Partida Rol por web

[SoE] Loch Varn

1 - Las Ruinas

Cargando editor
15/01/2016, 12:47
Narrador

Notas de juego

Akira Yamaoka - Silent Hill 2 OST - Betrayal (extended)

Cargando editor
21/01/2016, 14:12
Narrador

La flecha golpea la piedra a pocos centímetros de tu cabeza y rápidamente vuelves a ocultarte tras lo que parece un muro derruido. Miras el proyectil que ha rebotado a tus pies durante a penas un instante, tiempo más que suficiente como para darte cuenta de que el impacto ha estropeado las plumas traseras, lo que deja la flecha prácticamente inútil para volverla a disparar. Una lástima, porque sólamente quedan un par de proyectiles más en tu carcaj.

A cubierto, dedicas un instante a mirar a tu alrededor. La niebla no permite ver prácticamente nada más allá de diez pasos, lo cual es especialmente frustrante para ti, pues sin poder distinguir a vuestros atacantes difícilmente vas a poder dispararles. ¿Vuestros? Te sorprendes a ti mismo pensando en plural y miras a tu lado. Otras cinco personas utilizan las mismas rocas que tú para protegerse, pero sólo tienes tiempo para prestar atención a los dos que tienes más próximos.

A tu izquierda, una joven atractiva empuña una espada mientras se cubre con su escudo. El emblema de su escudo, una cabeza de Caernide plata en campo de sinople rodeado de oro*, luce igualmente en la solapa de tu coraza de cuero, aunque eres incapaz de recordar qué significa. Te vuelves al otro lado y ves a un chico enorme, algo más joven que tú, con una gran espada en sus manos. Frunces el ceño, frustrado, pensando que su fuerza debería seros útil en esta situación si ese hombre tuviera algo de sangre en las venas.

Pero no tienes tiempo para analizar tus pensamientos, pues el perno de una ballesta se clava en el suelo entre vosotros. Tratas de mantener la calma, pero es complicado sin saber quién os está atacando y por qué. De repente te pones tenso y te vuelves hacia la derecha, mirando por encima del hombretón que se agacha a tu lado. Aunque amortiguado por la niebla, tu agudo oído consigue percibir unos pasos que se acercan por ese lado y tu corazón se acelera pensando que no van a tardar en flanquearos.

Mal que te pese, sabes que no vais a poder mantener esta posición demasiado tiempo, así que es hora de escapar. Pero, ¿hacia dónde? ¡Si ni siquiera tienes la más maldita idea de dónde estás ni por qué has llegado a este lugar!

Notas de juego

* El caernide es una especie de cabra. En heráldica esa descripción se corresponde a la cabeza de cabra blanca sobre fondo verde rodeada por una corona dorada. Puedes ver la imagen en la descripción de la ficha de Arven (cuando hable).

Cargando editor
25/01/2016, 12:15
Narrador

La niebla oscurece el mundo a tu alrededor, impidiendo tu visión más allá de una decena de pasos. Siempre te ha gustado la sensación de aislamiento y soledad que produce la bruma, pero en este caso hay algo diferente, que oprime tu pecho y te genera no poca ansiedad. Completamente desorientado en lo que parece un laberinto de ruinas, a penas tienes recuerdos de cómo has llegado hasta aquí ni qué te ha llevado a encontrarte en esta situación.

Un golpe brusco a tu derecha te hace volverte hacia allí. El virote de una ballesta se clava en el suelo, lo que hace que te pegues aún más a la pared que estás empleando como cobertura. Un poco más allá, un arquero te mira frunciendo el ceño. Reconoces su rostro y sabes que no le deseas ningún mal, pero casi te cuesta ponerle nombre. Sin embargo, por la forma en que él mismo busca cobertura, sabes que estáis juntos en esto. Detrás de él, puedes ver a otras tres siluetas que utilizan las mismas rocas para cubrirse y de alguna forma empiezas a recordar que estáis juntos en esto.

Ver a los que supones que son tus compañeros despierta en ti una inminente preocupación y rápidamente miras al otro lado. Mucho más retrasado, ves a un chico rubio que aguanta la respiración. Al contrario que el arquero, no parece tener la situación precisamente bajo control y ahoga un sollozo cuando ve cómo el disparo de la ballesta se queda a un metro de distancia de ti.

Aprietas con fuerza tu enorme espada y recuerdas una figura que no reconoces enseñándote a utilizarla. Aunque a disgusto, reconoces que sabes cómo utilizarla, pero por mucho que hayas golpeado muñecos de madera con ella, enfrentarte a un ser humano no es algo que te agrade. Incómodo, miras a tu alrededor preguntándote si hay algún camino por el que salir de aquí, pero sigues sin estar seguro de tu ubicación, así que difícilmente vas a poder orientarte en estas ruinas ni, mucho menos, de quién o por qué os está atacando.

Cargando editor
25/01/2016, 13:52
Narrador

Maldices al escuchar cómo un proyectil golpea cerca de tu posición. Con esta condenada niebla no puedes ver a tu enemigo y, lo que es peor, ni siquiera sabes de quién se trata ni por qué os están atacando, pero te frustra no poder enfrentarte a ellos. De cualquier forma, sabes que deben disparar prácticamente a ciegas, malgastando sus flechas casi inútilmente. No te cuesta deducir que esa falta de precisión os permitiría cierta movilidad.

"¿Os?" Te dices a ti misma al sorprenderte pensando el plural. Estás completamente desorientada y no únicamente por no reconocer el lugar en el que te encuentras, sino porque a penas recuerdas cómo has llegado hasta aquí y mucho menos por qué. Sin embargo, al mirar a tu derechas ves a un arquero al que pareces reconocer. Por algún motivo, tu instinto te avisa de que no puedes fiarte completamente de él, pero cuando te mira y distingues el emblema que lleva cosido en la solapa de su armadura, exactamente igual que el que tú llevas en el escudo, te embriaga una cierta sensación de orgullo.

Miras al otro lado y aferras la espada con fuerza sobresaltada. ¿¡Qué demonios está haciendo aquí un caballero de Gwidre!? Sin embargo, en lugar de lanzarte a atacar a quien supones debería ser tu enemigo, sus movimientos buscando cobertura en el mismo muro semiderruido en el que tú te apoyas te indican que está en tu mismo bando, por improbable que eso te parezca ahora mismo.

Pero no tienes mucho tiempo para pensar en él. Sigues oteando a tu alrededor y, algo más separadas, ves otras siluetas que te dan la impresión de estar en tu mismo bando, a pesar de que la niebla no te permita distinguirlas en detalle. Cuentas seis personas, y algo en tu memoria te indica que superáis en número a vuestros oponentes. Pero, ¿por qué os estáis enfrentando? ¿No sería mejor retiraros a una posición más ventajosa donde podáis tomaros algo de tiempo para organizar vuestros pensamientos?

Cargando editor
25/01/2016, 14:16
Narrador

"¡Oh, Soustraine!" exclamas cuando el proyectil de una ballesta rebota a pocos centímetros de tu escudo. Pese a tu actual posición en el clero, nunca te ha gustado luchar... Y mucho menos cuando no puedes estar seguro de estar haciéndolo en Su nombre.

Te encuentras en lo que parecen unas ruinas completamente cubiertas de niebla. El lugar podría parecerte poético en otras circunstancias, pero bajo el ataque de un enemigo desconocido y sin saber exactamente qué estás haciendo aquí, lo único que puedes hacer es encomendarte al Uno mientras te apoyas contra un muro prácticamente derruido protegiéndote con tu escudo.

Te tomas un momento para observar a tu alrededor. Cinco personas utilizan como parapeto el mismo muro tras el que tú te estás cubriendo, aunque la niebla sólo te permite distinguir con claridad a las dos más próximas. No reconoces a ninguna de las dos mujeres, pero algo te dice al verlas que estais juntos en esto, a pesar de que ninguna de ellas parezca tener mucha confianza en ti, ni veas en ellas ningún símbolo del Templo que te ayude a cerciorarte de que estáis en el mismo bando.

El perno de otra ballesta golpea las rocas. Has pasado suficiente tiempo entrenando en el campo de batalla como para saber que tus oponentes están disparando al bulto, lo que no te sorprende demasiado, porque con esta niebla difícilmente van a poder distinguiros. Es posible que sea una buena oportunidad para escapar, pero ¿son esos los designios de Soustraine?

Cargando editor
25/01/2016, 15:27
Narrador

Tu cabeza parece no parar de dar vueltas y te sientes ligeramente mareada. Por primera vez en tu vida estás completamente desorientada... O eso crees, porque en estos momentos ni siquiera estás segura de tus recuerdos. La niebla lo oculta todo a tu alrededor, pero eso no sería un problema si estuvieras segura de dónde estás. Pero, contra todo pronóstico, no lo estás. Recurres a tus enseñanzas para tratar de identificar tu ubicación: unas ruinas de al menos unas décadas de antigüedad, aunque no estás muy segura de su origen, pues las piedras no terminan de encajar con el tipo de construcción. Evidentemente te encuentras cerca de un río o una fuente importante de agua, pues de otra forma no se podría haber levantado una niebla tan espesa. Los olores te indican que no estás lejos de las montañas, pero esa suposición no termina de encajar con la temperatura, más cálida de lo que debería si eso fuera cierto.

Un sonido metálico impactando contra una de las piedras te recuerda que tu desorientación no es el mayor de los problemas. ¡Os están disparando! Quién o por qué es algo que no puedes decir, pero los virotes de las ballestas silban por el aire tratando de acabar con vosotros. Aunque, con esta niebla, lo más seguro es que estén disparando a ciegas, o eso te dices a ti misma.

Miras hacia atrás y ves al grupo al que sirves de guía. Porque eso es lo que haces normalmente, ¿no? El bastón de tu mano parece confirmar que, efectivamente, eres una Varigal, aunque la niebla parece enturbiar tu memoria aún más que tu vista, como si en vez de minúsculas gotas de agua se tratase de gases alucinógenos. Con esfuerzo, vuelves a centrar tu atención en las personas que te siguen. Ves cinco figuras, aunque sólo distingues con claridad al primero de ellos: un caballero del Templo, al que no reconoces, algo joven para pertenecer a los Filos. Aunque tú también eres algo joven para engrosar las filas de los Varigal.

Aprietas tu espada con fuerza mientras observas al caballero, armado con espada y escudo y protegido por una cota de mallas. Si todo el grupo está compuesto por guerreros, estás segura de que podríais enfrentaros quienquiera que os esté disparando. Claro que también puedes aprovechar la poca visibilidad para guiarles hasta un lugar seguro. Pero, ¿en qué dirección?

Cargando editor
25/01/2016, 15:51
Narrador

Te apoyas contra la roca con la respiración agitada, sintiéndote completamente confundido. A duras penas consigues recordar tu nombre y no tienes ni idea de dónde estás. La falta de datos para postular una opción realista de tu localización te desorienta tanto o más que la densa niebla que te rodea. Pero eso no es lo más preocupante pues, por si fuera poco estar completamente perdido en unas ruinas desconocidas, ¡os están atacando! El chasquido de las ballestas, aunque amortiguado por la niebla, estremece tus nervios cada vez que lo escuchas y aferras tu espada corta con fuerza. No eres muy ducho en las armas pero, como todo el mundo, has recibido una mínima instrucción militar. Aunque realmente nunca creiste que te verías obligado a ponerla en práctica.

Miras hacia un lado y ves cinco siluetas agazapadas para protegerse de los disparos de las ballestas. A penas puedes distinguir al primero, un hombre enorme que te mira con amabilidad, como si tratase de infundirte ánimos. Asientes sin reconocerle, aunque además de la calidez que transmite su mirada, algo en tu interior te dice que puedes confiar en él, igual que en el resto de tus compañeros. De la misma forma, tu instinto te indica que eres el último del grupo y que te estás quedando ligeramente retrasado, aunque no tienes ni la más mínima idea de hacia dónde estás yendo.

Aguantas la respiración cuando escuchas unos pasos a tu espalda. Alguien se acerca y, por cómo late tu corazón, no crees que se trate de un amigo. ¡Os están rodeando! Miras tu espada un momento, preguntándote si será mejor buscar un sitio desde donde poder atacar a vuestro asaltante por sorpresa o escapar de este lugar y de esta maldita niebla lo antes posible.

Cargando editor
26/01/2016, 17:55
Yldiane

Inspiro profundamente, llenándome del olor a agua, intentando recordar un poquito más, aunque sea un pizca... con dificultad, controlo mi respiración que se había vuelto rápida hace unos segundos, fruto de la desorientación. El ruido de metal golpeando con las piedras que hay a nuestro alrededor hace que de un respingo. Sea quien sea, sabe que estamos aquí. Miro rápidamente a mi grupo, y susurro una maldición. No parece que sepan qué esta pasando. Recorro con la mirada la niebla pegajosa que nos rodea, parpadeando rápidamente aclarando mi visión.

Agachándome de manera instintiva, la tierra cruje bajo la nueva presión a la que está sometida. Esquivando las fechas que silban a nuestro alrededor, me giro al grupo :

- ¡Vamos, rápido! ¡Seguidme! - ordeno entre dientes. No podemos combatir lo que no vemos. No subo la voz, lo justo para que me oigan.

Mi mirada vuelve a las ruinas que vi hace cinco segundos. Espero que no nos estén esperando allí. Aprieto la espada que pongo delante de mí a forma de escudo manteniendo en lo alto el bastón para que mi grupo pueda verme en la espesa niebla. Cuando estoy segura de que mi grupo sabe lo que hacer, me dirijo hacia las ruinas, mientras sigo intentando discernir de donde viene el ataque.

Cargando editor
26/01/2016, 18:23
Yldiane
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Percepción

Tirada: 1d10

Resultado: 9(+7)=16

Notas de juego

Normalmente como jugador yo suelo poner las tiradas ocultas, pero como tú me digas. Creo que la he hecho bien :S . Tiro para ver de donde viene el ataque.

Cargando editor
26/01/2016, 18:39
Ean
Sólo para el director

¿Qué hago aquí? ¿Quién demonios nos ataca... contra qué luchamos? Todo esto es una pesadilla. Apenas tengo tiempo de mirar sobre el parapeto para ver solo niebla y nada más. Escucho las palabras de la mujer, aunque atiendo más al emblema de Caernide más que a ella misma. Durante un segundo lo miro embobado, similar al que llevo puesto en la armadura... frustrado por no saber qué significa.

A este paso nunca lo sabré, porque de aquí no salimos.

-Nos van a flanquear por la derecha, amigo -digo señalando con un gesto de la cabeza al hombretón de mi lado- Es demasiado pronto para morir, así que vámonos con la princesa.-Le sugiero, y sin esperar respuesta aferro mi arco con fuerza para seguir rápido a la chica y su cabeza de Caernide donde quiera que vaya.

-Eh, psss, espera-Le digo a ella, en voz baja voz mientras avanzo, pues no deseo que uno de esos virotes acabe en mi pecho antes de hora.-ESPERA- Tratar de gritar en susurros es absurdo, me digo, pero no cabe duda de que estoy desesperado.

Cargando editor
26/01/2016, 20:52
Urvan

Confuso y aturdido, repaso las palabras de una breve oración en mi cabeza... - Que el Uno me proteja, sabía que no tenía que haber seguido este sendero... ¿O sí? - En cualquier caso creo que no es el momento de pensar en eso, el movimiento de una de las dos chicas que tengo a mi lado me devuelve a la turbia realidad que no me permite observar a más de diez pasos de distancia. - Cierto que es un acierto moverse, con esta niebla hay que aprovechar y buscar un sitio a cubierto de los ataques. O por lo menos eso es lo que dictan los estudios. - Me quedo ensimismado viendo al resto de lo que creo que son mis compañeros. - Si esta mujer está tan decidida será porque estamos en el mismo bando... - Vuelvo la mirada de nuevo a la chica, su pelo al viento y su silueta en la niebla me hacen recordar ciertos anhelos. - ¡Plonk! - el ruido de otro virote golpeando el muro me vuelve a sacar de mis pensamientos. - Venga, ahora es el momento. - Vuelvo a mirar al resto de la gente que parece que está conmigo... Les hago gestos para que nos sigan. Levantando el escudo para protegerme la cabeza empiezo a correr en dirección a la extraña silueta que se esfumó cual sueño al final de la noche.

Cargando editor
27/01/2016, 00:15
Liam

-¡NIEBLAHHH!- Gritó el joven rubio sin poder evitar la inflexión aguda. Retrocedía encogiendose ante el ruido de las saetas surcando el aire visiblemente nervioso. -¡Niebla! niebla niebla niebla... Condensación del agua en gotas demasiado pequeñas para caer al suelo debido a su peso, lo que les permite suspenderse en el aire. Se produce por la evaporación de la humedad del suelo o la vegetación. Puede que nos encontremos cerca de una gran masa de agua como un lago. O quizá estemos en un páramo. O puede que simplemente un frente caliente este arresiando esta zona en poca invernal.-

Derrepente se detuvo en seco y giró hacia atrás, casi completamente desorientado miraba alrededor como si estuviese buscando algo en una habitación atestada de cacharros

-Podríamos desplegarnos en una formación defensiva y devolverles el fuego si pudiesemos verlos.- Agitaba sus manos como quierendo coger algo del aire y arrancarlo de cuajo -Pero esta maldita niebla no nos deja verles-

Los pasos cada vez mas cercanos le sacaron de su diatriba de forma precipitada, al intentar ponerse a la altura de sus compañeros tropezó y cayo al suelo. Siguió retrocediendo arrastrándose como pudo sobre las palmas de las manos y empujando con sus pies.

-¡¡¡Ohhhh!!!- Gritó de nuevo como si hubiese descubierto algo importante. En su afán tropezó con uno de sus compañeros, un hombretón que le ayudó rápidamente a incoporarse -¡Pero entonces ellos tampoco pueden vernos!- le dijo al hombre cogiendole de los hombros

-Eso es una ventaja táctica Así que... ¿Que estrategia debemos emplear gradullón? ¿cual debe ser nuestro próximo paso?- le pregunto mirandole muy cerca a la cara con una amplia sonrisa y una mirada complice. -Le seguimos a ella. ¡Corremos!-

Y se lanzó desbocado por la senda que la chica peliroja había dejado tras de sí.

Cargando editor
27/01/2016, 09:01
Arven

Podría haber dicho que la impotencia era su peor enemiga pero no habría sido cierto y Arven podía ser muchas cosas... pero jamás una mentirosa. Claro que la niebla jugaba un factor clave en su agotamiento, por supuesto que la impotencia de no saber dónde estaba lo que fuera que fuese lo que les atacaba pero, sin lugar a dudas, el peor enemigo al que podía enfrentarse era a ella misma.

Sentía un aguijonazo en los pulmones por el cansancio al respirar, todo su cuerpo se resentía de la tensión.

¿Pero qué...?, al mismo que su propia desorientación se hacía visible más allá de la confusión por aquella situación en la niebla su mente pareció reaccionar y ser consciente de dónde estaba. Era como si hasta entonces hubiese estado distraída, ausente de su propio cuerpo mientras éste se unía a alguna especie de batalla.

Esto no puede estar pasando. Aunque era evidente que sí que podía pasar porque lo estaba viviendo en sus propias carnes.
La voz de una mujer impelía a una retirada estratégica, la buscó con la mirada y constató que estaba poniendo pies en polvorosa. ¿Era ella quien estaba al mando?

Una súbita vergüenza ajena la embargó. ¿Cómo podía prestarse a una retirada? ¿Tan segura estaba de que allá donde iba estaría más segura que allí?
Una retirada a tiempo era una victoria pero Arven no era una mujer que se dejase llevar por las tácticas militares sino que hacía frente a cualquier peligro sin importar lo grande e invisible que éste fuese.

Así debía ser.

-¡Os cubro!-dijo alzando la voz. Ella no sería la primera en seguir a nadie huyendo de la batalla, el muro que le servía de refuerzo era suficiente apoyo y su voluntad lo único que necesitaba para enfrentarse a aquello que bien podía perseguir a los que se retiraban. Es una vergüenza intolerable acabar con un enemigo que huye, y como era una injusticia ella estaba dispuesta a darles una lección a los que pudiesen pisar los talones de los que se iban siguiendo una versión propia de "quien roba a un ladrón mil años de perdón".

Se afianzó contra el muro, inhalando dolorosamente con una mueca de agotamiento pero sin desviar su atención del camino que el resto de figuras tendría que seguir. Si algo o alguien iba tras ellos ella lo vería y le ajusticiaría tal y como estaba mandado.

Sacudió la cabeza mientras los hombres seguían a la pelirroja y se retiró un mechón dorado que le caía sobre la nariz. No debía reprocharles su actitud pero no la compartiría aunque ello le llevase a la muerte en la niebla.

Cargando editor
27/01/2016, 13:28
Mòr

La desorientación ha hecho mella en mí. Por un momento vuelvo a mirar a los dos lados e intento poner nombre a aquellas caras que me resultan familiares pero que no consigo ubicar. El arquero... la chica pelirroja..., vuelvo a mirar al otro lado para observar al nervioso chico rubio, algo en mi interior me llama a protegerle.

-...mos, ráp..do! ¡S..idme!- El sonido llega ahogado por la niebla y el hecho de que las palabras no se habían dicho especialmente altas. Como quiera que fuese, mi cerebro las había traducido rápidamente en una invitación a seguirla y había identificado, sin saber todavía como, la voz como la de la mujer pelirroja.

Vuelvo la cabeza hacia el lugar del que viene la voz y a los pocos instantes algo choca conmigo. Asustado temo lo peor. Mil cosas pasan por mi mente pero la peor de ellas es la posibilidad de morir sin recordar como he llegado allí. Por suerte se trata tan solo del chico rubio de habla nerviosa y rápida. Me suelta unas cuantas frases como si las disparase, rápidas, atropelladas. Rebusco en mi sesera antes de poder comprender.

- Eh...- digo dubitativo, - sí, corramos, parece que sabe lo que se hace -. Y palmeándole el brazo le invito. -Tú primero. Yo te cubro-.

Mi cabeza bulle con mil cosas a punto de estallar. Recordar, desearía tan solo poder recordar.

Cargando editor
27/01/2016, 15:04
Narrador

La niebla parece aclararse ligeramente entre vosotros, aunque por un extraño efecto sigue siendo igual de densa a vuestro alrededor. Una joven pelirroja se separa ligeramente del muro derruido que usábais como parapeto y levanta su bastón para llamar vuestra atención mientras os insta a que la sigais. Un girón de bruma parece enredarse en la punta de su carath, ocultando la punta metálica cuando la alza sobre su cabeza.

Al mirar hacia ella un nombre resuena en vuestras cabezas. "Yldiane". Al pensar en la chica vuestra sensación de desorientación disminuye ligeramente, como si estuviéseis acostumbrados a seguirla. Pero, si ese es el caso, ¿podéis confiar en su guía que aparentemente os ha llevado a estar completamente perdidos?

Un joven con el pelo largo y canoso es el primero en dar un paso en su dirección, aunque no tarda en pararse fijándose en el escudo de la chica rubia que tenía a su lado, adornado con una cabeza de caernide sobre un fondo verde. "Ean", recordáis el nombre, aunque por algún motivo no os transmite demasiada confianza.

Durante un momento el arquero se queda parado, pero su aviso de que alguien os intenta flanquear sirve para que la guerrera de un paso en dirección contraria a Yldiane, anunciando con determinación que ella cubirá la retaguardia. "Arven", pensáis al verla sin poder evitarlo y, sin saber exactamente por qué, su reacción para enfrentarse a cualquiera que se acerque no os sorprende lo más mínimo.

Dubitativo, el chico rubio que estaba más retrasado, empieza a hablar sin parar, a pesar de que los pasos a los que hacía referencia el arquero se aproximan en su dirección. "¡No empieces otra vez, Liam!", pensáis prácticamente al unísono. Sin embargo un chico de gran tamaño con una espada acorde a su envergadura pero que, a pesar de todo, se las apaña para transmitir una sensación de tranquilidad le espera y le acompaña dejando a la guerrera y el arquero ocupar posiciones en la retaguardia. Sorprendentemente, recordáis su nombre en cuanto empieza a moverse. "Mór".

Los dos jóvenes no tardan en llegar junto a un caballero que les espera justo detrás de vuestra guía. Al acercarse, sin embargo, no pueden evitar un gesto de sorpresa al ver los símbolos de la iglesia del Templo en su escudo y su jubón. Le conocéis, eso es evidente en cuanto recordáis el nombre de "Urvan", pero algo en vuestro interior se revuelve contra los símbolos de una fe que no compartís.

Los pasos que tanto Ean como Liam habían escuchado con anterioridad se hacen cada vez más audibles para todos y una silueta se empieza a perfilar entre la niebla, avanzando con precaución. Yldiane se aleja de ella, moviéndose con agilidad entre varias piedras derrumbadas de lo que en algún momento pudo ser un edificio, al mismo tiempo que busca un camino para alejarse de los disparos de ballesta que estáis recibiendo.

Un nuevo chasquido os avisa de otro ataque de vuestros invisibles asaltantes. Sin embargo, esta vez no viene acompañado por el sonido de una punta de metal impactando en la piedra, sino por otro mucho más húmedo cuando el perno de la ballesta se clava en el brazo de Mòr, que a duras penas puede ocultar su inmensa figura tras la pared derrumbada.

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Motivo: Disparo

Tirada: 1d10

Resultado: 10(+5)=15

Tirada oculta

Motivo: Objetivo

Tirada: 1d10

Resultado: 4

Tirada oculta

Motivo: Crítico?

Tirada: 1d10

Resultado: 6

Notas de juego

Bueno, eso es mala suerte: un 10 en ataque hace que el disparo a "bulto" impacte en el objetivo más probable. Mór, apúntate tres puntos de daño, cambiando los círculos por equis. Siguen quedándote dos puntos en el nivel de salud "bueno" así que no tienes ningún tipo de penalización.

Cargando editor
27/01/2016, 15:54
Narrador

Escudriñas la niebla y consigues distinguir las siluetas de vuestros atacantes, parapetados tras un muro que antaño se alzaba en paralelo al vuestro. Puedes ver dos personas disparando y un movimiento rápido delata a otro más, aunque tu memoria, de la que no puedes fiarte demasiado ahora mismo, parece insistir en que hay cuatro guerreros tratando de acabar con vosotros.

Los pasos que Ean ha escuchado antes detrás de vosotros son también perfectamente audibles para ti. No está segura de si se trata del cuarto hombre, pero en cualquier caso parece mejor no luchar ahora mismo y, antes de que llegues a ver la silueta, avanzas a cubierto entre las rocas.

El gigantón que va con vosotros, ¿Mór?, no parece estar acostumbrado a moverse en sigilo y es alcanzado por uno de los ballesteros. Sin embargo, sabes que puedes ponerles a salvo caminando en la dirección que lleváis ahora y tu intuición no te suele fallar.

Notas de juego

Sí, la tirada está bien hecha. ¡Muchas gracias! Yo prefiero que las tiradas de percepción las hagáis ocultas, efectivamente, pero a vuestro gusto.  De hecho, también prefiero que hagáis tiradas cuando lo consideréis oportuno... Pondré algo en el off-topic al respecto.

Cargando editor
27/01/2016, 16:22
Narrador

Arven se queda un poco más atrás y Ean espera con ella, fijándose en que ambos están conectados por el emblema del escudo y la armadura del arquero. Mór y Liam pasan a vuestro lado cuando una silueta se empieza a perfilar en la niebla. Aún no podéis distinguirla con claridad, pero sí observáis que en su mano lleva un arma larga, probablemente una espada dada la forma en la que la sujeta.

Notas de juego

*Ean, entiendo que eso es lo que pretendías, aunque en la confusión de la escena has mezclado a Yldiane y Arven.

Tirad iniciativa, por favor: 1D10 + velocidad (está en la tabla de combate de vuestra ficha).

Cargando editor
27/01/2016, 16:31
Arven

-¡Deprisa!- apremió la joven rubia a  Mór y Liam cuando ambos pasaron por su lado. Una nueva salva de proyectiles le obligó a levantar el escudo y refugiarse tras él con un gruñido apretando los dientes al hacer el esfuerzo de mantener el escudo levantado. Las correas de la parte interior del escudo se clavaban despiadadamente en la palma de la mano y si alargaba el tiempo de mantener el escudo en alto en seguida notaba un latigazo que le recorría desde el codo hasta el hombro.

Espiró lentamente, tosiendo ligeramente al quedarse sin aire en los pulmones antes de llenarlos con el aire frío y húmedo de la niebla que les rodeaba.

-Ahí- dijo a media voz y entornó los ojos forzando la vista para discernir la figura que se perfilaba. Golpeó con la espada la madera del escudo varias veces, ignorando los quejidos de sus brazos.

- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d10

Resultado: 2(+8)=10

Notas de juego

Dejo el post lo pongo en solo al director porque no sé qué destinatarios ven o no lo que hace Arven así que el master manda XD

BBB: ¡Gracias! Destinatarios editados... XD

Cargando editor
27/01/2016, 21:53
Ean

Me sudan las manos, tal vez la maldita niebla se me ha pegado a la piel. Así es difícil disparar.

-No veo, maldita sea, Arven -me atrevo a pronunciar el nombre, como si fuera la primera vez, cuando conoces a alguien, aunque de algún modo lo recuerdo, luego la sensación es contradictoria, y no ayuda a mitigar la tensión. Mór y Liam pasan a su lado a toda velocidad.

Palpo la aljaba a mi espalda en busca de las flechas, pero mi decepción es máxima cuando advierto que apenas tengo para dos disparos, que desde luego no puedo desperdiciar con un simple bulto informe.

-No sirvo de nada aquí, Arven. Ni tú tampoco, vámonos. -le impreco, le ruego, sabiendo en fondo que mi tozuda compañera no suele dar su brazo a torcer. El sonido de la flecha le deja sin aliento. Es la que no escuchas la que te mata, le dijo alguien, ahora desconocido, alguna vez. Escucho cómo se clava en la carne, un sonido al que estoy familiarizado. Un tiro de los de uno en un millón, con esta maldita bruma. Mala señal. Es de los nuestros. Ahora no es momento para morir.

-Vám...-iba a repetir, pero la palabra muere en mi boca, cuando veo cómo se la figura se va delimitando mientras se aproxima y comienzo a distinguir la espada en su mano. Tenso en arco y me dispongo a disparar. Maldita sea.

- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d10

Resultado: 4(+7)=11

Notas de juego

*Ean, entiendo que eso es lo que pretendías, aunque en la confusión de la escena has mezclado a Yldiane y Arven.

Je je je je. En realidad quería salir corriendo. Culpa mia. Si lo cuento no volverá a pasar.

Cargando editor
27/01/2016, 22:34
Yldiane

Escucho como las flechas silban a nuestro alrededor. Y luego el distintivo sonido de metal contra carne. Mierda. Me giro, intentado ver cuál de nuestros compañeros ha sido el receptor del ataque, y atisbo a Mòr poner una mueca de dolor, pero parece que continúa moviéndose en esta dirección. Y a lo lejos veo a Ean, y Arven... cosa que no me sorprende de la última. La bruma de mi cabeza no se termina de disipar, sigo algo desorientada, muevo un poco la cabeza, intentando disiparla. Nada. Apretando fuertemente el puño de mi espada, señalo las ruinas a las que me dirigía:

- No paréis, ¡en guardia! Son cuatro los que nos persiguen - apremiando a mis compañeros que me han seguido. 

Vuelvo sobre mis pasos rápidamente, sin ahora prestar atención al ruido que hacen mis pisadas. No puedo dejarles atrás

- ¡Arven! ¡Ean! ¡Nos vais a matar a todos! - grito - maldita sea... haced caso a vuestro guía - escupo más para mí que para ellos.