestras reticencias madre e hijo os hacen sentir cómodos y de algún modo algo os dice que no son enemigos a pesar de lo que habéis escuchado.Meredith incluso os recuerda a alguien aunque no lográis saber a quién.Una vez termináis Carlo se levanta de nuevo y tras trastear un rato en la cocina trae una bandeja con unas pequeñas tazas llenas de un humeante líquido negro

-"Café por supuesto,estás en todo,Carlo"-dice la madre.Por algún motivo entendéis que ha nombrado lo que hay en esos recipientes para que vosotros lo sepáis