Salgo de mi estupor, provocada por el repentino despertar y la situación en sí y me incorporo a toda velocidad para sujetar a Artros.
- Venga, tranquilo - aunque mi voz no suena muy convincente - Morrowir, Itán, deprisa sujetarle las piernas.
Sujeto al pícaro abrazándome a él por la espalda tratando de agarrarlo con fuerza pero era superior a mis fuerzas, necesito la ayuda de mis compañeros para inmovilizarle.
Motivo: Fuerza
Tirada: 3d6
Resultado: 5, 6, 1
Lástima que mi Pj no conozca el conjuro Debilitar podría venir bien.
Debéis lanzar 3d6 por fuerza....
Ante las palabras del enano y posterior pedido de la hechicera, enfundo mi espada y me apresto a aprisionar a Artros con todas mis fuerzas.
Motivo: fuerza
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 1, 2
Fuerza: 6,1,2 +2= 11
Yo sigo con el ataque...
Motivo: Fuerza
Tirada: 3d6
Resultado: 3, 3, 3
Algo aturdido al ver a mi compañero en el estado en el que jamás querría verme a mí -así que esto es lo que parezco...-, tardo en reaccionar y no me muevo hasta que Kazurh empieza a ladrar las órdenes adecuadas al momento. Como un autómata, y aún algo embobado por el aspecto de Artros, trato de concentrarme en inmovilizarle una pierna...
- Tranquilo, amigo... -consigo decir por fin, intentando encontrar una mirada humana tras el velo amarillo que tan bien conozco.
Motivo: Fuerza
Tirada: 3d6
Resultado: 5, 2, 2
Entre los cuatro, lográis contener a Artros que se debate con rabia entre vuestras manos tratando de morderos y golpearos. Por fin, con un esfuerzo vertéis el contenido de la botellita en su gaznate y lo sujetáis con fuerza. Poco a poco se va calmando y perdiendo ese color amarillento del rostro y de la mirada. Finalmente, agotado, cae inconsciente.
Tras un rato, el enano, libera su presa y después lo hacen el resto. No obstante, no estáis muy convencidos y decidís atarlo.
Después de dejarlo inmovilizado os relajáis. Os sentáis mientras os miráis unos a otros y de soslayo a Itán. Queda poco tiempo... tres dias dijo la anciana... tres botellitas... y ya van dos..
- Tenemos que darnos prisa - intervengo una vez que se ha calmado con aire preocupado - descansemos lo queda de noche y mañana partamos los antes posible, el tiempo apremia.
Miro derredor esperando que en cualquier momento aparezca algunos de esos chasind. Trato de buscar sombras con los ojos en la penumbra. Aquél lugar me está poniendo nerviosa.
Sombrio por la situacion vivida, escucho las palabras de la hechicera y a regañadientes asiento que se queden ella y el enano de guardia mientras Itan y yo descansamos lo que falta para despuntar el alba. Me pongo la manta por el suelo y me acobijo en el lugar, sin poder dejar de echar miradas hacia Artros, Itan y la negrura que nos rodea. Cuando finalmente logro conciliar el sueño me atormentan oscuras pesadillas que me hacen dar saltos y despertarme de a ratos.
El resto de la noche pasa con tranquilidad a pesar de los nervios. El alba llega y con ella os despertáis entre el piar de los pájaros. El cielo amanece semicubierto pero de momento no amenaza lluvia. No hay rastro de los chasind. Es hora de comer algo y ponerse en marcha.
El cuervo, vuela hasta los petates y empieza a picotear el de la maga reclamando su comida.
Con el cuerpo aun entumecido debido al clima y el mal dormir, me pongo de pie de un salto al oir el piar de las aves. Mientras el resto del grupo se va incorporando echo un vistazo a los alrededores sin ver señales de los Chasind, lo cual lejos de darme tranquilidad me huele a pescado podrido.
Aunque realmente no podiamos perder más tiempo, debiamos llegar donde fuera que ese maldito pajarraco nos llevase antes de que se acabaran las botellas o terminariamos estrangulados por Itan o Artros en uno de sus ataques de rabia.
-El pajaro parece más hambriento que de costumbre, espeor que sus bichos nos alcancen hasta llegar a destino
Comento a la hechicera mientras levanto las cosas del improvisado campamento, alistandome para emprender la caminata por el cenagal.
La luz se cuela entre mis párpados causándo un dolor profundo en los ojos.
Mi cabeza está embotada y las articulaciones no responden
TErmino de abrir los ojos y observo la situación. Intento pensar en lo que ha podido pasar y me hago una idea por el mal sabor de boca que tengo.
Tras aguantar las miradas estoicamente, decido dormir la que quizá sea mi última noche a pierna suelta, aunque finalmente me despierto intranquilo poco antes del alba. Ya desvelado, observo cómo clarea el cielo y comienzo a prepararme en cuanto lo hace el resto del grupo.
- Debemos darnos prisa. Artros y yo encabezaremos la marcha, así podréis tenernos controlados.
La desconfianza de nuestros compañeros hacia nosotros es ya un hecho, no tiene sentido entorpecer la colaboración poniéndonos aún más en guardia o a la defensiva...
Mis ojos se despegan poco a poco y me sorprende estar de una pieza todavía. La noche había sido lenta y el sueño intranquilo y poco reparador. Tenía la sensación de que un velo de intranquilidad flotaba en la noche...y la amenaza constante de los chasind. Un sonido rítmico le hace volver a la realidad, observo meditabunda el pájaro negro picoteando mi petate.
- Qué pasa amigo emplumado, ¿tienes hambre? - sonrío, las palabras del elfo me recuerda que el tiempo apremiaba - comamos algo ligero y partamos, tenemos que aprovechar la luz diurna para abarcar todo el trecho que podamos.
Me incorporo como si un resorte en mi espalda se activara.
Lilith, abre el saco de los "bichos" y se lo ofrece al cuervo, el cual coge uno de aquellos gordos escarabajos y se lo zampa. Grazna y coge otro antes de echar a volar hacia la ciénaga.
Coméis frugalmente. Lo ocurrido durante la noche pesa sobre el grupo y todo son miradas de desconfianza y caras largas. El enano, es el primero en estar listo y con la mula preparada. Itán y Artros se apresura a abrir la marcha. Las nubes pasan oscuras por el cielo pero sin amenaza de descargar. Echáis un vistazo. Ahí están de nuevo los chasind. A distancia, al igual que ayer.
Una vez dispuestos y bajo el sol naciente, os ponéis en marcha hacia la laguna echando constantes miradas hacia atrás. De vez en cuando algún chasind se deja ver saltando de una mata a otra.
Finalmente, tras casi un hora, alcanzáis los límites de la marisma. El aire es fétido y viciado. Hace calor y un tenue vaho surge del agua estancada. La marisma está salpicada de árboles retorcidos y resulta difícil ver a más de quinientos pasos. El cuervo, vuela en línea recta sobe el agua hacia un par de árboles que forman una especie de W.
- Malditos - gruño fastidiada - parece que no nos van a dejar en paz. Parecen una sombra acechante que traen la desdicha a este apestoso lugar.
Guardo mi petate y mis cosas con gestos enérgicos y me dispongo para la marcha.
- No deben de tener otra cosa que hacer para andar siguiéndonos
Ante los comentarios de Lilith le digo intentando que no lo oigan el resto.
- Estoy pensando que quizas nos sigan para obtener lo mismo que nosotros vamos a buscar, de lo contrario ya nos hubiesen atacado por la noche mientras dormiamos. O quizas esperen a que sucumbamos a la rabia para darnos una muerte digna.
Luego me quedo ala retaguardia de la comitiva, pidiendole al enano que mantuviera el paso junto a Itan y Artros, aunque usando como excusa su firmesa en los pasos para aquel terreno tan accidentado. El olor era casi nauseabundo y deseaba que el viaje terminase pronto antes de que jamas pudiese sacarme esa pestilencia de mi nariz.
Aún siento el mal aliento de la rabia.
Como saboreando intensamente la escasa comida y me apresuro en el paso.
Vamos, vamos, tenemos que llegar cuanto antes, hay que llegar.
El ambiente no contribuye a mi bien estar, no dejo de mirar al cuervo, esperando que haga una señal esperanzadora, pero lamentablemente eso no llega.
Esos árboles, esos árboles tienen buena pinta...
Encabezo la marcha junto con Artros, tratando de impulsar la marcha de todos con un ritmo de zancada fruto de la desesperación que comienza a crecer dentro de mí. Las palabras de mi compañero, lejos de traerme esperanza, me recuerdan la propia necesidad que tengo de llegar a mi objetivo antes de que la rabia me consuma...
- Estoy contigo, Artos. La marcha de hoy es a vida o muerte...
¿Cambiaré, si sobrevivo? ¿O seguiré dando tumbos por el mundo, vendiendo mi brazo y mi alma al mejor postor?
Acosado por sombríos barruntos, continúo caminando como presa acosada por los lobos.
Os ponéis en marcha tras el cuervo. Pero por desgracia él vuela recto sin importarle lo profundo de la ciénaga y os dais cuenta que no podéis seguirle en línea recta. Os adentráis en la ciénaga chapoteando en el agua estancada y buscando las zonas menos profundas. A menudo debéis rodear anchas extensiones de agua cenagosa para seguir avanzando. El aire es sofocante y los insectos zumban a millares a vuestro alrededor. Muchas veces el agua os llega a los muslos y tras una larga marcha alcanzáis la zona de los árboles en W. El cuervo grazna y echa a volar de nuevo hacia un grupo de árboles que se divisa entre la bruma de la ciénaga. Miráis atrás. Los chasind están en la orilla pero no hacen ningún intento de seguiros. Os miran y simplemente se dan la vuelta para perderse entre los matorrales.
Sin aliento, observáis al cuervo. No parece que haya más de media milla hasta allí pero la zona parece más peligrosa y la mula ya ha trastabillado varias veces.
Debéis hacer una tirada 3d6... para seguir avanzando y si queréis de percepción.
Avanzo implacable pero maldiciendo.
- ¡Maldita agua cenagosa! ¡maldito pájaro!
El camino es arduo y caminar en esas condiciones es fatigoso y aturdidor. No obstante no me dejo abatir y sigo adelante esperando que las fuerzas no me abandonen.
Tirada oculta
Motivo: Percepción
Tirada: 3d6
Resultado: 4, 1, 2
Tirada oculta
Motivo: Aguante
Tirada: 3d6
Resultado: 3, 6, 2
Percepción +1
Destreza +1