Partida Rol por web

-Yo aprecio las vidas de todos mis aprendices en su justa medida, no como Tenkai, por cierto ¿tiene todavía sus ridículas ínfulas de que es el mejor espadachín, y que iba a enseñar a todo un escuadrón de expertos duelistas?-

Claramente te está provocando.

-¿y no serás tú uno de esos duelistas?-

Las dos aprendizas dejan los objetos en una mesa cercana, y se llevan las manos al cinto donde tienen sables de luz  justo en ese momento el comunicador que Larius lleva colgado en el bolsillo suena y el pulsa un botón en él.

Danko pone una mueca de sonrisa irónica:

- Tú no apreciarías ni tu propia vida si fuera bueno el trato a pagar... Mi maestro es el mejor duelista Sith que se conoce, y yo uno de sus duelistas, no el mejor, pero si un buen guerrero, ¿alguna objeción o seguirá manchando el honor de mi maestro? Provocando su destrucción a la larga.

Tus nuevas capacidades te han permitido oir el mensaje que le han pasado a tu interlocutor por radio (en el microcomunicador que tiene en la oreja).

-La nave para recoger al mensajero ha llegado, está en el hangar-

Larius parece incómodo unos segundos y luego te dice, ignorando tus palabras... -el transporte para llevarte de vuelta con tus compañeros ha llegado, discípulas, escoltad al duelista al hangar, tiene que volver con sus compañeros, se sentirán solos y desprotegidos sin él...-

-Adios Dunko...- dice señalando hacia la puerta.

Danko sonrie y dice antes de seguir a las chicas atento a todo:

- Adiós Darth Larios... Espero que nos veamos en otra ocasión con más cortesía mutua. - Se puso serio.- Hay una cosa que me enseñó Dath Tenkai: Incluso entre enemigos, la cortesía es señal de respeto y poder.

Danko va atento por si es un ataque, no se fia de ese tipo traicionero, aunque sabe que puede quizás enfrentarse a él. Y se encamina hacia la nave.

Las horas pasaban habían pasado demasiado deprisa y Korriban había aparecido ante nuestros ojos casi sin avisar, aunque ésto no había sido gracias a los motores, al menos exclusivamente, ya que en mi caso había estado rememorando las viejas historias que durante varios años me habían sido prohibidas.
Además, me sentía diferente. Ahora era capaz de escuchar las voces de las estrellas en la lejanía chillando en la eterna agonía que las consumía. Por desgracía, esos quejidos apenas eran perceptibles y el más nimio ruido que se producía en el interior de la nave bastaba para acallarlo.
Así que la alegría lógica por mi subida de estatus a los ojos de mi maestro no se veía reflejada cuando Madrian o Gladriss interrumpían esa nueva experiencia con idioteces acerca de inciar el descenso.

- No vuelvas a interrumpirme.

La amenazo con un brillo rojo en los ojos más fuerte del habitual mientras dirijo la nave a las coordenadas indicadas en el ordenador.

Las dos discípulas te guían por los corredores de la base, aunque no por los mismos por los que has venido, sin embargo tu sentido de la orientación es bueno y sabes que a pesar de ello te estás dirigiendo al Hangar.

Los pasos de las jóvenes empiezan a acompasarse, sus movimientos son más firmes y oyes que su respiración se vuelve más tranquila; no sabes si es por el entrenamiento que te ha dado tu maestro, o la Fuerza que te dice algo, pero sabes que ambas se están preparando para atacarte en unos segundos.

Crees que se darán la vuelta y te lanzarán un ataque combinado.

El pilotaje te resulta dificultoso debido a los fuertes vientos que recorren el planeta, que aumentan cuanto más desciendes, aparte de que la visibilidad es casi nula por causa del polvo rojizo que llevan esos mismos vientos.

Las coordenadas son precisas y tienes atisbos por el cristal y los sensores de una cadena montañosa con enormes abismos entre montañas, en los que hay una disimulada entrada a una gran caverna natural...

Una vez maniobras la nave para entrar te das cuenta que una pequeña parte de esta caverna ha sido acondicionada como hangar; las estalactitas y estalagmitas han sido taladas y varios tanques de combustible y generadores ocupan los espacios que dejan lanzaderas y naves.

Tienes un espacio más que adecuado para poder posarte y así lo haces, viendo que desde cerca de donde te has posado parten varios túneles de un tamaño medio que se adentran en la montaña.

No hay nadie que haya llegado a recibirte y por lo que sabes sólo Madrian y Gladriss han presenciado tu excelente maniobra de aterrizaje, facilitada en parte por los precisos controles de la nave.

Los rumores e historias sobre el antiguo planeta me asaltan durante el aterrizaje. El tormentoso y árido planeta había sido una fortaleza oscura desde tiempos ancestrales, sólo superados por lugares como Malachor tras las antiguas guerras. Sin embargo, las fuerzas que reinaban en el lugar eran de las más antiguas en la galaxia y los rumores sobre las tumbas de los antiguos señores Sith se volvían realidad entre los desérticos valles. Ese era el planeta donde me habían enviado, una visita obligada para cualquiera que deseara dominar el lado oscuro.

- Quedaos en la nave. - les ordeno - Quizás entre los dos podais evitar meter la pata.

Resulta evidente que sigo molesta por los errores cometidos en la anterior misión y la interrupción causada antes del aterrizaje, aunque me decido a bajar y presentarme al oscuro planeta y buscar al nuevo integrante de la tripulación.

Caminas un poco entre las naves, no están mal conservadas ni su mantenimiento es deficiente, pero crees que están muy juntas y que la explosión de una causaría graves daños en el resto, además que habría dificultad para hacer despliegues defensivos...;

Desde luego este lugar dista mucho de los hangares de la base de Darth Quarum, donde te educaste y donde todo funciona como un reloj a pesar de tener muchas más naves.

Todo está iluminado de manera tenue y fantasmagórica por los pilotos de posición de las propias naves.

Al final de la explanada donde se encuentran las naves, contra la pared de la caverna, se encuentran varios túneles.

Por uno de ellos oyes ruido de voces.

Danko se concentró en atacar a una de las dos guardias, la que le parecía más capaz en ese momento, no podía fallar... Se relajó mentalmente como Tenkai enseñaba y atacó al momento siguiente. Las espadas cobraron vida en apenas un segundo, cercenando la cabeza de una de las dos guardias en apenas un suspiro, mientras Danko ya se preparaba para acabar con la vida de la segunda.

- ¿De verdad pensábais que Tenkai mandaría a un mindundi a la guarida de semejante traidor? Yo soy Danko... Portador de la Fuerza.

Ambas aprendizas se preparan para atacarte cuando...

Una de las mujeres cae al suelo con un horrible tajo en el cuello mientras la otra enciende su sable de luz, iluminado por éste puedes ver su rostro aterrado por la precisa maniobra de Danko, el sable tiembla pero ella no retrocede...

Las voces me alertan ante la posibilidad de volver a encontrarme complicaciones y rápidamente echo mano de mi rifle y avanzo con pasos cautelosos, dado que prefiero sorprender a los problemas antes que ellos a mí.

Te acercas al borde del túnel y según te asomas ves a un humano siguiendo a dos figuras encapuchadas; los tres avanzan por el túnel. De repente, en un movimiento fluido, el humano enciende dos sables de luz rojos y lanza un tajo que impacta brutalmente en el cuello de una de las figuras de delante.

El cuerpo cae al suelo mientras suelta un leve gemido, su capucha se abre y ahora ves su rostro humano y femenino.

Mientras tanto la otra figura enciende también otro sable de luz rojo, y se retira la capucha para atrás, como para que no le estorbe, mientras se prepara para luchar con miedo en el rostro.

La situación se complica al poco de alcanzarlos al ver caer a la mujer bajo el sable de luz, pero no es ella la que me preocupa, sino los otros dos.
Ambos podrían ser mi objetivo y de no actuar podría acabar mi misión en su primera etapa. Y es algo que no puedo permitirme.
Disparo mi arma entre ambos con la estúpida intención de llamar su atención mientras que el crater que forma debería advertirles que sería mejor escucharme.

- ¿Alguno sois Danko?

Pregunto seria y preparada para volver a disparar a cualquiera de ellos.

Danko, sin perder de vista a la tipa con la que está enfrascado en combate responde en voz alta:

- Si suponemos que Danko es un nombre de hombre, por deducción soy yo... ¿Quien le busca? Si eres tan amable de dejarme acabar con esta asesina, hablamos en un momentito. - Dice soltando un ataque de una de sus espadas láser. El entrenamiento con Tenkai le habia enseñado a hacer varias cosas a la vez sin esfuerzo.